domingo, 10 de octubre de 2021

En el clavíto....

Entrevista a Fernando Berlín: «El periodismo se ha hecho muy dependiente de las estructuras económicas» Por Ricard Jiménez -06 octubre 2021 15:27 El olor a tostado del café matutino, en muchas casas de este país, suele tener voz. Cada quien suele elegir según sus propias preferencias, pero cuando tantas y tantas tazas suenan con el mismo timbre algo querrá decir. Fernando Berlín es, sin duda, uno de los referentes radiofónicos más reconocidos y, desde La Cafetera de Radio Cable, ha conseguido adaptarse a todos los avances y retos que ofrece el desarrollo tecnológico. Hoy hablamos con él sobre periodismo y mucho más. Durante la pandemia al escucharte cada mañana pensaba en la dificultad de informar en medio de tanta velocidad, bulos, fake news, especulación… No sé si durante este periodo se exacerbó y definió la actualidad del periodismo. Yo creo que los bulos y las fake news han existido siempre, lo que pasa es que la dimensión que han cobrado ahora es extraordinaria y eso representa, evidentemente, un peligro para la calidad de la información que reciben los ciudadanos. Lo que pasa es que lo que para unos es un bulo, salvo que sea una mentira descarada, para otros es una interpretación. Entonces, no parece fácil consensuar dónde está la barrera. Sobre todo cuando hablamos en materia de opinión, otra cosa es en materia de datos, donde los datos no deberían ser discutibles, pero en ocasiones el acceso a los datos no es sencillo. En ocasiones, incluso, los datos son interpretables, entonces, creo que es una barrera complicada, pero es verdad que estamos viviendo un tiempo en el que cada vez es más difícil distinguir entre los bulos y la información. En tu programa empiezas con la parte donde se repasan los titulares, que me parece muy acertado, pero luego, además, se ahonda en el contexto y creo que esto que hablas de los bulos también puede venir influenciado por este exceso de información que tenemos y al final una parte de la población se ha convertido en lectora de titulares. De alguna manera sí. El mejor ejercicio del periodismo, sería cuando, además de la lectura de los títulos de los titulares, nos aportan profundidad y contexto. El problema es que es verdad que, como recibimos tanta información, es muy difícil que podamos abarcar, ya como lector lo digo y como oyente o como espectador, que podamos abarcar tanta información diaria con tanto contexto como necesitamos. Entonces va un poco unido en la precipitación de los tiempos, también va unida a cierta superficialidad y eso es un problema. Sin embargo, en estos tiempos has sabido adaptarte a las nuevas redes, tecnologías, ¿lo ha sabido hacer el periodismo tradicional o por el contrario el periodismo está muerto? Yo no lo creo, porque… Ignacio Escolar tiene una frase muy interesante, siempre dice que hacer deporte, practicar deporte, practicamos todos, pero el ejercicio profesional del deporte, o sea, quiénes compiten en competiciones internacionales tienen que ser deportistas profesionales y creo que eso está un poco relacionado. Hay un paralelismo, tiene razón, o sea, al final la interpretación de la actualidad la hacemos todos, pero es verdad que si tienes un cierto dominio sobre los procesos y sobre los mecanismos y te dedicas profesionalmente, pues puedes tratar de dar una mejor interpretación sobre los hechos que quien se aproxima de forma coyuntural a la información o los procesos informativos. Yo no creo que la prensa tradicional necesariamente esté muerta porque hacen falta ese tipo de perfiles. Lo que sí que creo es que están sometidos a una gran transformación. Tienen que transformar su tecnología, sus hábitos y esa transformación no es sencilla para las grandes estructuras. En esta transformación las grandes empresas han visto que la información es un negocio y han cooptado estas editoriales y puede ser que estén dirigiendo un poco las líneas políticas, ¿no? También. Claro. Por desgracia el periodismo ha quedado muy intoxicado en la medida en que se ha hecho muy dependiente de las estructuras económicas, porque ha tenido años de muchas dificultades económicas y entonces se han entregado a propietarios, a anunciantes y eso ha hecho que se perviertan un poco los intereses del periodismo, que debería colocar al lector y al ciudadano en el en el epicentro del interés y no parece que ahora mismo ese sea el foco. Parece que los medios están más bien entregados a intereses