domingo, 24 de julio de 2022

Pasen y lean...

Desgranando el Protocolo de La Vega El Ministerio de Defensa ha puesto de rodillas al Ayuntamiento de Oviedo y al Principado. No puede llamarse siquiera negociación. Es una rendición. Por Ignacio Fernández del Páramo 23 julio 2022 Representantes de Ayuntamiento, Principado y Defensa en la firma del protocolo de La Vega. Foto: Gobierno de Asturias. Recomendados Caos e indignación en el Boombastic 24 julio 202 Ignacio Fernández del Páramo Arquitecto especializado en urbanismo (ETSAC). Edil de Somos Oviedo/Uviéu. Concejal de Urbanismo y Medio Ambiente en el mandato 2015-2019. El Ministerio de Defensa ha puesto de rodillas a las otras dos administraciones, conseguir hacerse con todos los beneficios y dejarle las cargas, comúnmente llamados pufos, al Ayuntamiento y al Principado, no puede llamarse siquiera negociación. Es una rendición, una claudicación en toda regla, sobre todo si somos conscientes que quien tiene la capacidad de transformar el suelo industrial en residencial, de convertir lo que vale uno que valga diez o veinte es la administración local, y quien tiene las competencias en patrimonio y medioambiente, y por lo tanto de calcar el botón rojo que haría cualquier especulación o destrucción de bienes culturales imposible, es la autonómica. Es triste ver que cuando se acercan las elecciones el sacarse una foto parece justificar cualquier cosa, incluso hasta un atentado semejante. Voy a explicar este razonamiento basándome en los beneficios y cargas que un propietario o promotor tiene en una operación urbanística. Semana Profesional del Arte. Foto: Alisa Guerrero. Los beneficios son obvios. Son los llamados usos lucrativos, es decir, viviendas, locales comerciales y, en este caso, aparcamientos privados que vender y con los que transformar suelo contaminado en dinero reluciente. Todos ellos se los queda el Ministerio, utilizando las palabras exactas que aparecen en el Protocolo, “corresponderá al Ministerio de Defensa la patrimonialización de la totalidad de los aprovechamientos lucrativos de cualquier tipo resultante del nuevo planeamiento, que serán entregados por el Ayuntamiento de Oviedo”. Solo les ha faltado poner por escrito que salieran con las manos en alto, pues a renglón seguido dejan bien claro que se quedan de paso con el 50% de las posibles plusvalías en los próximos diez años desde la transmisión de los inmuebles. Luego tenemos los anuncios a bombo y platillo de logros que no son. No os dejéis engañar con cosas como el tema del 30% de viviendas protegidas, dado que es el mínimo que establece la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana de Real Decreto Legislativo 7/2015 en su Disposición Transitoria Primera. Resumiendo: se ha ido a la máxima especulación posible, lo contrario que debería hacerse en un suelo de titularidad pública y que difiere de otros ejemplos de actuaciones como las del antiguo HUCA, la que, dicho sea de paso, se obligó al PSOE por parte de SOMOS e IU en el anterior mandato que fuesen de al menos el 50% públicas. Si estuviéramos en Europa, cosa que protocolos como el firmado ayer nos hace dudar, quizás podríamos hablar de una iniciativa del 90% de vivienda pública sin ruborizarnos. Se ponen todas las viviendas que legal y geométricamente se pueden poner, y como no les entran, plantean torres de 25 alturas. Incluso han ampliado el ámbito hacia Ventanielles para edificar encima del Parque de Ángel Cañedo. No se han puesto más porque Santuyano es Patrimonio de la Humanidad y tiene un ámbito de protección por la UNESCO que impide cualquier nueva edificación en casi un tercio del recinto fabril. Las viviendas del Ministerio se diseminan por cualquier intersticio que les queda, hasta colmatar el suelo que les deja libre ese entorno de protección, destruyendo si es preciso alguna nave que otra como la Antigua Central Térmica cuya chimenea es uno de los elementos más emblemáticos del conjunto fabril. Una de las actividades culturales en la Fábrica de La Vega. Foto: Alisa Guerrero