sábado, 31 de octubre de 2015

Alarcos y el Bable...

Historia de una ojeriza

Cómo Emilio Alarcos pasó de ser amigo al más enconado enemigo de la 'llingua' asturiana
Pablo Batalla Cueto

PABLO BATALLA CUETO

@PBATALLACUETO
VIERNES 30 DE OCTUBRE DE 2015
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El 15 de diciembre de 1980 nacía por fin una institución que llevaba en estado de proyecto intermitente nada menos que dos siglos, los transcurridos desde que fuera imaginada y propuesta por primera vez por el insigne ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos: la Academia de la Llingua Asturiana. Vieja reivindicación del, en aquellos años, pujante movimiento asturianista, la Academia se fundaba con el propósito de toda entidad de similares características: limpiar, fijar y dar esplendor a la maltrecha lengua vernácula de los asturianos. Como su primer director se escogía entonces a quien lo sería hasta 2001: el filólogo tevergano Xosé Lluis García Arias, que había sido uno de los principales impulsores del movimiento Conceyu Bable, fundado a finales de los años sesenta para promover la dignificación y recuperación de la llinguay la adquisición de cotas de autogobierno para Asturias. Asistirían a García Arias veinticinco académicos de número y un número indeterminado de académicos correspondientes y académicos de honor, todos ellos seleccionados de entre los hombres y mujeres, asturianos o no, filólogos o no, más distinguidos en los últimos años en su defensa del idioma asturiano. En aquella nómina de amigos de la llingua convertidos en académicos con que la Academia echa a andar en 1980 hay algunos nombres ilustres, pero uno relumbra especialmente, por su enorme prestigio, en el listado de académicos de honor: el del lingüista y catedrático de la Universidad de Oviedo Emilio Alarcos Llorach.
Alarcos ya era, en aquel 1980, el más importante lingüista español, distinguiéndose por ser el introductor en el país de las nuevas corrientes lingüísticas desarrolladas en Praga, Copenhague y París por las escuelas estructuralista, glosemática y funcionalista. No era asturiano de origen, sino salmantino (había nacido en la ciudad del Tormes en 1922 y se declaraba «castellano de natura, asturiano de pastura y europeo de ventura»), pero llevaba ya treinta años en Oviedo, a cuya universidad había llegado en 1950 para fungir como catedrático de gramática histórica después de serlo de instituto en Avilés, Cabra (Córdoba) y Logroño y de doctorarse en filología románica en Madrid, donde había tenido como profesor a Dámaso Alonso. En 1972 había sido nombrado académico de la lengua española. Amigo del asturiano, parecía serlo bastante: aunque su campo de trabajo era el castellano y no participaba activamente en el movimiento en pro de la normalización del bable, sí que se mostraba públicamente favorable a ésta. En 1976, por ejemplo, escribía en Asturias Semanal que era «perfectamente válido hablar dellingua asturiana» y firmaba un elogioso prólogo para Gramática bable, un primer intento de sistematización provisional de la gramática asturiana realizado por la entonces joven filóloga somedana Ana Cano, hoy presidenta de la Academia de la Llingua.
En aquel prólogo, Alarcos rechazaba los argumentos esgrimidos por los contrarios a la normalización, entre los cuales descollaban el dialectólogo Jesús Neira y el filósofo riojano Gustavo Bueno. Para éstos no existía una lengua asturiana, sino muchos bables ininteligibles entre sí cuyos hablantes sólo podían entenderse con los de otra variedad recurriendo al castellano. Alarcos contraargumentaba en Gramática bable que, aun siendo cierto que existía en Asturias una notable variedad dialectológica, como por otra parte es normal en cualquier idioma, no era cierto que se emplease el castellano comolingua franca: bien al contrario, lo que hacían los hablantes de dos variedades distintas cuando entablaban conversación era utilizar sus propias lenguas modificándolas mediante un proceso de tanteo y aproximación, lo cual demostraba que sí que existían entre esos bables nexos en común que permitían considerarlos parte de una lengua única y sistematizable.
Nada había más lógico, pues, que ofrecer al profesor Alarcos en 1980 formar parte de la naciente Academia, y que Alarcos accediera gustoso.

