¿Qué pinta un presidente socialista en Covadonga?
Asturias Laica defiende en esta tribuna la separación de la Iglesia y el Estado y pide a las autoridades que no acudan a los actos religiosos // "Es un espectáculo bochornoso", afirma
LUNES 07 DE SEPTIEMBRE DE 2015
Otra vez Covadonga. Otra vez asistiremos al lamentable espectáculo anual de las autoridades civiles de Asturias asistiendo y participando en el ritual católico presidido por el ciudadano Jesús Sanz, al que sus feligreses llaman arzobispo de la diócesis.
Desde la instauración del régimen de la transición, o segunda restauración borbónica, Asturias ha tenido nueve presidentes. Todos, a excepción de dos, han sido socialistas. Y ninguno ha faltado a las pompas litúrgicas de la basílica de Covadonga el día 8 de septiembre.
Pero ¿qué pintan los presidentes socialistas en Covadonga? Cuando hablas con ellos a titulo particular, todos te reconocen que las creencias religiosas son un asunto privado. El artículo 16 de la Constitución establece la separación de la Iglesia y el Estado. Dicen que Javier Fernández es una persona importante en el PSOE, un PSOE que en el congreso de Sevilla prometió que en un próximo gobierno socialista habría avances en la laicidad. ¿Por qué no se dan esos avances allí donde ya gobiernan? Es cierto, y así lo reconocemos, que en Asturias, al menos en las horas de doctrina católica (religión) en la enseñanza, sí ha habido un tímido avance.
Covadonga es un espectáculo bochornoso en el que se rinde homenaje a la ideología más rancia de la derecha
Covadonga es un espectáculo bochornoso, un acto político-religioso en el que se rinde homenaje a la ideología más rancia de la derecha y al nacionalcatolicismo. Año tras año, sin escuchar a nadie, basándose en mitos, milagros y liturgias de la religión católica, las autoridades asistentes legitiman ante el pueblo asturiano una ideología casposa, rancia y retrógrada que trata de presentarnos la unión del trono y el altar, además de una Asturias como origen de España y cuna del agresivo nacionalismo español.
¿Por qué van los presidentes socialistas a Covadonga? ¿No les da vergüenza contribuir con su presencia a legitimar las ideas más reaccionarias y retrógradas del espectro político? Javier Fernández acudirá y participará sin duda, otra vez más, en tan lamentable puesta en escena. No fue elegido para esto. Asturias padece gravísimos problemas sociales, económicos y medioambientales, agravados por la nefasta gestión de los cuatro años de gobierno del PP. ¿Cree el presidente socialista que asistir a este tipo de espectáculos contribuye a solucionar estos problemas? Para eso sí fue elegido, para buscar soluciones al paro, a los desahucios, para detener el éxodo de miles de jóvenes que se ven obligados a abandonar Asturias, para solucionar los problemas educativos y sanitarios, para dar satisfacción a los derechos de las personas dependientes… Y no para andar de misas y procesiones con el ciudadano Jesús Sanz, al que sus feligreses llaman arzobispo.
Desde los inicios de la transición hasta hoy, en la sociedad asturiana han cambiado muchas cosas. Las creencias religiosas de la ciudadanía, también. Asturias, en cuestión de creencias, es plural y, como el resto de la sociedad española, se ha secularizado. Sobre esto, Asturias Laica ya ha aportado datos más que suficientes. A este respecto, en política soplan nuevos aires que desde las elecciones municipales han dado como resultado ayuntamientos que adoptan sanas medidas de separación de la Iglesia y el Estado. Sin ir más lejos, en Oviedo. Pero también en Madrid, Barcelona, Valencia , Zaragoza, A Coruña, Zamora o Santiago de Compostela, e incluso infinidad de poblaciones menores. Y no pasa nada, señor presidente. La ciudadanía acepta estos cambios con toda normalidad, incluso los agradece como cambios necesarios.
Aquí, parece que ustedes se instalan en que todo siga igual, que nada cambie. Que siga la vieja política. Un año y otro, el obispo recibe al presidente socialista en Covadonga, el presidente socialista y las demás autoridades asisten a la misa, escuchan atentamente el sermón episcopal, a veces convertido en abroncamiento político, asisten a la procesión y dicen en la despedida: “Qué bien lo hemos pasado todos juntos y hasta el año que viene, señor obispo”.
¿Pero qué pinta un presidente socialista en Covadonga? ¿Y qué pinta una oposición de izquierdas que, aunque no asista al espectáculo, consiente año tras año que vaya el presidente sin pedirle explicaciones en la Junta General?
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