Meteorología atribuye la cadena de temporales en Asturias al aumento del deshielo del casquete polar ártico
El delegado en Asturias indica que la corriente en chorro es menos intensa, lo que favoreció que el aire frío permaneciera más tiempo sobre la región
El mes de noviembre fue extremadamente húmedo en Asturias, es decir, superó todos los registros de la región entre 1981 y 2010, años que se toman como referencia. La media de precipitación fue de 437 litros por metro cuadrado, triplicando lo normal de ese mes. En 25 de las estaciones de la Aemet en Asturias se registraron los valores de lluvia máximos de su historia, destacando los 704,5 litros por metro cuadrado en Salcedo de Allande y los 548,6 en Amieva. En Oviedo se recogieron 365,4; en el aeropuerto de Asturias, 333,1, y en Gijón-El Musel, 376,2. Pero es que en la estación gijonesa se registraron durante todo el otoño 571,5 litros por metro cuadrado, lo que supone 179 más que el récord anterior, que tuvo lugar en 2010. También fueron destacables otros registros extremos como la racha de 130 kilómetros por hora registrada en el aeropuerto de Asturias o la temperatura mínima de -4,5 grados que se alcanzó en el puerto de Leitariegos. Pero, ¿por qué se produjo una situación tan anómala el mes pasado?
Ángel Gómez, delegado de la Aemet en Asturias, indicó que «el cambio climático hace que eventos anormales aumenten su frecuencia, pero que haya habido uno concreto no podemos saber con seguridad que se deba al cambio climático». Lo que ocurrió en la región durante todo el mes de noviembre tiene su origen bastante lejos, en el Ártico. Gómez explicó que el casquete polar se ha calentado tres grados, frente al poco más de un grado del conjunto del planeta. Ello se debe a que la placa de hielo marino refleja la radiación del sol hacia el espacio y, al haberse incrementado la temperatura, el hielo de los bordes de la placa se derrite. «Es una retroalimentación», advierte el delegado de la Aemet.
No ocurre lo mismo en el Antártico o Groenlandia, donde hay capas de kilómetros de hielo sobre tierra firme. En el Ártico son apenas decenas de metros sobre un océano con el agua a cuatro grados. La consecuencia de todo esto es que la diferencia de temperaturas entre el Ártico y los trópicos disminuye, con lo que «los vientos en las latitudes medianas, la corriente en chorro, son menos intensos. Esta corriente determina el clima, porque tiene dorsales y vaguadas, y discurre de oeste a este», apunta Gómez. Esas vaguadas y dorsales (o picos) separan las zonas de aire frío y caliente. Además, al ser menos intensa la corriente en chorro, se mueven más lentamente, hasta el punto de que «se pueden quedar mucho tiempo sobre un mismo sitio. Eso puede dar lugar a una larga sequía (si es una dorsal) o a un periodo de lluvias espectacular (si es una vaguada). Es lo que pasó en noviembre sobre Asturias, porque sobre el este de Europa se quedó fija una dorsal con altas presiones». Esas ondas que conforman las vaguadas y dorsales se denominan 'ondas de Rossby', que a la postre favorecen el tránsito de las borrascas, siempre en sentido del oeste al este. Y muchas de ellas lanzaron sus frentes húmedos sobre Asturias, ya que circulaban «por el Cantábrico y al llegar a Francia no podían continuar hacia el este de Europa», apuntó Ángel Gómez.
La Navidad será cálida
Eso es lo que ocurrió hasta ahora, pero sobre el Principado continúan teniendo efecto las borrascas. Acaba de pasar 'Daniel' y ya llega 'Elsa', que dejará hoy vientos de más de 110 kilómetros por hora, olas de cinco metros, y precipitaciones en torno a los 40 litros por metro cuadrado, especialmente en el sur de la región. Pero se espera que «las temperaturas suban el fin de semana (se pueden alcanzar los 18 grados en Oviedo). Los primeros días de la semana que viene se mantendrán las temperaturas altas para esta época del año y las precipitaciones serán normales, salvo en el litoral que serán un poco mayores», explica el delegado de la Aemet.
Otro aspecto que parece una constante para los próximos días será que los cielos estarán prácticamente cubiertos sobre el Principado, aunque la influencia de los vientos del sur será la que haga que las temperaturas suban de una manera notable.
Sobre el resto del invierno solo parece claro, con un 50% de probabilidad, que será cálido, mientras que la incertidumbre sobre las precipitaciones es total.
Parece que habrá que estar pendientes de nuevo de lo que pueda ocurrir con la corriente en chorro y las llamadas 'ondas de Rossby', ya que de la intensidad de la primera y la ubicación de las segundas puede depender que Asturias afronte de nuevo el paso de continuas borrascas atlánticas que arrastren frentes de lluvia activos y que podrían volver a dejar precipitaciones.
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