jueves, 31 de marzo de 2022

Vá estar....guapu!!!

Piden 9 años de inhabilitación para el exalcalde Wenceslao López y otros nueve concejales de Oviedo LA VOZ OVIEDO OVIEDO Wenceslao López, concejal del PSOE en el ayuntamiento de OviedoWenceslao López, concejal del PSOE en el ayuntamiento de Oviedo Irán a juicio el próximo 5 de abril por un supuesto delito de prevaricación por la autorización del mercado de Gascona pese a los informes desfavorables de los técnicos. 30 mar 2022 . Actualizado a las 12:47 h. Comentar · 2 La Audiencia Provincial acogerá el 5 de abril la vista oral contra el anterior equipo de Gobierno del tripartito de Oviedo, liderado por el exalcalde socialista Wenceslao López y formado por otros nueve ediles de PSOE, Somos e IU, que afrontan una petición fiscal de 9 años de inhabilitación por un supuesto delito de prevaricación por la autorización del mercado de Gascona pese a los informes desfavorables de los técnicos. El Ministerio Fiscal sostiene que, en la sesión ordinaria de la Junta de Gobierno Local celebrada el 2 de marzo de 2018, los acusados acordaron por unanimidad autorizar a la Asociación de Hosteleros de Gascona la ocupación de la vía pública para la celebración del llamado «Mercau de la Gascuña», en la calle Gascona de Oviedo, el primer domingo de cada mes. La Junta de Gobierno concedió la autorización pese a que, según relata la Fiscalía, era contraria a la Ordenanza Municipal Reguladora de las Ocupaciones de Espacios Públicos, que fue publicada en el Boletín Oficial del Principado (BOPA) el 20 de febrero de 2017 y a la Ordenanza Reguladora de la Venta Ambulante, publicada el 31 de diciembre de 2005. La Fiscalía sostiene que el exalcalde y los nueve ediles adoptaron esta decisión «atendiendo a su mera voluntad personal», con «pleno conocimiento de que actuaban al margen de la legalidad» y «en contra de los informes técnicos que figuraban en el expediente administrativo». Estos informes eran contrarios a la autorización y, sin embargo, la Junta Local le dio el visto bueno «sin motivar mínimamente la razón de que les llevaba a concederla», señala el Ministerio Público, que advierte de que no había otro fundamento que «el designio inevitable» de los acusados de autorizar «a toda costa el evento». Una decisión que, según la Fiscalía, comprometía «seriamente» los intereses de terceros, incluso la «seguridad pública». El Ministerio Público pide que sean inhabilitados durante nueve años, lo que implicaría la pérdida de la condición de alcalde o concejal, así como la posibilidad de concurrir a ningún tipo de elección o ser nombrado para puesto representativo, ejecutivo o gestor por una autoridad pública durante ese espacio de tiempo. No obstante, en caso de ser condenados, no implicaría la pérdida de su condición de funcionario, si la tuvieran, según ha precisado la Fiscalía. La vista oral está señalada el 5 de abril en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, a partir de las 10:00 horas; informa Efe.

Pumares lleva razón....

Pumares reprocha a Barbón su silencio ante el cierre de oficinas de Unicaja El líder de Foro recuerda que los gobiernos socialistas permitieron la progresiva desvinculación de Liberbank con el Principado. Por Diego Díaz Alonso 31 marzo 2022 Adrián Pumares. Foto: Iván G. Fernández Recomendados Arranca la segunda entrega de RADAR con una selección de 25 películas 31 marzo 2022 Dixebra llancen el 22 d’abril el so trabayu nuevu 31 marzo 2022 Los videojuegos patrióticos de Putin 31 marzo 2022 Diputaos d’izquierdes piden la lliberación del periodista Pablo González, encarceláu en Polonia 31 marzo 2022 Diego Díaz Alonso Diego Díaz Alonso Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes. El secretario general y portavoz parlamentario de Foro Asturias en la Junta General, Adrián Pumares, mostró este miércoles su rechazo al cierre de sucursales bancarias en Asturies durante la Comisión de Hacienda. En palabras del diputado forista “el Gobierno de Asturias no puede mirar para otro lado ante la decisión de Unicaja de cerrar oficinas en las zonas rurales de Asturias, porque los sucesivos Gobiernos socialistas son cómplices de haber trasladado el centro de decisión de la antigua Caja de Ahorros de Asturias lejos del Principado” Pumares afirmó que “es un grave problema” para la región, pese a que “muchos llevamos tiempo alertando de las consecuencias de que el centro de decisión de lo que era la Caja de Ahorros de Asturias pase a estar a 1.000 kilómetros del Principado”. El dirigente forista mostró su preocupación porque “de los 24 cierres de sucursales programados, once corresponden a oficinas de las cuencas mineras y nueve a concejos del occidente de Asturias, por lo que afectarán a zonas que ya están lo suficientemente discriminadas”. Pumares recordó que la Junta General tiene una representante en la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, “que con la conveniencia de los gobiernos socialistas de Asturias se ha convertido en una mera tenedora de acciones del banco resultante entre Liberbank y Unicaja. Pero no parece que haya demostrado demasiado interés por evitar estas decisiones que atacan gravemente a los intereses de Asturias ni tampoco por informar a esta cámara de los planes de Unicaja”.

Mirando a Feijóo.....

Ana Pontón: “Ni Feijóo es moderado ni es un buen gestor” José Enrique Monrosi 27 de marzo de 2022 20:10h @monrosi Ana Pontón (Sarria, Lugo, 1977) está de paso por Madrid. La líder del BNG no frecuenta los ambientes políticos de la capital pero esta vez decide hacer una breve incursión para acudir a la presentación de un libro del filósofo gallego Antón Baamonde. La obra, titulada Unha nova Olanda (editorial Galaxia), reflexiona sobre los efectos que tiene en el territorio gallego una capitalidad tan marcada como la madrileña. “Funciona como una especie de aspiradora de recursos y de talento”, explica Pontón. Entre ese talento emigrado no incluye a Alberto Núñez Feijóo. La también líder de la oposición gallega conoce bien al nuevo presidente nacional del PP. “Ahora lo vais a descubrir vosotros”, dice sonriendo mientras asiste al azaroso aterrizaje de su contrincante en la política estatal. De la mano de Pontón el BNG pasó en las últimas elecciones de 6 a 19 diputados en el Parlamento de Galicia. Dicen las encuestas que su liderazgo y el proyecto político que encabeza están lo suficientemente consolidados como para ser la principal alternativa de Gobierno en la Xunta. Dice Feijóo que se viene a vivir a Madrid en busca de la libertad. ¿Lo tenían ustedes allí encerrado? Es espectacular que el presidente de la Xunta de Galicia quiera huir del país que preside porque necesita libertad. No sé si es que se sentía atrapado en la Galicia que preside Feijóo. Igual quiso hacerle la pelota a Ayuso pero desde luego lo que le ha hecho es un feo a los gallegos y gallegas. ¿Cómo asiste a su aterrizaje en la política estatal? Lo buscaba desde hace mucho tiempo y su alfombra roja ha sido un caso de corrupción en el PP. Y él no ha llegado pidiendo que se investigue sino que se esconda debajo de la alfombra. Es un buen retrato ético de quién es Feijóo. En sus primeros días al frente del PP ha encadenado varias declaraciones desafortunadas sobre la violencia machista, el autismo o la salud mental. Usted, que lo conoce bien, igual lo sabe: ¿No le hemos pillado en su mejor semana o no nos han exportado ustedes al gallego con más sensibilidad del mundo? Lo que me parece más duro es que frivolice con algo tan terrible como que a una madre le maten a sus hijos y diga que eso no es violencia machista. Me parece terrible. Él mismo se corrigió. Sí, aunque sin disculparse. Además él sabe de lo que estamos hablando porque en Galicia, y a propuesta del BNG, aprobamos que la violencia vicaria sea considerada violencia machista en la ley contra la violencia de género con carácter retroactivo. Hay temas con los que no se puede jugar. Ha demostrado una gran insensibilidad con la salud mental o las personas autistas. A mí no me sorprende, ese es Feijóo. Igual que la contabilidad del PP, Feijóo tiene una cara B que estáis descubriendo ahora. Ana Pontón, tras la entrevista Carlos Pina Usted no cree entonces que sean los primeros pasos erráticos de alguien que no está acostumbrado a competir con la extrema derecha, como tiene que hacer ahora. Usted lo que piensa es que Feijóo es así. Yo le animo a que venga a alguna sesión de control para ver en acción quién es Feijóo. Estas cosas forman parte de cómo él entiende la política. Aquí ahora el debate es si es más de centro o más de derechas. Del uno al diez, ¿cuánto diría usted que es de derechas Feijóo? Que se defina él. Yo lo que puedo decir es que Feijóo ni es moderado ni es buen gestor. Los datos están ahí. Durante su mandato han emigrado 200.000 gallegos, la mayoría jóvenes. No ha sido capaz de salvar a ninguna industria, hay 14.700 empleos menos en el sector industrial. Ha gobernado para los grandes lobbies económicos. Fíjese en un detalle: cuando accede por primera vez a la presidencia de la Xunta, con el primero que se da un abrazo el día de su investidura es con Ignacio Galán (presidente de Iberdrola). Si alguien cree que se va a encontrar a un hombre de estado con visión estratégica creo que se va a llevar una decepción terrible Bueno, me había asustado. Se ha dado abrazos más complicados. Sí, su álbum de fotos es una fuente de información objetiva respecto de quién es. Pero él ha gobernado para otros lobbies. Tenemos el menor número de plazas públicas en residencias de todo el estado y ha favorecido un pelotazo a Domus VI, una de las empresas que se ha comportado como habéis contado en infoLibre en lo peor de la pandemia. También nos deja una sanidad pública contra las cuerdas tras un proceso de privatización, que no es una patente exclusiva de Madrid. Si alguien cree que se va a encontrar a un hombre de estado con visión estratégica creo que se va a llevar una decepción terrible. Sin embargo, parece que este hombre se podía haber hecho viejo allí ganando elecciones. Yo tengo la visión contraria. Ah, ¿sí? Sí. Creo que si Feijóo se hubiera vuelto a presentar el escenario hubiese sido muy diferente. En cualquier caso, para ustedes es una buena noticia política, imagino, que Feijóo se marche. Para nosotros la buena noticia sería que hubiese soluciones para la crisis que se está viviendo en este momento, que no se siga tirando pescado y leche, que la gente joven no tenga que emigrar, que recuperemos la sanidad pública… Esas serían las buenas noticias, pero esas cosas no van a pasar con un gobierno del PP, ni con Feijóo ni sin Feijóo. Nosotros nos centramos en dar esperanzas y alternativas a los gallegos y a las gallegas. Objetivamente sí que abre la puerta a que se muevan las cosas y a que ustedes tengan más opciones en las próximas elecciones, ¿no? El PP está muy nervioso en Galicia porque tiene enfrente una alternativa unida y muy sólida que es el BNG. En las últimas elecciones pasamos de 6 a 19 diputados. Mucha gente nos está mirando con expectativas porque tenemos un proyecto de futuro. Hablaba al principio de que Madrid actúa como una especie de aspiradora que lo atrae todo de territorios como Galicia. Gallego es el nuevo líder de la oposición y gallega es la vicepresidenta. Ya podrían cambiar el reglamento del Congreso para que les dejaran hablar en galego… A Yolanda Díaz también la conoce bien, ¿no? Claro, he estado en el Parlamento con ella. Es una política inteligente que tiene muy claras sus ambiciones. Aunque fue decepcionante su papel en la reforma laboral. No acabamos de entender cómo habiendo una mayoría en el Congreso que permitía una derogación íntegra se decidió bajar el listón. Convénzame de que el BNG no votó en contra de la reforma laboral por su competencia política con Yolanda Díaz. Nosotros estamos aquí para defender los intereses de Galicia y para avanzar en derechos sociales. Esa reforma era avanzar en derechos. Pero no recuperó todos los derechos arrebatados por el PP. Y nosotros lo que pedíamos era algo muy simple… O todo o nada. No, lo que no entendimos es por qué se impide a los grupos parlamentarios enmendar una ley que va a marcar la legislatura y por qué se bajó el listón de los derechos sociales que había que recuperar. Había una mayoría que permitía la derogación… Bueno, una mayoría no porque el PSOE no estaba en eso. El PSOE firmó un acuerdo que hablaba de derogación. ¿A ustedes se les quedaba corto el acuerdo entre patronal y sindicatos? A nosotros no, a los trabajadores. Porque si cuesta lo mismo que me despidan de una empresa con un gobierno del PP que con uno del PSOE y Podemos, algo está fallando… Ana Pontón, tras la entrevista Carlos Pina Lo que pasa es que ahora se despide menos. ¿Tú crees que no está habiendo despidos? Bueno, hablo de los datos del paro que se publican cada mes. No me refiero a las cifras récord de creación de empleo sino a la firma de contratos indefinidos, que es seguramente el principal cambio que introduce la reforma laboral. A la gente que tenía contratos temporales de días o semanas ahora se la tiene que hacer indefinida. Nosotros no dijimos que no hubiera aspectos positivos, lo que dijimos es que se había puesto el listón muy bajo y que había que recuperar todos esos derechos: las indemnizaciones a 40 días, los salarios de tramitación… Lo que no entendemos es cómo un demócrata acepta que al Congreso se le impida poder enmendar una ley tan importante como esa, por mucho que haya sido pactada en el diálogo social. El Gobierno ha perdido el pulso social y no es consciente de lo que la gente está viviendo en la calle Han estado varios días cerradas las lonjas de Galicia y de otros puntos de España por la huelga de transportistas. Galicia es además una comunidad donde la agricultura, la ganadería y la pesca tienen un gran peso. ¿Cómo ha visto la gestión del Gobierno ante el alza de precios y la propia huelga? Creo que el Gobierno ha perdido el pulso social y no es consciente de lo que la gente está viviendo en la calle. Muchas familias están sufriendo precios desorbitados de gasolina, de la bombona, de la factura de la luz… La situación es crítica para muchos sectores que ya estaban mal. No se le puede decir a los transportistas que tienen que trabajar a pérdidas y no se les puede caricaturizar diciendo que son gente de extrema derecha. Mi hermano trabaja en el transporte y te puedo garantizar que no es de extrema derecha. ¿Y se ha manifestado estos días? Ha estado parado, claro. Es muy preocupante que el gobierno de PSOE y Podemos esté generando tanta decepción incluso entre sus propios votantes. Y también me preocupa la gestión de Feijóo, que lo critica todo pero no ha tomado ni una sola medida. Hay quien ve con preocupación que ese malestar social pueda ser capitalizado por la extrema derecha. ¿Por qué no hay extrema derecha en Galicia? Porque los gallegos y gallegas no vamos a aceptar a una fuerza política que es racista, machista y antigallega. A las elecciones se presentaba cargando contra el Parlamento y contra el idioma gallego. Pero Vox tiene representación en Cataluña y en Euskadi. Pues en Galicia no tienen nada, ni un solo concejal. Por eso se lo pregunto. Pues eso es mérito de la sociedad gallega, y para mí es un orgullo poder decirlo. ¿Por qué es usted nacionalista? Porque Galicia necesita quien la defienda. ¿Y es independentista? Yo lo que defiendo es que, cuanto más poder de decisión tengamos, mejor para los gallegos.

