domingo, 15 de octubre de 2023

Indianos siniestros...

Vida del asturiano José Menéndez, zar de la Patagonia y genocida de los selk’nam El western chileno "Los colonos", estrenado este fin de semana, narra el exterminio de este pueblo indígena a principios del siglo XX. Por Bernardo Álvarez 15 octubre 2023 José Menéndez en un fotograma de "Los colonos" Recomendados El hombre del millón de euros y la crisis del PP 15 octubre 2023 ¿Acabará el AVE con la línea aérea Asturias-Madrid? 15 octubre 2023 Vida del asturiano José Menéndez, zar de la Patagonia y genocida de los selk’nam 15 octubre 2023 “Ione Belarra, queremos democracia”, corean los afines a Covadonga Tomé 14 octubre 2023 Bernardo Álvarez Bernardo Álvarez Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo. Las grandes preguntas nacen del asombro, del deslumbramiento, y luego siguen resonando en la cabeza hasta obligarnos a hacer todo lo necesario hasta obtener algo que parezca una respuesta. Al historiador José Luis Alonso Marchante (Gijón, 1971) esta pregunta le asaltó visitando los lujosos salones del Centro Asturiano de Buenos Aires, al toparse con el busto de su paisano José Menéndez Menéndez (Miranda, Avilés, 1846-Buenos Aires, 1918): “¿Cómo es posible que una persona que viaja a América con 16 años en las bodegas de un barco de tercera clase, hacinado con otros emigrantes pobres, a su muerte sea dueño de toda una flota de barcos?, ¿qué ha pasado?”. Responder a esa pregunta le llevó siete años de viajes por España y por la Patagonia chilena y argentina, visitar archivos y museos, consultar montañas de bibliografía y quemarse las pestañas descifrando la correspondencia personal del empresario. El resultado es el libro “Menéndez, rey de la Patagonia”, (Editorial Losada), una biografía crítica y desmitificadora de un personaje que para Marchante representa “el antiejemplo del indiano”. Con su exhaustiva investigación, el historiador asturiano ha llenado en cierto modo un vacío literario e historiográfico que ha sido crucial para la revisión del pasado colonial de la Patagonia: el libro lleva 10 ediciones y 25.000 ejemplares vendidos en Chile, mientras que va por la tercera edición en Argentina. En España acaba de estrenarse esta misma semana “Los colonos”, una película del chileno Felipe Gálvez que narra el exterminio de los indios selk`nam en la Tierra del Fuego. José Menéndez. Con su empeño Marchante ha satisfecho también los deseos del escritor y periodista argentino Osvaldo Bayer, que en su monumental libro “La Patagonia rebelde”, sobre la matanza de obreros y sindicalistas entre 1920 y 1922, decía sobre José Menéndez-“una figura que se manejó como un verdadero zar patagónico hasta su muerte”-que aún le faltaba “el verdadero biógrafo que descubra un ser hecho de egoísmo, brutalidad, inescrupulosidad e insaciables ansias de riquezas o la figura de un hombre que apostaba al progreso sin importarle lo que iba aplastando a su paso”. La vida de José Menéndez se puede leer como una historia en miniatura del capitalismo. Sin duda, corrobora el autor del libro, “es un caso ejemplar del capitalismo extremo que solo se podía dar en ese momento y en ese lugar”, así como el perfecto “hilo conductor para contar la colonización de la Tierra del Fuego”. Hay apropiación y cercamiento de tierras públicas, corrupción, contactos con las altas esferas políticas, especulación y una fuerte represión contra los obreros. Cuando Menéndez llegó a la Tierra del Fuego, era un territorio inmenso habitado por los selk nam y por manadas de guanacos en libertad. A su muerte, la zona era un páramo surcado de alambradas, cuadrillas armadas que acosaban a los pocos nativos que iban quedando y rebaños de ovejas cuyo “oro blanco” alimentaba a la industria textil británica. Osvaldo Bayer lo escribió así: “El poder en la Patagonia estaba dado por la ecuación: tierra más producción de lana más comercialización más dominio del transporte. Así lo vieron Menéndez, Nogueira y Braun cuando buscaron regir los