Cuando aún era príncipe (sí, es el mundo actual aún hay príncipes, princesas y reyes. Solo faltan dragones), Juan Carlos de Borbón no dudó en llenar de elogios al genocida Francisco Franco. Estas declaraciones las hizo en 1969 en la televisión francesa, el mismo año en que fue declarado por el dictador como sucesor a título de rey.
«El general franco es verdaderamente una figura decisiva históricamente y políticamente para España. Él ha sabido sacarnos y resolver nuestra crisis de 1936. Después de eso él jugó un papel político para sacarnos de la II Guerra Mundial. Y, además de esto, durante estos últimos 30 años él ha sentado las bases para nuestro desarrollo actual, usted mismo lo puede constatar».
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El entrevistador le hace una pregunta clara que impide que se pueda virar hacia otro lado: «¿Para usted, personalmente, ¿qué representa el general Franco?», a lo que el ahora rey emérito afirma que «Para mí es un ejemplo vivo, día a día, por su desempeño patriótico al servicio de España, y además le tengo mucho afecto y admiración».
Unos años más tarde, el 22 de noviembre de 1975 fue proclamado rey, tras la muerte del dictador Franco, de acuerdo con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947 y la Ley de 22 de julio de 1969, creadas para la ocasión. La Constitución española, ratificada por referéndum popular el 6 de diciembre de 1978 y promulgada el 27 de diciembre del mismo año, lo reconoce expresamente como rey de España y legítimo heredero de la dinastía histórica de Borbón, otorgándole la Jefatura del Estado. La sangre azul, al igual que en los cuentos de hadas, marcó el relato y nos ha traído hasta donde estamos hoy: polémicas, maletines con dinero, amantes y regalos.