El hotel La Gruta reabrirá como residencia de estudiantes en septiembre de 2021
El grupo Campus Patrimonial cierra la compra del complejo por 3,4 millones de euros y lo adaptará para albergar 210 habitaciones. Ofrecerá distintos regímenes de alojamiento para universitarios con precios de 300 a 700 euros al mes
Año nuevo, vida nueva. La Gruta, el histórico hotel y casa de comidas del alto de Buenavista ya no será nunca más un lugar de reposo y deleite culinario para los turistas. Después de un año con la persiana bajada y con más de un tropiezo por medio, que nubló el futuro de la operación, la firma Mi Campus Residencias ha sellado la compra del inmueble por 3,4 millones de euros. El objetivo de la empresa, marca del grupo Campus Patrimonial S.A. dedicada a la gestión de residencias universitarias en Valencia, Sevilla, Málaga, Logroño, Burgos y Aranjuez, es claro: transformar el complejo en una residencia estudiantil completamente equipada y con servicios personalizados para los alumnos del campus de El Cristo. Así lo adelantaron en exclusiva a este diario los encargados de la administración concursal del hotel, Alonso-Vega, Silvan y Tejerina Administradores Concursales SLP.
Por lo pronto, y a falta de que comiencen los trabajos de rehabilitación del edificio, que data de 1982, desde el grupo inversor ya manejan una fecha de apertura. Será en septiembre del año 2021, con el inicio del nuevo curso académico, si bien el período de reservas y matrículas se abrirá meses antes. Además, como aseguraron a EL COMERCIO fuentes internas del proyecto, la nueva Gruta contará con 210 habitaciones individuales con dotadas con WIFI y distintos regímenes de alojamiento -del más sencillo al 'premium'-, zonas comunes, salas de televisión y de estudio, y aparcamiento privado para los residentes. Los estudiantes tendrán a su disposición servicios de lavandería y comedor, y las habitaciones oscilarán entre los 300 y los 700 euros.
«Muchos estudiantes a la hora de resolver el problema de su alojamiento universitario tienen que elegir entre un piso o apartamento compartido, un colegio mayor o una residencia de estudiantes, y en Mi Campus Residencias intentamos aunar lo mejor de cada opción», explican los nuevos propietarios en su carta de presentación. «Nuestra filosofía se basa en crear ambiente de estudio, compañerismo y libertad de horarios, y todo ello con altos estándares de calidad y profesionalidad», reiteran.
Para ello, la oferta de servicios, además de cubrir el alojamiento para el curso académico completo, también admitirá estancias por periodos más cortos (días, semanas, meses o veranos completos), y «estamos encantados de acoger en nuestras residencias tanto el alojamiento de estudiantes y profesores, como de grupos, así como de contribuir a la organización de eventos relacionados con el mundo cultural o universitario».
Por su parte, desde el despacho de abogados encargado de la venta explicaron que si bien La Gruta no continuará como hotel, algo que «era muy complicado», «el hecho de que pueda tener un nuevo fin, siempre que no sea el de desbaratar los bienes, es algo muy positivo», celebraron. «Si hubiese seguido con su anterior esquema productivo y con los mismos empleados, habría sido bueno, pero se va a crear actividad en el edificio, y eso es algo bueno y necesario», concluyeron.
Adiós a un clásico
El hotel La Gruta cerró sus puertas el pasado 24 de diciembre después de que la sociedad propietaria del negocio pidiese la liquidación voluntaria de actividad al no poder hacer frente a una deuda de 12,4 millones de euros repartida entre varios acreedores. El mayoritario, el Banco Santander. La sociedad, encabezada entonces por Amado Alonso Hevia, propietario también de La Venta del Jamón, cerró en ese momento un capítulo que arrancó en 2009 con una hipoteca con el Banco Popular. Diez años en los que el negocio no solo cambió de nombre (recientemente fue apodado New Hotel) sino que pasó de tener una buena solvencia a económica a una crisis que redujo su facturación anual hasta los 300.000 euros.
Avanzado el año, y con el activo acumulando humedades, los administradores encargaron a BNP Paribas Real Estate abrir un proceso de subasta 'online', que partió de cero euros y en el que seis empresarios y grupos inversores protagonizaron una lucha millonaria y encarnizada por hacerse con el hotel. Nos obstante, la operación terminó con un duro revés para La Gruta en agosto, cuando la compañía de maquinaria industrial Gómez Oviedo anunció su decisión de echarse atrás y abandonar la compra del inmueble tras haber pujado 4,3 millones de euros por él.
El legado de los Cantón, fundadores de La Gruta, siempre ha sido golosa para el mundo empresarial. Tanto, que en una de las operaciones de compra se llegaron a pagar 19,2 millones de euros (3.200 millones de las antiguas pesetas) por él, la inversión más costosa que se recuerda. Detrás de esta operación estaba el empresario José Argimino Antón, dueño también del complejo hotelero Don Miguel de Tineo, que abandonó su participación en el año 2006.
La Gruta marcó un antes y un después. En el recuerdo, sus doce salones con capacidad para más de un millar de personas repletos de comensales y sus 105 habitaciones con categoría de cuatro estrellas atendidas por una plantilla que llegó a sumar noventa trabajadores en los mejores años. También en su historia, el complejo atesoró importantes galardones como la Placa al Mérito Turístico de Plata o el premio Principado de Asturias de Hostelería, entre otros.
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