El Comercio-Entre turista y turista, la Catedral continúa andamiada y el Jardín de los Reyes en medio de una excavación para instalar la línea del pararrayos. Los restauradores han podido seguir trabajando en las capillas radiales durante el confinamiento, lo que ha permitido que tanto los retablos de la girola de San Bartolomé como San Andrés -encargados a Jesús Puras y Pablo Klett- estén «a punto de terminar».
No obstante, las otras dos acometidas que se están realizando de forma simultánea en el templo no cuentan con el mismo grado de celeridad, admitió el deán, Benito Gallego. La capilla de Los Vigiles «avanza despacio». Los profesionales de Valuarte Conservación del Patrimonio aún tardarán un mes más en finalizar los trabajos, que le devolverán el lustre perdido tras diez años aguardando por una merecida puesta a punto.
En el exterior de la Catedral, la escena se repite. La excavación que dirige Juan Muñiz en el Jardín de los Reyes ha sufrido un retraso de tres semanas debido a un hallazgo arqueológico importante. Una casa de 1800 con dos habitaciones asentada sobre dos muros medievales, un fragmento de enlosado de entre los siglos XV y XVI, que están apoyados a su vez sobre una calzada del siglo XI, presumiblemente, que conecta las calles Shultz con la plaza de Porlier.
En palabras de Muñiz, el hallazgo, que se volverá a cubrir de tierra una vez terminadas las obras, pero quedará debidamente documentado y sellado con geotextil por si alguien decide volver a levantarlo en un futuro, «generará debate entre los medievalistas, ya que este punto es fundamental en la historia de la fundación de la ciudad». También han aparecido cerámicas y hasta casquillos y fragmentos de granadas de la Revolución del 34 y la guerra civil.
Gallego admitió que «nos hubiese gustado que todo estuviese ya listo», pero «va adelante», concluyó.
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