viernes, 23 de febrero de 2024

Urtasun & Co. están mirando La Vega?

Nortes | Centraes na periferia ACTUALIDÁTEMESCULTURESMEMORIAOPINIÓNGALERÍESXENTEHAZTE SOCIA DE NORTES ACTUALIDÁDESTACAESENTREVISTASKULTURCULTURESMEMORIASOCIEDÁ “Estamos estudiando la Caja de Resistencia de Mieres para determinar si es posible desde el Ministerio” Entrevista a Ernest Urtasun, ministro de Cultura, tras una visita de dos días a Asturias que culminó en el Centro Niemeyer Por Víctor Guillot 23 febrero 2024 Cuando Ernest Urtasun (Barcelona, 1982) tomó posesión de su cargo como ministro de Cultura, la figura de Jorge Semprún, nuestro Malraux en España, resplandeció unos segundos durante su discurso. El sentido radicalmente democrático y europeista que arraiga desde antes del 15M en Urtasum, ha desembocado, finalmente, en en un ministerio que esta semana colmataba su organigrama con la creación de una nueva Dirección de Derechos Culturales. Probablemente, el de Urtasun sea uno de los ministerios que mayor labor política tendrá que desempeñar a lo largo de una legislatura que será áspera, vertiginosa y arriscada, en el marco de eso que algunos han venido en llamar la guerra cultural y que es un guerra de resignificaciones, miradas, gestos, donde el espacio de combate también se despliega en un libro, una cinta, un disco, un escenario o, simplemente, en la palabra y el acceso y la participación en la cultura. Urtasun no rehúye el debate político en otras esferas, durante esta entrevista celebrada en el Centro Niemeyer de Avilés, tras una visita de dos días por Asturias que ha servido para alcanzar compromisos y otear el horizonte de su cartera durante los próximos tres años. Tengo la impresión de que su criterio sobre el apoyo a la cooficialidad de la llingua ha cambiado de ayer a hoy. Lo que he dicho son dos cosas. La primera es que, como ministro, soy favorable a la oficialidad; creo que es muy importante. Pero el hecho de que no sea oficial, todavía, esperemos que lo sea, no significa que no se puedan hacer cosas. La primera medida la hemos tomado en la Conferencia Sectorial. Hemos abierto las ayudas para la creación literaria y para que el asturiano pueda estar incorporado. Es una línea de medio millón de euros para la creación literaria donde el asturiano está incluido. Además, estamos viendo las ayudas para la edición. Son los primeros pasos que daremos. Es decir, la oficialidad es importante para nosotros y creo que hay que trabajar hacia ella, pero mientras no la tengamos, vamos a defender el asturiano. De hecho, soy el primer ministro de Cultura que visita la Academia de la Llingua. Ayer pude reafirmar mi compromiso con ella. Los asturianos saben que cuentan con el ministerio de Cultura para defender el asturiano. Sin duda. Ernest Urtasun, ministro de Cultura durante la entrevista con Víctor Guillot, adjunto a la dirección de Nortes, en el Centro Niemeyer, presidida por “El abrazo” de Juan Genovés. Foto de Lucía Moreno. Acaba de consolidar toda la estructura del ministerio de Cultura. Ha presentado a la nueva Directora General y también la Dirección General de Derechos Culturales. Sin embargo, me llama poderosamente la atención que se haya constituido también, hace una semana, otra oficina de cultura, en este caso, dependiente de Presidencia. ¿Cómo será la relación con esa oficina? Se lo pregunto porque, quizá de una manera un tanto tendenciosa, algunos medios han afirmado que es una manera de delimitar o de embridar al Ministerio de Cultura y conviene a los lectores aclarar. Moncloa tiene oficinas sobre todo tipo de áreas. Tiene una oficina económica, tiene una oficina para los asuntos de política exterior. Son oficinas que asesoran las actividad del Presidente de Gobierno. Obviamente, el Presidente tiene competencias sobre todas las áreas. Esa oficina ya existió en la época de José Luis Rodríguez Zapatero y lo raro es que después, en los años de gobierno del Partido Popular pero también durante la primera legislatura de Pedro Sánchez, no existiera. Era raro y es importante que esa oficina esté allí. Me alegra que, con la llegada de Sumar al Ministerio de Cultura, se haya forzado su creación. Ha sido un problema que durante el periodo de gobierno de Mariano Rajoy no hubiera un Ministerio de Cultura. Recordemos que pasó a ser una Secretaría de Estado. Durante la primera etapa del gobierno socialista y de coalición, Cultura estaba subsumido en Deportes sin secretario de Estado propio y sin Oficina de Cultura y ahora, gracias a nuestra llegada como Sumar, tenemos ministro, secretario de Estado y también Oficina de Cultura en Moncloa, con lo que hemos elevado muchísimo el rango de este área en el organigrama del Gobierno y eso, tengo que decirlo, es mérito de Sumar y de nuestra llegada a Cultura. Con la llegada de Sumar, el artículo 20 que trata sobre la libertad de expresión y de creación, se ha convertido en un espacio de combate para una guerra cultural. La creación de la Oficina, del