Juego de tronos en las cajas: así llegan a las fusiones Abanca, Liberbank y Unicaja
El impacto del covid pone en el foco a las entidades medianas. Liberbank está en todas las dianas por su base accionarial. Abanca se niega a una operación mientras siga Menéndez
La crisis del covid-19 vuelve a plantar a las cajas sobre el tablero de las fusiones. Tras años de mucho ruido y pocas nueces, la presión de la crisis y del supervisor ha llevado a estas entidades a estudiar operaciones corporativas, que se prevén para final de año o 2021. Las antiguas cajas llegan con más capital que nunca a esta nueva ronda, lo que les da cierto colchón, aunque las fuentes consultadas señalan que puede ser insuficiente para el impacto previsto por la pandemia.
En medio de este entorno, Liberbank es el banco que figura en todas las dianas, como refleja que su cotización lleve días disparada como este viernes, cuando subió un 17%. Su base accionarial le deja más descubierto, al tener un 34% de 'free float' —capital que circula libremente en bolsa— y un 29% en manos de inversores institucionales como Oceanwood, DWS —Deutsche Bank— y Bank of America. A eso se une la presión del castigo en bolsa, que le ha llevado a cotizar con un descuento del 82% sobre su valor en libros.
Arranca el juego de la silla entre los bancos: negocian fusiones para final de año
La entidad liderada por Manuel Menéndez ya estuvo en el foco corporativo en 2019, negociando una fusión con Unicaja Banco que se frustró por el reparto de poder, según fuentes financieras consultadas por este medio; y con una oferta de Abanca que fue tildada como hostil por el CEO de Liberbank y que ha provocado que el presidente del banco gallego, Juan Carlos Escotet, se niegue a volver a sentarse con la entidad asturiana mientras siga Menéndez.
Impulso del BCE
Con la puerta de Abanca cerrada, a Liberbank le quedaría intentar volver a abrir la de Unicaja —con cuyos accionistas mantiene diálogo fluido— o llamar a la de Kutxabank o alguno de los grandes, aunque si el reparto de poder fue un problema con los malagueños lo sería todavía más con el resto.
El otro impedimento que hubo con Unicaja, los requisitos de capital del BCE, se ha resuelto en gran parte ante la mejora de solvencia de las dos entidades —dos de las que mayor CET 1 registraron en junio, un 14,3% en el caso de la malagueña y un 14% en el de la asturiana— y la mayor flexibilidad del supervisor europeo. "Parece que el BCE apoya claramente los procesos de consolidación, y nosotros nos mantenemos abiertos a analizar cualquier iniciativa que genere valor a nuestros accionistas, que es una de las cosas que más nos preocupa", señaló la semana pasada Menéndez ante analistas.
Por su parte, la entidad malagueña sostiene que actualmente está centrada en la revisión de su plan estratégico y en atender a sus clientes ante la crisis del covid-19, y que tiene la solvencia y liquidez necesarias para seguir en solitario. Aun así, el banco liderado por Manuel Azuaga reconoce que estudiará operaciones corporativas si son buenas para sus accionistas.
El problema con el que se pueden encontrar Liberbank y otras entidades medianas es el resultado de los test de estrés internos llevados a cabo por el BCE en los últimos meses. Estas cifras son secretas, pero, como adelantó este medio, dejan en situación de debilidad a las entidades medianas españolas. Aunque el capital se haya recuperado, la débil generación de beneficios puede hacer que el impacto de la crisis se lleve por delante parte de la solvencia y estos bancos se vean forzados a fusionarse. Por ello, el supervisor viene insistiendo en la necesidad de que los bancos débiles se fusionen cuanto antes.
El BCE apuesta por una criba de los bancos más débiles debido a la pandemia
Salvo por la base accionarial, el resto de bancos de antiguas cajas están en una situación similar a la de Liberbank: sólida posición de capital y baja rentabilidad. En este entorno, hay dos entidades que figuran en las quinielas como compradoras, Abanca y Kutxabank, aunque esta última en principio no se ve en las fusiones; una sobre la que surgen dudas en cuanto a su rol, Unicaja, ya que en los últimos años ha negociado tanto fusiones de tú a tú como una venta su venta a grupos mayores como Popular y Santander, antes de la salida a bolsa; y otra cuya hoja de ruta central es permanecer ajena al proceso de consolidación, Ibercaja.
La clave para los principales accionistas de estas entidades, las fundaciones —antiguas cajas—, es mantener su influencia local y la independencia del banco para seguir nutriéndose de dividendos. Las operaciones, salvo que fueran forzadas, tienen que responder a esa lógica. Por ello, estuvo cerca de fructificar la de Unicaja y Liberbank.
El veto del BCE a que se repartan dividendos en 2020, y la perspectiva de que sean más limitados en 2021, puede poner en presión a alguna de las fundaciones. Las podría forzar a que vendan acciones del banco, aunque otra opción sería recortar sus presupuestos o traspasar inmuebles de su patrimonio. Por el momento, dos de las principales fundaciones, la de Ibercaja, que controla un 87% del banco, y Unicaja, que tiene casi un 50% de la entidad, han conseguido que el Gobierno les diera más tiempo para salir a bolsa —Ibercaja— y reunir el dinero para su fondo de reserva —la malagueña—, lo que les da margen de maniobra.
En el caso de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, podría tener un factor extra de presión ante la investigación judicial del presunto cobro irregular de cheques de Iberdrola, como adelantó este medio.
Las fuentes consultadas subrayan la importancia que va a tener la presión del BCE, ya sea con los test internos o con los oficiales de 2021, y de los accionistas. Las entidades que salgan mal en el examen y tengan accionistas en situación de debilidad son carne de cañón para las fusiones. Las que no, intentarán aguantar la travesía por el desierto.
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