El Rubicón antiasturianista

En 1988 se funda otra entidad relacionada con el asturiano, pero desde la trinchera contraria a la ocupada por la Academia: la asociación Amigos de los Bables, que se presenta con un largo manifiesto en el diario La Nueva España. En él, sus promotores se presentan a sí mismos como «la Asturias pensante y sensata» —«Sensatos y pensantes, sois unos mangantes», se gritaría desde entonces en las manifestaciones por la oficialidad de la llingua— y expresan su rotunda oposición a la normalización del asturiano, que en 1985 había dado un paso importante al impartirse por primera vez clases de bable de manera optativa en algunos centros públicos. Esgrimen el argumento consabido: no hay un bable, sino cien —«Que florezcan los cien bables» fue uno de los lemas de la asociación—, y el asturiano estándar aprobado por la Academia, «un invento aberrante» y una «jerga in vitro», haría desaparecer la rica variedad dialectológica del país. También lanzan dos argumentos nuevos: el de que la normalización costaba una enorme cantidad de dinero para la que había destinos más útiles y el de que detrás de esa normalización supuestamente desligada de todo interés político había «minorías abertzales» cuyo propósito real era «una especie de formación del espíritu regional», esto es, cultivar un hecho diferencial de Asturias con respecto al resto de España que justificase reivindicaciones de tipo nacionalista en el futuro. Entre estos sensatos y pensantes se encontraban Jesús Neira, Gustavo Bueno, el presidente regional del CDS Adolfo Barthe Aza… y Emilio Alarcos.
Las simpatías del profesor Alarcos hacia el asturiano habían desaparecido en algún momento posterior a 1983, cuando apuesta por la unificación de las variantes del asturiano a partir de la central —«científicamente no es un disparate», dice— en una conferencia titulada «Del Babel y los bables», y aun a 1985, cuando escribe a favor de la «cuarta» lengua románica de la península en un artículo para la Fundación March. El Rubicón del antiasturianismo, en todo caso, lo cruza públicamente en ese mismo 1988, cuando se produce un ruidoso incidente que tiene por protagonistas al propio Alarcos y a un alumno suyo, el entonces doctorando en filología románica pero ya también académico de la llingua Ramón d’Andrés. Los pormenores de lo sucedido los recordaba el propio D’Andrés hace unos meses en una larga entrevista en este mismo diario: «Alarcos», rememora D'Andrés, «era el director de mi tesis, y un día de 1988 recibo una nota en un sobre que llega a mi despacho —todavía la tengo por ahí— en la que me comunica, en tono muy despectivo, que renuncia a ser el director de mi tesis por estar redactada en bable. Cosa que él sabía perfectamente, porque había presidido en 1981 el tribunal de mi tesina, que había sido en asturiano también, sin mayor problema por su parte. Yo, estando la facultad como estaba ya incendiada, me pregunté: “¿Por qué voy a tener que aguantar esto?”, y decidí hacerlo público. El día de la lectura de mi tesis estaba el salón de actos lleno de prensa y de televisión. Fue una cosa de locura. Ya lo había sido buscarme un tribunal, porque Alarcos tenía sus influencias e hizo que costara trabajo encontrarlo».
Tal como apunta D’Andrés al referirse al «incendio» que sacudía ya la Facultad de Filología en el momento en el que decide hacer público el desaire de su maestro, el asunto de su tesis fue sólo el salto a la arena del debate social de un conflicto que hasta entonces había permanecido circunscrito a los pasillos de la universidad ovetense, pero que como tal guerra de despachos había alcanzado gran virulencia. Las raíces de tal conflicto también las exponía D’Andrés en su entrevista con ASTURIAS24.