Las Imposiciones Militares de Expansión....

China y el complejo Fukuyama El presidente de China, Xi Jinping Enrique Vega Fernández ENRIQUE VEGA FERNÁNDEZ 29 DE MARZO DE 2022, 17:21 El colapso del mundo soviético, entre 1989 y 1991, dejó una sola potencia hegemónica en el mundo, Estados Unidos. Hegemónica por doble partida doble: económica-financiera y militarmente y por sí misma y como primus inter pares en la OTAN, a la que presionó para que renunciara a su tradicional y limitado papel de defensa militar colectiva en caso de ataque armado a alguno de sus miembros y para que adoptara su ideología expansionista de larga data, bajo la excusa/argumento de la superioridad moral de occidente, fundamentada en su mayor desarrollo democrático y económico y la obligación que ello implica de imponérselo al resto del mundo mediante la presión y el chantaje económico y, si falta hiciera, la imposición militar (complejo Fukuyama). Su primera manifestación fue la conocida como Guerra del Golfo (1990-19991) y, tras salir trasquilado (1992-1993) en Somalia, al intentar suplantar la operación de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas con una operación de imposición de la paz, Estados Unidos impulsó la entrada de la OTAN en la antigua República Federal Yugoslava, donde, de igual forma, las Naciones Unidas y la Unión Europea intentaban controlar, mediante operaciones de mantenimiento de la paz, los procesos de disolución y desmembramiento de dicha Republica Federal. El resultado fueron las guerras en Bosnia Herzegovina (1995) y contra Serbia (1999) por la autodeterminación de Kosovo y las operaciones de imposición de la paz en dichos territorios IFOR (Fuerza de Imposición), SFOR (Fuerza de Estabilización) y KFOR (Fuerza en Kosovo). Cuando entra el nuevo siglo (que geopolíticamente para algunos empieza durante esta década de interregno y no en la fecha convencional del 1 de enero de 2000), la doctrina está asentada: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Irán, Corea del Norte, Sahel, expansión de la OTAN hacia los mismísimos límites (¿más también?) de Rusia, etcétera: hay que imponer la democracia liberal y el capitalismo made in USA, ya implantado como Western style, por las buenas o por las malas (complejo Fukuyama). Un expansionismo geopolítico que ha inclinado la política exterior y de seguridad y defensa estadounidense hacia el Pacífico, alumbrando la pesadilla de una nueva guerra fría Pero mientras, algo más ocurría en el mundo: la emergencia de un nuevo coloso, la República Popular China, heredera del antiguo mundo comunista, que escogiendo lo que mejor le ha parecido de cada uno de los dos mundos de la contienda ideológica de la Guerra Fría: autoritarismo y centralización económica limitada y capitalismo controlado por el Partido (socialismo con características chinas), ha alcanzado en estos últimos veinte años la categoría de segunda economía mundial y fabrica mundial tecnológica e industrial (socialismo en la nueva era). Lo que le ha permitido finalmente poder competir económica y tecnológicamente con Estados Unidos y el mundo occidental en general, provocando las consiguientes tensiones, que puede sostener y mantener debido a su extensión territorial, su población, su prestigio en el mundo no occidental (anteriormente conocido como Tercer Mundo) y su cada vez mayor potencia militar. El agresor geopolítico Pero de las cuatro grandes áreas en las que podríamos cifrar estas tensiones: comercial, tecnológica, geopolítica e ideológica, China no está interesada en esta última, la ideológica. Al contrario que el mundo occidental, obsesionado con su complejo de superioridad moral (complejo Fukuyama), que le impele a exportar e imponer sus concepciones jurídico-políticas (democracia liberal) y económico-financiera (neoliberalismo), China no parece tener demasiado interés en que se copie o imponga ni su capitalismo controlado por el Partido ni su autoritarismo desarrollista. Solo parece pretender, al menos por ahora, consolidarse como la fabrica y el banco del mundo. Un primer apunte sobre esta diferencia -que creo que es importante tener en cuenta- es el fondo cultural del que proceden ambas civilizaciones y que actúa a modo de inconsciente colectivo: el confucionismo en China y el ecumenismo en el mundo occidental. ¿Una Doctrina Monroe china? Aunque sea difícil para nosotros llegar a captar la esencia de una filosofía elaborada hace veintiséis siglos (siglos vi y v a.c) y que no hemos empezado a conocer hasta hace menos de doscientos años, el confucianismo parece basarse en el concepto o premisa de la “armonía”, que Confucio propugnaba entre gobernantes y gobernados, entre padres e hijos, entre esposos, entre amos y esclavos …, a través del respeto a la jerarquía y la tradición, el trabajo intelectual para el perfeccionamiento individual y la disipación de las dudas, no dejarse vencer por el miedo y una visión del ser humano como un ser social, no como un ser aislado (individualismo). No es de extrañar, por tanto, que este sustrato cultural tradicional chino sea un buen caldo de cultivo para los intereses y necesidades de las actuales autoridades chinas, cuya ideología se basa en el autoritarismo interno (respeto a la jerarquía), el socialismo (visión del ser humano como animal social), el desarrollismo (trabajo intelectual: tecnología avanzada), el conservadurismo soberano: no intromisión en los asuntos internos de otros Estados, no intromisión de otros Estados en los asuntos internos chinos (respeto a la tradición) y el revisionismo de la relaciones internacionales (no dejarse vencer por el miedo). Razón por la cual, China, la actual China, propugna la armonía entre todos los Estados del mundo, sin alianzas permanentes, mucho menos militares, sin imposiciones ideológicas y a través de la cooperación y la competición económica. Globalización económica, no cultural ni ideológica. La tradición cultural occidental, sin embargo, está basada en la concepción cristiana monoteísta de una iglesia universal ecuménica: al existir un solo dios, que además es el único verdadero, sus adeptos tienen la obligación de la predicación y la conversión de los no creyentes, porque su iglesia debe ser (mandato divino) ecuménica, es decir, universal, compuesta de todos los seres humanos. Razón por la cual, el mundo occidental lleva siglos de esfuerzo expansionista (frente al aislamiento histórico chino), primero para “cristianizar”, transformado en “civilizar” cuando la Ilustración impuso a la diosa Razón como el centro de todas las cosas, y finalmente para “democratizar” cuando, paulatinamente a lo largo del pasado siglo xx, se acabó por imponer la universalización del derecho de todos los pueblos y naciones a la autodeterminación. El expansionismo chino no exige contraprestaciones ideológicas, solo económicas y comerciales Un derecho a la autodeterminación cada vez más enfrentado con la llamada globalización, que, a través de las redes comerciales “globales” y de las leyes neoliberales del libre (que no justo) comercio, está llevando a las economías más débiles a depender de y estar subordinadas a las más fuertes, especialmente en el ámbito financiero. Dos concepciones diferentes del mundo y una misma ambición. La ambición común, primer estadio de sus enfrentamientos y de sus cada vez más agudas tensiones, es el control de la economía y de las finanzas mundiales, de las que tanto Estados Unidos (para mantenerlo) como China (para alcanzarlo) pretenden erigirse en su primus inter pares. Una competencia que geopolíticamente enfrentan de diferente manera. El expansionismo chino no exige contraprestaciones ideológicas, solo económicas y comerciales, de las que es un buen ejemplo el corredor económico y de cooperación y desarrollo conocido como Ruta de la Seda, con su correspondiente Banco Asiático de Inversiones e Infraestructuras. Corredor, en su doble versión terrestre y marítima (el Rimland indo-pacífico de la geopolítica clásica), básicamente consistente en la construcción progresiva de infraestructuras para facilitar y promover el comercio y las inversiones chinas. Un proceso de creación de “ataduras” a través del desarrollo, que exige, sin duda, el complemento securitario de poder moverse con libertad y sin impedimentos por sus “rutas”. Una necesidad que la enfrenta a algunos de los países del sudeste asiático (Vietnam, Filipinas, Malasia, etc.) con los que mantiene litigios de demarcaciones marítimas. Y, sobre todo, la enfrenta a Estados Unidos, dueño del Pacífico y del Índico desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que, en función del interés de seguir siéndolo, los apoya diplomática y militarmente y les promete protección, con la colaboración de sus tradicionales aliados en el área, principalmente Japón, Corea del Sur, Australia y, en menor medida, Nueva Zelanda. Mientras se disputan la adhesión del resto del continente asiático, que, en su mayoría, oscilan entre inclinarse hacia uno u otro según las circunstancias y el momento: India, Pakistán, Indonesia, miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), etc. Por su parte, el expansionismo estadounidense introduce el elemento ideológico (complejo Fukuyama) en la ecuación, interfiriendo en los asuntos internos de China: falta de libertades, derechos humanos, Hong Kong, Sinjiang, Tíbet, y sobre todo Taiwán, considerada por China parte ineludible de ella, frente a la cual mantiene la postura de la paciencia estratégica de que tarde o temprano se reincorporará a la gran República continental bajo la fórmula de “un país, dos sistemas”, al modo que teóricamente impera en Hong Kong y Macao. Pero que, mientras, no puede ser considerada un Estado soberano, como de hecho, no es considerado por las normas del Derecho Internacional actual, las Naciones Unidas e incluso los propios Estados Unidos, que mantiene con la isla-Estado la ambigua fórmula de la Ley de Relaciones de Taiwán para la conducción de las relaciones “no oficiales” entre ambos, a través del Instituto Americano de Taiwán, teóricamente una corporación privada sin fines de lucro, con sede en Washington y delegaciones en Taiwán, y la Oficina de Representación Económica y Cultural taiwanesa, con sede en su capital, Taipéi, y delegaciones en Estados Unidos. Un expansionismo geopolítico que ha inclinado la política exterior y de seguridad y defensa estadounidense hacia el Pacífico, alumbrando la pesadilla de una nueva guerra fría y, centrándonos en el momento actual, la posibilidad de una nueva Ucrania por Taiwán.

Eso...Precios Justos!

