domingo, 10 de diciembre de 2023

La sombra del PCE es alargada...E. del Teso dixit ( y el menda también ) Recomendado...

Sumar y Podemos en onda corta y la realidad social en onda larga El discurso inflamado de Podemos no asusta. Las oligarquías los temen tan poco como a Sumar Por Enrique Del Teso 9 diciembre 2023 Acto de Yolanda Díaz en Xixón. Foto: David Aguilar Sánchez Recomendados “¿Cuánta gente con discapacidad hay en el parlamento asturiano? No hay nadie” 10 diciembre 2023 Rodrigo Cuevas presenta una antoloxía de vieyos y nuevos cantares de chigre 9 diciembre 2023 FACT, un festival de arquitectura efímera en los espacios mineros, novedad de Cultura para 2024 9 diciembre 2023 Cultura y Deportes presenta un presupuesto de 60 millones: un 13% más que en 2023 9 diciembre 2023 Enrique Del Teso Enrique Del Teso Es filólogo y profesor de la Universidad de Oviedo/Uviéu. Su último libro es "La propaganda de ultraderecha y cómo tratar con ella" (Trea, 2022). La luz del Sol para nuestros ojos es blanca. Las ondas cortas, azules y violetas, tienen más energía, tropiezan con todo y se dispersan. Las ondas largas, naranjas y rojas, son de frecuencia baja y menos energía. No interactúan con nada, lo atraviesan todo y llegan lejos. Pero las bulliciosas ondas cortas, al dispersarse, son las que se ven. El cielo es azul. No se puede leer una novela recordando todas sus palabras. Hay que saber olvidar y elegir los materiales que arman la historia. Los hechos están ahí, desde 2014 o un poco antes. Cada uno puede olvidar lo que quiera y armar su relato con lo que sucedió hasta que cinco diputados se pasan al grupo mixto. Alumbrado el proceso en onda corta, tenemos nombres propios, vetos, perretas, purgas, Magariños, narcisismo y escupitajos en la red social. La actualidad, como el cielo, está copada por la onda corta. Si nos mantenemos en onda corta, pero no tan corta de miras, la situación parlamentaria cambió menos de lo que parece. Hubo acuerdo de legislatura porque nadie pudo elegir no hacer un acuerdo. Nadie pudo elegir no ir contra PP y Vox. Y eso no cambió. Podemos no puede añadir su aliento al del PP, Vox, la parte del Estado sublevada y el Senado parásito. Podemos no podrá decir que Bildu y Esquerra son marca blanca del PSOE. Y Bildu y Esquerra no darán prioridad a estar con la gente maja de Podemos sobre sus pactos con el Gobierno. Poco cambió todo. Ione Belarra. Foto: Moncloa. Pero el DAFO de la izquierda presenta ahora más debilidades y amenazas que fortalezas y oportunidades. Sumar es la fuerza ineludible de la izquierda. La izquierda será tan fuerte como lo sea Sumar. Pero fue un error de Sumar arrancar situados mentalmente en un momento post – Podemos y asumir que ahí no había ya chicha. Sumar apuntaba muy alto siendo un Podemos corregido por la circunspección laborista de sindicatos e IU y siendo una IU vitaminada por la vanguardia y descaro de Podemos. Esa síntesis era el trabajo. A Sumar, como marca nueva y flotante, le faltaban tres cosas: historia, origen y toma de tierra. Podemos tiene historia, rápida y trepidante con picos luminosos nunca vistos y necedades de toda la vida más vistas que el tebeo. No nos queremos huérfanos, toda civilización tiene o se inventa su origen y los movimientos sociales también. Podemos tiene origen y leyenda, la que va del 15 M a los círculos y la explosiva Vistalegre I. Sumar nace en un gobierno. Eso implica un discurso cauto y pragmático. No hubo esa fase inicial identitaria de gritarse unos a otros sin ambages y puño en alto lo que somos y lo que queremos. Le falta principio e historia. Su toma de tierra con la base social es la que herede de sus componentes, IU y Podemos sobre todo. Podemos había desaparecido en las autonómicas y municipales como músculo electoral, pero su capital simbólico es intenso. Además, la gente tiene a fuego en la mente una perniciosa línea horizontal que empieza con un 1 en la extrema izquierda, pasa por el 5 del centro y acaba en el 10 de la extrema derecha. Es una línea dañina que, por ejemplo, sirvió para igualar a Podemos con Vox como partidos «extremistas». Esa línea oculta que Vox es homófobo, machista y racista y que no hay equivalentes de izquierda radical en tales maldades, por ejemplo. Este movimiento de Podemos mueve en el dial simbólico a Sumar hacia el centro izquierda, en las faldas del PSOE. En realidad, Irene Montero y Yolanda Díaz tienen motivos de satisfacción por su gestión de gobierno, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la izquierda adora las superioridades morales expresadas por un topicazo y las que más adora son las que contrastan a la izquierda auténtica con otra izquierda. Y el efecto en su conducta es muy real. Díaz tuvo tanta