martes, 23 de agosto de 2022

Debates necesarios....

El equipo de emergencias de Asturias, en contra del cobro por rescate: «Quien está en peligro tiene derecho a asistencia» CARMEN LIEDO REDACCIÓN ASTURIAS Rescate en AsturiasRescate en Asturias SEPA El Grupo de Rescate de Bomberos de Asturias considera que es «un servicio público» que se debe prestar a quien se encuentra en una situación difícil bien sea en la montaña o en el mar 23 ago 2022 . Actualizado a las 06:33 h. Comentar · 3 Con la llegada del verano y el aumento de visitantes a los recursos naturales de la región (sobre todo playa y montaña), se incrementan exponencialmente el número de accidentes que ocurren en esos escenarios y, por tanto, el número de rescates que el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) tiene que realizar, muchos de ellos efectuados por el grupo del helicóptero medicalizado del SEPA que, en ocasiones, incluso tiene que enlazar salvamentos. Ante alguno de esos rescates que es de flagrante negligencia o imprudencia, surge el debate social de si la administración publica debería cobrar por esos rescates teniendo en cuenta que cada actuación con el helicóptero supone un gasto al sistema de entre 2.000 y 3.000 euros. El caso es que desde que en 2015 entrara en vigor la ley por la que se cobra una tasa a las personas que han tenido que ser rescatas por comportamientos negligentes, son menos de 30 personas las que han sido sancionadas. Pero, ¿qué opinan de cobrar los rescates quienes los efectúan y, en ocasiones, se juegan la vida para salvar la de otra persona? Rafael Viña y Roberto Menéndez son dos bomberos-rescatadores del Grupo de Rescate del SEPA y tienen clara su respuesta: «Estamos en contra del cobro de los rescates», manifiestan antes de añadir que «es un servicio público» y que quienes se encuentran en una situación difícil bien sea en el mar o en la montaña «tienen derecho a asistencia y a una atención médica» en caso de ser necesaria. Además, Rafael Viña lo ve también desde un punto de vista práctico y teniendo en cuenta que un rescate que no se efectúa a tiempo puede repercutir, aún, en un mayor gasto social. «El costo de un rescate en comparación con el gasto que puede suponer al sistema que una persona se haga daño, es mínimo», señala el rescatador, que pone como ejemplo el coste que puede suponer para el ámbito sanitario o para el social que una persona sufra traumatismos o que fallezca. «En este último caso, hay que pensar que toda la inversión social que se ha hecho en esa persona se ha perdido, cuando esa persona puede seguir contribuyendo y aportando a la sociedad», matiza el mismo. Así, incide en que siempre es mejor «gastar 2.000 o 3.000 euros en un rescate hecho a tiempo» y aconseja a las personas que en un momento dado se puedan ver en una situación comprometida en la montaña que no intenten resolver la situación por sus propios medios por pensar que les pueden cobrar equis cantidad de dinero por el rescate. «Esa persona se puede estar poniendo al límite del desastre por tratar de resolverlo por sus medios. Tiene que pensar que cada minuto el riesgo crece» y no sólo para la víctima, sino que avanzar para tratar de salir, por ejemplo, de la montaña, puede derivar en que el rescate se complique para el equipo de rescate. Campaña de concienciación y seguridad En opinión de Roberto Menéndez y Rafael Viña, lo que sería «interesante» sería «hacer alguna campaña de concienciación y seguridad» que advierta a quienes acuden a nuestros escenarios naturales de a donde van realmente, «sobre los riesgos de la costa y la montaña». Y es que los mismos añaden que quizá los visitantes de esos espacios tienen «una percepción errónea». Como ejemplo ponen lo concurrida que está la Ruta del Cares porque quizá la gente tiene la idea de que como acude mucha gente, es factible para todo el mundo, «y el Cares no deja de ser un sitio que entraña un riesgo. Están tan comercializada que soporta mucha carga de visitantes y se infravalora dicha ruta», comentan los bomberos-rescatadores. Una idea que plantean para informar a la gente que visita la montaña o la costa asturiana es que puedan disponer de información en los accesos a los recursos, por ejemplo, al comienzo de las rutas más clásicas, paneles informativos que, a la par, sondeen al visitante si está equipado o empieza a hacer la ruta a una hora adecuada. «Quizá haya que incidir a través de paneles de que se debe llevar agua suficiente, que para hacer una determinada ruta hay que iniciarla a una hora determinada, que debemos portar comida con azúcares, o que no es recomendable coger una fartura y después ir a la montaña», comentan Roberto y Rafael. Este último añade que cuando se va a la montaña hay que ser conscientes de que «la montaña es un espacio peligroso» y que si bien hay unos peligros que no puedes evitar, también hay unos riesgos que serán mayores o menores «según cómo los gestiones». Es por ello que indica que quienes practican actividades de riesgo con formación y preparación, son los que generan un menor número de rescates. Un año con una media de rescates «un poco por encima» El Grupo de Rescate del SEPA ha tenido este verano jornadas intensas en las que han tenido que enlazar actuaciones o en las que ha habido hasta siete desaparecidos en la montaña en un mismo día. Pese a eso, Roberto Menéndez y Rafael Viña señalan que las cifras de rescates no distan mucho en lo que va de este año de las cifras de ejercicios anteriores, por lo que explican que «la media este año está un poco por encima», y recuerdan que la media de intervenciones de su equipo está en unas 400 por año. No obstante, se muestran conscientes de que a raíz del Covid se está vendiendo Asturias como un referente en turismo verde con opciones en cuanto a actividades de montaña. «Y a mayor incremento de visitantes, mayor número de accidentes», apunta Rafael Viña. El Grupo de Rescate del helicóptero medicalizado del SEPA Así se forma y se prepara el equipo de élite de emergencias de Asturias: «No nos podemos permitir bajar la guardia» CARMEN LIEDO La especialidad del Grupo de Rescate del SEPA es una especialidad «compleja» que requiere una exigente preparación y formación a sus integrantes: 7 bomberos-rescatadores, 5 médicos y 2 pilotos de rescate, por lo que cada seis meses sus componentes se tienen que someter a verificaciones de competencias, «para ver si tenemos claros los procedimientos aeronáuticos», además de continuar con prácticas en las épocas del año en las que no tienen tantos rescates. Pero, además de esas verificaciones y de la práctica, el trabajo de rescate tiene otras claves que apunta Rafael Viña, bombero-rescatador: «la precisión, la comunicación, el entendimiento y la confianza», claves por las que cada actuación requiere de una concentración máxima. Y es que si algo tienen claro tanto él como su compañero Roberto Menéndez es que «no nos podemos permitir bajar la guardia». Seguir leyendo

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