«Lo que pasó», recuerda D’Andrés, «fue que hubo unos enfrentamientos dentro del departamento, en el que Alarcos era la máxima figura. Efectivamente, hasta 1985 simpatizaba de una manera tibia, pero muy permisiva, con el tema del asturiano, en el que el gran paladín aquí era Xosé Lluis García Arias. García Arias no era catedrático aún, pero era la persona que lideraba esta cuestión en la facultad, y tenía muy buena relación con Alarcos, y también con el catedrático de lengua José Antonio Martínez. En general había armonía en esta cuestión. Sólo una persona del departamento se oponía: Jesús Neira. El clima fue ése hasta que, a mediados de los ochenta, empezó a haber una serie de malos rollos dentro del departamento; luchas de poder que deterioraron las relaciones, que terminaron por romperse cuando José Antonio Martínez, que era vicerrector, exigió al matrimonio Alarcos que devolviera unos dineros del tiempo en que Alarcos había sido decano de la facultad. Era]un enfrentamiento personal que no implicaba al asturiano para nada, pero que causó una división en el departamento y dio lugar a dos bandos. García Arias se colocó, como la mayor parte del departamento, del lado de Martínez, y ahí empezó una guerra que hizo que Alarcos empezara a disparar contra el asturiano».
En lo sucedido juega un papel protagónico, también, Josefina Martínez, la esposa ovetense de Alarcos. Su relación biográfica con el asturiano es idéntica a la de su marido: si en los años sesenta escribe su tesis comparando al asturiano con el castellano y en 1976 prologa el libro Llingua y sociedá asturiana de Xosé Lluis García Arias describiéndolo como «una obra científica escrita en bable» que haría más difícil «argumentar que el habla de Asturias no sirve para exponer conocimientos científicos serios», en 1984 abandona la Academia —hay quien sostiene que aspiraba a presidirla, y que su frustración al no conseguirlo jugó también algún papel en su repertina conversión al antibablismo— y comienza a lanzar frecuentes embestidas contra la ahora denostada llingua y sus defensores.
Xosé Lluis García Arias, quien también concedió una entrevista a este diario el año pasado, es mucho más comedido que Ramón d'Andrés a la hora de recordar lo sucedido con Alarcos, que no quiere valorar porque supone que, como parte implicada, no sería considerado una voz imparcial, aunque sí reflexiona que «el problema que se planteó derivó hacia la cuestión lingüística para afianzar otro tipo de cuestiones» y que «la gente, cuando está en la guerra, tira toda la munición que encuentra a mano, y a veces, a causa de eso, se convierte en casus belli algo que no debería ser objeto más que de una discusión tranquila».
Los recelos de García Arias provienen de que toda esta historia incluye un episodio en el que él es actor principal y no secundario. Fue un año antes que el incidente de D’Andrés, en 1987, cuando se convoca una oposición a una cátedra de dialectología hispánica y él se presenta avalado por un deslumbrante currículum y una larga lista de publicaciones. Cuando Alarcos tiene noticia de ello, se autodesigna presidente del tribunal que debe valorar los méritos de Arias y nombra secretaria a Josefina Martínez, completando el grupo sendos profesores de las universidades de León y Alicante y el académico de la RAE y amigo personal del matrimonio Alarcos Gregorio Salvador, también contrario a la normalización del asturiano. Al conocer la noticia, García Arias impugna la presencia de Alarcos, Martínez y Salvador, pero el rector Alberto Marcos Vallaure no la aprueba aduciendo tras consultar a la asesoría jurídica de la Universidad que, para constituir un motivo de impugnación, la enemistad debe ser probada documentalmente. El 27 y el 28 de octubre, cuando tiene lugar el examen, García Arias pierde la cátedra sin ningún voto a favor. Sólo la conseguirá veinticinco años más tarde.