También se habla mucho, siendo uno de sus voceros principales el presidente autonómico, de los 25.000 m2 que ganamos los ovetenses en zonas verdes (destruyendo para ello los chalets de la Tenderina). Lo que no se dice es que la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana, en su artículo 18, establece un porcentaje del 15% de cesión obligatoria para estos usos a la administración competente, es decir, al Ayuntamiento de Oviedo/Uviéu. Un fácil cálculo: de 150.000 m2 el 15% son 22.500 m2. Así que siendo estrictos ganaríamos en todo caso 2.500 m2, pero siento deciros que ni eso, pues La Vega tiene aproximadamente 120.000 m2 y para llegar a los 150.000 m2 del Protocolo se han sumado otros suelos como el parque que esta junto a Ángel Cañedo, el cual ya de por sí es de unos 6000 m2, que perdemos. Además de este parque se incluye el Bulevar de Santuyano, cuyos márgenes y medianeras aparecen reflejados en el planeamiento como VV (zonas verdes de viarios). Es decir, Oviedo/Uviéu no está ganando 25.000 m2 de zonas verdes con esta operación urbanística. En verdad, cual tahúres en el juego de la bolita y lo cubiletes, nos están sisando zonas verdes. “En verdad, cual tahúres en el juego de la bolita y lo cubiletes, nos están sisando zonas verdes” Vamos ahora al tema de las cargas. Una persona ingenua pensará que el Ministerio, dado que es quien se lleva el beneficio será quien asuma también las cargas. Siento decepcionarle. En primer lugar para cambiar un uso industrial a residencial se obliga a la descontaminación de los suelos. En el Protocolo aparece un extraño apartado que establece que el Ministerio de Defensa realizará “cuantas acciones sean necesarias para garantizar y acreditar la inexistencia de cualquier tipo de contaminación”. Una forma muy fina de abrir la puerta a no tener que cumplir una obligación legal quien, casualmente tiene la obligación de controlar es… redoble de tambores… el Principado de Asturias. Para que os hagáis una idea, en el Ayuntamiento habíamos estimado que la descontaminación de la Fábrica de La Vega podría ascender a unos 30 millones de euros y nadie ha visto salir de ese recito los camiones con los miles de toneladas de residuos de un proceso de descontaminación industrial. La urbanización, hacer todas las calles y dotarlas de las infraestructuras necesarias (tuberías de agua, saneamiento, alumbrado, telecomunicaciones, pavimentos, aceras, zonas verdes, papeleras, bancos y juegos infantiles…), tampoco recae en el Ministerio si no son a cargo del Ayuntamiento de Oviedo/Uviéu. ¿De cuánto estamos hablando? Pues, según las estimaciones del servicio de Planificación Urbanística del Ayuntamiento en un informe de valoración del 2019 sobre las cargas de urbanización del recinto, se aproximan a los 10 millones de euros. Normalmente eso se paga con los aprovechamientos lucrativos, pero dado que se queda con ellos íntegramente el Ministerio de Defensa, eso lo tendremos que pagar a base de impuestos las y los ovetenses. Iglesia de Santuyano. Foto: Alisa Guerrero Pero no es lo único que vamos a tener que pagar los ovetenses a tocateja. En medios ya ha salido que va de nuestra cuenta el pago de los estudios arqueológicos, pero lo que nada se ha dicho es que el Ayuntamiento y el Principado van a tener que sufragar la rehabilitación de todas las naves y edificios. Sin aprovechamiento lucrativo por ambas administraciones, nos tocará el pagarlos también a través de impuestos. Y no os creáis que la rehabilitación de estos edificios es sencilla o barata, así que id preparando otra decena o docena y media de millones de euros. En definitiva, la rendición incondicional de Barbón y Canteli a los intereses de Defensa nos deja con el peor escenario económico posible, mucho peor que el anterior protocolo, e incluso que la propuesta del PP de Caunedo del 2013. Sin exagerar, puede que estemos hablando de una cifra de más de entre 30 millones de euros que principalmente la Administración local va a tener que poner encima de la mesa. “La rendición incondicional de Barbón