Asturias plantea la biomasa y el hidrógeno como alternativas a su modelo energético
Empresas y Administración aspiran a financiar gran parte de sus proyectos con fondos de la Unión Europea
Asturias ha puesto el foco en dos tipos de energía para abanderar su proceso de descarbonización: la biomasa y el hidrógeno. Con escasos recursos eólicos y solares, estas alternativas encabezan las prioridades de la región para sustituir la generación con carbón y se aspira a lograr fondos europeos para dar ese paso. La biomasa recibió en mayo el espaldarazo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que desestimaba la denuncia contra su inclusión en la directiva de renovables, y se espera que pueda compensar en parte la actividad de las térmicas. En el caso del hidrógeno, está siendo impulsado desde Europa con programas de inversión, como la recién aprobada estrategia del hidrógeno.
Asturias ya se ha puesto manos a la obra en ambos casos, aunque hay grandes diferencias. Mientras la primera cuenta con una tecnología madura y puede ser rentable, en el segundo hace falta aún mucha I+D+i para que su coste se abarate y sea viable. De momento, la región tiene recursos desaprovechados. Según un estudio de la Escuela Politécnica de Mieres, más de 4.100 hectáreas podrían transformarse en cultivos energéticos para la generación con biomasa, que crea hasta 30 empleos por MW.
Ence ya tiene una central en Navia con capacidad de 77 MW que no solo abastece a su planta de celulosa, sino que genera excedentes, y Hunosa trabaja en un plan para transformar la térmica de La Pereda en una instalación que utilice materia orgánica. Sin embargo, para sustituir la generación por carbón haría falta mucho más y la idea que se baraja es, incluso, importar biomasa a través de El Musel.
Por su parte, el hidrógeno es aún inasumible en términos económicos, sobre todo, en el caso del verde, que se consigue a través de renovables y agua y tiene cero emisiones –también se habla del gris y del azul, según el origen de la energía que se utilice–, aunque se trabaja en él como una apuesta de futuro y con la esperanza de captar fondos de la UE. Uno de los planes más ambiciosos es el que ha planteado Enagás. Su idea, aún embrionaria, pasa por convertir al Principado en un gran polo para la exportación de hidrógeno verde hacia Europa. Denominado inicialmente 'Green Spider' (Araña Verde) y ampliado después como 'Green Crane' (Grulla Verde), propone movilizar 2.100 milllones de euros, de los que 400 se destinarían a la región para construir una planta de electrólisis de 100 megavatios abastecida por renovables para producir hidrógeno y aprovechar la regasificadora de El Musel. El puerto gijonés sería la puerta de salida de este gas hacia Europa.
Otros proyectos de reactivación de las comarcas mineras también tienen al hidrógeno como protagonista, aunque aún son incipientes y las empresas involucradas guardan confidencialidad. Sin embargo, según ha podido saber este periódico, son varias las interesadas en desarrollar planes de este tipo.
La necesidad que tiene Europa de cambiar su sistema energético para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones, sumada a la reactivación de la pandemia, va a traer consigo un renovado paquete de inversiones. En total, Asturias aspira a gestionar hasta 2.800 millones de euros de fondos procedentes de la Unión Europea.
Pozos de mina
Recientemente, en un encuentro telemático promovido por la Cámara de Comercio de Oviedo, el director del Centro Nacional del Hidrógeno, Emilio Nieto, planteó la posibilidad de utilizar el agua resultante del bombeo de las minas en el proceso de producción de hidrógeno. Nieto habló incluso de definir un hub basado en la economía circular en el que el hidrógeno producido se emplearía para almacenar el excedente de la energía de los parques eólicos y, a su vez, podría abastecer, a través de hidrogeneras, a vehículos. No hay que olvidar que el hidrógeno verde es clave para descarbonizar sectores como el transporte y es el combustible por el que el Gobierno de Sánchez ha apostado para llevar a cabo ese proceso.
Grandes compañías instaladas en la región también han girado la vista hacia el hidrógeno. La enegética EdP estudia buscar nuevas vías de negocio para sus centrales térmicas y, entre ellas, baraja poder producir hidrógeno en sus instalaciones. Incluso Arcelor ha abierto la puerta a usarlo en sus factorías en Asturias, aunque a muy largo plazo.
Por su parte la, Administración autonómica ha dado también un paso adelante en su apuesta por el hidrógeno verde para la descarbonización. Ante el interés mostrado por diferentes empresas para la puesta en marcha de iniciativas y las posibilidades que ofrecen las tecnologías asociadas a esta fuente, la Consejería de Industria ha creado la Mesa Regional del Hidrógeno, que coordina la Fundación Asturiana de la Energía (Faen) y en la que participan Enagás, Duro Felguera, Hunosa, Capital Energy, Iberdrola, Imasa, Renfe, EdP y el Centro Global de I+D de ArcelorMittal.
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