miércoles, 6 de octubre de 2021

De Panamá a Pandora...todo Papeles.

La evasión fiscal como parte del Los 'Papeles de Pandora' muestran de nuevo cómo la clase poderosa usa las leyes a su antojo y el dinero cruza impunemente las fronteras Por Tania Lezcano -06 octubre 2021 06:00 Los llamados Papeles de Pandora están abriendo una caja de nuevas —aunque desgraciadamente no sorprendentes— evasiones fiscales y creación de sociedades offshore. La investigación, coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y llevada a cabo por más de 600 periodistas de 117 países ha sacado a la luz más de 27.000 compañías creadas entre los años 1971 y 2018 y a casi 30.000 de sus personas beneficiarias. En el caso de España, hay 751 sociedades vinculadas al país. Como ocurrió con los Papeles de Panamá, el libre flujo de dinero sin declarar involucra a personalidades de distintos campos, tanto de la política y del mundo empresarial como de la música o el deporte. En total, más de 330 políticos y cargos públicos (90 de ellos europeos), 15 jefes de Estado de América Latina —algunos retirados—, 46 oligarcas rusos o 133 integrantes de la lista Forbes. Gran variedad de implicados En el caso de América Latina, donde la filtración está causando una tormenta política, hay 6.288 nombres en los documentos de 14 despachos. Argentina, Brasil, Venezuela y Guatemala se llevan la palma, pero el revuelo está siendo especialmente importante en los países donde la actual cúpula de poder está implicada, como en Chile, Ecuador o Brasil. El caso del presidente chileno, Sebastián Piñera es especialmente sangrante. En 2010 vendió a un amigo, el empresario Carlos Alberto Délano, su participación en el proyecto minero Dominga por 152 millones de dólares. Por supuesto, se hizo a través de una empresa offshore de las Islas Vírgenes Británicas. Lo grave es que la última cuota tenía como condición que la zona donde se ubicaría la mina no se declarase reserva ambiental, algo de lo que se encargó Piñera como presidente, cobrando así su parte. Como siempre, la evasión y la corrupción van de la mano. A falta de conocer más nombres, otros millonarios implicados son el exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn, el rey Abdalá II de Jordania, el ex primer ministro británico Tony Blair y su esposa, Cherie Blair, el primer ministro checo, Andrej Babis, e incluso mafiosos como Raffaele Amato, el capo de la camorra napolitana detenido en Málaga en 2009. En el mundo de la cultura y el deporte, aparecen nombres como el de Shakira —que lleva tiempo siendo investigada por la Agencia Tributaria—, Julio Iglesias, Miguel Bosé, Elton John, Mario Vargas Llosa, Ringo Starr, Carlo Ancelotti —también señalado previamente por la Fiscalía española— o Pep Guardiola. Como explica el diario El País, el asesor fiscal del entrenador blaugrana, Lluis Orobitg asegura que la cuenta corriente abierta en Andorra hasta 2012 sirvió para ingresar el salario como jugador del club catarí Al Ahli, para el que trabajó entre 2003 y 2005. Sin embargo, en 2007, cuando regresó a España para entrenar al Barça B, pasó aún años con la cuenta de Andorra abierta y sin declarar en España. Fue solo en abril de 2012, con la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, cuando el entrenador regularizó casi medio millón de euros pagando un 10% sobre los intereses generados por sus fondos en los cuatro años previos. Pero no tuvo que pagar nada por los dos años en que estuvo en Catar, porque ya había prescrito. Pero Guardiola también figura como apoderado de la sociedad panameña Repox Investments, constituida en 2007. Orobitg explica que la actividad de esa sociedad era nula y que no tiene nada que ver con los intereses económicos del entrenador. Simplemente servía como sociedad pantalla para ocultar los datos del verdadero titular de la cuenta de Andorra. Y añade que fue el propio banco del Principado el que propuso la creación de esa sociedad. Este ofrecimiento es una práctica que la Agencia Tributaria sí ha reconocido como habitual en los bancos andorranos en esos años. Cuando el problema es sistémico Una sociedad offshore no es ilegal de por sí, siempre y cuando se declare su actividad en el país donde se tiene el domicilio fiscal. Es más, como explica para el diario El País Francisco Bonatti, abogado penalista y consultor en blanqueo de capitales, «son necesarias muchas veces para los grandes flujos de capitales. Esa parte de la economía offshore no solo es legal, sino que en una economía como la actual, deslocalizada y globalizada, realmente es necesaria». Sin embargo, un estudio publicado en 2017 calculó que un 10% del PIB mundial se encuentra en sociedades offshore. Y según una estimación de la Comisión Europea, en la UE se desvía a través de diferentes herramientas de evasión fiscal una cantidad equivalente a casi el 10% del PIB de la región. Esto significa 46.000 millones de euros anuales en impuestos perdidos y, por ejemplo, es ocho veces el presupuesto anual del Ministerio de Educación en España. Por su parte, la OCDE calcula que más de 9,7 billones de euros se encuentran en sociedades offshore a nivel mundial. Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? ¿Cómo creer que no hay dinero para sanidad o educación mientras se desvían millones de euros cada año solo en Europa? ¿Cómo confiar en la clase política para enfrentar este grave error del sistema cuando está implicada? ¿Deberían declararse ilegales todas las herramientas que ahora son legales porque no suponen un delito en sí mismo pero son parte necesaria para cometerlo? Y, sobre todo, ¿qué pasa con la ciudadanía? Cada vez que estas filtraciones salen a la luz, es inevitable sentirse estúpido, especialmente por el enorme flujo de dinero que cruza fronteras sin ningún control cuando las personas estamos limitadas a ellas. El dinero puede cruzar libre e impunemente sin ser declarado mientras una persona solicitante de asilo puede pasar años atrapada en una frontera inventada. Lo justo sería que las fronteras existieran para todos o para nadie. Otro punto que también deja claro esta situación tiene que ver con el patriotismo, cuya única intención es desarmar y dividir a la población. Para la clase poderosa, independientemente de la bandera con la que se cubra, la única patria es el dinero, sin importar el perjuicio que cause en el pueblo al que dice defender. Los millonarios tienen muy claro a qué clase social pertenecen y no dudan en aliarse con otros de su misma clase independientemente del país al que pertenezcan. Y eso debería hacernos reflexionar.

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