Energías desperdiciadas

En 1994, Alarcos concedía una pequeña entrevista informal al periodista de El País Feliciano López. Éste le preguntaba, entre otras cosas:
—El bable, lengua asturiana, ¿le sirve?
—Sí, para que me den la lata todos los Jomeinis de la localidad —respondía Alarcos.
La activísima colaboración de Alarcos con Amigos de los Bables duraría diez años, los comprendidos entre 1988 y 1998, cuando el catedrático fallece repentinamente. Emplearía en ello grandes energías —de hecho, la actividad de la asociación decae brusca y fuertemente tras la muerte del profesor— y conseguiría involucrar en el conflicto a personas e instituciones en principio completamente ajenas a él, como la Real Academia Española. Así, ya en 1988, y a raíz del affaire D’Andrés, se entabla un rifirrafe entre la Academia de la Llingua y la RAE que termina con la segunda aprobando por unanimidad renunciar a la condición de miembro de honor de la academia asturiana, ello después de que la ALLA declarase persona non grata a Alarcos y remitiese a la RAE un escrito mostrando su malestar por las invectivas antiasturianas del propio Alarcos y de otros miembros de la institución, como Pedro Laín Entralgo o Rafael Lapesa.
La actividad antiasturianista de Alarcos, Josefina Martínez y los amigos de los bables no se limita a frecuentes artículos en prensa en los que defienden sus posiciones con argumentos de más que cuestionable rigor científico. Según contaban Sofía Castañón y Xuan Cándano en un artículo publicado en la revista Atlántica XXII hace cinco años, los miembros de este lobby antibablista «visitan o telefonean a políticos, sindicalistas, académicos, universitarios y a cualquier persona influyente o relacionada con el tema a la que puedan alertar contra “el peligro de la normalización”, tanto en Asturias como en Madrid. No hubo presidente del Principado, consejero de Cultura ni rector que se librara, sin faltar ministros, de aquellas presiones, que fueron realmente exitosas y tienen mucho que ver con la fobia a la lengua asturiana de las élites de la autonomía».
En opinión de Ramón d’Andrés, aquella batalla fue muy perjudicial para Alarcos. «Empleó», valora D’Andrés, «muchísima energía en la asociación Amigos de los Bables y en una batalla de puro odio personal que no manejó bien y que intelectualmente no le benefició en nada, y dejó de emplearla en otras cuestiones que habrían redundado más en prestigio personal para él». D’Andrés pone el siguiente ejemplo: «Todos esperábamos que, en los ochenta y noventa, Alarcos publicara su famosa gramática funcional, que ya había ido anticipando en varios libros y que era la que nos enseñaba en las aulas. Todos esperábamos la gran gramática de Alarcos, pero cuando finalmente publica la RAE su Gramática de la lengua española, en 1994, aquello es el parto de los montes: una mínima expresión que se notaba que eran cuatro apuntes y en la que se desdecía de parte de la terminología que había acuñado».
Según concluye el filólogo, «quien más perdió con todo este asunto fue el propio Alarcos».

Actualidad deportiva...

enis - Nadal, Garbiñe y el Rugby, los nombres del día

Rafa Nadal se enfrentará a Cilic en el ATP de Viena y probará en qué estado se encuentra su tenis ante un rival duro de roer. Garbiñe Muguruza venció a Kvitova y se planta en semifinales del WTA Finals camino de la gloria. El Mundial de Rugby va llegando a su fin y Argentina y Sudáfrica se disputarán el bronce en el Estadio Olímpico de Londres.

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Tenis - Nadal, Garbiñe y el Rugby, los nombres del día
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Rafa Nadal, Garbiñe y Argentina