Las armas de la guerra contra la inflación: control de precios energéticos, pacto de rentas y ayudas públicas Aprovechar los excedentes agrícolas, reducir el consumo de carburantes y un pacto fiscal sirven también como herramientas para enfriar los precios España, atrapada entre la deuda y el déficit públicos, tiene menos margen de actuación que otros países de la UE, advierten los expertos Publicamos esta información en abierto gracias a nuestras socias y socios. Súmate a infoLibre haciendo click aquí. La información que recibes depende de ti. Los elevados precios de los combustibles ponen contra los cuerdas a los sectores productivos. Los elevados precios de los combustibles ponen contra los cuerdas a los sectores productivos. Raúl Lomba / Europa Press Begoña P. Ramírez 30 de marzo de 2022 21:57h @BegoPRamirez La inflación ha escalado hasta el 9,8% en marzo, rompiendo de nuevo su récord temporal y regresando a un nivel que no se recordaba desde mayo de 1985. El dato se ha dado a conocer el mismo día en que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publica el Plan de Choque del Gobierno contra el impacto económico de la guerra en Ucrania, diseñado para contener los precios desbocados del gas y la electricidad, a los que el Ejecutivo atribuye el 73% del aumento de la inflación. El objetivo reconocido del Ejecutivo no es otro que reducirlos “lo más posible” para así “cortar de raíz” su efecto inflacionista. La guerra ha convertido lo que en principio expertos y organismos internacionales consideraban un fenómeno temporal, derivado del rebote de actividad tras la pandemia y de los problemas en las cadenas de suministro globales, en una amenaza letal para el crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos. Funcas, el instituto de estudios de las cajas de ahorro, acaba de revisar su previsión de inflación para este año, aumentándola hasta el 6,8% de media anual. Al mismo tiempo, rebaja su cálculo de crecimiento de la economía española este año del 5,6% al 4,2%. Traducido en efectos reales: la subida de precios “reducirá la renta disponible de los hogares, frenando el crecimiento del consumo y la inversión residencial y en bienes de equipo”, además de recortar las exportaciones debido al contexto internacional. El empleo, por tanto, crecerá a menor ritmo que el año pasado, con 473.000 nuevos puestos de trabajo –en 2021 se crearon 840.600– y una tasa de paro aún en el 13,8%. Estas previsiones no incluyen el plan de choque del Gobierno, cuyos efectos, según Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, podrían sentirse enseguida, en abril o mayo. Funcas, no obstante, cree que las medidas recién aprobadas pueden reducir en un punto la inflación. Y el economista Javier Santacruz prevé que incluso más. “Pero dudo que ese efecto sea duradero, a medio plazo”, precisa. Para Carlos Martín Urriza, director del Gabinete Económico de CCOO, desenganchar los precios de la electricidad de los del gas puede rebajar dos puntos el IPC. A su juicio, que Portugal y España presenten a Bruselas en un mes el plan para hacer realidad la “excepción ibérica” que ya les ha reconocido la Comisión Europea “es la prioridad”. Javier Santacruz añade otra posible medida para contener los precios de la electricidad que tendría un efecto inmediato: crear “puentes” para que los consumidores con tarifa regulada pasaran al mercado libre con contratos a largo plazo. “No tiene sentido que el 40% de los consumidores estén en el mercado regulado”, explica, “antes de arreglar el mercado mayorista, se debería arreglar el minorista”. Josep Oliver advierte de que España no tiene mucho margen para combatir la inflación, carece de las armas con que cuentan otros países europeos. “Todas las ayudas del Gobierno son a cuenta del déficit público y el país no puede ir mucho más allá [de las medidas que ha tomado] porque está atrapado entre la deuda y el déficit públicos”, detalla. En la misma dirección apunta Santiago Carbó. “Poco se puede hacer, porque la inflación es un coste que viene de fuera, los precios de la energía importada nos los imponen del extranjero”. De todas maneras, Oliver cree que habrá que esperar hasta junio para ver cómo evolucionan la guerra y los precios. “Si el gas y el petróleo se mantienen en los niveles actuales, con el plan de choque puedes moderar la subida de la energía, pero la presión de fondo no la contienes”, advierte. Porque, como se está viendo, los precios disparados de la luz, el gas y los combustibles se transmiten a todo el tejido productivo y se comen los márgenes de las empresas. “¿Cuánto tiempo pueden aguantar?”, se pregunta, “en realidad, aún no hemos visto los efectos inflacionistas de verdad”. Pacto de rentas Por eso Oliver, como también Javier Santacruz, Carlos Martín y Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada, coinciden en que un instrumento fundamental contra los llamados “efectos de segunda ronda” de la inflación es el pacto de rentas. Sindicatos y patronal negocian estos días el acuerdo marco que debe determinar las subidas salariales en los próximos tres años y que sentará las bases para ese pacto más amplio que también busca el Gobierno y al que insta el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. CCOO y UGT proponen diferir el aumento de los salarios mediante las cláusulas de revisión salarial. Es decir, subidas de sueldos moderadas pero actualizadas al final de los tres años para minimizar la pérdida de poder adquisitivo. Para Josep Oliver, esa concertación social, que debería incluir contrapartidas por parte de trabajadores y empresas, es “crítica”. Pero hasta el momento –lleva dos semanas interrumpida–, la negociación ha sido difícil y con el IPC rozando el 10% se hará aún más problemática. Josep Oliver se remite a las más recientes proyecciones del BCE, que prevén que la inflación europea se modere en la segunda mitad del año y termine en el 5,1%, para recuperar el buen tono, un 2,1%, en 2023. “A diferencia de Estados Unidos”, sostiene, “en la Unión Europea no tenemos un problema de inflación salarial”. En febrero –aún no se ha publicado el de marzo– el IPC alcanzó en EEUU el 7,9%. En Alemania ha llegado en marzo al 7,3%, la más elevada desde 1991. Lo que está claro es que la inflación está haciendo a europeos y estadounidenses más pobres. “Es una detracción de la renta del país que se va al extranjero para pagar materias primas más caras”, define Josep Oliver. Aun lejos de la temida estanflación –inflación sin crecimiento económico--, los precios disparados reducirán el alza del PIB, avisa. En cualquier caso, el supervisor europeo avanza que las presiones sobre los precios “serán más duraderas de lo previsto” y que “sólo se verán compensadas, en parte, por los efectos moderadores sobre el crecimiento derivados del deterioro de la confianza y por un menor crecimiento del comercio relacionado con el conflicto [en Ucrania]”, lo que no suena muy halagüeño. Pero también defiende que “la inflación de la energía descenderá de forma significativa en los dos próximos años”. Mercados agrícolas, pacto fiscal Javier Santacruz sugiere otras herramientas para rebajar los precios, como un mecanismo de coordinación de los mercados agrícolas. España, explica, tiene producción agroalimentaria suficiente, pero no se aprovechan sus excedentes. El Ministerio de Agricultura podría coordinar –más que intervenir, puntualiza– una producción demasiado “atomizada”. También se atreve con una revisión del régimen de módulos, que impida que los precios se “coman” parte de los márgenes de los autónomos. Carlos Martín apunta que al pacto energético y al de rentas se le añada uno fiscal. Las ayudas que ha movilizado el Gobierno para los sectores empresariales más afectados, desde el agrícola y pesquero hasta el transporte o las industrias electro y gasintensivas, son insuficientes, en su opinión. “Echo en falta más esfuerzo con los más vulnerables”, apunta. Por eso CCOO propone que se cree un bono de emergencia de 300 euros, a imitación de la ayuda que se ha concedido en Alemania o las que se aplicaron en EEUU durante la pandemia. Que sería automático, a través de la nómina o la prestación de paro o la pensión de quienes perciban menos ingresos. Según los cálculos del sindicato, el bono llegaría a casi 9,6 millones de personas, el 64% de ellos mujeres. Costaría 2.870 millones de euros, pero según Carlos Martín, se puede financiar con el aumento de recaudación fiscal de 2021 y con los mayores ingresos del IVA sobre las energías, disparados gracias a los elevados precios de luz, gas y petróleo. Para Santiago Carbó, otra opción es reducir la demanda, moderar el consumo. Carlos Martín habla de incentivar el uso del transporte público, imitando a Alemania, que ha rebajado el precio del abono transporte, para recortar el uso de hidrocarburos. Control de precios Más improbable sería imitar la peculiaridad japonesa. En el país nipón, las empresas prefieren reducir sus márgenes antes que subir precios y perder clientes. Finalmente, hay otra arma más, pero es controvertida. El control de precios. Lo resucitó el pasado diciembre –antes de la guerra– Isabella Weber, economista de la Universidad de Massachusetts-Amherst, en un artículo publicado en The Guardian. Poniendo como ejemplo los controles impuestos tras la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, cuando los impuso el presidente Roosevelt, proponía que el aumento de los precios fuera asumido de alguna manera por las empresas, que ahora cuentan con suficiente colchón por las ayudas públicas recibidas durante la pandemia y su elevada rentabilidad en la recuperación posterior. La reacción de otros economistas fue inmediata y contundente en el rechazo. También descartan los controles de precios Santacruz y Oliver. “No forma parte de los instrumentos de política monetaria actuales ni de la disciplina del BCE”, argumenta el catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. Santacruz desecha los controles de precios, porque crearían “mercados negros” y aumentaría la inseguridad económica. Carlos Martín, por el contrario, resalta que es precisamente un control de los precios de la energía lo que se pretende con los cambios en el mercado mayorista y aplaude el control de los alquileres aprobado por el Gobierno. El doble efecto de la inflación: disparó la recaudación en 2021 e invita a bajar impuestos en 2022 El doble efecto de la inflación: disparó la recaudación en 2021 e invita a bajar impuestos en 2022 VER MÁS MÁS SOBRE ESTE TEMA Economía / Economía / Inflación / Gasolina / Gasóleo / Gas y Electricidad / CCOO / BCE / Banco de España / Negociación colectiva

Vuelcos....

UN MES DE GUERRA EN UCRANIA (Y III) Cambios de régimen La economía europea, desde Lisboa a Vladivostok, sufrirá un serio colapso como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. Eso va a tener, está teniendo ya, consecuencias en los diferentes regímenes políticos de los países implicados Rafael Poch 30/03/2022

Vladimir Putin responde a las preguntas de los medios, durante la rueda de prensa del pasado 22 de febrero.

