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“No todo son riñas de patio de colegio en la izquierda española”
El responsable de política de El Salto debuta en el ensayo con el "Estado Feroz", una crónica de guerra sucia y cloacas.
Por
Diego Díaz Alonso
30 abril 2025
Pablo Elorduy. Foto; Álvaro Minguito
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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.
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“No todo son riñas de patio de colegio en la izquierda española”
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Pablo Elorduy (Madrid, 1978) se incorporó en 2008 a Diagonal y es desde su fundación una de las almas de El Salto. Responsable de política de este medio autogestionado, escudriña en “El Estado Feroz” (Verso, 2024) los orígenes y ramificaciones del deep state a la española, el “estado profundo”. Este miércoles lo presenta a las 20h en El Manglar con la asociación cultural La Ciudadana.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Estado Feroz?
El libro llama Estado Feroz a todas las instituciones del Estado que pueden funcionar sin democracia o con una democracia mínima. El Ejército, la policía, la Guardia Civil o sectores enteros de la magistratura tienen una raíz cultural muy profunda que hemos visto desarrollarse especialmente en los últimos años, a partir de la ruptura de las reglas del juego con la crisis de 2008.
En el libro planteas que el Estado Feroz se hace más feroz a partir de la crisis de 2008. ¿Por qué?
Porque confluyen en ese momento las políticas de mano dura económica con las políticas de mano dura represiva. Se rompen las promesas de prosperidad del neoliberalismo, se reprime a los movimientos sociales de protesta y se impone una versión del neoliberalismo más descarnada. Una versión del neoliberalismo que incluso se está emancipando de la democracia. En todo caso no es un fenómeno nuevo. Ya pasó en Chile con Pinochet, y ahora está pasando con Milei en Argentina o Trump en EEUU.
¿Se puede ser neoliberal y proteccionista?
Sí, pero es su mayor contradicción. Wall Street ha cogido miedo del proteccionismo y le ha pedido que dé marcha atrás. Trump tiene un discurso proteccionista dirigido a las clases populares que pone en peligro las bases de la economía financiar, así que llegó el comandante y mandó a parar. Black Rock, varios ex secretarios del Tesoro le persuadieron que no fuera por ese camino… Así que más que ruptura del paradigma neoliberal creo que ha habido un derrape.
Volviendo a España: ¿Cuál es el partido del Estado Feroz?
Un partido conservador amplio. El PP, personajes de Vox, sectores de la judicatura y de las Fuerzas Armadas… Un retrato robot sería alguien que fue alférez provisional, estuvo bien bien situado en el régimen franquista, coqueteó con la política de derecha o centro-derecha en la Transición y hoy se sienta en el consejo de administración de una empresa del IBEX35. Un Martín Villa por ejemplo.
Pablo Elorduy. Foto: Álvaro Minguito
¿Hay áreas del PSOE en el Estado Feroz?
Sí. El PSOE se ha sumado en ocasiones al Estado Feroz. Y no pienso solo en los GAL y Felipe González. También en fechas más recientes como la masacre de Melilla o el abandono del Sahara a Marruecos. Hay un parte del PSOE que ha asumido hasta las últimas consecuencias la “razón de Estado” clásica. La gracia de la izquierda en 2019 fue lograr mover al PSOE más allá de esos límites.
La paradoja del PSOE hoy es que es a la vez un partido del sistema, y un partido con un líder que es la figura más odiada por las derechas…
En España al que quiere volar demasiado alto, como Ícaro se le derriten las alas. Le pasó a Adolfo Suárez, y en el caso de Pedro Sánchez está claro que hay una derecha con mucha prisa por dominar toda la nave… Catalunya y la Ley de Amnistía son el gran pecado de Sánchez para el sector más conservador, pero de algún modo en las medidas de perdón del Gobierno también hay “razón de Estado”, pero más inteligente. El PP podría haber llegado también a que el perdón era la conclusión. De hecho la amnistía le va a ser funcional si vuelve al Gobierno.
Tengo una duda: ¿El Estado Feroz tiene un “estado mayor” o es un conjunto de lobos solitarios?
