miércoles, 3 de mayo de 2017

La estrategia del May cara al BREXIT...

La estrategia de Theresa May


Alex Morales / Thomas Penny
Con la celebración de las elecciones anticipadas, espera salir reforzada de cara a las negociaciones sobre el 'Brexit'
Nueve meses después de aceptar el cargo de primera ministra, Theresa May está empezando a aprender a apostar. La primera ministra es una microgestora con amplia experiencia en operaciones de bajo riesgo, que fundamentalmente está apostando por ella misma y confiando en que su fortaleza en las encuestas de opinión le confiera una victoria electoral aplastante en junio. Esto le supondría la libertad necesaria para negociar el tipo de acuerdo de 'Brexit' que quiere y le ayudaría a evitar la maldición europea que ha acabado con muchos de los anteriores líderes conservadores. 
Si todo va según sus planes, las elecciones anticipadas que ha convocado el 8 de junio, tres años antes de lo previsto, la reforzarán en su cargo con una amplia mayoría parlamentaria. En lugar de ser una primera ministra que llega al cargo «de rebote», como ocurrió el verano pasado tras el paso atrás de David Cameron como consecuencia del resultado del referéndum sobre la salida de la Unión Europea, May contaría con su propio mandato electoral que le permitiría contar con el acuerdo parlamentario de su acuerdo sobre el 'Brexit' y neutralizar así la oposición en la Cámara de los Comunes. 
El 19 de abril, el legislativo apoyó de forma aplastante su plan, con un resultado de 522 frente a 13 en la votación, iniciándose así una campaña de siete semanas que se centrará en los lazos del Reino Unido con Europa. Si no hubiera planteado las elecciones, May correría el riesgo de llegar al final del periodo previsto para las negociaciones sobre el 'Brexit' en marzo de 2019 sin un verdadero mandato por parte de los votantes ni libertad de acción si ella y sus homólogos de la Unión hubieran querido prolongar las negociaciones o alcanzar acuerdos transitorios, algo que esperan con expectación en particular las compañías de servicios financieros, a la hora de tomar decisiones sobre reubicaciones. 
Desde que se activó el Artículo 50 del Tratado de Lisboa el pasado 29 de marzo, que supuso el comienzo oficial del 'Brexit', May ha estado planteándose la celebración de unas elecciones anticipadas antes de alcanzar una decisión final (durante un viaje para hacer senderismo en Gales), ya que supondría un dolor de cabeza muy considerable enredarse en unas elecciones a medida que se acerca el final de las negociaciones. «En estos momentos, tenemos una sola oportunidad para hacerlo mientras la Unión Europea alcanza un acuerdo sobre su posición negociadora y antes de que comiencen las negociaciones en detalle», afirmó May el 18 en la puerta del número 10 de Downing Street, su residencia oficial. El secretario de Defensa Michael Fallon declaró en la BBC que May quería evitar la posibilidad de que los negociadores para el 'Brexit' de la UE pudieran intentar dilatarlo. El bloque sabría que May estaría «desesperada» por alcanzar un acuerdo en 2019, antes de las elecciones de 2020.
Ignorar a los críticos
Si May logra suficientes escaños, podrá ignorar las voces de su propio partido que afirman que la incapacidad para alcanzar un acuerdo sería un resultado inaceptable. Esta tensión resulta palpable en un Gobierno en el que el ministro de Hacienda Philip Hammond ha declarado a Bloomberg este mes de abril que hay Tories que «no quieren alcanzar un acuerdo». La compañía de consultoría política Eurasia Group ha rebajado las probabilidades de que colapsen las negociaciones del 30 al 20 por ciento. 
Una victoria también le conferiría a May un mandato sobre otras cuestiones más allá del gobierno de la UE en Bruselas. El mes pasado, se vio forzada a dar marcha atrás sobre una subida fiscal en los presupuestos, con la oposición de los Tories por el hecho de que dicha medida incumplía un acuerdo alcanzado por Cameron en su programa electoral de 2015. Ahora May tiene la oportunidad de dibujar su propia hoja de ruta, gracias en parte a la debilidad de la oposición. Una encuesta de tipo flash de ICM realizada tras el anuncio mostraba una intención de voto por los Tories del 46 por ciento, cerca del doble del apoyo que recibirían los Laboristas. Esto era antes de que el Partido Conservador hubiera empezado a atacar al líder laborista, Jeremy Corbyn, a quien los votantes ya perciben como mucho menos cualificado para ocupar el cargo de primer ministro.
«Es un movimiento político inteligente: una ventaja en las encuestas de opinión masivas más una pequeña mayoría, igual a elecciones anticipadas», afirma Tim Bale, autor de The Conservative Party: From Thatcher to Cameron. «No creo que las cosas vayan a mejorar para los Conservadores, a la vista de algunos de los retos que les aguardan». 
May afirma que no tomará parte en los debates de televisión que caracterizaron las dos últimas elecciones. En su lugar, los votantes recibirán recordatorios regulares de los Tories sobre el pasado de Corbyn, con reuniones con grupos asociados al IRA y el terrorismo islámico. Corbyn se ha opuesto históricamente a la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, aunque hizo campaña a favor de la misma en 2016. A su partido le está costando encontrar una respuesta que llegue bien a los distritos que votaron por la salida y a los votantes que apostaron por la permanencia. Si las cosas no mejoran pronto, los laboristas podrían acabar sufriendo su peor revés desde 1983, cuando perdieron 52 escaños. «Cuesta encontrar algo a lo que aferrarse», afirma Anthony Wells, director asociado de investigación política en la compañía de encuestas YouGov. «Van a sufrir mucho, y no hay forma de afinar la situación». Según Steven Fielding, profesor de Política en la Universidad de Nottigham, las pérdidas sufridas por los laboristas podrían «tardar una generación política en superarse».
El partido que sí ve una oportunidad clara son los Demócratas Liberales. El partido más partidario de la UE de todos los partidos nacionales británicos se pasó el año pasado alegando que los resultados de las negociaciones sobre el Brexit de May deberían someterse a un segundo referéndum. Tras sufrir una derrota aplastante en las elecciones de 2015, los Demócratas Liberales huelen su oportunidad de recuperar escaños en junio captando votos en distritos en torno a Londres que votaron por la permanencia, pero que están representados por los Tories, que optaron por la salida. 
Por otro lado, está el problema de Escocia. May ha declarado que las exigencias por parte del Partido Nacional Escocés de que se celebre una nueva votación sobre la independencia supondrían una complicación innecesaria, ahora que el país está centrado en el 'Brexit'. Este argumento será cada vez más difícil de mantener si el SNP obtiene buenos resultados en junio. 
Un último riesgo para May sería un vuelco en las encuestas de opinión en junio, o que esté confiando demasiado en las mismas. «Sin duda, si hay algo que deberíamos haber aprendido en los dos últimos años es que los votantes no siempre acaban haciendo lo que el resto del mundo confía que harán», afirma Philip Cowley, profesor de Política en la Universidad Queen Mary de Londres. «Pero parece que sigue habiendo mucha gente que no acaba de entenderlo».

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