Tercer partido de Rafa Nadal en el ATP de Basilea ante Marin Cilic
, campeón del US Open en 2014 y uno de los rivales más difícil del circuito. El español se ha enfrentado al croata en tresocasionesdos de ellas con victoria para el tenista balear por una del jugador balcánico.PRUEBA DE FUEGO PARA NADAL
Este partido de cuartos servirá para comprobar en qué estado de forma se encuentra tras irse reencontrando, poco a poco, con su mejor tenis. Nadal deberá atender a su gran saque y a su poderosa derecha, herramientas que ha ido mejorando Cilic para hacerle un tenista sorprendente y competitivo.
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NUESTRA OPINIÓN
Pese a empezar con susto la primera ronda, Rafa Nadal ha ido encontrándose cómodo y, si su físico se lo permite, no tendrá problemas para anotarse una nueva victoria ante Cilic.
MUGURUZA, MÁS CERCA DE LA GLORIA
Garbiñe Muguruza hizo pleno de victorias en la primera ronda del WTA Finals al vencer en eltercer encuentro del grupo blanco a Kvitova. Tras hacer lo mismo con Safarova y Kerber, la tenista española se encuentra en semifinales, líder y con seis sets en su bolsillo.
Ahora en la siguiente ronda, deberá enfrentarse a Agnieszka Radwanska, tenista polaca que finalizó segunda en el otro lado del cuadro, en el grupo rojo.
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NUESTRA OPINIÓN
Garbiñe tiene dos partidos por delante para hacer historia en el tenis español, lograr el título de maestras, hazaña lograda por Arantxa Sanchez-Vicario en 2001. Las sensaciones son muy positivas y su físico parece incansable, todo está alineado para soñar que puede lograrlo.
EN BUSCA DEL TERCER PUESTO EN EL MUNDIAL DEL RUGBY
Argentina y Sudáfrica juegan hoy el penúltimo encuentro del Mundial de Rugby 2015 para decidir quien se queda con el bronce del campeonato. Los Pumas buscan su segundo tercer puesto de su historia en el Estadio Olímpico de Londres.
En frente estará el combinado sudafricano, que no se lo pondrá fácil. Su seleccionador, Heyneke Meyer, ha declarado que lucharán por el tercer puesto para no firmar un mal Mundial tras haberse colgado dos oros en ediciones anteriores.
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NUESTRA OPINIÓN
El Mundial de Rugby va llegando a su fin y los dos encuentros que resten para que eche el telón son todo un lujo para el espectáculo. La semifinal como primer entrante no dejará indiferente a nadie con dos selecciones que han hecho un gran recorrido para al final morir matando.

El Borbón y la comisión...

