martes, 21 de julio de 2020

1931, La República, National Geographic y Asturias..


REDACCIÓN 
 
Hace cerca de 90 años, en la década de los años 30 del siglo XX, Asturias ya era centro de reportajes y folletos turísticos a nivel nacional e internacional. La revista estadounidense National Geographic sacaba en su primer número de 1931, el de enero, un reportaje llevado a cabo con las fotografías de Gervais de Courtellemont, en las que Asturias era protagonista. El reportaje hablaba sobre los contraste de color en el Norte de España y resaltaba varios puntos curiosos e interesantes del Principado. Además, un folleto turístico de la República sobre Oviedo también demuestra cómo se veía la tierrina desde otros puntos de España y del mundo.
El reportaje de la revista estadounidense muestra entre las imágenes peculiaridades tales como un arado de madera, del que explicaban que por aquel entonces estaban «desapareciendo gradualmente a medida que los métodos y la maquinaria modernos llegan cada vez más a las provincias». También en la misma imagen, hablan de «la estructura levantada sobre pilotes», para referirse al hórreo, «es para el almacenamiento de granos».
Además, una imagen de una madre y su pequeño en una de las esquinas de la catedral, vestidos con el traje tradicional, ilustra la página donde hablan de cómo la ciudad «resistió con éxito la marea de la invasión árabe que envolvió tanto a España», asimismo ser el «impulso cristiano que empujó a los musulmanes de regreso a África», se puede leer. A pesar de que la progenitora y el crío van vestido con el traje regional, en la ciudad era complicado ver a gente así vestida, aunque sí era más común verlo en las zonas rurales del Principado.

 
Esto viene de que el fotógrafo Gervais de Courtellemont, tal y como explican Jacobo García Álvarez, Paloma Puente Lozano y Juan Manuel Trillo Santamaría en su análisis de la revista americana, que lleva por título «La imagen de España en National Geographic Magazine (1888-1936)», era propenso a retratar a grupos locales con sus atuendos clásicos. Así lo explican los autores del estudio: «Representan los paisajes asociados a la vivienda o al trabajo agrario conjuntamente con los habitantes locales, agrupados normalmente en familias o grupos de campesinos que posan ante la cámara con sus atuendos y aperos tradicionales o vestidos con sus trajes típicos de fiesta».
También llamó la atención, y consideraron que merecía la pena incluir en aquel reportaje de enero de 1931, «una antigua costumbre en esta parte de España». Esta es, a palabras del reportero, «equipar a los bueyes de tiro con cubiertas para la cabeza de piel de oveja que sirven tanto como decoración como protección contra las plagas de insectos».
La visión desde España
Por su parte, el folleto turístico de la República Española sobre Oviedo también deja ciertas curiosidades que demuestran que el interés turístico de la región no ha cambiado tanto a lo largo de los años. Este librillo cuenta con siete páginas dedicadas a aquellas zonas que cualquier turista que visitara la zona no se podía perder. La información comienza con una frase que indica que lo que se va a leer es cuando menos prometedor: «La capital del antiguo Principado de Asturias debió, según cuenta la Historia, ser elegida para capital en gracia de su situación privilegiada y única».
 
«La entrada desde la estación del Norte a la ciudad se hace por la amplia y moderna calle de Uría que conduce derechamente al actual centro de la ciudad, plaza del 27 de marzo (ahora la plaza de la Escandalera). A su derecha se extiende el hermosísimo parque de San Francisco, uno de los más hermosos de España», es ese centro de Oviedo, que se mantiene a día de hoy, lo primero que consideran hay que visitar al visitar el norte. Además, habla del Teatro Campoamor como «el mejor de la capital», y sigue con el recorrido hasta la plaza Porlier y posterior catedral.
 
Este monumento es la primera parada del panfleto, al que dedican varias páginas donde detallan a la perfección cada una de sus historias, ya que aseguran que la catedral ha sido «hecha y deshecha a trozos y retales». Cuenta con detalle cada una de las zonas de la obra arquitectónica, remarcando que la torre es «orgullo de toda la provincia, es lo más digno de verse». También remarcan la colección de manuscritos que posee Oviedo: «entre la enorme riqueza que España tiene en códices, ocupa Oviedo un señalado lugar».
También, siguiendo el recorrido, menciona la iglesia de San Isidro, frente al ayuntamiento, y fuera del cerco de la población están los que en Oviedo llaman la atención los denominados como Los monumentos. Estos son Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, «también llamado por sus paisanos Liño, Lino y Lilio». Añade también San Julián de los Padros, o Santullano, como tercera obra de la escuela asturiana, o arte prerrománico.
 
Para cerrar el folleto, hablan de las paradas obligatorias: para alpinistas, los Picos de Europa; para aficionados artísticos, a la villa de salas, antiguo feudo de la Casa de Alba. Eso sí, aseguran que «tenga las aficiones que tenga no deje de ver danzas y bailes regionales y de oír la gaita y los cantores de asturianadas». Además, aseguran que el mejor mes para visitar Oviedo es septiembre, ya que cuenta con la gran fiesta regional del día 8 del mes en el santuario de Covadonga y el 21, las fiestas en Oviedo con gran concurrencia de forasteros.

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