lunes, 16 de noviembre de 2020

Único y/o excepcional....

El Prerrománico, «un recurso turístico único» La ciudad de Oviedo aspira al reconocimiento integral 35 años después de la declaración de Lillo y Santa María del Naranco como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco La iglesia de San Miguel de Lillo sufrió obras de conservación y restauración de las pinturas murales recientemente. / FOTOS: ALEX PIÑA A. ARCE / R. AGUDÍN OVIEDO. Lunes, 16 noviembre 2020, 00:58 Las Pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, los canales de Venecia o las cataratas de Iguazú son solo unos pocos de los 1.121 bienes de 167 países declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. España, con 48, es el tercero del mundo con mayor número de monumentos y lugares inscritos en una lista en la que todos pelean por estar, y de todos ellos, la ciudad de Oviedo cuenta con cinco propios. Pero aún quiere un poco más. El Pleno municipal aprobó a finales del pasado julio solicitar al organismo de las Naciones Unidas la declaración de Oviedo en su conjunto como Patrimonio de la Humanidad con la vista puesta en los meses de otoño -si bien la pandemia todavía puede retrasarlo un poco más- para comenzar a trabajar en su candidatura. Lo hace, además, cuando se cumplen 35 años de la inclusión al prestigioso catálogo de los milenarios monumentos prerrománicos de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. También se incluyó aquel año, en 1985, a Santa Cristina de Lena. Un reconocimiento, que según el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León, «implica un compromiso de gestión seria y de mantenimiento de los valores excepcionales que posibilitaron la distinción». También «supone una garantía de atención preferente y continuada por parte de las administraciones» con constantes «inversiones, supervisión del estado de conservación, planificación y gestión coherente». El libro blanco del Prerrománico data en 1850 la primera restauración acometida en San Miguel de Lillo; sin embargo, en Santa María del Naranco fue en 1929. Desde entonces se han hecho mejoras, como la pavimentación de la primera iglesia, o más recientemente la mejora de sus pinturas. En la segunda también se ha sucedido las excavaciones arqueológicas y restauraciones. Esto hace que el estado de conservación de los dos monumentos, según uno de los profesionales que mejor conoce el catálogo del Prerrománico en Asturias, el restaurador Jesús Puras, sea claro: «El Prerrománico no está tan mal como socialmente se considera o aparenta. Cada edificio tiene problemas puntuales y los hay que ir resolviendo». No obstante, advirtió, «hay que hacerlo sin premuras políticas y con una metodología de trabajo bien definida, coger el toro por los cuernos y actuar». Y puso un ejemplo, «en Lillo se han puesto a restaurar pinturas sin resolver previamente la estanqueidad de la cubierta, hacer eso es como tirar el dinero público». Más crítica se muestra la profesora de Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, Carmen Adams, quien opina que la declaración de ambos como Patrimonio de la Humanidad «ha servido más bien de poco». Razona que el reconocimiento de la Unesco «siempre es una buen noticia» al suponer mayor protección, pero «falta una apuesta clara sobre el Prerrománico; hay que poner en valor las señas identitarias». En ello trabaja el equipo de gobierno. Santa María y San Miguel «son dos activos históricos de primer orden a nivel mundial, de los que no hay muchos ni en Asturias ni en España, y tiene valor tanto desde el punto de vista histórico y cultural como turístico», manifestó, en declaraciones a este diario, el edil de Hostelería y Turismo, Alfredo García Quintana. Es más, aseguró, lanzando un guante al Ejecutivo regional de Adrián Barbón, «entendemos que es un recurso turístico único que no solo está ubicado en Oviedo, que lo esté es solo una circunstancia», y lo «importante» es que son Patrimonio Mundial, sentenció. Aclaró el popular que «el objetivo es recuperar nuestros valores de ciudad con una oferta conjunta de patrimonio». Eso sí, concluyó el titular de Turismo, «creemos que el Principado de Asturias tiene que implicarse de forma muy importante, porque va en beneficio de todos los asturianos». Lo cierto es que no es la primera vez que la ciudad intenta formar parte de la lista de la Unesco. A principios de 1997 el Gobierno de España, a instancias del Consistorio entonces presidido por Gabino de Lorenzo, solicitó una propuesta en la que se incluía el casco histórico de la ciudad. Pasamos una primera fase de cribado, pero un año después, en Japón, la organización decidió rechazar la candidatura. No se olvidó del todo de la capital asturiana, pues al final terminó incluyendo en el catálogo la fuente de Foncalada, la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados (Santullano) y la Cámara Santa de la Catedral, así como 550 kilómetros de rutas jacobeas asturianas (Camino Primitivo y de la Costa). Lograr este reconocimiento es «un asunto complicado porque ya en 1985 presentamos algunos monumentos, como San Julián de los Prados, que se quedó fuera», según recuerda el entonces alcalde, el socialista Antonio Masip. Santullano lo acabó consiguiendo en 1998. MÁS

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