Vladimir Putin responde a las preguntas de los medios, durante la rueda de prensa del pasado 22 de febrero. OFICINA EJECUTIVA PRESIDENCIAL DE RUSIA A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete! Llama mucho la atención estos días el tono de la música que nos llega de Moscú. Por ejemplo, la última alocución del presidente Putin advirtiendo contra el “enemigo interior”, la “quinta columna” y los “traidores”. “Occidente quiere convertirnos en un país débil y dependiente, violar nuestra integridad territorial, fragmentar el país”, dijo Putin. Con ese objetivo se apoyan en la “quinta columna”, esos “traidores nacionales que ganan dinero aquí pero viven allí, no en el sentido geográfico, sino en el mental, de acuerdo con su conciencia de esclavos”. “Esa gente está dispuesta a vender a su madre (…), pero el pueblo ruso sabrá distinguir a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores”. “Tal depuración solo reforzará a nuestro país, nuestra solidaridad, cohesión y disposición a cualquier desafío”. Nunca se había oído a Putin manifestarse en tales términos. La cruzada contra el enemigo interno que se sugiere es algo manifiestamente inquietante Nunca hasta el día de hoy se había oído al presidente ruso manifestarse en público en tales términos. A la luz de la historia rusa del siglo XX, la cruzada contra el enemigo interno que se sugiere –y que ya tiene algunas manifestaciones concretas en forma de pintadas en los domicilios de personajes del ámbito occidentalista liberal de Moscú y San Petersburgo– es algo manifiestamente inquietante. Vienen tiempos duros, augura el politólogo moscovita Dmitri Trenin, que augura un reset, un reinicio, del sistema ruso. “El Estado ruso es prácticamente invencible desde fuera, pero se desmorona hasta en sus fundamentos cuando una masa considerable de rusos se desencanta de sus dirigentes, de las injusticias o de un sistema ineficaz”, dice. “Los intentos de provocar el conflicto civil dentro de Rusia son nuestro peor escenario y los enemigos de nuestro país apuestan precisamente por ello”, asegura Konstantin Zatulin, vicepresidente de la comisión de la Duma para asuntos del entorno postsoviético. “Lo que ocurre en Ucrania es la guerra civil que en su día se aplazó y no tuvo lugar, cuando la traición de nuestra élite disolvió la Unión Soviética”, añade. Este inequívoco discurso debe considerarse al lado de las nuevas realidades económicas que las sanciones occidentales determinan. Los oligarcas rusos ya no pueden continuar funcionando como hasta ahora, extrayendo riqueza de Rusia, insertándola en la economía global controlada por Occidente y guardando sus beneficios en paraísos fiscales. El riesgo de confiscación y la imposibilidad de mover el dinero en y hacia Occidente lo cambia todo para ellos. Lo que el discurso augura y lo que la economía determina, arroja un resultado inequívoco: un régimen más social y más represivo. La URSS era algo así “El pueblo ruso sigue con interés la devolución al país de los capitales exportados por los oligarcas que temen ser confiscados y detenidos en los países de la OTAN”, dice Sergei Glaziev, un raro consejero de Putin con concepciones económicas que enfatizan el reparto social. ¿Invertiran ahora los oligarcas sus beneficios en Rusia en asuntos productivos? ¿Abandonará Putin el sui géneris neoliberalismo burocrático/oligárquico ruso para abrazar una fórmula de capitalismo más parecida a la china, es decir, menos orientada al beneficio rentista de una minoría de super ricos a la americana y más productiva, con inversiones en infraestructuras, en el bienestar general de la sociedad y con cierta capacidad de reparto? No lo sabemos, pero todo le empuja a ello. La suma de esos dos aspectos, lo que el discurso augura y lo que la economía determina, arroja un resultado inequívoco: un régimen más social y más represivo. La URSS era algo así. Y algo así supondría un “cambio de régimen” en Rusia. Pero, ¿qué pasa con Europa? Fedor Lukianov, otro politólogo moscovita, también tiene claro que vienen tiempos duros. “Serán malos para nosotros pero también para ellos”, dice, refiriéndose al efecto de las sanciones. “La diferencia es que el pueblo ruso sabe sobrevivir (en condiciones extremas), mientras que los europeos no saben”. “Y ahora estamos realmente en esta situación”, continúa, “veremos qué pasa”. “Para aumentar la presión, tendrán que aplicarnos más castigos, y nosotros responderemos con medidas muy duras hasta cerrar la válvula del gas y del petróleo. Es un juego de eliminatorias, cuya posibilidad hasta hace poco era difícil de imaginar”, concluye. Las sanciones contra Rusia ya están transformando Europa. Para compensar los 55.000 metros cúbicos de gas que Alemania recibe anualmente de Rusia vía gasoductos, deberían llegar diariamente al país mil barcos con gas licuado, estima Markus Jerger, de la asociación económica de empresas medianas. “Las sanciones no deben perjudicar a los Estados europeos de forma más dura que a los dirigentes rusos”, advierte alarmado el canciller alemán Olaf Scholz. “Casi un 40% de los consumidores alemanes alegan deterioro de su situación económica y las medidas comerciales ya les están perjudicando”, dice. No es solo una cuestión de gas y petróleo. La Federación Agraria Alemana (DBV) augura “aumentos de precios para los productos alimentarios de una escala desconocida”. Rusia tiene importantes posiciones en el mercado de cereales, pero también en el de potasio, paladio, neón, titanio, aluminio... “Al pedir sanciones aun más agresivas, Biden está pidiendo a Europa que se suicide”, dice el diario ruso Kommersant. El cambio en Alemania Los 100.000 millones de incremento del presupuesto militar alemán van a convertir al Bundeswehr en el tercero ejército del mundo, solo por detrás de EE.UU. y China En medio de este shock bélico, Alemania ha llevado a cabo su remilitarización. En el país en el que en una fecha tan cercana como abril de 2018 un 94% de la ciudadanía valoraba en las encuestas de la agencia Forsa como “importante” el mantenimiento de unas buenas relaciones entre Berlín y Moscú, la conmoción de la guerra de Ucrania ya ha hecho posible un giro cardinal. Los 100.000 millones de incremento del presupuesto militar alemán van a convertir al Bundeswehr, actualmente el séptimo ejército del mundo, en el tercero, solo por detrás de los americanos y de los chinos, y claramente por delante de Francia, algo que necesariamente preocupa en París. En un abrir y cerrar de ojos, la opinión pública más antimilitarista del continente ha sido burlada de un día para otro. El cambio será consagrado en la Constitución. El acuerdo 2+4 de la reunificación alemana de septiembre de 1990 estableció que “de suelo alemán solo salgan impulsos de paz” y prometía que “Alemania nunca utilizará ninguna de sus armas, salvo de conformidad con su Constitución y la Carta de las Naciones Unidas”. El artículo 26 de la Constitución Federal establece claramente que “las acciones dirigidas y que tienen por objeto perturbar la vida pacífica de los pueblos, en particular la preparación de una guerra ofensiva, son anticonstitucionales y punibles por la ley”. Todo eso que la guerra de Kósovo, primera participación militar alemana en una guerra desde Hitler, ya apuntó, ahora va a ser consagrado e institucionalizado. El experto chino Zheng Yongnian se pregunta si el rearme alemán no tendrá consecuencias en Japón, donde desde hace años se quiere revisar el artículo antimilitarista de la Constitución. Oficialmente, Estados Unidos mantiene en Europa unas cien bombas nucleares en Bélgica, Alemania, Holanda, Italia y Turquía, como parte de su sistema de “disuasión nuclear”. De ese total, Alemania alberga una veintena (el número exacto lo desconocen hasta los propios parlamentarios) en la base aérea de Büchel, las llamadas B61. El 82% de los encuestados se pronuncia a favor de la retirada de esas bombas de Alemania. La opinión mayoritaria de la ciudadanía contradice frontalmente otro compromiso del acuerdo de coalición del actual gobierno: mantener la “obligación” de compartir con Estados Unidos el rearme nuclear de la OTAN, con el estacionamiento de nuevas bombas en Alemania para el año 2025, así como sufragar los 45 aviones bombarderos F-18 encargados de transportarlas, con un coste total de 8.000 millones de euros. El 72% de los alemanes se declara específicamente en contra de esa participación, que por otra parte viola el compromiso del acuerdo de reunificación de 1990 (2+4) de renunciar a poseer armas nucleares. Oficialmente esas armas no son alemanas, pero en la práctica los aviones alemanes las llevan –y las llevarán aún más– en maniobras nucleares ofensivas como “Steadfast Noon” (2021) encaminadas, según la propia definición de la Alianza, a “garantizar que la disuasión nuclear de la OTAN sea segura y efectiva”. ¿Más disciplina nuclear? Parece que no solo Rusia, y por supuesto Ucrania, sino todos vamos a salir perdiendo con los “cambios de régimen” que la guerra determina Ya antes de la guerra de Ucrania, el desagrado de la opinión pública alemana hacia el militarismo, su mayoritario rechazo a la presencia de armas nucleares en su país, y el peligro que representaba la posibilidad de que las fuerzas políticas respondieran activamente a todo ello (es decir, el remoto peligro de que se ejerciera la democracia), llevó a la OTAN a incrementar su presión sobre los políticos alemanes. Meses antes de la formación del nuevo gobierno de coalición en Berlín en diciembre de 2021, Estados Unidos, Francia y la OTAN criticaron a Alemania por su estatus de “observador” en la conferencia del Acuerdo para la prohibición de armas nucleares (TPNW, en sus siglas en inglés). Todos los países de la OTAN votaron en contra del TPNW y 122 lo hicieron a favor en la ONU. Solo cuatro Estados europeos –Austria, Irlanda, San Marino y Malta– ya han ratificado el TPNW. Noruega y Alemania son “observadores”, y desde Francia, Emmanuel Macron exigía más independencia militar europea y menos dependencia de la OTAN. El temor a una reacción en cadena con pasos similares en Bélgica y Holanda, llevó entonces a la OTAN a ejercer presión sobre Berlín. Todos los miembros del bloque militar atlantista, “deben hablar con una sola voz en cuestiones nucleares”, “espero que Alemania gaste más en su ejército”, dijo en noviembre el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Ante el peligro de que el acuerdo de coalición concluyera en un consenso por retirar de Alemania las bombas, Stoltenberg chantajeó con la posibilidad de que “la consecuencia podría ser fácilmente que esas armas nucleares se albergaran en otros países de Europa, al Este de Alemania”, lo que resultaría aún más provocador para Rusia. Todo esto ha saltado por los aires como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. Alemania, como el resto de Europa, ya está firmemente alineada en la disciplina de bloque. Esto también es un “cambio de régimen”. La inflación y la carestía van a provocar otros cambios en Europa. El ulterior deterioro de las condiciones de vida de la mayoría social que se sumará a las consecuencias de la crisis del 2008 y de la pandemia, ¿a quién beneficiará electoralmente? En España tenemos un escenario bastante claro a ese respecto, en el resto de la UE cada país tiene el suyo. ¿Qué regímenes administrarán el general deterioro del bienestar en los distintos países de Europa? Parece que no solo Rusia, y por supuesto Ucrania, sino todos vamos a salir perdiendo con los “cambios de régimen” que la guerra determina. P.S. Estos días volvemos a escuchar en boca del presidente de Estados Unidos amenazas sobre esas “líneas rojas” que Rusia no puede cruzar sin arriesgarse a una intervención militar de Estados Unidos y la OTAN. Como en Siria, se menciona en ese contexto un fantasmagórico uso de “armas químicas”. Rusia no tiene ninguna razón ni motivo para algo así, de la misma forma en que El Assad no los tenía y menos aún el día en que una misión de la ONU visitaba Damasco. Pero no hay duda de que en Estados Unidos hay fuerzas que desean propiciar tal escenario en busca de un “casus belli”, y en Ucrania no faltarán voluntarios para escenificar algo de ese género, como hicieron en Siria los amigos yihadistas de Occidente. Este escenario forma parte de El gran peligro, evocado hace unos días en estas páginas, y debe ser observado con suma atención. AUTOR > Rafael Poch Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis. VER MÁS ARTÍCULOS Suscríbete a CTXTORGULLOSAS DE LLEGAR TARDE A LAS ÚLTIMAS NOTICIAS Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad. ¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

martes, 29 de marzo de 2022

Los " Nones " del Tevergan....

Canteli deja sin ayudas covid a pymes y autónomos La edil del grupo municipal socialista, Marisa Ponga, denuncia que la partida de 5 millones de euros no ha podido ser entregada por "errores imputables al equipo de gobierno". Por Redacción Nortes 29 marzo 2022 Alfredo Canteli. Foto: Iván G. Fernández El grupo municipal del PSOE de Oviedo ha denunciado este lunes que “ningún pequeño empresario ni autónomo” de la capital ha cobrado las ayudas covid aprobadas el pasado año por parte del Ayuntamiento. En un comunicado, la edil socialista Marisa Ponga ha explicado que la convocatoria de estas prestaciones que se lanzó el año pasado, y que era “muy escasa en su cuantía, como demuestra el hecho de que el 58 por ciento de las empresas admitidas se quedasen fuera por falta de presupuesto, no ha podido ser pagada por errores imputables al equipo de gobierno“. Ponga ha señalado que así se reconoce en la memoria del suplemento de crédito que el equipo de gobierno llevará a la Comisión de Economía de esta semana para su aprobación. El documento incorpora, a través de un crédito extraordinario, una partida de 5 millones de euros para ayudas a autónomos y pymes por la pandemia, ha apuntado. La mitad, ha explicado Ponga, corresponde a la convocatoria del año pasado, “cuyas actuaciones han de retrotraerse al momento anterior a la concesión como consecuencia de recursos presentados”, según reza la memoria. La edil ha destacado que el grupo municipal socialista “ya había advertido de los errores en la gestión de las ayudas y presentado el oportuno recurso de reposición contra el acuerdo de la junta de gobierno del pasado mes de diciembre sobre la concesión de estas ayudas”. “No es consecuencia de los recursos presentados, como se excusa el equipo de gobierno, es consecuencia de sus errores de gestión. Las pequeñas empresas de la ciudad cobrarán las ayudas que les correspondían y con las que contaban el año pasado dentro de varios meses”, ha apuntado. EFE

Manualillos de Inversión...

