lunes, 23 de noviembre de 2020

Jose Carlos Díez al habla...

José Carlos Díez - 23 de noviembre de 2020 La curva de infectados en España ha comenzado a caer muy rápidamente. La causa es Madrid que ha conseguido revertir su curva con mucha eficacia. De ser la comunidad con más infectados hace un mes, ahora es una de las que menos tienen por cada 100.000 habitantes. La presidenta -ante la amenaza de ser intervenidareaccionó bien y por fin, ocho meses después de comenzar la pandemia, se fió de su equipo de sanidad y elaboraron un plan. Pasó de criticar a Sánchez por perjudicar a la economía madrileña con sus restricciones a imponer el toque de queda y a prohibir la movilidad fuera de la comunidad durante los puentes (también lo hará en el del 6 de diciembre). Eso ha mandado un mensaje de concienciación a los madrileños y se ha reducido significativamente la asistencia a restaurantes en las cenas. El otro gran acierto de Madrid ha sido usar tests de antígenos rápidos. No son tan efectivos como las PCR pero han permitido descongestionar los centros de salud y eso ha hecho que la medida haya funcionado. La comunidad ha pedido que esos tests se distribuyan en las farmacias a costes muy asequibles y eso sería de gran ayuda también. Mientras el Gobierno habla de vacunación de una mayoría significativa de la población en el primer semestre, la OMS y los virólogos hablan de no alcanzar el nivel de vacunación necesario antes de final de año. La credibilidad del gobierno en la pandemia es nula, por lo tanto es más prudente hacer caso a los virólogos y ponerse en el peor escenario. Si llega el mejor escenario, será fácil de asumir. Si te pones en el mejor y llega el peor nos pillará de nuevo sin plan, como nos ha sucedido desde febrero. En Europa el virus parece que empieza a dejar de crecer gracias a las medidas aprobadas. En el gráfico anterior se observa la recuperación en V del comercio europeo hasta septiembre, según datos de Eurostat. La recuperación asiática es clave para las exportaciones europeas, que han recuperado buena parte del desplome desde febrero a mayo, aunque siguen un 5% por debajo de niveles previos a la pandemia. La noticia negativa desde Europa la dio la inflación. Hace un año la inflación de servicios, la más estable y estructural, era del 1,5% anual. En octubre cayó al 0,4% y el riesgo de deflación aumenta. Es un mínimo histórico desde 1999 -cuando nació el euro- y lo más preocupante es que sigue cayendo con respecto a septiembre. Esto justifica la política ultraexpansiva del BCE de compra de deuda de la que España es uno de los países más beneficiados. Sin esas compras no podríamos haber aumentado el déficit público hasta niveles próximos al 14% del PIB. En diciembre el Consejo tomará la decisión de prorrogarlas seguramente durante todo 2021. En España no se publicaron datos relevantes la pasada semana y el debate se centra en los presupuestos. Las tensiones en el Gobierno cada día son más evidentes y la pasada semana, además del clásico Calviño versus Iglesias, se sumaron Ione Belarra, secretaria de estado de Podemos que en Twitter atacó sin pudor a la ministra de defensa acusándola de favorecer los ataques de la derecha y de Vox al gobierno. Más sorprendente fue el ataque del ministro de inmigración acusando a Defensa de frenar los campos de refugiados en Canarias. La crisis económica en África por la pandemia aumenta la tensión migratoria. El conflicto en el Sáhara con el levantamiento del Frente Polisario y el posicionamiento de los ministros de Podemos apoyándolo tampoco ayuda en la relación con Marruecos. Marruecos hace de tapón para frenar la migración a España y a Europa y cuando abre el tapón se producen crisis de este tipo. El Gobierno ya ha dejado el buenismo de hace dos años cuando recibió al barco Aquarius. Ahora la solución es dejarles en las islas sin permitir traslados a la península y devoluciones en caliente. La única solución será favorecer el desarrollo de África con políticas europeas para que tengan trabajo en su país y no decidan venir. Eso tardará años y mientras es necesario dar una solución humanitaria para esas personas y cumplir los compromisos de derechos humanos que España y Europa han afirmado y lideran en Naciones Unidas. La Airef publicó su observatorio de deuda pública. Incorporan ya los fondos europeos que tienen un efecto neutral