"La economía de Estados Unidos era un castillo de naipes que se derrumbó con la pandemia": James Galbraith
Con más de 130.000 víctimas fatales y 3 millones contagiados por covid-19, Estados Unidos sigue siendo uno de los epicentros de la pandemia a nivel mundial.
Y aunque la actividad económica está intentando acelerar el motor lentamente, el aumento de casos en estados como Florida, Texas, Arizona y California, impone nuevos desafíos.
Varios pronósticos apuntan a que la recuperación económica comenzaría en el tercer trimestre de este año, aunque todo depende de cómo evolucione la situación de salud y las medidas de control que adopten las autoridades,
¿Pero de qué recuperación estamos hablando?, se pregunta James Galbraith, profesor de la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson de la Universidad de Texas, Austin, en diálogo con BBC Mundo.
Es posible que los indicadores mejoren en el corto plazo, explica, pero como el país ha enfrentado profundas transformaciones en el último medio siglo, un regreso a la "normalidad" previa a la pandemia tomará mucho tiempo.
"La economía de EE.UU. es un castillo de naipes que se derrumbó con la pandemia", dice el académico.
"No veremos una recuperación económica rápida porque los problemas de la economía estadounidense son estructurales", argumenta Galbraith, autor de libros como "Desigualdad, lo que todos necesitan saber" y "Bienvenidos al cáliz envenenado: la destrucción de Grecia y el futuro de Europa".
Estos son los 3 cambios profundos en la economía estadounidense en el último medio siglo que hacen más difícil la recuperación económica, según el investigador estadounidense.
1. Cambio en la producción y demanda global de productos
En la década de los 60 la economía estadounidense producía bienes con distintos niveles de desarrollo tecnológico y estaba más orientada al consumo interno.
Más de medio siglo después el panorama es completamente distinto, dice el investigador.
Hoy Estados Unidos produce bienes y servicios de tecnología avanzada en sectores como la industria aeroespacial, tecnologías de información, armamento, servicios petroleros o finanzas, para abastecer una demanda global.
"El problema es que no van a crecer las compras de aviones si la gente en el futuro va a viajar menos", apunta.
Algo parecido ocurrirá con el sector petrolero, los proyectos inmobiliarios o la compra de autos, por ejemplo, debido a un cambio en la mentalidad y la conducta de los consumidores que -frente a las nuevas circunstancias- gastarán menos dinero.
"Ese no es un problema que se pueda resolver con medidas de estímulo fiscal", dice Galbraith.
2. Menos puestos de trabajo
Hace medio siglo, los estadounidenses gastaban su dinero en comprar autos, televisores y electrodomésticos, mientras que en los últimos años una gran parte del consumo se ha destinado a restaurantes, hoteles y gimnasios.
El problema es que decenas de millones de estadounidenses trabajan en ese tipo de servicios.
"Los consumidores pueden vivir sin ellos", dice Galbraith. "La incertidumbre sobre el futuro de los empleos provocará que la gente ahorre enormemente. No van a ir a conciertos, eventos deportivos, a cenar fuera de casa o viajar", agrega.
3. Endeudamiento
El gasto de las familias en los 60 estaba impulsado por un alza en los salarios y en el valor de la vivienda. Sin embargo ahora, argumenta Galbraith, los sueldos no crecen a esa velocidad y el aumento del gasto en la última década está muy relacionado con un aumento en las deudas personales y corporativas.
A futuro, "las deudas personales como la hipoteca, la renta, los servicios básicos o la educación, seguirán escalando", dice el académico.
En ese contexto el escenario que presenta esta crisis es mucho más desafiante que otras crisis anteriores, como la de 2008.
"La gente dice que si nos recuperamos de esa crisis, nos recuperaremos de esta. Pero eso es engañoso porque las circunstancias son muy distintas", asegura Galbraith.
"Esto no es un shock económico como un terremoto"
"Esto no es un shock económico como un terremoto", donde al cabo de un tiempo los esfuerzos de reconstrucción permiten volver a los niveles normales de crecimiento.
Un terremoto, explica, es un riesgo conocido que ocurre cada cierto tiempo.
"La gente sabe que vendrá la reconstrucción y la vida seguirá. Ahora no sabes qué pasará el próximo año o los que vienen", dice, agregando que la incertidumbre es el factor clave que marca la diferencia respecto a otro tipo de crisis.
Por eso la inyección de estímulos económicos no sería suficiente para que las personas recuperen la confianza y vuelvan a consumir y las empresas vuelvan a invertir.
Uno de los grandes desafíos es crear puestos de trabajo. Por eso, dice Galbraith, "el modelo económico que generaba empleo en base a los servicios tiene que ser reestructurado".
"Hay mucha gente luchando por sobrevivir y cuando se acaben las medidas de estímulo, vendrá el descontento social, la rabia".
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