TECNOLOGÍA La guía cripto para despistados Kevin Roose Read in English Todo lo relacionado con lo cripto tiene mucho potencial, incluido el de ser malinterpretado y mal explicado. Aquí estamos para aclarar las cosas. Hasta hace poco, si vivías en otro lugar que no fuera San Francisco, era posible pasar días o incluso semanas sin oír hablar de criptomonedas. Ahora, de repente, es ineludible. Si miras hacia un lado, verás a Matt Damon y Larry David haciendo anuncios para empresas de criptomonedas. Gira la cabeza y verás a los alcaldes de Miami y Nueva York discutiendo sobre quién ama más al bitcóin. Dos estadios de la NBA llevan ahora el nombre de empresas de criptomonedas, y parece que todos los equipos de mercadeo de las empresas de Estados Unidos se han subido al carro de los NFT (tókens no fungibles). (¿Puedo interesarte por uno de los nuevos NFT de génesis “Mic Drop” de Pepsi? ¿O tal vez algo de la colección de NFT “Metaverse Meals” de Applebee’s, inspirada en los platos “icónicos” del menú de la cadena de restaurantes?). ¡Cripto! Durante años, parecía el tipo de tendencia tecnológica pasajera que la mayoría de la gente podía ignorar, como las patinetas eléctricas ‘hoverboards’ o las gafas Google Glass. Pero su poder, tanto económico como cultural, se ha vuelto demasiado importante como para pasarlo por alto. El 20 por ciento de los adultos estadounidenses, y el 36 por ciento de los milénials, poseen criptomonedas, según una encuesta reciente de Morning Consult. La aplicación de comercio de criptomonedas Coinbase se ha situado en la cima de las listas de éxitos de la App Store al menos dos veces en el último año. En la actualidad, el mercado de las criptomonedas está valorado en unos 1,75 billones de dólares, aproximadamente el tamaño de Google. Y en Silicon Valley, los ingenieros y ejecutivos abandonan en masa sus cómodos puestos de trabajo para unirse a la fiebre del oro de las criptomonedas. A medida que se ha ido imponiendo, las criptomonedas han inspirado un discurso inusualmente polarizado. Sus mayores fanáticos creen que están salvando el mundo, mientras que sus mayores escépticos están convencidos de que todo es una estafa, una burbuja especulativa asesina del medio ambiente orquestada por estafadores y vendida a incautos codiciosos, que probablemente hará estrellar la economía cuando estalle. Llevo casi una década escribiendo sobre criptomonedas, un periodo en el que mis opiniones han oscilado entre el escepticismo extremo y el optimismo prudente. Hoy en día, suelo describirme como un moderado de las criptomonedas, aunque admito que eso puede ser una evasiva. Estoy de acuerdo con los escépticos en que gran parte del mercado de las criptomonedas consiste en activos sobrevalorados, sobredimensionados y posiblemente fraudulentos, y no me conmueven los sentimientos más utópicos compartidos por los fanáticos de las criptomonedas (como la afirmación de Jack Dorsey, el antiguo jefe de Twitter, de que el bitcóin dará paso a la paz mundial). Pero a medida que he ido experimentando con las criptomonedas —incluyendo la venta accidental de un NFT por más de 500.000 dólares en una subasta benéfica el año pasado— he llegado a aceptar que no todo es un cínico robo de dinero, y que se están construyendo cosas con sustancia real. También he aprendido, en mi carrera como periodista que cubre tecnología, que cuando tanto dinero, energía y talento fluyen hacia una cosa nueva, generalmente es una buena idea prestar atención, independientemente de tus opiniones sobre la cosa en sí. Sin embargo, mi creencia más firme sobre las criptomonedas es que están terriblemente mal explicadas. Recientemente, pasé varios meses leyendo todo lo que pude sobre las criptodivisas. Pero descubrí que la mayoría de las guías para principiantes adoptaban la forma de pódcast aburridos, videos de YouTube con escasa investigación y entradas de blog escritas por inversores irremediablemente parciales. Por otra parte, muchas de las opiniones contrarias a las criptomonedas se veían socavadas por inexactitudes y argumentos anticuados, como la afirmación de que las criptomonedas son buenas para los delincuentes, a pesar de las crecientes pruebas de que los libros de contabilidad rastreables de las criptomonedas las convierten en un medio poco adecuado para las actividades ilícitas. Lo que no pude encontrar fue una explicación sobria y desapasionada de lo que realmente son las criptomonedas —cómo funcionan, para quién son, qué está en juego, dónde se dibujan las líneas de batalla— junto con respuestas a algunas de las preguntas más comunes que plantea. Esta guía —en realidad una compilación de preguntas más frecuentes— es un intento de arreglar eso. En ella, explicaré los conceptos básicos de la forma más clara posible, haciendo todo lo que pueda por responder a las preguntas que un escéptico curioso pero de mente abierta podría plantear. Los defensores de las criptomonedas probablemente discreparán con mis explicaciones, mientras que los opositores más escépticos las encontrarán demasiado generosas. No pasa nada. Mi objetivo no es convencerte de que las criptomonedas son buenas o malas, de que deben ser prohibidas o celebradas, o de que invertir en ellas te hará rico o te llevará a la quiebra. Se trata simplemente de desmitificar un poco las cosas. Y si quieres profundizar, cada sección tiene una lista de sugerencias de lectura al final. LAS CRIPTOMONEDAS SERÁN TRANSFORMADORAS Entender las criptomonedas ahora —especialmente si eres naturalmente escéptico— es importante por varias razones La primera es que la riqueza y la ideología de las criptomonedas van a ser una fuerza transformadora en nuestra sociedad en los próximos años. Ya has oído hablar de los millonarios de Dogecoin y de los colegas que poseen bitcóins y conducen Lamborghinis. Pero eso no es ni la mitad. El auge de las criptomonedas ha generado nuevas y enormes fortunas a un ritmo nunca antes visto —la comparación más cercana es probablemente el descubrimiento de petróleo en Oriente Medio— y ha convertido a sus mayores ganadores en algunas de las personas más ricas del mundo, esencialmente de la noche a la mañana. Algunas riquezas podrían desaparecer si el mercado se desploma, pero ya se ha cobrado lo suficiente como para asegurar que la influencia de las criptomonedas perdurará durante décadas. La cultura online de las criptomonedas, tan disparatada y enloquecida con los memes, puede hacer que parezcan frívolas y superficiales. Pero no lo son. Las criptomonedas, incluso las que parecen chistosas, forman parte de un movimiento ideológico sólido y bien financiado que tiene serias implicaciones para nuestro futuro político y económico. El bitcóin, que surgió de las cenizas de la crisis financiera de 2008, se impuso primero entre los libertarios y los activistas antisistema, que lo veían como la piedra angular de un nuevo sistema monetario incorruptible. Desde entonces, otras criptomonedas se han propuesto objetivos similares, como la construcción de una versión descentralizada y no regulada de Wall Street en la cadena de bloques. Ya estamos empezando a ver una oleada de criptodinero dirigida al sistema político de Estados Unidos. Los criptoempresarios están donando millones de dólares a candidatos y causas, y las empresas de cabildeo se han desplegado por todo el país para conseguir apoyo para la legislación pro-cripto. En los próximos años, los magnates de las criptomonedas financiarán las campañas de los candidatos favorables a las criptomonedas o se presentarán ellos mismos a las elecciones. Algunos traficarán con su influencia de la forma habitual —formando supercomités de acción política, financiando laboratorios de ideas, etc.— mientras que otros tratarán de escapar del bloqueo partidista. (Los cripto millonarios ya están comprando terrenos en el Pacífico Sur para construir sus propias utopías de cadenas de bloques). La criptomoneda está preparada para convertirse pronto en uno de un puñado de verdaderos temas divisivos, y los políticos de todo el mundo se verán obligados a elegir un bando. Algunos países, como El Salvador —cuyo presidente, Nayib Bukele, amante de las criptomonedas, anunció recientemente el desarrollo de una “Bitcoin City” en las faldas de un volcán— se volcarán de lleno en las criptomonedas. Otros gobiernos pueden decidir que las criptomonedas son una amenaza para su soberanía y tomar medidas drásticas, como hizo China cuando prohibió el comercio de criptomonedas el año pasado. La división entre las zonas del mundo que están a favor de las criptomonedas y las que no lo están podría acabar siendo al menos tan grande como la división entre la internet china y la estadounidense, y quizá incluso más importante. En Estados Unidos, ya hemos visto cómo las criptomonedas pueden revolver las lealtades partidistas habituales. El expresidente Donald Trump y la senadora Elizabeth Warren, demócrata por Massachusetts, están unidos en el escepticismo criptográfico, por ejemplo, mientras que el senador Ted Cruz, republicano por Texas, está en el mismo campo optimista que el senador Ron Wyden, demócrata por Oregón. También hemos visto lo que puede ocurrir cuando la comunidad cripto se siente políticamente amenazada, como ocurrió el verano pasado, cuando los criptogrupos se unieron para oponerse a una disposición relacionada con las criptomonedas en el proyecto de ley de infraestructuras del presidente Joe Biden. Lo que quiero decir, supongo, es que a pesar de su tonta apariencia, las criptomonedas no son solo otro extraño fenómeno de internet. Es un movimiento tecnológico organizado, armado con poderosas herramientas y hordas de creyentes ricos, cuyo objetivo es nada menos que una revolución económica y política total. LAS CRIPTOMONEDAS PODRÍAN SER DESTRUCTIVAS La segunda razón para prestar atención a las criptomonedas es que entenderlas ahora es la mejor manera de garantizar que no se conviertan en una fuerza destructiva más adelante. A principios de la década de 2010, la crítica más común a las aplicaciones de redes sociales como Facebook y Twitter era que no funcionarían como negocios. Los expertos predijeron que los usuarios se cansarían de las fotos de vacaciones de sus amigos, que los anunciantes huirían y que todo el sector de las redes sociales se hundiría. La teoría no era tanto que las redes sociales fueran peligrosas o malas, sino que eran aburridas y cursis, una moda impulsada por la publicidad que desaparecería tan rápido como había llegado. Lo que nadie se planteaba entonces —al menos no en voz alta— eran preguntas como: ¿Qué pasaría si las redes sociales fueran de verdad increíblemente exitosas? ¿Qué tipo de normativa tendría que existir en un mundo en el que Facebook y Twitter fueran las plataformas de comunicación dominantes? ¿Cómo deberían las empresas tecnológicas con miles de millones de usuarios sopesar las compensaciones entre la libertad de expresión y la seguridad? ¿Qué características del producto podrían evitar que el odio y la desinformación en línea se conviertan en violencia fuera de la red? A mediados de la década, cuando estaba claro que estas preguntas eran urgentes, ya era demasiado tarde. La mecánica de la plataforma y los modelos de negocio basados en la publicidad ya estaban incorporados, y los escépticos —que podrían haber orientado estas aplicaciones en una mejor dirección, si se las hubieran tomado más en serio desde el principio— estaban atrapados tratando de contener el daño. ¿Estamos cometiendo el mismo error con las criptomonedas hoy en día? Es posible. Nadie sabe todavía si las criptomonedas “funcionarán” o no, en el sentido más amplio. (Cualquiera que afirme que lo sabe está vendiendo algo.) Pero hay dinero y energía reales en ello, y muchos veteranos de la tecnología con los que he hablado me dicen que el ambiente de las criptomonedas de hoy se siente, para ellos, como 2010 de nuevo: solo que la tecnología afecta esta vez al dinero, en lugar de a los medios de comunicación. Si se equivocan, se equivocan. Pero si tienen razón —incluso en parte— el mejor momento para empezar a prestar atención es ahora, antes de que los caminos estén marcados y los problemas sean incurables. La tercera razón para estudiar las criptomonedas es que puede ser realmente divertido aprender sobre ellas. Por supuesto, muchas cosas son tontas, turbias o que se refutan por sí mismas. Pero si puedes mirar más allá de los pregoneros y analizar la enrevesada jerga, encontrarás un pozo sin fondo de proyectos extraños, interesantes y que invitan a la reflexión. La agenda de las criptomonedas es tan amplia y multidisciplinar —al reunir elementos de economía, ingeniería, filosofía, derecho, arte, política energética y más— que ofrece muchos puntos de apoyo para los principiantes. ¿Quieres discutir la influencia de la economía austriaca en el desarrollo del bitcóin? Probablemente haya un servidor Discord dedicado a eso. ¿Quieres unirte a una DAO que invierte en NFT, o jugar a un videojuego que te paga en criptotókenes por ganar? Sumérgete. LAS CRIPTOMONEDAS SON UNA LLAVE MAESTRA GENERACIONAL No estoy sugiriendo que el mundo de las criptomonedas sea diverso, en el sentido demográfico. Las encuestas han sugerido que los hombres blancos con ingresos altos constituyen una gran parte de los propietarios de criptomonedas, y los libertarios con ejemplares de La rebelión de Atlas probablemente estén sobrerrepresentados entre los cripto millonarios. Pero no es un monolito intelectual. Hay maximalistas de derecha fieles a bitcóin que creen que las criptomonedas