jueves, 18 de enero de 2024

El ridículo de Rafael Nadal traerá cola...

EL PAÍS Rafa Nadal, sí; Itziar Ituño, no Opinión de Ferran Bono Ara • 1 d Fullscreen button Itziar Ituño, en Madrid en diciembre. Itziar Ituño, en Madrid en diciembre. © Jaime Villanueva (EL PAÍS) ¿Qué necesidad hay? Es la pregunta que se formulan algunos internautas ante el anuncio de que Rafa Nadal será embajador del tenis de Arabia Saudí. ¿Qué necesidad hay de que el considerado mejor deportista español de todos los tiempos preste su imagen a un país que ha condenado, por ejemplo, a la joven Salma al Shehab a 34 años de prisión por unos tuits en apoyo de los derechos de las mujeres de su país? ¿Qué necesidad hay, habiendo ganado tanto dinero durante una excepcional carrera en la que nadie le ha regalado nada? Esta última cuestión puede pecar de ingenua y mostrar un sesgo de clase que en determinados ambientes se despacha como falta de ambición. Pero a alguien que tiene lo justo para vivir, más o menos, le puede resultar difícil concebir que, teniendo tanto, se quiera más. ¿Qué necesidad hay? La misma que han tenido otros, como el golfista vasco Jon Rahm, que ha fichado por la Liga promovida por la monarquía absoluta saudí. O la Federación Española de Fútbol y sus equipos, que se marchan al desierto a jugar la Supercopa y encajan en silencio los abucheos de la afición local cuando la toca Toni Kroos, quien criticó la inmensa inversión árabe en el fútbol como forma de lavar su imagen y denunció la falta de derechos humanos en el país del Golfo. También algunos científicos se han entregado a los petrodólares, porque la universidad no es ajena a las tentaciones o miserias de este mundo, aunque a veces lo parezca por la actitud moralista de determinados académicos opinadores. La casuística es muy amplia. Y Nadal, promotor de una fundación para la integración social de menores vulnerables, no tiene por qué ser distinto. Pero es un mito, un modelo, y tal vez duele más. Al menos les ha dolido a centenares de usuarios de X (antes Twitter), que han criticado la decisión de Nadal hasta convertirlo en una tendencia, alimentada también por los comentarios de sus defensores. Sus inopinadas declaraciones han echado más leña al fuego: “Mires por donde mires, allí puedes ver crecimiento y progreso y estoy motivado para ser parte de ello”. “Conozco mucha gente, otrora admirada, que está envejeciendo muy mal. Pero Nadal ha empezado demasiado pronto, ¿no?”, tuitea @juanjtortosa. “El hecho de que @RafaelNadal se haya convertido en embajador del tenis de Arabia Saudí es una operación más de sportwashing”, apunta @amnistiaespana. “Madre mía la que están liando los rojos con Rafa Nadal”, tercia @YasujiroOficial. Desde la orilla derecha se aportan imágenes de Pep Guardiola con una camiseta con publicidad de Qatar, entre otros deportistas como Xavi Hernández. La tendencia en las redes de Nadal suma muchos menos comentarios que los que nutren otra que lleva el nombre de Itziar Ituño, si bien algunos se entrecruzan. La estupenda actriz vasca es boicoteada por participar en la multitudinaria manifestación que recorrió el sábado el centro de Bilbao en apoyo de los derechos de los presos de ETA en las cárceles vascas. Muchos usuarios inciden en que BMW (en realidad un concesionario de la marca) ha cancelado su relación comercial con la popular inspectora Raquel Murillo de La casa de papel, del mismo modo que Iberia ha suprimido una acción que tenía con ella. Se preguntan si las firmas también han cancelado al tenista o por qué a ella sí y a él, no. “Muchos de los que se alegran de que la actriz Itziar Ituño sea despedida como embajadora de BMW por sus ideas políticas, son los mismos que aplauden con las orejas que Rafa Nadal sea embajador del tenis de Arabia Saudí, un país donde se lapida a las mujeres”, tuitea @Triquiuela5. “Más Itziar Ituño y menos Rafa Nadal”, opina @alexubago777. Sus detractores abundan en calificarla de proetarra: “Itziar Ituño, con camiseta del Che Guevara, cómo no. Defendiendo a etarras y a comunistas asesinos”, escribe @mmartinez0064. Ya hace unos años, sufrió otro boicot por sus ideas que no pareció repercutir mucho en la audiencia millonaria de La casa de papel.

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