miércoles, 19 de diciembre de 2018

Facebook no abandona el escándalo....

Revelan cómo Facebook ha estado compartiendo datos de sus usuarios de forma masiva y sin consentimiento durante años

Una investigación de The New York Times muestra que la compañía de Zuckerberg estuvo dando acceso a más de 150 grandes compañías —no sólo tecnológicas— a datos de sus usuarios, algunos tan intrusivos como el contenido de sus mensajes privados, saltándose así de forma opaca sus propias normas de privacidad.
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Imagen de Mark Zuckerberg. REUTERS
Nuevo misil en la línea de flotación de la red social más popular del mundo. En este caso, una exhaustiva investigación del diario The New York Times desvela cómo durante años Facebook estuvo dando acceso a más de 150 grandes compañías —no sólo tecnológicas— a datos de sus usuarios, algunos tan intrusivos como el contenido de sus mensajes privados, saltándose así de forma opaca sus propias normas de privacidad.
La investigación del citado diario, que abarca cientos de documentos internos de la red social sobre el seguimiento de alianzas con otras compañías y decenas de entrevistas a ex trabajadores de la empresa, pone al descubierto cómo los datos de los usuarios son intercambiados, hasta el punto de que Facebook permitió que el motor de búsqueda Bing de Microsoft viera los nombres de prácticamente todos los amigos de los usuarios de Facebook sin su consentimiento, y le dio a Netflix, Spotify y al Royal Bank of Canada la capacidad de leer los mensajes privados de los usuarios de Facebook.
Pocos gigantes de internet se salvan de este indiscriminado cotilleo: Amazon ha podido obtener los nombres de usuarios y la información de contacto a través de los perfiles de los amigos, y Yahoo tuvo acceso a las publicaciones de usuarios y amigos de éstos hasta este mismo verano.
Todo ello queda al descubierto tras una cadena interminable de escándalos sobre privacidad y protección de los usuarios que ha idos sacudiendo la compañía a partir, sobre todo, del escándalo de Cambridge Analityca, cuando se descubrió que los datos personales estaban siendo utilizados con un fin diferente al que los usuarios habían dado su consentimiento, en ese caso para crear herramientas de segmentación de audiencias que ayudaron a la campaña presidencial de Donald Trump en 2016.
Ahora, y a pesar de las promesas del propio Mark Zuckerberg, quien en abril de este año prometió ante el Congreso de EEUU que los usuarios tienen "tienen control total" sobre todo lo que comparten en Facebook —aunque eso, de momento, no es cierto—, recuerda The New York Times, que también apunta que el propio Zuckerberg aseguró entonces que no vendían datos.
Si bien es cierto que Facebook no ha vendido datos de usuarios, apunta dicho diario, durante años ha llegado a acuerdos para compartir la información con docenas de empresas de Silicon Valley, a quienes se ofrecía un acceso mucho más intrusivo a dichos datos de lo que Facebook reconoce. A cambio, la red social se beneficiaba al atraer nuevos usuarios, engordar su número de cuentas activas y, así, aumentar los ingresos por publicidad.
Y estos acuerdos con las compañías —que no sólo incluyen a los gigantes de Silicon Valley son a fabricantes de automóviles y medios— seguían en vigor en 2017 (algunos incluso hasta este año), al menos desde principios de esta década.

Facebook se explica

El director de privacidad de Facebook, Steve Satterfield, dijo al rotativo neoyorquino que ninguno de estos acuerdos violó los acuerdos de privacidad o los compromisos con los reguladores federales.
Por su parte, el director de desarrollo de plataformas y programas de la empresa, Konstantinos Papamiltiadis, confirma en un largo post oficial estas prácticas como una forma de ayudar a los usuarios, por un lado, a acceder a sus cuentas de Facebook o funciones específicas de Facebook en dispositivos y plataformas creadas por otras compañías como Apple, Amazon, Blackberry y Yahoo. A estas compañías las llama "socios de integración".
"En segundo lugar", añade, facilita que "las personas tengan más experiencias sociales, como ver las recomendaciones de sus amigos de Facebook, en otras aplicaciones y sitios web populares, como Netflix, The New York Times, Pandora y Spotify".
"Ninguna de estas asociaciones o características dio a las compañías acceso a la información sin el permiso de los usuarios, ni tampoco violaron nuestro acuerdo con la FTC [el regulador estadounidense] de 2012", asevera. Para él, el permiso del usuario se obtiene porque éste "tiene que iniciar sesión con su cuenta de Facebook para utilizar la integración ofrecida por Apple, Amazon u otro socio de integración".
Eso sí, el propio Papamiltiadis confiesa que algunos socios obtuvieron acceso al contenido de mensajes privados de los usuarios de Facebook. "Pero los usuarios tenían que iniciar sesión explícitamente en Facebook primero para usar la función de mensajería de un socio, como Spotify", alega, y añade: "Después de iniciar sesión en su cuenta de Facebook en la aplicación de escritorio de Spotify, puede enviar y recibir mensajes sin tener que abandonar la aplicación". "Nuestra API proporcionó a los socios acceso a los mensajes de la persona para potenciar este tipo de función", concluye.

Los correos desvelados por el Reino Unido

Esta investigación es un nuevo "enano" en una interminable lista de prácticas dudosas y opacas de la red social, que poco a poco van saliendo a la luz. Hace dos semanas, el propio Zuckerberg se vio obligado a reaccionar a la publicación de sus propio correos electrónicos de 2012, obtenidos por una comisión del Gobierno británico que investiga a Facebook.
En ellos, aunque quedaban reflejadas sus dudas, se ve cómo finalmente dio luz verde en 2012 a entregar a desarrolladores externos acceso a datos de usuarios, según informa Reuters.
Fue esta decisión la que hizo posible, por ejemplo, que una aplicación recopilara información sobre aproximadamente 87 millones de usuarios de Facebook el año siguiente y luego la compartiera con la ya desaparecida firma británica de consultoría política Cambridge Analytica.
Zuckerberg lamentó su decisión y dijo que, de haber frenado esta práctica el año anterior, la empresa podría haber evitado un escándalo de privacidad que ha manchado su reputación. Pero lo cierto es que Facebook había salido a bolsa poco antes y contaba con el crecimiento que le daban aplicaciones de terceros, entre ellas los juegos. Había que crecer.

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