Un Campo sin el edificio del Pavo Real
Los desperfectos de los Álamos, la escasez de árboles y las fuentes sin agua son las principales preocupaciones para la naciente asociación. Los Franciscanos piden el traslado de la antigua sede de la Escuela de Hostelería
Temen que algunas partes del kiosco de la música del paseo del Bombé, andamiado desde hace seis años tras la paralización de las obras de mejora por parte de la empresa MC Conservación y Restauración, sean irrecuperables, y quieren mostrar su preocupación públicamente. Los Franciscanos son una asociación de reciente creación. Personas de diferentes corrientes políticas se unieron a finales del pasado año con un único objetivo: conseguir la revitalización del Campo de San Francisco. La lista de desperfectos que tienen es larga y hace unos días se reunieron con el alcalde, Alfredo Canteli, para darle a conocer sus peticiones.
Pero el Ayuntamiento poco puede hacer al respecto. El Campo de San Francisco está protegido y no se puede mover ni una piedra sin el permiso de la Consejería de Cultura. Los Franciscanos quieren que la próxima reunión sea con la consejera de Cultura, Berta Piñán. Ya han registrado una petición de encuentro ante el Principado y ahora están a la espera de respuesta.
Los socios fundadores del movimiento recorren, mientras, el pulmón verde con pena. Los rincones por los que pasaron parte de su vida suman numerosos desperfectos. Una de las principales preocupaciones del catedrático Leopoldo Tolivar es el kiosco de la música, obra de Juan Miguel de la Guardia. «Está hecho un desastre y posiblemente es irrecuperable», cuenta, y añade su deseo de trasladar el edificio del Pavo Real.
El prestigioso arquitecto burgués diseñó un majestuoso templete desde el que se pudiese ver casi todo el Campo de San Francisco. Pero parte de la vista se perdió con la construcción del edificio que durante más de veinte años albergó la Escuela de Hostelería. «Es como si se pone un elemento adosado a la Catedral y solo se ve la aguja». Covadonga Bertrand atribuye a una «mala decisión municipal» el derribo de la iglesia de San Isidoro en la plaza del Paraguas. En la actualidad, solo se conserva la puerta, situada en una de las zonas del Campo que linda con la calle Toreno. La exconcejala teme que esta decisión se pueda repetir con el kiosco de la música.
El paseo de los Álamos es la principal preocupación del periodista Javier Neira. El mosaico de Antonio Suárez está «arrasado» y los baches durante el pasado mandato se taparon con cemento. Y Sofía Fernández Peña lamenta que muchos maceteros «están reventados» y que cada hay menos árboles. «Ya no hay ardillas ni pavos reales».
De fuentes a bancos
José Galán mira emocionado la fuentona, sin agua desde hace mucho tiempo. Dos de los edificios que se ven desde ella fueron diseñados por su abuelo, Julio Galán, y recuerda que hace muchos años era una de las fuentes preferidas de los ovetenses. «Había gente que se tiraba dentro», recuerda, mientras el exconsejero José María Navia-Osorio pide más bancos en el Bombé.
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