domingo, 21 de enero de 2024

Playos en la Regenta..Cesar Morís...un crack.

Un sonriente sanador de corazones Vivaracho. El director del área del Corazón del HUCA corrió delante de los 'grises', era un estudiante normal y toda su vida ha ido «de charco en charco» porque es tremendamente inquieto. Escucha música como fondo, lee sobre todo literatura médica y le apasiona la novela negra RAFAEL FRANCÉS Domingo, 21 de enero 2024, 00:34 Quería ser marino militar pero la realidad le llevó a ser cardiólogo. No era un estudiante sobresaliente pero el trabajo y el empeño le llevó a ser el director del Área de Corazón del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Nunca tocó una pelota de niño y ahí la vida no le cambió; le sigue sin gustar el fútbol. Sus padres y hermanos. Sus padres y hermanos. César Morís de la Tassa (Gijón, 1954) tiene poco de gijonés y mucho de ovetense. En la ciudad lleva más de sesenta años viviendo, siempre en la misma casa de Foncalada. Primero con sus padres, Joaquín y Carmen, y ahora con su esposa Ana Felgueroso. Su mujer Ana Felgueroso, a la guitarra. Su mujer Ana Felgueroso, a la guitarra. César Morís tiene ocho hermanos -«yo soy el segundo»- y no se puede negar que la relación con la Medicina es muy estrecha, pues además de su padre Joaquín hay cuatro hermanos médicos y una enfermera. Además, otra hija médico (Cristina); y una más que estudio Educación Infantil (María). Con sus tres nietos. Con sus tres nietos. Cuando mira de frente no tiene cara de empollón ni mucho menos porque «nunca fui un estudiante brillante pero aprobaba», pero sí una mirada de vivo «porque era muy inquieto y bastante trasto», y «toda mi vida se ha caracterizado por la inquietud, charco que veo charco en el que me meto». «He hecho una profesión a base de trabajar y esforzarme, de hecho entro aquí (en el HUCA) a primera hora de la mañana y salgo a las siete de la tarde». Estudió Medicina en Oviedo en la época del tardofranquismo y principios de la democracia, «lo que quiere decir que he corrido delante de los grises», como los estudiantes conocían por el color de su uniforme a la Policía Armada en aquella época, ahora Policía Nacional. «En esos años la carrera era deliciosa pero ahora con el MIR se ha vuelto todo demasiado competitivo y se ha perdido completamente el espíritu universitario», recuerda con añoranza, aunque rápidamente el velo melancólico desaparece de sus ojos vivarachos y vuelve otra vez a la realidad con una amplia y franca sonrisa, seguramente muy necesaria para un cardiólogo, acostumbrado a dar, al menos, noticias regulares. «Dios no me llevó por el camino de la música porque no tengo oído y eso que hice cuatro años de solfeo. Pongo música de fondo para hacer cosas aunque siempre en inglés para no irme detrás de la letra». Aún así detecta el buen ritmo cardiaco desde su despacho esquinero y soleado del HUCA donde recomienda hacer deporte y tener buenos hábitos. Esos consejos, al contrario de lo que dice el refrán, los cumple «practicando esquí y jugando al tenis». De la lectura, la mayor parte sobre Medicina aunque «me apasiona la novela negra. Ahora estoy liado con la triología de Javier Cercas 'Terra Alta' y me apasiona todo el mundo digital y la IA (Inteligencia artificial)». César Morís cuida del corazón de los asturianos, desde unos ojos alegres y unas manos cuidadas. No lo debe hacer mal ni mucho menos porque son muchos los que entran en el HUCA con problemas y salen con renovados bríos.

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