lunes, 27 de enero de 2020

MacroObras...

La construcción de la planta de biomasa de la ZALIA requiere «mil obreros»

La construcción de la planta de biomasa de la ZALIA requiere «mil obreros»

Greenalia estima en 135 millones la inversión de su proyecto en Gijón. Afirma que solo usará restos vegetales de Asturias y las comunidades vecinas

RAMÓN MUÑIZGIJÓN.
Greenalia, la firma de origen gallego especializada en energías renovables, sigue madurando sus planes para levantar una planta de biomasa en la ZALIA, una opción que de salir adelante empezaría a dar actividad al polígono cuya urbanización concluyó en 2013. La compañía constituyó en enero pasado una filial específica para avanzar en la operación, en mayo la Comisión de Urbanismo regional (CUOTA) determinó que la instalación que propone es compatible con los usos previstos en el polígono de San Andrés de los Tacones, y en verano presentó el primer análisis ambiental de la central.
El documento propone ocupar los 73.891 metros cuadrados más próximos a la 'Y', para ejecutar un complejo con diez edificios técnicos. La instalación tendría una potencia nominal de 49,91 megavatios y capacidad para someter a combustión un máximo de 518.200 toneladas al año de materia vegetal. En el trámite de información pública el proyecto recibió trece observaciones, la mayoría dudas del movimiento vecinal y ecologista. El Principado las ha recogido y en diciembre emitió una resolución solicitando a Greenalia que las aclare cuando presente el estudio de impacto ambiental.
La compañía está estudiando ya la documentación y confía en seguir dando pasos adelante. En conversación con EL COMERCIO, sus responsables explican los detalles de la operación.
Greenalia estima que levantar la planta exige una inversión de 135 millones. La previsión se basa en la experiencia recabada durante la construcción de una instalación similar, en Curtis-Teixeiro (La Coruña), obra que tiene a punto de concluir. Ese bagaje les lleva a estimar que en términos de empleo, el proyecto crearía entre puestos directos e indirectos «en construcción sobre mil, luego en la recogida de la biomasa 100, y en la planta 40».

Margen para la subestación

En el caso coruñés, el plazo de maduración del proyecto acabará cerca de los cuatro años entre la solicitud de los primeros permisos y el final de las obras. El Principado trabaja con ese margen para culminar el acceso viario al polígono y la subestación eléctrica, equipamientos necesaria para toda actividad que se proponga asentar en la ZALIA.
La documentación presentada apuntaba a una capacidad máxima de alimentación 518.200 toneladas de residuo forestal al año. La compañía explica que la cifra responde «a toneladas húmedas» y que la realidad andará por debajo de ese máximo posible. «En la experiencia de Galicia, que es del mismo tamaño, se usarán menos de 500.000 toneladas», indican.
Los responsables de Greenalia recalcan que la biomasa que proponen aprovechar «es exclusivamente de restos de las cortas que además se hayan certificado previamente». De esta forma, «las especies no tienen por qué ser eucalipto o pino, sino que nos aseguramos de que la biomasa que usamos ha sido previamente autorizada por un organismo de la administración», apuntan.
La ubicación gijonesa resultaría óptima para traer esas cortas «de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia». Algunas de las observaciones recibidas sugieren que el volumen de la instalación obliga a importar material vegetal, y que las emisiones de ese flete neutraliza las posibles ventajas ambientales de la planta. En Greenalia responden que «lo de fuera es relativo; hay más distancia de nuestra planta de Curtis-Teixeiro a zonas de la geografía gallega, que desde Gijón a zonas de Cantabria, Castilla y León y Galicia».

Suministro acotado

El radio de abastecimiento con el que trabajan «es de entre 50 y 150 kilómetros. En el resto de Europa el radio es mucho más alto», comparan. La sociedad está ahora haciendo un estudio «al detalle» de la producción de biomasa que existe dentro de este radio inferior a los 151 kilómetros, pero los números con los que trabajan le convencen de que la escasez de instalaciones eléctricas que aprovechen esa materia les deja margen de sobra.
«A día de hoy los únicos consumos son la planta de 10 megavatios de Torrelavega, que consumo sobre 100.000 toneladas, y la de Ence, algo más de 100.000 toneladas de este tipo de biomasa, ya que el resto es subproducto de su proceso industrial», calculan. «El excedente en ese radio está muy por encima del consumo que necesitamos», reiteran. El combustible vegetal llegaría a la ZALIA en camiones. Una de las observaciones proponía utilizar el ferrocarril, algo que en Greenalia creen contraproducente: «Para las distancias de las que hablamos, el tren no es eficiente». Sobre la posible polución que generen los vehículos, encuentran que la solución pasaría por usar «medios que no emitan emisiones». Respecto a la propia instalación, además de usar las mejores técnicas disponibles y los preceptivos filtros, recuerdan que «las emisiones de la biomasa son neutras».
No es casual que una empresa gallega coja la delantera en el sector de la biomasa. En la comunidad vecina es obligatorio «desde hace más de cinco años» la recogida de la biomasa de los restos de cortas. «Ayuda a prevenir incendios y plagas, que son dos de los principales problemas en el entorno rural», recuerdan.
Los orígenes de la sociedad de la que es director y principal accionista Manuel García estaban en el sector forestal. Dentro del mismo «somos líderes en la península ibérica, tenemos todo el proceso integrado verticalmente, desde la recogida de la biomasa que proviene de los restos de cortas, la cual hacemos con maquinaria fabricada en Asturias», agregan. En total, esa inversión en la región fue de 15 millones para máquinas que trabajarán con la planta de Curtis-Teixeiro.

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