sobre el déficit y la deuda pero aumentarán el crecimiento y ayudarán a reducir el ratio de deuda sobre PIB. Aún así, sin medidas adicionales la deuda seguirá por encima del 100% sine die. Haciendo un ajuste estructural del 0,5% anual, como exige el Pacto de Estabilidad Europeo, la deuda bajaría al 70% del PIB en 2040. Eso implicaría 20 años de austeridad y es un escenario muy poco probable. Por esa razón seguramente habrá que revisar los acuerdos europeos a la nueva realidad. Italia es un ejemplo de país altamente endeudado que está atrapado en la deuda, con crecimientos potenciales muy bajos. En 2020 Italia tendrá la misma renta por habitante que en 1994 y la deuda pública en máximos en décadas. Grecia ha superado ya el umbral del 200% de deuda pública sobre el PIB y su renta por habitante estará este año en el mismo nivel que en 1998. España tendrá la misma renta que en 2001. Por el contrario, Alemania tendrá en 2020 una renta por habitante un 8% superior a la de 2007 antes de la Gran recesión. Y su deuda pública será la mitad que la de Italia. Holanda y los países nórdicos también estarán en ese grupo. En condiciones normales las primas de riesgo deberían estar reflejando esa gran divergencia, pero con las compras del BCE no sólo no han aumentado sino que se han reducido. El bono alemán a 10 años cotiza a -0,60%, el español al 0,06%, el italiano al 0,60% y el griego al 0,70%. El bono griego sufre la mayor distorsión. Es imposible que Grecia devuelva toda su deuda y habrá quitas o condonaciones en algún momento y, sin embargo, los inversores no tienen ninguna percepción de riesgo de impago. En Italia pasa lo mismo. En 2009 la crisis de deuda comenzó en Grecia y se propagó rápidamente a otros países. Los niveles de deuda de inicio eran muy inferiores a los actuales pero a diferencia de entonces el BCE no compraba deuda y la Comisión exigía ajustes fiscales muy intensos en medio de la recesión. Ahora el BCE compra deuda y la Comisión es más razonable en la interpretación del Pacto de Estabilidad, pero los niveles de inicio de la deuda son el doble que hace diez años y de nuevo se concentra en los países periféricos, mientras los países centrales tienen mejores perspectivas de déficit público y la mitad de deuda pública que los periféricos. En el gráfico anterior la Airef hace una simulación de subida de 100 puntos básicos en la deuda, o sea que el bono a 10 años suba al 1%. Como se observa, el pago por intereses de la deuda crece exponencialmente y en el gráfico de la derecha la deuda entra en dinámica insostenible. Imagina si la subida es hasta el 3% como sucedió en 2018 cuando Salvini y el Gobierno italiano se enfrentaron a la Comisión Europea. Mejor no imaginar dónde se iría la deuda si el bono a 10 años vuelve a subir hasta el 7% como sucedió en 2012. La sociedad española no es consciente de esta vulnerabilidad y los políticos (de todos los partidos) no hacen nada para que lo seamos. Esta semana todos ellos han firmado un acuerdo en el Pacto de Toledo para aumentar las pensiones con el IPC y para quitar del sistema todas las pensiones no contributivas, incluidas las de viudedad. El acuerdo en la práctica supone que en vez de tener un déficit de 40.000 mill en el sistema de pensiones será de 15.000 mill, igual que antes de la pandemia. Y que los otros 25.000 mill de déficit los soportará la administración central. En cualquier empresa o familia eso se haría con un plan de ingresos. En el caso del estado los socios supuestamente estables del Gobierno en los presupuestos, PNV y Ciudadanos, han exigido y conseguido eliminar la subida del impuesto al diesel. Supondría eliminar una discriminación positiva del diesel sobre la gasolina en el momento de menor precio del petróleo en una década y con la inflación próxima al 0%. A todos los partidos se les llena la boca con los ODS y el cambio climático pero luego toman medidas para seguir subvencionando emisiones contaminantes. Pero la peor señal es que en los próximos dos años habrá que aprobar una reforma fiscal para subir la recaudación mínimo 2 puntos de PIB para evitar una crisis financiera y un posible rescate como sucedió en 2012. Con este Parlamento es misión imposible. Pero da igual. El largo plazo en España es mañana y dentro de dos años sólo nos queda confiar en el BCE

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