no declarados. Tengo la sensación que lo la misma clase política se ha acostumbrado a este periodismo en el que no se les pone en jaque y cada vez cuando sale alguna información respectiva a algún partido o algún político en concreto, van más a degüello. España es un país que tiene una historia, quizá por nuestra herencia y el franquismo, el posfranquismo, que hizo que hubiera muchas dependencias entre la política y los medios, de lo que entonces se conocía como medios de propaganda, era pura propaganda. Entonces, eso ha construido un tipo de relación entre prensa y poder político. Pasa en otros países en diferente dimensión, pero aquí es especialmente intenso y eso se nota. Se nota en la relación que existe entre políticos y prensa. No admiten, en la mayor parte de ocasiones la crítica de la prensa, aunque también hay que decir que todos la reciben, porque aquí ha habido grandes casos de corrupción que se han destapado en los periódicos. No creo que tengamos que ser complacientes, pero sí creo que es justo reconocer a la prensa española que, aunque no siempre haya sido el partido político más cercano a su ideología, pero lo cierto es que la prensa ha fiscalizado en muchas ocasiones y ha habido grandes casos de corrupción que se han conocido a través de los periódicos. A ti no me atrevo a llamarte prensa alternativa, no me gustaría denominarte así porque ya llevas un bagaje y te has vuelto un referente en el periodismo español, pero sí que has vivido de algún modo este proceso y quería preguntarte por cuál es el rol o el papel que juegan estos medios alternativos. Yo creo que una de las ventajas de la revolución tecnológica es que los medios alternativos tienen mucha más capacidad de difundir su mensaje de lo que han tenido nunca en la historia. Antes había algunos medios alternativos, loa había en los barrios, los había en las pequeñas comunidades e incluso algunos lograban, pues, un una cierta dimensión en su discurso, pero ahora la revolución tecnológica permite que tengan muchísimo altavoz y permite competir, casi en igualdad de condiciones, por lo menos en público potencial. La responsabilidad de evidentemente es alta. La dificultad es extraordinaria, porque es verdad que mantener una estructura profesional periodística no es barato. Es mucho más barato que en otros momentos de la historia, pero sigue siendo caro, o sea, los periodistas tienen que cobrar, tienen que poder vivir de esto y tienen que vivir sin miedo y sin preocupaciones por su supervivencia económica, y eso cuesta mantenerlo y para eso tiene que existir, no solamente el compromiso de los medios alternativos, sino también de los oyentes, espectadores y lectores de esos medios alternativos por ayudarles a sostener una información que sea independiente. En otros países parece que ha sido más sencillo este proceso, porque estas columnas de pago o suscriptores, campañas de suscripción se hicieron desde el principio, desde que se vivió la transición del papel a lo informático, Hay referentes en diferentes países, hay diferentes modelos, por ejemplo, en Estados Unidos es frecuente que haya fundaciones y asociaciones que financien proyectos de forma altruista, proyectos periodísticos, proyectos de comunicación. Eso existe en un mercado con como el norteamericano. Por ejemplo, Democracy Now, está, no solamente sustentado por sus oyentes, sino que incluso, bueno, hay fundaciones que participan por interés social o por interés comunitario de construir discursos alternativos. Eso pasa allí, que es la cuna del capitalismo. Aquí en Europa los modelos son diferentes. Es verdad que en el norte de Europa funciona otro tipo… Hay responsabilidad social de las empresas que destinan a proyectos independientes, hay el apoyo de, incluso, personas adineradas que apoyan proyectos así. Aquí en España es que no tenemos mucho recorrido en todo esto y de hecho provoca más preocupación que existan los propios medios alternativos. Solidaridad no hay, pero es verdad que quizás no hemos llegado a tiempo para explorar otros modelos de pago, pero también aquí se están dando algunas experiencias muy positivas. Eldiario.es es un medio que ha conseguido una base de financiación que compite directamente contra las grandes cabeceras. El caso de La Cafetera, que es un medio de comunicación muy chiquitito, pero que está apoyado por sus propios oyentes y de forma voluntaria además Entonces, hay algunos proyectos… Pasa con Carne Cruda, pasa también con