No era fácil hasta ahora hacerse con un ejemplar de 'El precio de la Transición' (Planeta, 1991); a menos, eso sí, que uno estuviera dispuesto a gastarse los alrededor de 50 euros que pedían por él en el circuito de libros descatalogados.
La demanda, por tanto, era muy superior a la oferta; entre otras cosas porque la demanda de visiones críticas sobre la Transición se ha disparado desde que estalló la recesión económica (2008), surgió el 15-M (2011) y las instituciones políticas del país cayeron en una crisis de legitimidad de la que aún están por salir.
Fenómeno cultural que ha reforzado el estatus de Gregorio Morán (Oviedo, 1947): de voz crítica y heterodoxa que clamaba en el desierto del 'mainstream' a periodista de referencia para una nueva generación que muestra poca o ninguna admiración hacia conceptos como 'transición modélica' o 'bipartidismo'.
La editorial Akal recupera ahora 'El precio de la Transición'. Revisado y con un nuevo prólogo en el que el periodista asturiano, fiel a su leyenda, no deja títere con cabeza. En efecto, si bien su ácida visión de la Transición va a ser mucho mejor recibida ahora que en 1991, hay algo que no ha cambiado desde entonces: la afición de Morán a agitar sus argumentaciones a mamporro limpio.
“La Transición de la dictadura a la democracia fue relativamente breve, apenas siete años (desde noviembre de 1975 hasta octubre de 1982), poco más que la duración de la Segunda República (cinco años y dos meses). Ahora bien, la Transición como periodo histórico, con su Constitución de 1978, lleva funcionando 40 años, para gozo y satisfacción de quienes la parieron, la amamantaron y la pusieron a trabajar, lo más pronto que consintió su edad, en una casa de lenocinio”, escribe en el prólogo del libro.
Gregorio Morán pasó hoy por Madrid para presentar 'El precio de la Transición' y habló con El Confidencial sobre el ayer y hoy de la democracia española. 
PREGUNTA. ¿El tiempo ha puesto este libro en su sitio?
Los últimos años han sido demoledores para los análisis de la Transición. Han cambiado las tornas de una manera total
RESPUESTA. En 1991 ya estaba perfectamente definido lo que había sido la Transición, lo sorprendente era ver cómo la gente se creía la versión oficial con tanta facilidad. Pero los tres últimos años han sido demoledores para los análisis de la Transición. Han cambiado las tornas de una manera total. ¿Por qué ha saltado todo por los aires? Porque la crisis lo mueve todo. Igual que es imposible entender lo que sucede ahora en Cataluña sin el contexto de crisis económica brutal. En 1991, por contra, casi nadie osaba romper el marco político y opinativo. Muy pocos salieron en defensa de mi libro; sin embargo, los ataques fueron fulminantes. La propia editorial, Planeta, soltó una frase feliz tras leer el manuscrito: "Pero… este no es el libro que esperábamos".
P. ¿Qué libro esperaban en Planeta?
R. La frase significaba, evidentemente, que el libro era muy duro. Hubo algunos cortes que ahora he restituido. Algunos párrafos, alguna referencia al Rey… En cualquier caso, fueron pequeñas modificaciones que no cambiaban el discurso de fondo de 'El precio de la Transición'.
P. En el nuevo prólogo atiza usted de lo lindo a una figura ampliamente respetada hace hace poco por su contribución a la democracia: Juan Carlos I. ¿Podría explicar el porqué de sus críticas al joven lector que no vivió los años locos de la democracia? 
Los partidos idearon unos sistemas corruptos de crecimiento. De Filesa en adelante. Nadie se libra. El que se libra es porque no tocó poder
R.  En la Transición la corrupción no importaba, porque lo fundamental era ganar libertades y estabilizar la democracia. La corrupción existía, pero era un problema muy menor. Me acuerdo de aquello de los 5.000 corderos que le vendió el cuñado de Adolfo Suárez a Egipto. ¡Oh, qué escándalo! Pero claro: compara eso con Bárcenas y el Palau de la Música. Peccata minuta. Luego llegaron los partidos e idearon unos sistemas corruptos de crecimiento. De Filesa en adelante. Hubo de todo. Nadie se libra. El que se libra es porque no tocó poder.
P. De Juan Carlos I escribe que debería haber dado ejemplo, pero hizo justo lo contrario, y los políticos imitaron su comportamiento...
R. Lo suyo con la corrupción fue un descaro. Los barcos… Todo, todo. Juan Carlos I fue, sin ninguna duda, el mayor comisionista que hubo en este país. Donde olía dinero, ahí estaba. Una obsesión que venía de Fernando VII, pura tradición borbónica. Lo gracioso es que lo justificaban diciendo que Juan Carlos I había tenido muchas dificultades económicas de joven. ¡Eso es una sucia mentira! Los Borbones no tuvieron dificultades económicas nunca.
P. Se escriben constantemente artículos comparando la época actual con la Transición. La última coletilla periodística es comparar a Albert Rivera con Adolfo Suárez. Como biógrafo de Suárez, ¿qué opina de esta analogía?
Las comparaciones entre Albert Rivera y Suárez no tienen ni pies ni cabeza
R. Que no tiene ni pies ni cabeza. Es un chiste de patán ignorante, de alguien que no conoce nada de Suárez y muy poco de Rivera. No son comparables ni por tradición, ni por formación… Es la típica simplificación de columnista brillante. No tienen nada que ver. Piensa de dónde venía Suárez y de dónde viene Rivera... Albert Rivera pertenece a un partido al que no votaré nunca, pero siempre ha mantenido posiciones políticas bastante similares; Adolfo Suárez, por contra, hizo de todo... El problema es que hablan del Suárez muerto, del Suárez canonizado, de la leyenda, no del Suárez que pasó una durísima etapa al frente de UCD… hasta que le echaron. Son los mitos de la Transición…
P.  ¿Se perpetúan dichos mitos?
R. Está sucediendo un fenómeno muy curioso: los 40 años de franquismo se han ido achicando más y más, y ahora parecen un periodo histórico muy corto. Sin embargo, los siete años de Transición se han ido dilatando más y más… hasta que en vez de siete años parecían 70. Así que todos estos tópicos, como el de comparar a Rivera con Suárez o llamar Segunda Transición a lo que estamos viviendo ahora, pueden funcionar. Es cierto que hay dos nuevos partidos que no tienen nada que ver con los dos anteriores. Eso sí que es una novedad. Ahora bien: ¿cómo se reflejará eso en las urnas? Está por ver.
P. Viendo lo que ha ocurrido en Cataluña los últimos días, ¿diría que el PP y Convergència se retroalimentan electoralmente?
Para Artur Mas y para Convergencia la independencia es la amnistía, el no ir a la cárcel
R.  Para Rajoy es un problema muy diferente que para Artur Mas. Para Mas y para Convergència la independencia es la amnistía, el no ir a la cárcel, así de claro. Pero para Rajoy es un marrón porque, entre otras cosas, no tiene ni idea de Cataluña, pero ni idea. Por supuesto que ni estos ni Bárcenas van a ir a la cárcel, o irán unos días como mucho, porque saben demasiado. Mira lo que ha pasado con ese fondo inagotable de dinero para Convergència que fue el Palau de la Música: Millet se presenta en los juicios en silla de ruedas y todo el mundo exclama: "¡Pobre viejo!".  