los liberarán de la tiranía del gobierno; fanáticos de izquierda de Ethereum que quieren derrocar a los grandes bancos; y especuladores sin apegos ideológicos que solo buscan obtener beneficios y salir. Estas comunidades se pelean entre sí constantemente, y muchas tienen ideas muy diferentes sobre lo que deberían ser las criptomonedas. Es un estudio fascinante, especialmente con un poco de distancia emocional. Y si aprendes algunos fundamentos de las criptomonedas, puede que descubras que todo un mundo se abre ante ti. Entenderás por qué Jimmy Fallon y Stephen Curry cambian sus avatares de Twitter por simios de dibujos animados, y por qué Elon Musk, el hombre más rico del mundo, pasó una buena parte del año pasado tuiteando sobre una moneda digital con nombre de perro. Las palabras y frases extrañas que encuentres en internet —rug pulls, flippenings, “gm”— te resultarán familiares y, con el tiempo, los titulares como “Un coleccionista de NFT vende las fursonas de la gente por 100.000 dólares en una guerra por la forma de pensar del clic derecho” no te harán preguntarte si estás perdiendo el control de la realidad. Las criptomonedas también pueden ser una especie de llave maestra generacional, quizá la forma más rápida de refrescar tu conciencia cultural y descifrar las creencias y acciones de los jóvenes de hoy. Y de la misma manera que saber un poco sobre el misticismo de la Nueva Era y los psicodélicos ayudaría a alguien que intentara dar sentido a la cultura juvenil de los años 60, conocer algunos fundamentos de las criptomonedas puede ayudar a alguien perplejo por las actitudes emergentes sobre el dinero y el poder a sentirse más informado. Una vez más, no me importa si sales de estas explicaciones como un verdadero creyente, un devoto escéptico o algo intermedio. Participa o abstente como quieras. Lo único que busco es comprensión y, posiblemente, librarme un poco de la pregunta que ha consumido mi vida social y profesional durante los últimos años: “Entonces... ¿Puedo hacerte una pregunta sobre criptomonedas?”. Comencemos por el principio: ¿Qué es ‘cripto’? Hace una década o dos, esta palabra en general se usaba como una abreviatura de criptografía. Pero en años recientes, se relaciona más con las criptodivisas. Ahora, el término “cripto” suele referirse a todo el universo de tecnologías que se basan en cadenas de bloques, los sistemas de contabilidad distribuida que respaldan las monedas digitales como el bitcóin, pero que también representan la base de la tecnología que está detrás de cosas como los NFT, las aplicaciones de la Web3 y los protocolos comerciales de las finanzas descentralizadas, o DeFi. Ah claro, las cadenas de bloques. ¿Me podrías recordar, sin entrar en muchos detalles técnicos, qué son? En un nivel muy básico, las cadenas de bloques o blockchain son bases de datos compartidas que almacenan y verifican información de manera segura, en términos criptográficos. Puedes pensar que una cadena de bloques es como una hoja de cálculo de Google, solo que, en vez de guardarse en los servidores de Google, las cadenas de bloques se sostienen gracias a una red de computadoras ubicadas por todo el mundo. Estas computadoras (a veces llamadas mineras o validadoras) se encargan de almacenar sus propias copias de la base de datos, y agregan y verifican nuevas entradas y protegen la base de datos de hackers. Entonces, ¿las cadenas de bloques son como… hojas de cálculo de Google sofisticadas? Algo así, pero hay al menos tres diferencias conceptuales importantes. La primera es que una cadena de bloques está descentralizada. No necesita la supervisión de una empresa como Google. Todo ese trabajo lo realizan las computadoras de la red, por medio de lo que se llama un mecanismo de consenso: un algoritmo complicado que les permite convenir qué hay en una base de datos sin necesidad de un árbitro neutral. Esto hace que las cadenas de bloques sean más seguras que los sistemas tradicionales de contabilidad, según creen sus proponentes, ya que una sola persona o empresa no puede eliminar la cadena de bloques ni modificar su contenido, y cualquiera que quiera hackear o cambiar los registros del sistema de contabilidad tendría que acceder a muchas computadoras al mismo tiempo. La segunda característica importante de las cadenas de bloques es que, por lo general, son públicas y de código abierto, esto quiere decir que, a diferencia de una hoja de cálculo de Google, cualquiera puede inspeccionar el código de una cadena de bloques pública o ver el registro de cualquier transacción. (Existen cadenas de bloques privadas, pero son menos importantes que las públicas). El tercer factor es que las cadenas de bloques suelen ser permanentes y solo se les pueden hacer adiciones, es decir que, a diferencia de una hoja de cálculo de Google, los datos que se agregan a una cadena de bloques, por lo general, no se pueden borrar ni cambiar después. Comprendo. Entonces, ¿las cadenas de bloques son bases de datos públicas y permanentes que no son propiedad de nadie? Correcto, ya lo estás entendiendo. Ahora, recuérdame: ¿Qué relación tienen las cadenas de bloques con las criptomonedas? En realidad, las cadenas de bloques no existían sino hasta 2009, cuando un programador con el seudónimo de Satoshi Nakamoto publicó la documentación técnica de Bitcoin, la primera criptomoneda de la historia. El bitcóin usaba una cadena de bloques para llevar un registro de las transacciones. Eso fue notable porque, por primera vez, le permitió a la gente enviar y recibir dinero por internet sin la intervención de una autoridad central, como un banco o una aplicación como PayPal o Venmo. Muchas cadenas de bloques siguen realizando transacciones con criptomonedas, y ahora existen alrededor de 10.000 criptomonedas diferentes, según CoinMarketCap. Pero muchas cadenas de bloques también pueden utilizarse para almacenar otro tipo de información, como datos de NFT, fragmentos de código que se ejecutan de forma automática conocidos como contratos inteligentes y aplicaciones completas, sin necesidad de que intervenga una autoridad central. Hace unos años, los miembros del sector tecnológico nos decían que las criptomonedas eran una forma de dinero nueva y emocionante, pero no conozco a nadie que pague su renta o haga sus compras con bitcoines. Así que, ¿esas personas solo… se equivocaron? Buena pregunta. Es cierto que en la actualidad casi nadie paga con criptomonedas. Esto se debe, en parte, a que la mayoría de los comerciantes todavía no aceptan pagos en criptomonedas, y las cuantiosas comisiones por transacción pueden volver impráctico el proceso de gastar pequeñas sumas de criptomonedas en compras básicas del diario. Esto también se debe a que, históricamente, el valor de las criptomonedas populares como el bitcóin y el ether ha subido, por lo que es un riesgo relativo usarlas para compras fuera de internet. (Los ejemplos de su uso para compras básicas suelen ser lastimosos, como el del hombre que en 2010 compró dos pizzas de Papa John’s con bitcoines, que en aquel entonces valían alrededor de 40 dólares, pero que ahora valdrían más o menos 400 millones de dólares). También es cierto que el valor de las criptomonedas ha aumentado a una escala enorme desde los inicios del bitcóin, a pesar de que la gente no las usa para sus gastos diarios. Parte de ese crecimiento se debe a la especulación, a la gente que compra criptoactivos con la esperanza de venderlos más caros después. En parte, esto es debido a que las cadenas de bloques que han surgido desde el nacimiento del bitcóin, como Ethereum y Solana, han ampliado los posibles usos de esta tecnología. Además, algunos criptofanáticos creen que los precios de las criptomonedas como el bitcóin se estabilizarán en algún momento, y así será más práctico utilizarlas como modo de pago. ¿Qué otros usos reales tienen las criptomonedas, además de la especulación financiera? En este momento, muchas de las aplicaciones exitosas de la criptotecnología se encuentran en las finanzas o en campos relacionados con las finanzas. Por ejemplo, hay quienes usan criptomonedas para hacer envíos internacionales de dinero a familiares en el extranjero y los bancos de Wall Street usan las cadenas de bloques para liquidar operaciones extranjeras. El auge de las criptomonedas también ha dado pie a una abundancia de experimentos fuera de los servicios financieros. Existen clubes sociales, videojuegos, restaurantes e incluso redes inalámbricas que se basan en la criptotecnología. Estos usos no financieros siguen siendo bastante limitados. Pero los defensores de la tecnología suelen argumentar que esta aún es incipiente, y que internet tardó décadas en madurar para convertirse en lo que es hoy. Los inversionistas están destinando miles de millones de dólares a empresas emergentes basadas en criptomonedas, pues confían en que, algún día, las cadenas de bloques se usarán para toda clase de cosas: almacenar expedientes médicos, rastrear derechos de música para emisión en continuo, incluso para albergar nuevas plataformas de redes sociales. Además, el ecosistema cripto está atrayendo a muchísimos desarrolladores, una señal prometedora para cualquier tecnología en ciernes. He oído que la gente llama a las criptomonedas un esquema piramidal o Ponzi. ¿A qué se refieren? Algunos críticos creen que los mercados de criptomonedas son fundamentalmente fraudulentos, ya sea porque los primeros inversores se enriquecen a costa de los últimos (un esquema piramidal), o porque los proyectos de criptomonedas atraen a los inversores desprevenidos con promesas de rendimientos seguros, y luego colapsan una vez que deja de entrar dinero nuevo (un esquema Ponzi). Ciertamente hay muchos ejemplos de esquemas piramidales y Ponzi dentro de la criptografía. Incluyen OneCoin, una operación fraudulenta de criptomonedas que robó 4000 millones de dólares a inversores entre 2014 y 2019; y Virgil Sigma Fund, un fondo de cobertura de criptomonedas de 90 millones de dólares dirigido por un inversor de 24 años que se declaró culpable de fraude de valores y fue condenado a siete años y medio de prisión. Pero estos casos no suelen ser de los que hablan los críticos. Por lo general, argumentan que las criptomonedas en sí son un esquema de explotación, sin valor en el mundo real. ¿Y tienen razón? Bueno, tratemos de entender los argumentos que exponen. A diferencia de la compra de acciones de, por ejemplo, Apple, una compra que (teóricamente, al menos) refleja la creencia de que el negocio subyacente de Apple es saludable, la compra de una criptodivisa es más como una apuesta por el éxito de una idea, dicen. Si la gente cree en el bitcóin, lo compra, y los precios del bitcóin suben. Si la gente deja de creer en bitcóin, vende, y los precios de bitcóin bajan. Los propietarios de criptomonedas, por tanto, tienen un incentivo racional para convencer a otras personas de que compren. Y si tú no crees que la tecnología de las criptomonedas es intrínsecamente valiosa, podrías concluir que todo el asunto se parece a un esquema piramidal, en el que se gana dinero principalmente reclutando a otros para que se unan. Tengo la sensación de que hay un “pero”. ¡Pero! Aunque hay estafas y fraudes dentro de las criptodivisas, y los criptoinversores son ciertamente aficionados a tratar de reclutar a otras personas para que compren, muchos inversores te dirán que van con los ojos bien abiertos. Creen que la tecnología criptográfica es intrínsecamente valiosa, y que la capacidad de almacenar información y valor en una cadena de bloques descentralizada será atractiva para todo tipo de personas y empresas en el futuro. Te dirían que están apostando por ‘cripto’ el producto, no por ‘cripto’ la idea, lo que, en cierto nivel, no es tan diferente de comprar acciones de Apple porque crees que el próximo iPhone va a ser popular. Matt Huang, un destacado inversor, habló en nombre de muchos aficionados a las criptomonedas cuando dijo en Twitter: “Las criptomonedas pueden parecer un casino especulativo desde fuera. Pero eso distrae a muchos de la verdad más profunda: el casino es un caballo de Troya con un nuevo sistema financiero oculto en su interior”. Se puede discutir esa posición, o disputar cuánto vale realmente este “nuevo sistema financiero”. Pero los criptoinversores creen claramente que vale algo. ¿Las criptomonedas están reguladas? Solo un poco. En Estados Unidos, se solicita que ciertas criptobolsas centralizadas, como Coinbase, se registren como transmisores de dinero y se apeguen a estatutos como la Ley de Secreto Bancario (BSA, por su sigla en inglés), conforme a la cual deben recopilar ciertos datos sobre sus clientes. Algunos países han aprobado regulaciones más estrictas, y otros, como China, han prohibido por completo el comercio con criptomonedas. En comparación con el sistema financiero tradicional, las criptodivisas están muy poco reguladas. Hay normas que rigen algunos criptoactivos como las criptomonedas estables, o stablecoins —monedas cuyo valor está vinculado a monedas respaldadas por gobiernos— o incluso directrices claras del Servicio de Impuestos Internos sobre cómo deberían gravarse ciertas criptoinversiones. La regulación en ciertas áreas del sector, como las DeFi (finanzas descentralizadas), es casi nula. Esto se debe en parte a que la tecnología aún está en sus inicios, y toma tiempo elaborar reglas. Sin embargo, esta también es una propiedad de la tecnología de cadenas de bloques, que se diseñó en gran medida para que los gobiernos no pudieran controlarla tan