Infolibre, pasa con otros medios, así que no es un fenómeno inédito. Esto no es fácil, no es sencillo, porque nuestro mercado es pequeño, pero está ocurriendo, o sea, hay algunos proyectos que si están siendo bien apoyados. Dentro de este contexto, ¿cómo ves el futuro del periodismo? Yo creo que el periodismo vive un momento apasionante, porque nunca como ahora en la historia se habían dado tantas circunstancias para que ejercer esta actividad pudiera ser tan eficaz. Por ejemplo, hoy un estudiante de periodismo tiene acceso a una cuenta en Twitter que podría convertir en un verdadero periódico. Entonces, tecnológicamente existen los recursos y los medios para tener mucha visibilidad, muy rápido. Eso no había existido antes en la historia. Yo creo que vivimos un momento muy apasionante para el periodismo, es verdad que para las grandes estructuras se requiere de una transformación muy difícil y me imagino que habrá adaptación, que habrá, pues, cabeceras que consigan sobrevivir a la adaptación tecnológica, a otras les cueste menos, pero nunca se había producido una demanda informativa tan alta como la que se produce actualmente. El gran reto que tenemos es garantizar la independencia y, sobre todo, colocar al lector y al oyente en primer lugar. Colocar al lector en el lugar que le corresponde de importancia. Al final la prensa no se hace para los políticos, la prensa no se debe hacer para las empresas, la prensa se hace para que los ciudadanos tengan un instrumento a la hora de votar y ejercer su derecho democrático y es un instrumento fundamental. Pero la dificultad es un poco el tema que tocabas antes, el económico, para poder mantener esa libertad de prensa. Eso es una de las mayores dificultades para el ejercicio libre del periodismo, es una de las mayores y no es un problema exclusivamente español, pero, evidentemente, si los periodistas no están bien pagados y las estructuras periodísticas no son independientes el ejercicio del periodismo no es tan libre y no es tan bueno, no es tan positivo. Entonces eso es una faena que no sé muy bien es cómo se resuelve. Entiendo que parte de la herramienta la tienen los propios ciudadanos, ¿no? Si quieren medios independientes tienen que apoyar medios independientes. Parece un bucle que existe entre la sociedad y la prensa. Siempre hay una queja, una tensión y rechazo de la población hacia la prensa, pero, por otro lado, no se consigue concienciar a la población de la importancia que tiene la prensa y su libertad en estos términos. Quizá porque las experiencias que tenemos, que hemos tenido, no son muy positivas… Ver a la prensa entregada a los poderes políticos o las empresas, pues no ha dado muy buena imagen a este gremio. Y, sin embargo, es verdad que esa conciencia está cambiando y yo creo que el 15M supuso también una ruptura en esta materia. Las críticas que recibió la prensa no la recibía hace algunos años y eso significa que también la conciencia sobre esto de los ciudadanos está cambiando positivamente. ¿No hay en este descontento una derechización, aupada por la que hay en el panorama político? Sí, y ahí está afectando también a los medios, porque en los quioscos la mayor parte de las cabeceras tienen una línea claramente escorada hacia la derecha. Además, sin ningún tapujo y eso es un problema. Esto es un problema también para la salud democrática, pero es verdad que en materia de medios alternativos hay muchas opciones también para escuchar el discurso alternativo que no llega a las grandes masas de audiencia, pero si que hay fuentes de las que uno puede beber para tener acceso a otra información… Siento volver a lo mismo, pero para que estas fuentes pudieran llegar a la gran masa de audiencia ¿no crees que necesitarían ese impulso económico que de tan fácil acceso le es a la derecha? Vemos ahora los proyectos de 7nn o el de Marcos de Quinto, que necesitan de grandes inyecciones de dinero. Claro, eso son ingentes cantidades de dinero. Claro, la derecha lo que ha conseguido siempre es mucho respaldo económico a sus proyectos, aunque hayan sido muy extremistas. Eso en la izquierda no ha sucedido. En España no ha sucedido, pero en todo caso, es verdad que todos estos experimentos, en la mayor parte de ocasiones, se han convertido en un auténtico pozo sin fondo, donde los empresarios han terminado agotando sus recursos porque las teles conservadoras, los intentos que ha habido, los canales de televisión de la TDT, han terminado