sábado, 29 de abril de 2023

Carbayones emblemáticos...

Santirso, la joyería de Oviedo que lleva más de medio siglo creando obras de arte con el azabache Esther Rodríguez ESTHER RODRÍGUEZ REDACCIÓN LA VOZ DE OVIEDO Tino Santirso es el propietario de la joyería que lleva por nombre el apellido de la familiaTino Santirso es el propietario de la joyería que lleva por nombre el apellido de la familia Tino Santirso está al frente de este negocio que se ha convertido en seña de identidad del casco antiguo de la capital asturiana. El orfebre denuncia la situación por la que está pasando el azabache asturiano y reclama que se ponga en valor este material autóctono 26 abr 2023 . Actualizado a las 09:37 h. Comentar · 0 Corría el año 1927 cuando Manuel Santirso Alonso entró a trabajar con tan solo 13 años en una joyería de Oviedo. Tras tres décadas aprendiendo el oficio de orfebre, el ovetense decidió montar una tienda para vender sus propias joyas. Bajo el nombre de Joyería Santirso abrió las puertas de un local en la plaza de la Catedral en 1960. Un negocio al que se incorporó su hijo Florentino, más conocido como Tino, quien tras instruirse con su progenitor decidió emprender por su propia cuenta con el objeto de que el negocio familiar pudiese perdurar en el tiempo. «Estábamos de alquiler y sabíamos que tarde o temprano teníamos que marchar de ahí», asegura el artesano, antes de señalar que para ello se mudó en octubre de 1985 a un bajo en la calle Rúa. Desde entonces no solo ha mantenido el legado de su padre, sino que ha hecho que su orfebrería sea una de las más representativas de la capital, puesto que es de las pocas que trabajan el escaso azabache de origen asturiano que aún queda. Así luce la entrada de Joyería Santirso, en OviedoAsí luce la entrada de Joyería Santirso, en Oviedo Joyería Santirso En Joyería Santirso elaboran y preparan joyas con azabache. «Con lo que antes desechabas, ahora tienes que buscarte la vida y arreglarte para hacer piezas pequeñas porque grandes ya es imposible», lamenta Tino Santirso, quien denuncia «la vergonzosa» situación por la que está atravesando este material en Asturias. «No solo no se da a conocer este mineral autóctono que es considerado de lo mejor del mundo, es que para empezar no se está ni extrayendo. El Principado dio una concesión a una empresa o una persona y está parado porque se conoce que echó números y no le interesa el negocio, pero al fin y al cabo lo que se está haciendo es perder puestos de trabajo. Si la mina arranca se crearían empleos y nosotros igual podríamos generar alguno, ya que podríamos enseñar el oficio a las nuevas generaciones, puesto que se están muriendo los artesanos buenos, que esos sí pueden aprender a la gente a tallar», clama. En este punto el propietario de la Joyería Santirso pone por ejemplo a un artesano gallego con el que mantenía una buena relación. «Recuerdo que me encontraba mucho con él en Madrid, a donde íbamos a alguna que otra feria. En una de aquellas conversaciones me dijo que había metido dos chavales a trabajar y le pregunté por qué. Me comentó que no le costaba nada porque estaba todo pagado por la Xunta —por aquel entonces, gobernada por Manuel Fraga— con la única condición de que en dos años fuesen oficiales», señala Tino Santirso, antes de exclamar que «ahí está la clave, ya que así el oficio perduraría en el tiempo». Objetos tallados en azabache. Se han fabricado en el taller de la Joyería SantirsoObjetos tallados en azabache. Se han fabricado en el taller de la Joyería Santirso «De hecho en Galicia, en la Escuela de Arte, según tengo entendido tienen un catedrático especializado en la talla de azabache», prosigue el joyero, quien lamenta que en Asturias para aprender este oficio hay que hacerlo con un artesano que «te dé clases y puedas aprender como se hizo siempre: sentado al lado, mirando y haciéndolo». Lo cierto es que trabajar con este material que proviene de la madera fosilizada no es tarea fácil puesto que es frágil y duro al mismo tiempo. Para poder crear obras de artes con él se requiere maña, dedicación y paciencia, dado que para conseguir una superficie sin poros y con su particular brillo, el proceso que hay que seguir es largo y complejo. Elaboración, venta y reparación de todo tipo de joyas Sin embargo, para Tino Santirso es como coser y cantar. Después de más de 50 años dedicándose a la orfebrería, el ovetense tiene la técnica más que controlada. Es por ello que la mayoría de las joyas que se venden en la Joyería Santirso están hechas en el taller que tienen en la propia tienda, donde además se hacen arreglos y se elaboran piezas de oro y plata. «También en el caso de que el cliente quiera algún diseño concreto pues se le hace. Eso no quita que compremos, pero mi principal objetivo es dar salida todo lo máximo posible al estocaje que tenemos», cuenta el artesano, quien reconoce que los productos estrella son los elaborados con