miércoles, 11 de enero de 2023

Rafel Velasco clama en la prórroga....

OPINIÓN Podemos: matar la ilusión o resucitar al ruiseñor Tras las primarias de la organización asturiana se ha apostado por fracturar al partido, en lugar de llegar, cuando menos, a una tregua. Por Rafa Velasco 10 enero 2023 Brindis de Navidad en Podemos Xixón. Foto: Iván G. Fernández Podemos, en el conjunto de España, pero en particular en Asturies, generó una ilusión entre enormes sectores sociales, que no se veía desde la muerte del dictador. Nació como un proyecto nuevo y novedoso, capaz de recuperar la ilusión entre personas que habíamos sido derrotadas en la Transición, en el referéndum de la OTAN, en las luchas contra la ofensiva neoliberal, y a la par incorporar a otras que nunca antes habían participado en política, pero que la crisis de 2008 les había hecho abrir los ojos de que sus problemas no tenían solución con los paradigmas del Capitalismo realmente existente y de su estructura política bipartidista. Por primera vez después de 40 años “los y las mierdas”, “los y las sant-culottes”, podíamos ganar, para empezar el asalto a los cielos. Eso fue el inicio de Podemos, una nueva política y una nueva forma de hacer política, con un coro de nueva dirigencia muy joven, pero muy preparada, y con un líder, Pablo Iglesias, capaz de recordar el carisma de aquel Felipe González de 1982, pero con una propuesta que rompía con los parámetros políticos de la vieja socialdemocracia, y de ser aglutinante de sectores que podían venir desde la izquierda radical o el Comunismo, de los movimientos sociales o de la base social del PSOE. Por eso cuanto escucho decir que Podemos nació para gobernar, y por gobernar se entiende lo que se está haciendo ahora, no puedo decir más que mienten y lo saben. En Asturies también nacía un Podemos dispuesto a derrotar a la casta política que llevaba desde los inicios de la autonomía haciendo de Asturies un erial, industrial, agrario, cultural etc…Nuevas caras para duras realidades, entre las que emergía también un líder, joven pero curtido en mil batallas, llamado Emilio León. Y es que ahora también se olvida, pero Podemos no nació para ser el hermano menor del PSOE ni para ser la conciencia crítica del mismo, desde una concejalía de bienestar social, sino para romper su hegemonía y cambiar todo lo que debía ser cambiado. Ambiente de una de las primeras folixas de Podemos Asturies. Foto: Iván G. Fernández ¿Cuándo se jodió el Perú?, preguntaba en su día Vargas Llosa, y esa pregunta es la que las distintas familias que siguen disputándose, y jodiendo, la marca Podemos, siguen sin querer hacerse, porque si se la hicieran y se contestaran sinceramente, igual tenían que replantearse todo el proceso de envilecimiento político que arranco en Vistalegre I. Las prisas por querer vender la piel del oso antes de cazarlo hicieron que se comenzase a construir una marca electoral, que no un partido, sin ideología ni proyecto definido, cuando tocaba construir un frente político y social. Una organización vertical, centralizada, aquello de la “máquina de guerra electoral” de la que eran tan coautores desde Madrid, Pablo como Iñigo, con un modelo de primarias del todo o el nada, que impedían construir nada de todos y todas, que excluían a quien perdía. Un modelo que lo reducía todo al votar y pegar carteles, porque debatir y pensar estaba reservado a una minoría autonombrada y si alguien de fuera de los cenáculos correspondientes lo hacía era tildado de pico de loro o cabeza de chorlito, como en los mejores tiempos del Carrillismo. Folixa de Podemos Asturies en 2016. Foto: Iván G. Fernández. Aún así Podemos cosecho, inicialmente, buenos resultados electorales, pero cuando entro en las instituciones, le entro vértigo entre seguir siendo una fuerza de impugnación o dejarse llevar por el olor de la moqueta. El no haber dado el “sorpasso” al PSOE nos hizo entrar en el viejo dilema, del péndulo, de si apostar por el discurso falaz de las dos orillas o él, no menos falaz, de reequilibrar la izquierda. Y al final, de tanto no aclararse, seguir teniendo guerras por la marca en Twitter y telegram, empezaron las limpiezas de quien osaba cuestionar la línea de quienes mandaban, con su preclara