Las Microinnovaciones....

31.10.2015  05:00 H.
Hace unos años, Sharath Jeevan acudió a una reunión con el ministro de Educación de un país caribeño. Este le explicó que había decidido gastar una cuarta parte de su presupuesto en comprar un ordenador para cada niño, ya que consideraba que esa era la fórmula mágica para mejorar sensiblemente la educación de su país (¿recuerdan que Zapatero propuso algo semejante?). Poco después, el emprendedor indio leyó el caso de un profesor keniata que había conseguido alcanzar los segundos mejores resultados de matemáticas de su país a través de una simple reorganización del año escolar.
Sharath Jeevan.
Sharath Jeevan.
Un contraste muy revelador, pensó Jeevan. No son los grandes proyectos sino los pequeños cambios llevados a cabo por los profesionales de la educación los que finalmente marcan la diferencia. Gracias a su larga experiencia en el mundo de la empresa privada, en la que entre otras cosas ayudó a crear eBay for Charity, la rama de obra social de la popular tienda, decidió que su proyecto más ambicioso debía ser STIR Education. Esta red fue fundada en 2012 con el objetivo de identificar el talento entre losprofesores, animarlos a implantar sus cambios y poner en contacto a los líderes del cambio educativo.
“Todos los veranos volvía a la India y al ver a los niños pensaba que yo mismo podría haber sido uno de ellos”, explica Jeevan, emprendedor social de la red Ashoka, a El Confidencial. “Me di cuenta de que a través de la educación puedes marcar una gran diferencia en la vida de la gente”. Por ello, y gracias a las habilidades comerciales y de gestión de equipos que había aprendido a lo largo de su carrera, así como a su experiencia en el sector educativo inglés con Teaching Leaders, decidió arrancar con STIR Educacion a muy pequeña escala, con 25 profesores en Delhi que en apenas tres años se han convertido en 12.000 en la India y Uganda.