fácilmente. Esta pregunta viene de la rapera Cardi B (que al parecer tiene curiosidad sobre el tema): ¿Las criptomonedas van a remplazar al dólar? Lo siento, Cardi. El dólar es la moneda de reserva del mundo, y desplazarlo sería un esfuerzo enorme y costoso que es poco probable que suceda pronto. (Para darte solo un pequeño ejemplo de lo inmensa que es esa tarea: todos los contratos financieros que están denominados en dólares tendrían que volver a redactarse en bitcoines, ether, o cualquier otra criptomoneda). También hay obstáculos técnicos que las criptomonedas deben superar si algún día van a desplazar a las monedas emitidas por gobiernos. En la actualidad, las cadenas de bloques más populares —Bitcoin y Ethereum— son lentas e ineficaces en comparación con las redes de pago tradicionales. (La cadena de bloques de Ethereum, por ejemplo, solo puede procesar unas 15 transacciones por segundo, mientras que Visa dice que puede procesar miles de transacciones de tarjetas de crédito por segundo). Además, para que una criptomoneda como el bitcóin sustituyera al dólar, se tendría que convencer a miles de millones de personas de que usaran una moneda cuyo valor fluctúa muchísimo, que no está respaldada por ningún gobierno, y que a menudo no se puede recuperar en caso de robo. ¿Qué tipo de personas invierten en criptomonedas? ¿Todos son —para citar un episodio reciente de la serie Curb Your Enthusiasm— “nerds y nazis”? Es difícil saber quién está invirtiendo en criptomonedas, sobre todo porque muchas de las operaciones se realizan de manera anónima o bajo un seudónimo. Pero algunas encuestas y estudios sugieren que el sector sigue estando dominado por hombres blancos adinerados. En un informe reciente, Gemini, una criptobolsa, estimó que las mujeres conformaban solo el 26 por ciento de los criptoinversionistas. El grupo descubrió que el propietario de criptomonedas promedio era un hombre de 38 años con un ingreso anual aproximado de 111.000 dólares. No obstante, al parecer, los dueños de criptomonedas se están diversificando. Una encuesta de 2021 del Centro de Investigaciones Pew reveló que era más probable que adultos asiáticos, negros y latinos hubieran usado criptomonedas que adultos blancos. También está aumentando la adopción de criptomonedas fuera de Estados Unidos, y algunos estudios sugieren que la aceptación está creciendo con más rapidez en países como Vietnam, India y Pakistán. Mi colega, Tressie McMillan Cottom, ha argumentado que las criptomonedas —porque se basan en registros permanentes e irrefutables de la propiedad de los bienes y las monedas digitales— son especialmente atractivas para las personas de grupos marginados, a quienes se les puede haber quitado su propiedad injustamente en el pasado. “Si vivo en una comunidad donde la policía utiliza absolutamente el dominio eminente para reclamar mi propiedad privada y no puedo hacer nada al respecto”, escribió, “esa sensación de impotencia cotidiana haría que la promesa de la cadena de bloques sonara bastante bien”. Dicho esto, algunos estudios recientes también han descubierto que un pequeño número de personas posee la gran mayoría de la riqueza de las criptomonedas, por lo que no es necesariamente un paraíso igualitario. ¿Y qué pasa con los extremistas? ¿Están involucrados con las criptodivisas? Algunos sí. Dado que se puede comprar y vender criptodivisas sin usar el nombre ni tener una cuenta bancaria, en sus inicios las criptomonedas eran una opción natural para las personas que tenían motivos para evitar el sistema financiero tradicional. Entre ellos había delincuentes, evasores de impuestos y personas que compraban y vendían productos ilícitos. También había disidentes políticos y extremistas, algunos de los cuales habían sido expulsados de servicios de pago más convencionales como PayPal y Patreon. Como resultado de su oportuna entrada en el mercado de las criptomonedas, algunos extremistas se han enriquecido. Una reciente investigación del Southern Poverty Law Center descubrió que varios prominentes supremacistas blancos han ganado cientos de miles o millones de dólares invirtiendo en criptomonedas. Por supuesto, hay millones de propietarios de criptomonedas, la gran mayoría de los cuales no son supremacistas blancos. Y las mismas propiedades de anonimato y resistencia a la censura que hacen que las criptomonedas sean útiles para los supremacistas blancos también podrían hacerlo atractivo para, por ejemplo, los ciudadanos afganos que huyen de los talibanes. Así que etiquetar a todo el movimiento cripto como grupo extremista sería exagerado. En cualquier caso, se puede decir que las criptomonedas se han convertido en algo atractivo para todo tipo de personas que prefieren no tratar (o no pueden hacerlo legalmente) con un banco tradicional. Otra crítica que he escuchado es que las criptomonedas son malas para el medioambiente. ¿Es cierto eso? Esta es una verdadera caja de Pandora, y una de las mayores objeciones al uso de criptomonedas. Vamos a partir de lo que sabemos con certeza. Es cierto que, en la actualidad, la mayor parte de las operaciones con criptomonedas suceden en cadenas de bloques que requieren grandes cantidades de energía para almacenar y verificar las transacciones. Estas redes usan un algoritmo de consenso conocido como “prueba de trabajo”, un proceso que se ha comparado con un juego de adivinanzas global en el que las computadoras compiten para resolver acertijos criptográficos a fin de agregar nueva información a la base de datos y ganarse una recompensa. Para resolver estos acertijos se requieren computadoras potentes, que a su vez consumen mucha energía. Por ejemplo, la cadena de bloques del bitcóin usa un estimado de 200 teravatios hora de energía al año, según Digiconomist, un sitio web que monitorea el consumo de energía de las criptomonedas. Eso es comparable al consumo anual de energía de Tailandia. Además, se ha calculado que las emisiones de carbono relacionadas con el bitcóin alcanzan unos 100 megatones al año, lo cual es comparable a la huella de carbono de la República Checa. ¡Cielos! ¿Cómo justifican los partidarios de las criptomonedas ese tipo de impacto ambiental? Los defensores de las criptomonedas suelen objetar estas estadísticas. También arguyen que: -Nuestro sistema financiero existente también consume mucha energía, con el suministro de electricidad a millones de sucursales bancarias, cajeros automáticos que se quedan inactivos durante la mayor parte del día, minas de oro y otra infraestructura de alto consumo de energía. -Muchas computadoras para minado de criptomonedas ya se valen de fuentes renovables de energía o de energía que, de otro modo, se desperdiciaría. -La mayoría de las nuevas cadenas de bloques usan mecanismos de consenso que requieren mucha menos energía que el de prueba de trabajo. (Ethereum, por ejemplo, tiene previsto cambiar a un nuevo tipo de mecanismo de consenso llamado prueba de participación en algún momento de 2022, que podría reducir su uso de energía hasta en un 99,5 por ciento). ¿Y esos argumentos son válidos? En parte lo son. Es verdad que las cadenas de bloques más nuevas están diseñadas de tal modo que requieren mucha menos energía que el bitcóin, y que el cambio programado de Ethereum a un nuevo tipo de mecanismo de consenso llamado “prueba de participación” reducirá su huella ambiental de manera significativa, cuando suceda, si es que sucede. Sin embargo, también es un poco conveniente apartar la atención del bitcóin, que sigue siendo la criptomoneda más valiosa del mundo. No se prevé que las necesidades energéticas del bitcóin vayan a disminuir mucho pronto. Además, aunque todos los mineros de bitcóin solo utilizarán energías renovables, el mantenimiento de la cadena de bloques aún implicaría un costo ambiental. A fin de cuentas, está claro que la criptotecnología tal como la conocemos hoy en día tiene un impacto ambiental significativo, pero es difícil medir con exactitud cuán significativo es. Muchas de las estadísticas que se citan con frecuencia provienen de grupos de la industria, y es complicado encontrar datos y análisis confiables e independientes. No obstante, pocos partidarios de las criptomonedas disputarían la afirmación de que las cadenas de bloques consumen más energía que una base de datos centralizada tradicional, así como 100 refrigeradores usan más energía que uno solo. Únicamente argumentan que el impacto ambiental de las criptodivisas se reducirá con el tiempo, y que vale la pena pagar los costos por los beneficios de la descentralización. Lo entiendo. ¿Me repites cuáles son esos beneficios? Algunos defensores de las criptomonedas te dirán que el mayor beneficio de la descentralización es la capacidad de crear monedas, aplicaciones y economías virtuales que son resistentes a la censura y al control que viene desde arriba. (Imagina una versión de Facebook, dirán, en la que Mark Zuckerberg no pudiera decidir unilateralmente expulsar a la gente). Otros dirán que la mayor ventaja de la descentralización es que permite a los artistas y a los creadores controlar sus propios destinos económicos de forma más directa, dándoles una forma (en forma de NFT y otros criptoactivos) de evitar a los guardianes de las plataformas como YouTube y Spotify, y vender obras digitales únicas directamente a sus fanáticos. Otros dirán que las criptomonedas son más útiles para las personas que no viven en países con monedas estables o para los grupos disidentes que viven bajo regímenes autoritarios. Hay un millón de otros beneficios hipotéticos de la descentralización y las criptomonedas, algunos de los cuales son realistas y otros probablemente no. ¿Cómo se usan las criptomonedas en la práctica? ¿Es como enviar un pago por Paypal o Venmo? Puede serlo. La manera más rápida de empezar a usar criptomonedas es crear una cuenta en una criptobolsa como Coinbase, que puede vincularse a tu cuenta bancaria y convertir tus dólares estadounidenses (u otras monedas emitidas por gobiernos) en criptomonedas. Aunque muchos usuarios prefieren crear sus propias carteras, o “wallets”, lugares seguros donde pueden guardar claves criptográficas que les dan acceso a sus activos digitales. Una vez que tienes algunas criptomonedas en tu cartera, el proceso puede ser bastante sencillo. Solo ingresa la dirección de la cartera del destinatario, paga la comisión de la transacción (si aplica) y espera a que pase el pago. Otros tipos de transacciones, como la compra y venta de NFT, pueden ser significativamente más complicadas, pero el acto básico de enviar un pago a alguien suele llevar solamente unos minutos. Estoy listo para sumergirme en el resto de tus explicaciones. Pero antes, tengo una última pregunta sobre la cultura de las criptomonedas: ¿por qué es tan extraña e insular? Esta es quizás la pregunta que más me hacen sobre las criptomonedas. La gente ve a sus amigos, compañeros de trabajo y familiares sumergirse en la madriguera de las criptodivisas y aparecer días o semanas después con una nueva obsesión, nuevos amigos de internet, un montón de nueva jerga y la aparente incapacidad de hablar de otra cosa. La gente que cree en las criptomonedas tiende a creer de verdad en ellas, hasta el punto de que pueden parecer al mundo exterior más evangelistas de una nueva religión que aficionados a una nueva tecnología. Alguna vez fui reportero de religión, y no creo que la comparación sea totalmente inapropiada. (Tampoco es necesariamente algo malo: mucha gente encuentra sentido, comunidad y estímulo intelectual en la religión). Como ha señalado el periodista de Bloomberg Joe Weisenthal, las criptomonedas tienen elementos similares a los de una religión emergente: un fundador enigmático (el todavía anónimo Satoshi Nakamoto), textos sagrados (el libro blanco de Bitcoin) y rituales y ritos para marcarse como creyente, como tuitear “gm” (“buenos días” en cripto) a tus compañeros de fe, o poner ojos láser en tu foto de perfil. Es divertido reírse de las formas (a menudo horribles) en que los criptoaficionados intentan entretenerse e inspirarse mutuamente. Pero centrarse demasiado en su comportamiento y sus costumbres puede significar perderse lo que es realmente novedoso —y, dependiendo de dónde estés, emocionante o peligroso— de la propia tecnología. Por eso, cuando mis amigos me preguntan cómo hablar con sus parientes criptófilos, les aconsejo que empiecen por tratar de entender qué es lo que los entusiasma en primer lugar. Para profundizar [en inglés]: “WTF Is the Blockchain?” En esta explicación básica de la tecnología de la cadena de bloques, Mohit Mamoria analiza cómo funcionan y los problemas que pretende resolver. “Introduction to Blockchain and Money” Este video de YouTube, que explica la historia y los fundamentos técnicos de las criptomonedas, es la primera conferencia de un curso impartido en el MIT en 2018 por Gary Gensler, que ahora es el director de la Comisión de Valores. (El resto del curso también está en YouTube, y resulta interesante de ver). “A Normie’s Guide to Becoming a Crypto Person” Este artículo de la revista New York Magazine, escrito por Sara Harrison, es una guía de nivel básico sobre la cultura cripto, que incluye un glosario de términos y explicaciones sobre las numerosas subcomunidades cripto. “Digital Gold” Nathaniel Popper, mi antiguo colega del Times, ofrece una profunda inmersión en la historia de Bitcoin y los orígenes de la criptoeconomía en su libro de 2015. Diseño y producción de Sean Catangui y Gray Beltran. Editado por Joseph Plambeck y Natasha King.