fracasando. En emisoras de radio alternativas ha sucedido lo mismo. No han funcionado en materia de comunicación, porque yo creo que la sociedad española está mucho más centrada de lo que algunos desearían. ¿ Yo no sé qué alcance puede tener, nunca se sabe si alguien puede ser capaz de crear la FOX española, pero yo lo que preguntaría: ¿es que acaso no la tenemos ya en algunas televisiones? Quizá en televisión no ha tenido ese alcance, pero… ¿Quizá en redes sociales? Es un debate muy recurrente, yo no lo sé, porque había un estudio, creo que era de la Carlos Tercero, que venía a decir que en las redes sociales estaba bastante equilibrados los círculos ideológicos, o sea, que había tanta presencia de la izquierda como de la derecha. Y no es descartable que lo que pasa es que estemos en unos círculos y observemos la dimensión a veces del de enfrente… O veces solo la nuestra, ¿no? Supongo que hay una representación de la ciudadanía española y parte de la ciudadanía española es muy conservadora y hace mucho ruido en las redes sociales, pero también hay muchos, además, edificantes ejemplos, que desde una visión de izquierdas también hacen buena información en la red y se comunican bien a través de la red. No sabría decir quién gana la batalla. Ha habido momentos en los que se ha visto claramente que había un dominio de la derecha o de la izquierda, pero en este momento no sabría decir dónde están los equilibrios. Siempre te veo una persona muy optimista. ¿Tú crees? No sé, puedes ser, o sea, lo que sí que creo es que hay un reto muy importante, porque no es lo mismo defender la solidaridad que la xenofobia. No pueden estar en esa batalla, es que no hay una batalla, no debe haber una batalla entre la izquierda y la derecha. Hay una batalla entre el discurso legítimo y socialmente aceptable y un discurso inaceptable, donde ahí tienen que caber todos los demócratas. Yo no sé si soy optimista, quiero pensar que España no es un país tan radicalmente ultra como algunos desean verlo y creo que, además, nos hace mejores. En España hay muchas ideologías, hay muchas formas de aproximación a la actualidad, pero compartimos algunos valores más o menos repartidos. España es un país muy solidario. España es una de las potencias mundiales que es número uno en donación de órganos, por ejemplo. Es un país que, pese a la presión migratoria que ha tenido es un país extremadamente solidario y acogedor, aunque haya algunos que se dediquen a incendiar el discurso público. Hay razones para ser optimista, pero optimista informado y eso significa no siempre estar contento, pero creo que hay buenas razones para serlo. España es un país más conservador en materia social en muchas más asignaturas de las que nos gustaría, pero también fue uno de los primeros países del mundo donde se abrazó el matrimonio homosexual, por ejemplo, y donde, además, la sociedad lo comprendió a pesar de los políticos de la derecha y a pesar de algunos medios de derechas que intentaron combatirlo y no pudieron. Yo creo que podemos ser optimistas para apagar estos discursos incendiarios o combatirlos a base de solidaridad. ¿Tú eres de la teoría de silenciarlos o de rebatirlos? Creo que depende, depende de las circunstancias. Es decir, colocar un micrófono solamente para servir de altavoz me parece un error extraordinario. Ahora bien, denunciar los excesos, tanto verbales, como de acción de los partidos fundamentalistas, me parece un compromiso. Me parece obligado. Podrías decir, hombre, es que porque has pronunciado las siglas de un partido político y ya le estás dando voz, pero no siempre es así. Entonces, creo que depende de las circunstancias. Ellos han jugado a un juego, por ejemplo, contra Podemos, que ha consistido en dividirles, en las fake news, por supuesto, el insulto, por supuesto, en enfadar al ciudadano y ese juego les ha sido muy eficaz. Hay quien dice que ese juego que debería hacerse para con la derecha, para con la ultraderecha en España, utilizar las mismas herramientas y los mismos mecanismos, pero yo no lo sé… Lo que sé es que el discurso de la insolidaridad no camina paralelo al discurso de la solidaridad. No hay una posición contra otra. Hay una posición que es una indecencia frente a una posición que es decente, que es la de la acogida, la de la solidaridad y que además conecta más allá de las ideas, porque cualquier persona, incluso desde el cristianismo, lo defendería.

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