Centro de las Industrias Culturales, con el nombramiento de la Directora General de Cultura, se tiene la impresión de que el Estado se arma para que esa libertad no se vea deteriorada o erosionada por la acción política de las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos gobernados por el PP en coalición con VOX. Desde el Ministerio de Cultura no sólo le hemos dado un impulso a la cultura en el organigrama del Gobierno, sino que, además, estamos desarrollando una estructura que nos va a dar mucha potencia en el ejercicio de la defensa de los derechos culturales que trascienden más allá de la libertad de expresión. Podríamos decir que la libertad de expresión es el primer derecho cultural pero en materia de derechos culturales hemos creado esta Dirección General para crear un Plan de Derechos Culturales que fomente el derecho a la creación, al acceso y a la participación en la vida cultural. Queremos que todos los ciudadanos de España tengan esos derechos garantizados y ese es el camino que han tomado las políticas culturales europeas y es lo que garantizamos con esta Dirección General. Una de las cosas que le encargaremos será el seguimiento de los casos graves de censura que están sucediendo por parte de algunos gobiernos autonómicos que, dicho sea de paso, me preocupan especialmente. Una de las iniciativas que me gustaría poner en valor en Asturias es, precisamente, “Caja de Resistencia”, una acción cultural que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Mieres. Me parece una medida muy interesante sobre cómo se puede solidarizar una administración con obras que han sido censuradas. Por nuestra parte sólo puedo afirmar que estaremos actuando en la defensa de la libertad de expresión y de los derechos culturales en toda su dimensión. Víctor Guillot, adjunto a la dirección del diario Nortes y Ernest Urtasun, ministro de Cultura, en el Centro Niemeyer. Foto de Lucía Moreno. Se puede afirmar que la defensa de las obras censuradas por motivos políticos es también la defensa de la industria cultural. Me gustaría saber si, al albur de la experiencia de Mieres, el Ministerio contempla la posibilidad de diseñar una estructura, una especie de red de salvación, cuando las empresas culturales se vean lesionadas por la censura política de las administraciones públicas. Hemos hecho dos cosas. Estamos analizando caso por caso cuando se produce un acto de censura. La casuística es muy diversa. Es verdad que la censura se puede manifestar de formas muy distintas. Por ejemplo, cuando se canceló el Festival Periferias, un festival de música de referencia, en Huesca, enseguida estudiamos la situación y contemplamos si algunos municipios de alrededor podrían mantenerlo vivo. Esa es una forma de afrontar el problema. Cuando nos enteramos de que el Ayuntamiento de Orihuela quería retirar la subvención “Miguel Hernández”, que es otra forma de censura que buscaba perseguir el legado de uno de nuestros grandes poetas, enseguida intervinimos políticamente exigiendo la devolución de esa subvención. En este caso, logramos que la subvención fuera repuesta. Estamos viendo caso por caso para conocer cómo podemos ayudar. Para hacer todas estas actuaciones, la Dirección General de Derechos Culturales será la encargada de hacer ese seguimiento. Y luego, estamos analizando experiencias como la Caja de Resistencia de Mieres para determinar si es posible que haya iniciativas de este estilo desde el propio Ministerio. Todo esto lo estamos todavía estudiando pero también es cierto que ya estamos actuando con una Dirección propia que se encargará de este tema. Durante la toma de posesión de su cargo en el Ministerio informó sobre una de las medidas que más controversia ha causado en algunos medios de comunicación. Se trata de la descolonización de los museos. Entiendo que no ha sido una medida lo suficientemente bien explicada porque España, a diferencia de otros estados como el británico o el francés, no adquirió su patrimonio cultural a través del expolio, cuando esos países cristalizaron como imperios. Valga como ejemplo el Museo de Nápoles fundado por Carlos III. Bajo esta premisa, de qué manera se puede descolonizar culturalmente los museos españoles. La descolonización de los museos tiene dos vertientes. Una tiene que ver con el patrimonio expoliado y es verdad que España no tiene. La otra se orienta a cómo se explican o se interpretan las obras y, en ese sentido, tengo que decir que los museos españoles llevan muchos años haciendo eso. Lo ha contado el mismo director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, que intenta proyectar una mirada decolonial que busca, básicamente, no cancelar ninguna mirada, sino incorporar otras nuevas a lo que puede ser una determinada exposición. Y eso es algo que se está haciendo en toda la UE, no solo en bienes sino en museizacion. Son los técnicos los que lo están haciendo ya en los museos españoles y la vía de una museización respetuosa