azabache, las medallas y las cadenas. Vajilla de plata que luce en las vitrinas de la joyería SantirsoVajilla de plata que luce en las vitrinas de la joyería Santirso Respecto a la platería, aunque hubo un tiempo en el que tuvo su máximo esplendor, a día de hoy «es para limpiar». «La vajilla de plata ya no hay interés en comprarla. Si ves cómo tenía las vitrinas hace unos años, con fruteros, bandejas, candelabros, juegos de té y de café, de todo. Ahora esto según se va vendiendo ya ni te molestas en reponerlo. Es más, en muchos casos ni puedes porque son de fábricas que ya cerraron. Ahora mismo no tienes prácticamente dónde adquirir ese producto y lo compras a la gente que te lo ofrece. Pero bueno, todavía hay gente mayor que cuando hay una boda o una celebración regalan una bandeja o algún marco de plata. En cambio, los jóvenes tienen otras miras, sobre todo, respecto a la limpieza, porque antiguamente quienes tenían plata en su casa tenían un servicio para limpiarlo. Entonces como la mentalidad cambió lo que me queda es de hace tiempo», relata. Al igual que el perfil del cliente de la Joyería Santirso ha cambiado, el negocio también se ha adaptado a los tiempos. Para empezar el taller ha tenido un lavado de imagen, dentro de lo que cabe. «Ha ido evolucionado, no es el mismo que cuando estaba mi padre. De hecho gracias a mis hijos, cosas que antes se hacían a mano ahora ya es todo tecnológico. Mi hija por ejemplo hizo cursos de diseños por ordenador, de impresión 3D, que son ya otros procesos que a mi incluso me pillan muy lejos, pero que nos permiten evolucionar. Ahora hay un soldador que va por láser que va a ser nuestra próxima compra», afirma Tino Santirso, quien reconoce que saber adaptarse es parte de la clave del éxito de esta afamada joyería. Colección de azabache de la Joyería SantirsoColección de azabache de la Joyería Santirso De hecho gracias a esa capacidad de amoldarse el joyero ha conseguido sortear las crisis que se han sucedido desde que abrió las puertas de su comercio. «Ya cayó más de una» y ha conseguido esquivarlas al tener los cimientos bien forjados. Esto se traduce en «tener un local propio, género y todo pagado», ya que de esta manera el taller es rentable «para mantener el negocio y dar de comer». Además en la medida de lo posible los gastos hay que minimizarlos «todo lo que se pueda» puesto que de esta manera la solvencia económica será mayor. «Con la subida de la luz, lo que hice fue cambiar a LED para así no tener una factura tan elevada. Al fin y al cabo se trata de reducir los gastos y aguantar el tipo para que en el caso de que venga una crisis puedas abrir el paraguas hasta que pase el chaparrón», manifiesta Tino Santirso. Hoy en día, las joyerías no solo deben hacer frente a la subida de los precios sino que además tienen que competir con franquicias y adaptarse al cambio de modelo de consumo. Además, por si fuera poco, «hay mucho material que aparenta una cosa que no es. Hay cadenas con hilos muy finos que son un papelín o cadenas que no pesan ni un gramo y parecen la marimorena. Y eso es porque mucha gente solo se fija en el precio», lamenta Tino Santirso, quien gracias a ofrecer productos de calidad, además de contar con un trato cercano con el cliente, mantiene una fiel cartera de consumidores. «Aquí no solo vienen los de siempre, sino gente de fuera que también vuelve. Además estamos en una zona que hay mucho turismo y en la que los fines de semana, si no llueve, la calle está animada», apunta Por el momento, Tino Santirso disfruta de una jubilación activa. «Aún sigo trabajando porque mis hijos en un principio no iban a venir a la tienda, pero al querer entrar en el negocio pues aguanto para que ellos cojan el ritmo del mismo. Que se hagan con la gente, los conozcan y que ellos aprendan algo porque por donde va la cosa informáticamente ya lo manejan a la perfección», señala el artesano. Joyas y piedras de amatista que lucen en el escaparate de Broncita La magia de las piedras y los minerales aterriza en Oviedo con la apertura de Broncita ESTHER RODRÍGUEZ Las piedras preciosas, los cristales y demás minerales son considerados desde la antigüedad como objetos de lujo. No solo es el valor económico que tienen, sino el alto poder energético que poseen. Una magia que cautivó hace 12 años a Liliana Álvarez, quien tras toparse con ellos dio un giro radical a su vida. Desde entonces, la ovetense pasó de ser comercial a dedicarse en «cuerpo y alma» a estos materiales provenientes de las entrañas de la tierra. Primero empezó a comercializarlos a través de internet y ahora ha dado un paso más allá con la apertura de una tienda física en la capital asturiana. Situada en la calle San Juan, en el local que durante años albergó el taller de la artesana Dulce Abad, esta lleva por nombre Broncita. Un espacio en el que la energía te atrapa nada más atravesar la puerta. Seguir leyendo Archivado en: Oviedo

No hay comentarios: