lunes, 11 de diciembre de 2023

El " Lavado " Fiscal de las Donaciones....

Taxwashing, capitalismo con careta fiscal Los medios muestran una imagen de ‘millonario generoso’ del empresario Amancio Ortega, toda la prensa se hace eco de sus ‘magníficas’ donaciones. Por Pedro Labrado | 11/12/2023 Escucho un reportaje en una cadena de radio sobre un nuevo tratamiento de radioterapia contra el cáncer, una máquina, Unity se llama, un acelerador lineal ionizante que ve, “bombardea” y destruye con mucha exactitud las células cancerígenas. Aunque el reportaje tenía como objetivo el análisis de lo que supone, desde varios puntos de vista, sanitario, administrativo, organizativo, de personal, en la sanidad pública contar con una máquina como esta de última generación, arranca poniendo encima de la mesa el nombre del “benefactor” que ha propiciado la instalación de esta máquina en el Hospital Universitario de La Paz de Madrid. Es un archimultimillonario español que vende batas y otras prendas de vestir desde hace tiempo desde Galicia a todo el mundo. Su nombre se menciona hasta 6 veces con admiración y devoción por distintos participantes en el reportaje. El presentador y director del programa aclara: “Alguien podrá pensar que esto es un publirreportaje pagado por Amancio Ortega, que estamos vendidos al capitalismo y este tipo de cosas, no, es mucho más sencillo que todo eso, en nuestro programa nos hemos hecho una pregunta que es ¿Qué hace la sanidad pública española con la mejor máquina que tenemos para tratar el cáncer? Es decir, no es un reportaje pagado.” Llegados a este punto ya han desglosado la retahíla de donaciones que el multimillonario ha hecho en los últimos 10-15 años a la sanidad de las distintas Comunidades Autónomas. La máquina Unity de ese reportaje en concreto supuso para el benefactor el desembolso de nueve millones de euros. La reportera llama la atención sobre la placa que hay a la entrada del servicio de La Paz dónde está instalada la máquina, en recuerdo del donante de esta. Si es o no un publirreportaje que cada uno lo valore, yo creo que sí lo es. Pero volviendo a lo que para mí es más relevante desde el punto de vista económico-fiscal, me hace reflexionar sobre la relación entre la factura fiscal y las “bondadosas” donaciones. Es difícil pensar que entre los ahorros fiscales fruto de la ingeniería financiero-fiscal que pone en marcha este tipo de contribuyente y las graciosas donaciones, que también tienen sus beneficios fiscales, no haya un saldo positivo a favor de estos ciudadanos tan “generosos”. Si esto es así y me caben pocas dudas, realmente las donaciones serían en realidad una parte de esos ahorros fiscales que vuelven al lugar de dónde no hubieran debido salir, la hacienda pública. Pero este canje entre el ahorro fiscal y la donación tiene un doble efecto para el millonario generoso, paga menos impuestos y lava su imagen y la lava bien, muy bien, el programa de radio del que hablé al principio es de los de máxima audiencia, todos los medios se hacen eco de estas “magníficas” donaciones y hasta la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pone como ejemplo de buen empresario al fundador y expresidente de Inditex, Amancio Ortega. Buen empresario puede que sea según los códigos de los propios empresarios, pero buen contribuyente es otra cosa muy diferente. En algún lugar escuché una vez que no hay empresario bueno. Si tomamos esas donaciones como pago de impuestos en segunda ronda recaudatoria creo que merece la pena hacer alguna reflexión sobre esta situación. La primera reflexión sería la referida a que, si lo tomamos como impuestos de segunda ronda, serían unos pagos de impuestos con carácter finalista, es decir, el contribuyente decide en que se invierte o que políticas se financian con sus impuestos. ¿Llamativo no? En el propio reportaje mencionado se llama la atención sobre que algunas de estas donaciones se pasan meses en almacenes embaladas porque no hay espacios para ubicarlas y/o personal especializado para manejarlas, que en algunos casos distorsionan la planificación de centros y unidades receptoras ya que la donación provoca en muchos casos necesidades de materiales especiales, mantenimiento, etc., que requieren de fondos adicionales que en principio iban a ser dedicados a otros fines. El sistema fiscal sería ingobernable y estaría pervertido si cada contribuyente decidiera a que cosa o política concreta se deben destinar sus impuestos. Podríamos llamar a esta práctica taxwashing (palabro inventado para esta columna) practicado por contribuyentes con ahorros fiscales importantes por su ventajoso uso de todas las herramientas legales y alegales a su alcance al igual que llamamos greenwashing a la práctica de invertir fondos en medio ambiente por parte de aquellas compañías cuya actividad está ligada al profundo deterioro de este. Capitalismo con careta fiscal. Y como segunda reflexión y con cierto grado de ironía, si estos pagos fiscales de segunda vuelta merecen placas recordatorias con nombre y apellidos de los contribuyentes que han aportado los impuestos para una determinada financiación de una inversión pública, las ciudades y pueblos deberían estar plagadas de placas recordatorias, por ejemplo: la compra de este semáforo se ha financiado con los impuestos pagados por Fulanito de Tal en honor del/os contribuyentes que pagan cuando deben y sin usar triquiñuelas legales de elusión fiscal. Si son merecedores de placas los contribuyentes que posponen el pago de una parte de su factura fiscal a la segunda vuelta llamada eufemísticamente donación, más lo serían los que declaran y pagan en tiempo y forma, sin trucos. En esta última situación se encuentran la inmensa mayoría de trabajadores y trabajadoras que tienen controlados al cien por cien sus ingresos y no “juegan” a la ingeniería fiscal. La fuerza y la gran difusión que tienen las noticias sobre estas “solidarias” donaciones hacen que la sociedad vea la careta de ángel caído del cielo del millonario que tapa la verdadera cara de este y que no es otra que la de la carcajada por el trampantojo que nos ha colado a todos con una donación que parece enorme. Sin embargo, si la comparamos con su fortuna, 81.800 millones de euros (la del gallego), poco más de un 0,01% de su fortuna es lo que le ha supuesto la máquina objeto del reportaje y de esta reflexión. Realmente calderilla. Calderilla muy bien rentabilizada en imagen y sobre todo para perpetuar el modelo fiscal que permite eludir el pago y bonificar la segunda ronda en forma de donaciones

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