debe de continuar. Incorporar nuevas miradas y reflexiones a las obras y la historia siempre será positivo porque lo único que hacen es enriquecer nuestra vida cultural. Recuerdo que cuando entrevisté a Jorge Semprún, le dije que era lo más parecido en España a Malraux, aunque el matizó que, a diferencia de Malraux, él no había tenido a un DeGaulle. Lo traigo a colación en esta entrevista porque usted tuvo el honroso detalle de citarlo durante su toma de posesión del cargo y porque ambos tienen una mirada especialmente sensible hacia la memoria histórica. Me gustaría saber qué planes desarrollará en esta materia a lo largo de la legislatura. Una de las primeras visitas que hice en cuanto tomé posesión del cargo fue a la Agencia de Refugiados en Francia, donde se conservan unos 150.000 expedientes de los exiliados republicanos que pidieron el estatuto de asilo y donde, por cierto, tuve la ocasión de ver el expediente de Semprún. Me emocionó mucho. Fue una de las personas que pidió asilo. Pude ver la solicitud redactada de su puño y letra. Estamos en un proyecto de digitalización de todo lo que hay allí para que las familias y los investigadores puedan consultarlo. Es importante poder recordar la memoria histórica del exilio en Francia y nosotros, que tenemos competencia en archivos, estamos actuando en este ámbito. Y después, también estamos trabajando en otro ámbito que tiene que ver con la memoria de los trabajadores mineros. No hay cultura en este país sin la memoria de la clase trabajadora. Ayer, con ocasión de la visita al Pozo Santa Bárbara, donde vamos a invertir 1,1 millones de euros adicionales para la recuperación de ese espacio, pretendemos revitalizar económicamente la zona, que esas zonas mineras que están perdiendo la producción del carbón tengan, a través de actividades culturales, actividad económica propia. También pretendemos recuperar la memoria de la clase trabajadora que es fundamental para tener un gran proyecto de país. Ahí donde tenemos competencias, la memoria democrática, la memoria histórica, es un objetivo fundamental. ¿Se plantea algún tipo de intervención en el espacio creado a través el Convenio de La Vega, en Oviedo, tras su firma por las tres administraciones? Lo estamos mirando. Ernest Urtasun, ministro de Cultura, durante la entrevista en el Centro Niemeyer. Foto de Lucía Moreno. Hablemos de la legislatura de lo concreto y de la democratización de la cultura a partir de los bonos culturales. ¿Se mantendrá el bono cultural? El bono cultural va a continuar. Todos los jóvenes que cumplan 18 años podrán tener acceso a él. El principal reto que se nos plantea es que no todos los jóvenes de este país conocen aún el bono cultural. Se lo digo de memoria: sólo el 60-65% de los jóvenes de nuestro país han utilizado el bono y eso significa que tenemos mucho recorrido por delante Por lo tanto, vamos a hacer un sobreesfuerzo a través de campañas que expliquen ese derecho que tienen los jóvenes para el bono cultural. Por otra parte, estamos trabajando en otra línea de acceso a la cultura que tiene que ver con el cine senior que ha tenido mucho éxito y ese programa de descuentos importantes para ir al cine, al menos, un día a la semana. Efectivamente, lo vamos a mantener también. El apoyo al acceso a jóvenes y mayores va a continuar e, incluso, lo vamos a reforzar. El asunto Ábalos exige por su parte una valoración. Me gustaría saber de qué manera cree que afectará a esta legislatura. Creo que la justicia tiene que hacer su trabajo y llegar hasta el final. Si hay responsabilidades que se asuman. Es un caso desagradable, especialmente por el momento en que se produjo: durante la pandemia. Ya conocimos todos los casos que afectaron a la Comunidad de Madrid y a Isabel Díaz Ayuso que fueron deleznables y me permito utilizar esta expresión porque utilizar la pandemia para enriquecerse me parece especialmente grave. El PSOE ha pedido 15 días más de prórroga para afinar el acuerdo con Junts que permitirá aprobar una ley de amnistía. ¿Está seguro de que se aprobará esa ley? Esa ley saldrá adelante. Estoy convencido porque hay centenares de familias en Cataluña que esperan que esa ley sea aprobada. Lo único que no me gustaría es que la negociación fuera agónica y que se pudiera desbloquear en el último momento. Estamos en política para servir a los ciudadanos y la mayoría social de este país entiende que tenemos que pasar página con lo que ocurrió en Cataluña. También entiende que tenemos que ser capaces de dar una respuesta a situaciones en las que una persona es perseguida por causas penales simplemente por abrir un colegio el día de la votación o por supuestos de hecho de este tipo. Por lo tanto, soy optimista y creo que la ley va a salir adelante. Por la responsabilidad de todos, espero que así sea. Nos acercamos a unas elecciones europeas que tendrán lugar el próximo 9 de junio. Estas europeas serán decisivas y si la derecha rompe el equilibrio en la