y Canteli a los intereses de Defensa nos deja con el peor escenario económico posible” Pero hay una parte peor que el pufo económico en que nos quieren meter. La Vega, el conjunto industrial, es uno de los mayores patrimonios que tiene Asturias, destruir partes y trocearlo es una noticia nefasta que demuestran la escasa sensibilidad, visión de futuro y respeto al legado que deberíamos dejar a las generaciones futuras que están perpetrado quienes solo piensan en el pelotazo y la especulación. La Vega fue el motor del concejo, sin ella no se explican los últimos 200 años de esta tierra, y casi todos las y los carbayones tenemos algún vínculo emocional, identitario, con el recinto fabril. Al estar centrados solo en los balances de cuentas se han olvidado de aquellas cosas de valor incalculable, lo que deja con un verdadero problema a la consejera de Cultura Berta Piñán, de quien depende la defensa del patrimonio, de los cuatro elementos catalogados y del propio conjunto patrimonial, de las 23 naves industriales y las edificaciones residenciales (los chales de la Tenderina). Mientras tanto es obvio, dentro del constante bombardeo mediático, el tufo a clasismo y ranciedad de la propuesta. El insistir tanto en hacer de la Fábrica de Armas la nueva entrada a la ciudad con un singular rascacielos es un insulto a toda persona, tan ovetense como el que más, que viva más allá de Santuyano. Hace más de 50 años que la conurbación ovetense fue creciendo hacia el este, hacia La Corredoria, Colloto/Cualloto o Llugones dejando a La Vega en el mismo centro de masas del conjunto urbano. Sé que no soy el único que ha soñado con un espacio que integre el conjunto del Patrimonio industrial y Santuyano en un gran parque, una isla verde y peatonal como se les ocurrió también soñar y diseñar a ciudades como Nueva York y su Central Park o el Campo de Marte en París. Un recinto donde poder albergar todos esos usos culturales y sociales de los que la capital del Principado de Asturias adolece al estilo de Matadero en Madrid, pero que la ejecutiva autonómica no le ha importado sufragar como el caso de La Laboral de Gijón/Xixón o el Centro Niemeyer de Avilés. Bulevar de El Vasco, Uviéu. FOTO: Iván G. Fernández Pero para eso hay que enfrentarse a interese económicos y empresariales (que resultan evidentes cuando las dos inauguraciones conjuntas de Barbón y Canteli han sido el “No-Centro Comercial”, sin licencia de centro comercial, privado en el Vasco y el Protocolo de La Vega) y ponerse a diseñar una ciudad acorde a los tiempos en los que nos toca vivir. Es esencial el dejar de diseñar y ver como una autopista los dos kilómetros y medio que van desde General Elorza a la Monxina, otórgale la dignidad y forma de calle que legalmente ya tiene concedida desde el 2007. Si estuviese rodeado de barrios de rentas altas de la ciudad, no habría ni discusión sobre este asunto y no se hubiese boicoteado todo intento de transformación, llegando a pagar dinero público como hizo Canteli para poder tirar por el retrete los 10,3 millones de euros de financiación europea. Con sus acciones, pasarelas, macrorotondas y aparcamientos subterráneos de pago (con el del Ministerio, los de GISPASA y el del “No-Centro Comercial” del Vasco) se está cronificando el diseño de autovía del Bulevar de Santuyano, en perjuicio de los miles de personas que viven en sus entornos a los que le reservan el aislamiento y contaminación. No hace falta ser muy valiente o innovador, con actuar a imagen y semejanza de lo que se hace en el resto del mundo con este tipo de infraestructuras sería suficiente: eliminarlas para ganar espacio para las personas y diseñar la ciudad basándose en el transporte público. Mientras sigamos mantenidos en el formol de los 60, aferrados a la economía de la especulación y el ladrillo, de las autopistas frente a las casas, añorando a las hordas de turistas y justificación de cualquier atentado en el nombre del progreso, seguiremos atrapados en mitad del siglo XX.

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