Las tres etapas del viaje del profesor

No hay ninguna duda de que la India necesitaba algo que sacudiese su sistema educativo. En el examen PISA de 2009, el país asiático quedó en el puesto número 72 de los 74 participantes. No sólo había muchos niños no escolarizados, sino que incluso los que estaban no eran capaces de recibir la formación que necesitaban. “Pensé que debía buscar una solución al problema que supone que millones de niños en todo el mundo reciban una educación sin valor en la que no aprenden ni a leer ni a escribir o a realizar una operación matemática”, explica Jeevan. “Sabemos que la diferencia la debían marcar los profesores, que a menudo son considerados el problema, cuando son la solución”.
En STIR Education es de gran importancia el concepto de microinnovación, esos pequeños cambios que, acumulados, propician un cambio general
Jeevan tiene muy claras cuáles son las dificultades de los profesores y de qué manera se les debe ayudar, incluso en los países occidentales. “No es tan diferente de Inglaterra u otros países occidentales, donde hay un gran problema de motivación en los cuerpos docentes”, recuerda el emprendedor. “Muchas personas tienen buenas ideas pero no consiguen implantarlas porque el sistema no quiere cambiar”. El primer paso está claro: volver a motivar a aquellos que han perdido la ilusión y, sobre todo, reconocer el esfuerzo de los profesionales: “Muchos tienen la sensación de que por muy duro que trabajen y lo mucho que consigan nadie se preocupa por ellos. Necesitan reconocimiento, que no tiene por qué ser necesariamente económico. Lo importante es poner el foco en los docentes que están haciendo un buen trabajo”.
Para ello, el programa de STIR Education se centra en tres etapas. La primera de ellas es la de Ignición, que tiene como objetivo “construir motivación, mentalidades positivas y la experiencia de liderar el cambio” a través del intercambio de experiencias y apoyo entre diferentes profesores, y que dura un año. La siguiente se desarrolla durante otras dos temporadas y es la deIntegración, en la que las innovaciones se implantan en el trabajo diario del profesor gracias a la ayuda de grandes expertos en educación y el conocimiento teórico necesario. Finalmente llega la fase de Imbricación, en la que el profesor se hace responsable de sus cambios y los transmite a otros profesionales.

La gran revolución de las microinnovaciones

En la filosofía de STIR Education es de gran importancia el concepto de microinnovación, esos pequeños cambios en apariencia inanes que se llevan a cabo en el aula y que, acumulados, propician un cambio general. “Estamos trabajando para implementar cambios en colaboración con el gobierno”, explica Jeevan. “Queremos trabajar dentro del sistema para mejorarlo con profesionales que lideren el cambio a nivel local, que tengan reconocimiento y una red para desarrollarse. Podemos cambiar a la gente, y la gente puede cambiar las estructuras”.
Jeevan se ha fijado una ambiciosa meta para los próximos cinco años: llegar a 120.000 profesores, es decir, el 10% de las zonas en las que trabaja
Un ejemplo de una de estas pequeñas innovaciones que marcaron una gran diferencia proviene de esos primeros 25 profesores de Delhi. Ante las dificultades que presenta un aula masificada de 80 alumnos para atender a todas las necesidades, una profesora decidió construir un buzón en mitad de la clase para que los estudiantes depositasen sus sugerencias. Gracias a ello, “los niños tuvieron la sensación de que un adulto mostraba interés por lo que hacían”. Además, la maestra llegó a identificar un par de situaciones de abuso familiar en los hogares de los estudiantes. En otro ejemplo, se consiguió que los padres participasen en la educación de sus hijos realizando un informe no sólo sobre los alumnos, sino también sobre sus progenitores y la ayuda que prestaban; en otro, una profesora de matemáticas consiguió que los alumnos entendiesen la estadística animándolos a preguntar a los comerciantes de su comunidad.
Quizá el caso más claro del éxito de STIR Education sea el de una vieja profesora que contaba sus días para la jubilación antes de conocer a Jeevan. “Estaba totalmente desmotivada después de 30 o 35 años de carrera”, explica. “Conseguimos volver a motivarla y formó parte de una red local, donde fue reconocida como una de sus líderes en excelencia”. Hace apenas unas semanas, dio una conferencia en Dubái. Un buen ejemplo de cómo una persona infravalorada puede generar un gran cambio si tiene la oportunidad y los medios necesarios, y que ha animado a Jeevan a fijar una ambiciosa meta para los próximos cinco años: llegar a 120.000 profesores en las zonas en las que trabaja, es decir, el 10% de sus cuerpos docentes.