Un Monstruo de dos Cabezas * Interesante reflexión *

EL HORROR Desertad No está claro cómo saldremos de esta guerra. En el peor de los casos no saldremos de ella del todo. En el mejor, una ola de nacionalismo fragmentará el continente europeo en un mosaico de ejércitos fascistas en guerra entre sí Franco ‘Bifo’ Berardi 29/03/2022

Tótem

Tótem LA BOCA DEL LOGO A diferencia de otros medios, en CTXT mantenemos todos nuestros artículos en abierto. Nuestra apuesta es recuperar el espíritu de la prensa independiente: ser un servicio público. Si puedes permitirte pagar 4 euros al mes, apoya a CTXT. ¡Suscríbete! Leo las palabras de viejos compañeros Leo las palabras de viejos compañeros que instan a enviar armas al pueblo ucraniano que lucha contra el invasor. Como dice Gad Lerner en un discurso reciente sobre el tema, “estamos caminando descalzos sobre vidrios rotos”, así que respeto los sentimientos de esos viejos compañeros míos, pero espero no parecer cínico si los invito a reflexionar sobre el contexto y el sentido general del proceso del que la guerra de Ucrania es el catalizador. Parece que hoy está prohibido pensar. Hay que tomar posición, hay una guerra de agresión desatada por la Rusia stalino-zarista, y hay una resistencia que involucra a la gran mayoría del pueblo ucraniano. Lo sé y parece innegable. Sin embargo, antes de pronunciarme, si se me permite, me gustaría conocer el contexto histórico: desde la hambruna que mató millones de ucranianos en los años de Stalin, hasta el apoyo que la mayoría de los ucranianos dieron a Hitler durante la guerra, hasta la eliminación de 1,2 millones de judíos por las SS ucranianas, hasta la política de expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia. ¿Se me permite estudiar historia, se me permite comprender? O, queridos viejos compañeros que ahora son intervencionistas, ¿sólo es lícito tomar una posición, sin comprender, sin saber? Conocí a esos compañeros míos en las ocupaciones contra la guerra estadounidense en Vietnam, juntos crecimos en la cultura del internacionalismo, creyendo que estábamos viviendo el amanecer de una época más feliz y no, como sabemos ahora, el ocaso de la civilización humana. Juntos pensábamos que la nación era un concepto brutal y estúpido, herencia de una era bestial de la que la cultura podía emanciparnos. Juntos pensamos que la nación era una máscara de depredadores competidores que envían a los niños a morir para obtener ganancias. Ingenuamente juntos, pensamos que la cultura podía emancipar a mujeres y hombres de esa bestialidad. No sabíamos que la cultura estaba destinada a disolverse a raíz del darwinismo neoliberal que restauró la ley natural de la selva en la que sólo puede vivir quien sabe matar. No sabíamos que la bestia estaba destinada a resurgir como un monstruo de dos cabezas que ahora se muerden entre sí. Las dos cabezas son el globalismo capitalista y el nacionalismo soberano: de sus mordiscos proliferan pequeños monstruos nacionales. Europa está dispuesta a enviar armas, no a morir. Tampoco está preparada para encontrarse de la noche a la mañana sin calefacción y sin gasolina Hace veinte años, las multitudes se unieron bajo el grito patriótico “todos somos estadounidenses”, y agitaron sus pañuelos para saludar a la gran empresa afgana que finalizó el 21 de agosto de 2021, ya sabemos cómo. Ahora, las 24 horas del día en las redes unificadas hay una demostración de heroísmo a través de terceros. La persona interpuesta es el pueblo ucraniano, incitado, instigado, exaltado por una multitud de simpatizantes emocionados que siguen agitando sus pañuelos. Pero esta vez el espectáculo puede extenderse a la audiencia, involucrar al público y aplastar lo poco que queda de la vida civil. Vi ‘Invierno de fuego’ Vi Invierno de fuego del director ruso-israelí Afineevsky. Una película que narra, sin dibujar el contexto nacional e internacional, la resistencia del pueblo, la solidaridad ciudadana, el orgullo nacional, la determinación implacable. Aunque me resulta difícil compartir el nacionalismo como se presenta, entiendo esto: si los ucranianos pudieron resistir la violencia brutal de los Berkuts de Yanukovych con sus propias manos, hoy, con las armas que les enviamos, podrán resistir como leones al ejército de Putin. Y morirán por miles. Y matarán a miles de soldados rusos, veinteañeros enviados a morir por la locura criminal de Putin. Nosotros enviamos a los ucranianos al frente. Les prometimos la OTAN, Europa y la libertad. La libertad de la que goza Julian Assange, de la que disfrutan los estadounidenses negros y los trabajadores precarios de todo el mundo. Les prometimos democracia, la que vivieron los griegos en el verano de 2015. A cambio de su libertad, les pedimos que mueran por la OTAN, aunque la llamen Unión Europea. Pero ahora Zelenski nos llama: “Ucrania está dispuesta a morir por Europa. Veamos si Europa está lista para morir por Ucrania". Europa está dispuesta a enviar armas, no a morir. Tampoco está preparada para encontrarse de la noche a la mañana sin calefacción y sin gasolina. Animaremos desde las gradas. Como en los días de los gladiadores. Es el momento Anders en la historia del mundo El culto a la nación, a la raza, ha vuelto por todas partes a dominar la escena, y lo que se libra en Ucrania es una guerra de Hitler contra Hitler Es el momento Anders en la historia del mundo. En la década de 1960, cuando la bomba atómica se apoderó de la imaginación, Günther Anders reflexionó sobre los efectos políticos y psíquicos de esa innovación tecno-militar. Judío, filósofo de educación heideggeriana, que emigró a América en los años del exterminio de su pueblo, Anders escribió, en artículos y libros que nunca tuvieron la circulación merecida, que el Tercer Reich era sólo el ensayo general de un espectáculo que (él lo dijo) verán nuestros nietos cuando el nazismo esté en todas partes. Ahora los nietos de Anders son testigos del triunfo del Nuevo Tercer Reich, el monstruo bicéfalo del supremacismo blanco que no acepta su declive. Anders fue tratado con cierto desapego por parte de los académicos: un pesimista, decían de él los ensalzadores de las glorias de la democracia liberal. Ahora es evidente: el culto a la nación, a la raza, ha vuelto por todas partes a dominar la escena, y lo que se libra en Ucrania es una guerra de Hitler contra Hitler. Guerra interna de exterminio en Occidente. No es la primera vez que un poder blanco (por ejemplo los Estados Unidos de América) lanza campañas de exterminio contra poblaciones indefensas. Gracias a las sanciones contra Irak en la primera guerra del Golfo, la mortalidad infantil pasó del 56 por mil en 1990 al 131 por mil en 1999. En 1996, el programa Sixty Minutes entrevistó a la embajadora estadounidense ante la ONU Madeleine Albright: “Parece que 500.000 niños iraquíes murieron a causa de los embargos. Es más que Hiroshima. ¿Es un precio justo a pagar?”. La respuesta fue digna del Putin que ahora vemos en acción: "Fue una elección muy difícil, pero sí, eso creemos”. Pero esos muertos eran iraquíes, no pesaban mucho en la conciencia occidental. Los muertos de Mariupol nos impresionan particularmente porque la masacre ocurre dentro del mundo blanco, dentro de Occidente, ya que Rusia es Occidente, en el sentido de que es parte de la raza carnívora. Lo que es Occidente no está claro. En términos geográficos, Rusia no forma parte de él. En términos políticos, Occidente es el mundo libre opuesto a la autocracia. Y, por supuesto, la geopolítica importa, y la política importa. Pero lo que más importa es la pertenencia cultural al mundo cristiano, blanco e imperialista. Desde este punto de vista, Rusia es Occidente. Occidente es la tierra del declive, la tierra del futuro que ahora está en declive. El futurismo ruso y el futurismo occidental tienen raíces diferentes pero el mismo significado: expansión. Y tienen la misma suerte: el agotamiento en que ni siquiera somos capaces de pensar, ya que el culto a la expansión nos ciega, y nos impide comprender que la expansión ha terminado y que Occidente se está extinguiendo. Oeste es Rusia, América, Europa, un mundo de viejos que exorcizan la demencia con prótesis cognitivas e inteligencia artificial, de viejos que exorcizan la impotencia con proclamas de exterminio mutuo. Esta es una guerra dentro de la raza carnívora que no se resigna a desaparecer, y como Sansón quiere llevarse al planeta entero al carajo. Aquí estamos en el último acto de la civilización blanca, rusa, europea americana: la destrucción de la civilización. Ilimitado es el poder del estúpido Ilimitado es el poder del estúpido y se dice que ni los dioses contra él pueden hacer nada. Macron declaró recientemente que la OTAN está en estado de muerte cerebral. Sin embargo, se ha levantado y como un zombi ha tomado el lugar de Europa, destruyendo definitivamente su misión constitutiva. Polonia es, de hecho, su vanguardia. La Polonia de Kazinski. Biden ordenó a Alemania que rescindiera el contrato de Nord Stream. No sabemos cómo terminará la guerra en curso, pero sí sabemos que Biden ya ganó en este punto. Después de renunciar a Nord Stream, Alemania accede a armarse. Contra los rusos, de momento, quién sabe mañana. El poder del estúpido es ilimitado, porque el estúpido está dispuesto a dañarse a sí mismo para dañar al otro. La miseria se extenderá, ya que la sociedad tendrá que pagar los costos de un rearme general. Y el aire será cada vez más irrespirable No está claro cómo saldremos de esta guerra. En el peor de los casos no saldremos de ella del todo: en vez de perder (todo), el Autócrata podría usar toda su fuerza y ​​destruir (todo). En el mejor de los casos, una ola de nacionalismo fragmentará el continente europeo en un mosaico de ejércitos fascistas en guerra entre sí y especialmente contra los inmigrantes no blancos. Las líneas divisorias son borrosas, porque los nacionalistas no conocen la lógica y no saben nada de universalidad. No está claro cómo saldremos de esta guerra, pero lo cierto es que la miseria se extenderá, ya que la sociedad tendrá que pagar los costos de un rearme general. Y el aire será cada vez más irrespirable: las minas de carbón están reabriendo para satisfacer la creciente necesidad de energía. El Holocausto climático se precipitará. Los gobiernos europeos incitarán a las mujeres a tener hijos por la patria blanca, pero el cáncer y el asma se extenderán junto con una pandemia de depresión suicida. Sometida a una violencia ininterrumpida, la naturaleza ha recuperado el dominio: la naturaleza desatada de los mares crecientes y los fuegos devoradores, la naturaleza bélica de los humanos que han convertido la inteligencia en artificio y ahora son presa de la (il) lógica natural de la pasión por la identidad. Pasión asesina. Pero ahora, también pasión suicida. En un pueblo en la frontera Una docena de desertores llegan cada noche a un pueblo en la frontera con Polonia. No quieren quedar atrapados en una guerra de nación, quizás porque la idea de nación no les convence como no me convence a mí. Miles de jóvenes rusos huyen a Escandinavia y quién sabe dónde. No quieren ser reclutados por Putin para ir a matar a sus pares ucranianos, no quieren vivir en un país donde se persigue la libertad de expresión. Se llevaron algunas cosas con ellos y se fueron para nunca volver. Son pocos, malditos como traidores a su patria, pero se van: quizás están enamorados y no quieren morir, quizás están asustados por el horror y no quieren matar. En todo caso, mi solidaridad, mi amistad va para ellos. Solo a ellos. Mi amistad va para todos los que desertan. A los que desertan de la patria y de la guerra, a los que desertan del trabajo asalariado, a los que desertan de la procreación, a los que desertan de la participación política. A aquellos que han entendido que el cáncer ahora ha devorado el cuerpo y están buscando áreas de supervivencia y compartir en los márgenes de un mundo que se desintegra rápidamente. Por todos los demás, rusos y ucranianos, estadounidenses e italianos, solo siento una compasión desesperada. ------------------ Franco Bifo Berardi (Bolonia, 1949) es escritor y filósofo. Actualmente es profesor de Historia social de los medios de comunicación en Milán. Autor de numerosas obras, como La fábrica de la infelicidad (Traficantes de sueños, 2003), El sabio, el mercader y el guerrero (Acuarela, 2007) y los recientes El umbral (Tinta Limón, 2021) y Tercer inconsciente (Caja Negra, 2022). Este artículo se publicó originalmente en italiano en Nero. La traducción al castellano la ha realizado el autor para CTXT. AUTOR > Franco ‘Bifo’ Berardi