Eurocámara, podría producirse un binomio ultraconservador si Trump vence en las elecciones estadounidenses de noviembre. El contexto global se torna muy complicado para la izquierda. En este periodo, Sumar discute su organigrama y su proyecto político, ¿en qué estado se encuentra y de qué manera cree que será determinante para apuntalar la legislatura española y cortocircuitar la estrategia de Manfred Webber desde España? Las elecciones europeas son fundamentales. Es una batalla política de primer nivel donde nos jugamos muchísimo y no nos lo podemos permitir, efectivamente, en el momento en el que en EEUU puede haber un cambio político en sentido negativo. No lo sabemos pero es una posibilidad. Necesitamos mantener una cierta mayoría europea en clave democrática y, sobre todo, mantener dos grandes proyectos, uno es el green deal y el otro es la agenda social que, tímidamente, se han ido abriendo camino y que la derecha y la ultraderecha quieren corregir. No lo podemos permitir Nuestra responsabilidad es que esos dos grandes proyectos continúen y que haya una mayoría progresista en el Parlamento Europeo. Y eso pasa por que países que tienen una mayoría progresista en sus parlamentos nacionales sean capaces de mandar a la Eurocámara de Estrasburgo el mayor número de eurodiputados de izquierdas. Y en ese punto estamos centrados y volcados desde Sumar. Tenemos nuestra Asamblea el 23 de marzo que será un momento importante de rearme organizativo para afrontar esas elecciones en mejores condiciones. Para Sumar es fundamental el proyecto europeo y su orientación y vamos a trabajar a fondo para obtener los mejores resultados en estas elecciones europeas. Se habla mucho de la necesidad de que haya implantación territorial pero no se habla tanto de cómo se va a producir. Me resulta llamativo que irrumpa nuevamente esta dicotomía entre la Cultura de la organización y del territorio y la cultura de las instituciones. Soy un ferviente partidario de las organizaciones políticas fuertes, de su fortaleza, porque milito en organizaciones políticas desde hace muchos años. Sumar tiene dos fuentes de legitimación. Una son sus miles de inscritos por toda España. Cuando levantamos Sumar, se levantó una gran ola de ilusión que arrastró a muchísima gente a apuntarse. La segunda fuente son las organizaciones que integran Sumar. El 23 de marzo aprobaremos un armazón organizativo muy fuerte cuya función debe dar respuesta a la incorporación de los inscritos y a las organizaciones políticas. Tenemos experiencia en otras partes de Europa que tienen esas dos fuentes de legitimación: los inscritos y las organizaciones políticas y estamos en estos momentos discutiendo una ponencia de cara a la Asamblea del 23 de marzo que creo que nos pondrá en mejores condiciones para tener una organización muy fuerte. Ahora, también es verdad que no hay que perder de vista para qué sirven las organizaciones. Sirven para dar una respuesta a la realidad social y para construir proyectos políticos ganadores. Y en eso estamos. Queremos construir la organización política más fuerte para poder seguir dando respuesta a los grandes retos de España. Ernest Urtasun, ministro de Cultura, en el Centro Niemeyer. Foto de Lucía Moreno. España ha sido uno de los países más beligerantes de la UE en la defensa de los derechos de los gazatíes dese que tuvo lugar el atentado de Hamás. En cambio, parece que la venta de munición ha emborronado la posición política del Gobierno de España. ¿Qué valoración hace y que posición tendrá Sumar La UE tiene una posición común sobre comercio de armamento. Primero fue voluntaria y desde 2009 es obligatoria. Esa posición común nos impide a los estados miembros de la UE comerciar con armas en zonas de conflicto y, por lo tanto, nos obliga a aplicar un embargo completo del comercio de armamento en la zona. Eso significa que no podemos ni comprar ni vender armas. Hace tiempo que, desde Sumar, hemos pedido que haya un embargo completo. Lo que se ha anunciado hasta ahora y, desde Sumar, nos parece positivo, es que se habían frenado las exportaciones de armamento, a pesar de que hemos vistos que unas licencias concedidas antes de los atentados de Hamás se han ejecutado después. Nosotros hemos pedido, y lo hemos trasladado a Exteriores, que eso no vuelva a ocurrir. Pero también hemos pedido que operemos sobre las importaciones de armamento que han continuado. Y eso ¿cómo se hace? Apelando a un embargo total, aplicando un embargo total de armamento que es una contribución muy importante que España tiene que hacer para parar una auténtica carnicería en Gaza. Por otra parte, creemos que España debería sumarse a la querella sudafricana en la Corte Penal Internacional. Somos claros y valientes con las posiciones y es verdad que el Gobierno se ha movido en la buena dirección pero también es cierto que se ha movido por la presión que hemos ejercido desde Sumar.

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