caminos del mar”. Un grupo de indígenas en 1930. “Su papel era conseguir las tierras públicas del Estado y mantener el poder del territorio”, explica Marchante, “el dinero venía de Gran Bretaña y allí volvía todo. No hubo riqueza en Patagonia: allí solo quedaron migajas. Los ganadores eran él y la industria textil inglesa, y los perdedores todos los demás: pueblos originarios, a los que expulsaron de sus tierras; los trabajadores de las estancias, que estaban en unas condiciones lamentables; y los chilenos y argentinos, que vieron sus territorios ocupados por extranjeros sin obtener nada a cambio”. Del abultado historial de injusticias, corruptelas y canalladas que se le atribuyen a Menéndez, es la cuestión indígena. “Hoy en día, está acreditado por los senados de Chile y de Argentina que hubo un genocidio contra los nativos selk nam”, cuenta el historiador asturiano, “y que Menéndez fue uno de sus principales instigadores”. Alonso acaba de publicar en España “Selk’nam. Genocidio y resistencia”, editado por la editorial Txalaparta. Una partida de cazadores de selk’nam, con el cadáver de un indio en primer plano Al final de su vida, Menéndez llegó a acumular casi medio millón de hectáreas de Tierra del Fuego, la mitad de la extensión total de Asturias, y durante décadas se dedicó a volver productivas esas tierras expulsando y exterminando a los pueblos originarios de la zona, quienes “no eran considerados como seres humanos a tener en cuenta”. “Hay tres patas en el genocidio de los selk nam”, continúa Marchante, que además de la biografía sobre Menéndez ha escrito “Selk’nam genocidio y resistencia”, “una fueron los grandes terratenientes que limpiaban las islas de nativos; otra fueron los salesianos, que se prestaron a la deportación de los nativos en los mismos barcos en los que se llevaba las ovejas a las islas; y una tercera fueron las autoridades políticas, que fueron copartícipes y cómplices”. Selknam en las misiones salesianas Los negocios hicieron de la familia Menéndez una de las más ricas de Chile y Argentina. Sus descendientes han seguido ocupando puestos de poder en ambos países y, durante décadas se han encargado de presentar al patriarca como un esforzado pionero que llevó el desarrollo y la prosperidad a aquellas tierras. “Detrás de toda gran fortuna hay un crimen escondido”, escribió Balzac, y hay que intentar a toda costa que lo siga estando. Busto de José Menéndez en Punta Arenas “Los descendientes de Menéndez controlan el poder político y económico en ambos países”, dice Marchante con contundencia, “uno de sus nietos le escribía los discursos de Pinochet; otro fue uno de los grandes historiadores argentinos de la década de los 50-60; otro ha sido la mano derecha de Mauricio Macri durante su etapa como presidente; otro ha sido el principal financista de la campaña de Milei, y otros son los propietarios de Supermercados La Anónima, de los más importantes de Argentina”. Según explica el historiador gijonés, la reivindicación de la figura de Menéndez ha estado siempre muy vinculada a las élites: “Es una memoria que se apuntala desde arriba. La calle a Menéndez en Punta Arenas, sin ir más lejos, se la puso Pinochet. Pero la gente es muy ajena a esta línea, y hoy la memoria está cambiando tanto que Menéndez ya es una persona non grata a la que nadie se le ocurriría hacerle un homenaje: acumulación de tierras de forma ilegal, genocidio de los selk nam y explotación laboral”. Tanto está cambiando la memoria del asturiano que, en 2019, en el contexto del estallido social en Chile, los manifestantes derribaron y cubrieron de pintura el busto dedicado a José Menéndez: “Y nadie se ha atrevido a reponerlo”, apostilla Marchante. etiquetasAmérica LatinaArgentinacapitalismoChilehistoriaindígenasJosé MenéndezPatagonia Artículo anterior “Ione Belarra, queremos democracia”, corean los afines a Covadonga Tomé Artículo siguiente ¿Acabará el AVE con la línea aérea Asturias-Madrid? 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