Son corrientes y afinidades moviéndose en un espacio territorial muy pequeño de Madrid: el eje Prado-Recoletos, Paseo de la Castellana, Serrano y Plaza de París. Es el espacio de encuentro de muchos consejeros de administración, políticos retirados y en activo.
¿Pero existe ese Estado Mayor?
Son más ideas inmortales y gente remando en la misma dirección que quince personas juntándose a dominar el mundo.
¿Qué papel juegan las empresas de comunicación?
Son los transmisores de estas ideas y del mantra de No hay Alternativa. Los que juegan ese papel de seducir a las clases populares con la propuesta de las elites. El sistema no funciona solo con represión.
Tengo dudas sobre la eficacia de la guerra sucia, que la hubo, en la erosión de Unidas Podemos y el independentismo catalán. Creo que las razones de su desgaste están sobre todo en otra parte.
Está claro que una política europea más amable habría favorecido a partidos como SYRIZA o Podemos. En el caso de Podemos pienso que se juntaron la guerra sucia del Estado Feroz con la disfunción organizativa del partido. La cultura de la paranoia de las organizaciones se magnifica con los ataques del Estado. Te pongo un ejemplo: Philip K. Dick pensaba que el FBI le perseguía y estaba loco y cuando le confirmaron que efectivamente le espiaban dijo “Estoy feliz, ya se que no soy paranoico”. A Podemos le ha pasado algo parecido. Tuvo el acierto de saberse espiado, pero la paranoia se instaló en la organización y le impidió un crecimiento sano. A los municipalismos también les pasó algo parecido: les hicieron la guerra los medios de comunicación, los cuerpos intermedios del funcionariado, las policías locales… No rebajaría el papel del Estado Feroz en el desgaste de la política del cambio.
“No rebajaría el papel del Estado Feroz en el desgaste de la política del cambio”
Tengo también la impresión de que a casi nadie le escandaliza lo que estamos sabiendo sobre la guerra sucia contra Unidas Podemos y el independentismo catalán…
Hay una perplejidad global y ya no nos parece escandaloso esa intervención feroz sobre la democracia. Es cierto que hay una opinión pública formada, probablemente más que nunca, pero mucho ruido en la cabeza… Tampoco hay manifestaciones por la corrupción del PP. Han pasado a un segundo plano.
Pablo Elorduy. Foto: Álvaro Minguito
Tampoco la lucha por la derogación de la Ley Mordaza ha logrado movilizaciones masivas
Es una prueba de ese aplatanamiento de los espíritus. También un resultado de esa promesa eterna de derogación de la Ley. Por otro lado la movilización social en los últimos tiempos se ha centrado en la vivienda y los servicios públicos. La cuestión represiva ha pasado a algo muy sectorial y no se vive como algo colectivo.
¿Ha sido Paiporta el 23F de Felipe VI?
No. A los no monárquicos, pero indecisos, no les ha seducido más por lo de Paiporta. Su reinado queda definido por su discurso en el referéndum catalán. Podía haber hecho gestos de acercamiento y no quiso.
Tema espinoso: la desunión de las izquierdas
No soy un firme partidario de la unidad a cualquier precio, pero creo que en este momento ir por separados a la izquierda es un desastre. Los intentos de Antonio Maíllo por lograr la unidad han fracasado y no veo una figura capaz de aglutinar a las diferentes organizaciones. En mi opinión es un error porque vamos a ir a un escenario en el que en el mejor de los casos habrá dos candidaturas que superen el 5%. Los votantes de las circunscripciones pequeñas, casi todas fuera de Madrid y Barcelona, se volcarán con el PSOE que puede obtener un resultado mejor de lo esperado. Es bastante triste porque en ausencia de alternativa mucha gente votará al PSOE a pesar de Marlaska, Margarita Robles, Ábalos o el propio Sánchez. En todo caso, más allá de los egos y vanidades, que siempre juegan un papel importante, hay cuestiones políticas fuertes que dividen a la izquierda, como la guerra y el rearme. Pasa en más países europeos. No todo son riñas de patio de colegio en la izquierda española.
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