firmeza en el gobierno como Montero, no cabe decir que fue domesticada, siendo realistas con su condición de socio minoritario. Pero la simbología es tenaz. A los fachas les gusta ser soldados low cost, esos bobos del puto defender España creen de verdad que están conteniendo a los moros gritando chorradas enfundados en la cruz de Borgoña. Pero a la izquierda también le gusta sentir la revolución low cost basada en tópicos de no nos callarán, unidos venceremos. Sumar debería haber percibido que necesitaba el capital simbólico de Podemos. Sumar ahora no tiene centralidad (no provoca reacciones), no preocupa ni al PSOE ni a la banca, sí tiene potencial transversal, pero no moviliza. La Ministra de Igualdad, Irene Montero, en una intervención en el Congreso de los Diputados. Foto: Gobierno de España Podemos está feliz. Volvió a las portadas, anda suelto como Satanás, mientras sus competidores están atados al pragmatismo gubernamental. No reconocen sus síntomas. Hablar mucho de sí mismos a base de eslóganes (ni nos domaron, ni nos doblaron, sí se puede; Monedero habló de muerte por inanición y del gueto de Varsovia; la monda), e hipertrofiar el discurso identitario y autoafirmativo son síntomas de estar donde no hay nadie. Se dice que Emilio Botín murió con dos dolores: Cataluña y Podemos. Pero ahora el discurso inflamado de Podemos no asusta. Las oligarquías los temen tan poco como a Sumar. Podemos perdió su transversalidad, es decir, la capacidad de convencer y movilizar a gente ajena a su ideología e incluso a los que la comparten. Ahora provoca un rechazo intenso en muchos grupos y ambientes de los que no es enemigo. Cree que irritar y llamar a su socio blanqueador de genocidas es cantar las verdades del barquero y no un exabrupto torpe que te deja fuera de la política. Es una fuerza que mezcla mal con otras fuerzas. Entrar en alianza, ceder y condicionar no es diluirse ni perder el norte, aunque ese haya sido el ejemplo del PSOE. Es hacer política. Ser un grumo en cualquier papilla no es un mérito. La incidencia de Yolanda Díaz y Pedro Sánchez en el derrumbe de Podemos es anecdótica. Es el patrón de Vistalegre II el que no dejó de repetirse. El Podemos que encabezaba las encuestas e involucró a cientos de miles de personas en sus círculos fue un calentón. Pero el Podemos que vi en la Puerta del Sol en 2015, ya más pequeño, era muy real y vigoroso. El virus que separó a Podemos de la respiración del país (que conoció mejor que nadie), la orgía de egos y camarillas, el mal digerido estrellato (tenían que ver en 2015 el despliegue de medios alrededor de una cafetería donde se rumoreaba que estaban Monedero, Errejón e Iglesias) llevó a Vistalegre II y ahí no estaban Díaz ni Sánchez. El acoso delincuente y por momentos criminal a Podemos dificultó cualquier autocrítica. No deberían pensar en serio que están en fase de renacimiento. Pero las furias que percibo contra Podemos indican que no está muerto o que es ese dolor que dicen que se siente en un órgano amputado. La izquierda se mueve en onda corta. La onda larga es la mirada que atraviesa a quien tienes delante y ve lo que representan y el caldo gordo de fondo. No puedes hablar con Puigdemont, Belarra o Díaz sin mirar a su través. No puedes hacer política si no sabes hablar con quien no soportas y mirar a su través. Es la política de onda larga. Solo un ejemplo. El ideológico informe PISA califica al sistema educativo por parámetros marcados por la familia y la riqueza ajenos a la eficiencia de ese sistema educativo. Pero da muchos datos y son machacones. La desigualdad crece y el sistema educativo es una de las palancas que abre en canal el tejido social. La educación es un río tan revuelto que los hosteleros se animan a pedir asignaturas de hostelería en secundaria. Abundan discursos vacíos sobre competencias y aprender a aprender y discursos rojipardos de que aquí ya nadie estudia nada. No veo cuadros de la izquierda generando ideas, doctrina y estrategia y dando referencias que orienten a la población. Revisen Twitter (llámenlo X) a ver de qué van los sofocones de unidos venceremos y similares. La gente agradece la claridad. Los ultras son claros y brutales. La réplica no puede ser que esa izquierda de ahí no nos callará y esos de allí son tránsfugas, que lo vi en el diccionario. A la dictadura progre (democracia) se llegó trabajando en onda larga. La de historias que nos podrían contar los del PCE. etiquetasactualidad_cabeceratemes_cabecera Artículo anterior Europa Laica celebra el Día Internacional de la Libertad de Conciencia Artículo siguiente Sekuens otorga ayudas a 35 proyectos de I+D en 19 concejos asturianos Actualidad

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