miércoles, 16 de febrero de 2022

Los Voxceros Astures crecidos...

Cordones sanitarios Ignacio Blanco se ha venido arriba después del éxito que Vox ha acumulado en las elecciones castellanas. El Partido Popular asturiano debería alejarse de él como de la tiña. Por Víctor Guillot 16 febrero 2022 Víctor Guillot Víctor Guillot es periodista y dirige el Centro de Interpretación del Cine en Asturias. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y el diario digital migijon. Colabora en la Cadena Ser. Su último libro, junto a Rubén Paniceres, se titula "Ceniza a las cenizas. David Bowie y la revolución visual de la cultura pop" (Ed. Rema y vive). En ocasiones, el mundo camina al revés, siguiendo el sentido de las agujas del reloj del cementerio judío de Praga. Todo apuntaba a que la UE era el gran invento que evitaría el regreso del fascismo, pero no ha sido así. pensábamos que progresaba siguiendo la estela ilustrada de Kant, pero le hierve la sangre de Nietzsche que recorre los ríos de Europa. Al fascismo, como a Lucifer, le han vuelto a crecer las alas. Ignacio Blanco, diputado de Vox, le ha servido la manzana envenenada a Teresa Mallada, presidenta del PP asturiano, este martes, invitándole a participar en una moción de censura. Ambos sopesan en algún momento de la legislatura someter a Adrián Barbón a un debate sobre su gestión que es, en realidad, una causa general contra el sistema, el siguiente paso para desestabilizar la vida parlamentaria asturiana. La victoria de la iniciativa está incluida en su propia derrota. Quiere decirse que bajo la formalidad aritmética que impide sacar adelante la iniciativa, Blanco no oculta que pretende desvelar otra verdad material: la debilidad de Barbón que ha fracasado con el estatuto y la frustración en la que, como una nube negra, viven los demás partidos de la izquierda. Adrián Barbón junto a Juan Cofiño, en la Junta General del Principado. Foto: Iván G. Fernández Es cierto que el Presidente sopló la flauta de Hamelin y que hizo creer a todo el mundo en una quimera identitaria que invocaba la tradición mineral de la llingua para dar sentido a esta legislatura kafkiana. Iniciar un proceso estatutario en el contexto actual ha sido un grave error político, alpiste para el fascista, una gran dosis de hipocresía y una enorme falta de madurez política. Tendrá que explicarlo todo en la tribuna si Mallada no se suma a un cordón sanitario. Ignacio Blanco se ha venido arriba después del éxito que Vox ha acumulado en las elecciones castellanas. El Partido Popular asturiano debería alejarse de él como de la tiña. Ya lo dijo Primo Levi, tratar de comprender el odio es casi justificarlo. Si Mallada entra en ese juego, será su cómplice. Se impone un cordón sanitario en las cortes de Castilla y León en cualquier otro parlamento. Tiene razón Eduardo Madina. Cordón sanitario lo hay en Francia, en Alemania, incluso en Grecia, donde los medios de comunicación decidieron no informar de nada ni de nadie que estuviera a la derecha de Amanecer Dorado. Vox es incompatible con los inmigrantes, con los gays, las lesbianas y los transexuales, es incompatible con la Constitución y con la UE. Las fuerzas democráticas se juegan un país que ha logrado ser lo que es porque, a su manera, creyó haber exterminado los huevos de la serpiente. O no. “Las fuerzas democráticas se juegan un país que ha logrado ser lo que es porque, a su manera, creyó haber exterminado los huevos de la serpiente. O no” El fascismo de Mussolini usó y abusó del cine para propalar sus ideas. Hoy lo hace a través de Twitter y los medios de comunicación, con fascistas de viejo cuño y rojipardistas de nuevo. Ningún tiempo fue peor ni mejor. Pedro Sánchez ha dicho que Vox es un peligro para la democracia, pero solo está dispuesto a abstenerse en Castilla y León si el PP rompe con el fascio en toda España. Demasiada ambición después de una derrota tan clamorosa. Debería pensar en términos europeos, más humildes, pero más pragmáticos, y no dejarse llevar por un gran titular. Porque Pablo Casado está dispuesto a pactar con el diablo para que Mañueco siga siendo presidente en Valladolid y hasta que eso suceda, el PSOE debe hacer todo lo que esté en su mano para que Vox pierda influencia, se desinfle o se ahogue bajo su propio lodazal. Abstenerse para evitar un mal mayor nunca es una mala opción. Abstenerse en Castilla es resistir. En Valladolid y León los socialistas apuestan por esa estrategia. Porque si el PP permite que Juan García-Gallardo llegue al gobierno de Castilla y León, será la primera vez que un partido fascista ocupe la institución de la mayor región de Europa. Lo afirmaba Enric Juliana en su columna de ayer con la certeza del sabio: un partido que conspira contra la Unión Europea pasará a ser fuerza ejecutiva de un país que necesita su ayuda.

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