viernes, 8 de octubre de 2021

Uno más de menos...Una Institución en Oriente...

Fallece a los 87 años la emblemática hostelera Rosita Morán La muerte de la cocinera que fue el alma de Casa Morán, en Benia, se produce apenas dos semanas después de su nombramiento como Hija Predilecta de Onís LUCÍA RAMOS Viernes, 8 octubre 2021, 12:05 El concejo de Onís y el mundo de la gastronomía asturiana están de luto. Esta mañana se apagaba la viva llama que durante 87 años mantuvo al pie del cañón a la emblemática hostelera oniense Rosita Morán. Quien fue el alma del restaurante Casa Morán, ubicado en pleno centro de Benia, fallecía en el hospital de Arriondas, donde permanecía ingresada desde hacía varios días. Y lo hacía apenas dos semanas después de ser nombrada Hija Predilecta de Onís en un acto en el que estuvo arropada por los numerosos amigos que cosechó durante su intensa vida. Aquejada de problemas de salud que la mantenían alejada de sus queridos fogones desde la pasada primavera, ella misma bromeó con el hecho de que el homenaje tuviera que posponerse año y medio debido a la pandemia. «Por poco me lo tenéis que dar a título póstumo», apuntó, haciendo gala del carácter indómito que siempre la caracterizó. Nacida el 20 de marzo de 1934 en Benia de Onís, Rosita era la menor de una familia de diez hermanos por cuyas venas ya corría la vocación de la hostelería. De hecho, sus abuelos Griselda y Manuel fundaron, ya en 1876, la primera Casa Morán en la localidad llanisca de Puente Nuevo. Una pasión, más que una profesión, que contagiaron a sus vástagos, quienes siguieron sus pasos haciendo que, según se comentaba en la comarca por hace algo más de un siglo, desde Llanes hasta Cangas de Onís era imposible no encontrarse con algún establecimiento de los Morán. La Casa Morán a la que Rosita puso alma y corazón la abrieron sus padres en Benia en 1933, si bien apenas unos años después el local fue quemado durante la Guerra Civil, algo que no desanimó a la familia. «Fuimos pioneros en dar comidas bajo un hórreo», recordaba la propia Rosita, quien con apenas quince años comenzó a familiarizarse con el funcionamiento de la cocina de la mano de su madre, María, tomando ella misma las riendas del negocio tras la muerte de esta, en 1967. De su buena mano en los fogones, tras los que pasó más de siete décadas, dieron buena cuenta durante ese tiempo miles de clientes. Desde los más humildes hasta los más ilustres, nadie lograba resistirse a algunos de sus platos más célebres, como la fabada, el cordero y el arroz con leche. Durante el reciente homenaje, voces como la del alcalde de Onís, José Manuel Abeledo, y el periodista Evaristo Arce, destacaron el importante papel que Rosita Morán y su puntero negocio jugaron a la hora de poner al concejo y su capital en el mapa y reivindicar el turismo rural y la gastronomía asturiana.

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