visión, comenzaron las desilusiones y llegaron los retrocesos electorales. Pero en ese momento ya había compañeros/as que habían hecho de la política su modo de vida, y para mantener esa estructura de gente liberada no quedaba más remedio que entrar, y lo peor mantenerse, en los gobiernos del PSOE, a toda costa, aunque fuera tragando todos los sapos que fueran necesarios. Porque esa, y no otra, es la razón para seguir apostando por ese modelo de gobierno que nos mete de lleno en la política belicista de la OTAN, que traiciona al pueblo saharaui, que no deroga ni la reforma laboral ni la ley mordaza, que regala puestos a jueces reaccionarios en el Tribunal Constitucional, o que dispara a inmigrantes en la frontera con Marruecos. Todo ello con un supuesto escudo social, pero que al final es poco más que un cierto asistencialismo, que va menguando desde la rueda de prensa, al BOE y a la ventanilla del SEPE o del INSS, donde al final se produce el parto de los montes. Acto de Sumar en Cimavilla, Xixón. Foto: Iván G. Fernández Alrededor de todo eso se fueron cambiando los discursos y sobre todo las formas de hacer políticas, y quienes antes eran asamblearios ahora son aparato, y quienes antes decían que preferirían arrancarse un brazo a pactar con el PSOE, aunque ello implicara dejar gobernar a las derechas, ahora mendigan un puesto en un gobierno, aunque sea por piedad. En ese marco, y cuando algunos/as consideran la marca totalmente amortizada intentan salvar los muebles con algo que aun no se sabe lo que es, y que llaman SUMAR, y de cuyas intenciones poco se sabe, salvo que todo va girar en torno a una buena ministra del gobierno de cohabitación, llamada Yolanda Díaz. Pero de la nueva política se ha pasado a la política de escucho, pero hago lo que me da la gana. Si de SUMAR puede salir un frente amplio o de nuevo una política de notables, aún es pronto para saberlo, pero los comienzos por lo menos a mí, de momento, no me ilusionan. Máxime cuando todo parece que tienen una obsesión, precisamente, por borrar cualquier rastro de aquello que fue el PODEMOS impugnatorio, incluido al propio Pablo Iglesias. Rueda de prensa de la candidatura ganadora de las primarias autonómicas. Foto: Luis Sevilla En ese marco se dieron las últimas primarias de PODEMOS ASTURIES, para elegir las candidaturas a municipales y autonómicas. Por suerte hubo menos testosterona que en otras ocasiones, la campaña fue más limpia, pero nadie fue capaz de explicar cuáles son las diferencias de los dos proyectos en liza, salvo un “ quitate tu para ponerme yo”. La merma de participación electoral ha sido evidente y a día de hoy no alcanzo a saber si realmente tuvimos unas primarias para elaborar listas electorales, o un concurso de meritos para quien va ser concejal/a de parques y jardines de los gobiernos locales del PSOE o para que la mano de la nueva lideresa le dé un lugar bajo el sol del gobierno de salvación de muebles después de las próximas generales. Lo que vino después ni los más pesimistas nos lo podíamos imaginar. En vez de llegar, cuando menos a una tregua, de cara afrontar las próximas elecciones municipales y autonómicas, sobre todo para negociar en buenas condiciones la posible integración en SUMAR, se ha apostado por fracturar al partido en dos, yendo la candidata, y su gente, por libre, y el aparato orgánico, y la suya, otro tanto. En vez de dialogar y configurar instrumentos de integración, se ha apostado por los expedientes disciplinarios, el insulto entre compañeros y compañeras, y la incapacidad para ni siquiera ir a una manifestación en un mismo cortejo. Triste, pero nunca una crisis tan fratricida ha vivido ningún partido en Asturies. PODEMOS ha sido una trituradora de militantes y cuadros, de ilusiones y esperanzas, pero sigue siendo una de las pocas voces críticas en ciertos temas y sectores. ¿Será capaz PODEMOS de hacer un alto en el camino y enderezar el rumbo? La respuesta está en el viento, pero las tormentas negras que nos rodean no nos dejan mucho tiempo, porque quizás entendamos cuándo se jodió PODEMOS cuando nos veamos en alguna cárcel de España teniendo que repartir el tabaco, los periódicos o los bocadillos.

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