lunes, 26 de octubre de 2015

Alarmas Bancarios....Productos tóxicos.


Los seis productos tóxicos bancarios que no te deben colocar



El bufete V Abogados, especializado en demandas colectivas, y la editorial Thomson Reuters Aranzadi acaban de editar la primera Guía de Productos Tóxicos Bancarios. Se trata de una herramienta útil para el consumidor, ya que, con un lenguaje comprensible, describe los productos tóxicos que su banco puede ofrecerle (o le ofreció) sin informarle de los riesgos reales de perder sus ahorros o acabar pagando elevadas cuotas adicionales. 
Según datos de VAbogados, 9 de cada 10 demandas por preferentes o cláusulas suelo se resuelven de forma positiva para el afectado
Además, la guía incluye un segundo nivel, más técnico y dirigido al letrado, con legislación, jurisprudencia, problemas jurídicos más frecuentes, argumentos de la entidad bancaria, etc. En definitiva, orientaciones útiles para elaborar una demanda judicial y reclamar con éxito devoluciones en preferentes, swaps, obligaciones subordinadas, etc. Según datos de VAbogados, el 97% de las demandas por productos como preferentes o cláusulas suelo se resuelven de forma positiva para el afectado. En casos como las hipotecas multidivisa, en que el contratante puede ver crecer sus cuotas y, a la vez, el total a deber, un sentencia reciente también ha abierto las puertas a la nulidad total del contrato.
Productos engañosos
Preferentes: productos financieros ofrecidos por las cajas de ahorros al inicio de la crisis para obtener recursos de forma urgente. Se comercializaron entre los pequeños ahorradores, convenciéndoles para que invirtieran su dinero en un producto nuevo, muy rentable y completamente seguro. Miles de afectados perdieron los ahorros de toda la vida y hoy tratan de recuperar su dinero a través de demandas judiciales.

Hipotecas multidivisa: las entidades financieras ofrecieron este tipo de hipotecas con la promesa de que permitían ahorrar en las cuotas mensuales gracias a la aplicación del Libor (medida del coste de los préstamos entre bancos) y a la debilidad de ciertas divisas frente al euro. Pero no informaron de las consecuencias de su revalorización. Quienes contrataron hipotecas multidivisa deben al banco más dinero que cuando firmaron el préstamo.

Cláusulas suelo: préstamos hipotecarios a interés variable que "protegían" al cliente de la temida subida del Euribor con una cláusula techo: no pagaría nunca más de cierto tipo de interés. En contrapartida, una cláusula suelo evitaba que la cuota se redujera por debajo de un mínimo. Miles de personas descubrieron que las bajadas del Euribor como respuesta a la crisis no repercutían en su beneficio. El Tribunal Supremo ha dado la razón a quienes reclaman la nulidad de estas cláusulas y se pueden reclamar las cantidades pagadas de más.

Obligaciones convertibles: numerosos ahorradores han sufrido grandes pérdidas por no haber sido informados de forma correcta de los riesgos que corrían con este producto. Las obligaciones convertibles, al inicio, se comportan como la renta fija tradicional pero puede estar previsto que se transformen en renta variable, en acciones del emisor. Un riesgo que la mayoría de inversores desconoce. Este producto sigue comercializándose extensamente.

Depósitos estructurados: se trata de un claro caso de mala práctica bancaria en la que se comercializan depósitos sin advertir al cliente de que carecen de garantía de capital, de la existencia de un coste de cancelación o de la imposibilidad de cancelarlo de forma anticipada. La falta de información adecuada permite reclamar las pérdidas con grandes garantías de éxito.

Swaps: se trata de contratos de permuta de tipos de interés aleatorios. Las entidades financieras los ofrecían a quienes contrataban un préstamo hipotecario a interés variable vendiéndolo como un "seguro" que les protegería si el Euribor seguía subiendo. Pero, tal y como sabían las entidades, empezó a bajar y centenares de hipotecados vieron cómo sus cuotas crecían por culpa de los swaps.

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