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Informe Draghi y keynesianismo armado: El Estado recupera control en Santa Bárbara
INDRA, con mayoría de accionariado público, liderará el consorcio militar TESS, que planea abrir una nueva fábrica de armas en Asturies.
Por
Diego Díaz Alonso
29 octubre 2024
Puente de "La Fábrica", al lado de la Fábrica de Armas de Trubia. FOTO: Toño Huerta
No será una nacionalización, pero sí una importante recuperación de control estatal en el sector armamentístico español. 23 años después de la privatización de la empresa pública Santa Bárbara, en tiempos de José María Aznar, el Estado, principal accionista de la tecnológica INDRA, regresa con fuerza al sector de la industria bélica terrestre. Será a través del consorcio TESS, fundado en 2020 para la fabricación de vehículos blindados, y en el que INDRA pasa ahora controlar el 51% del capital, y por lo tanto la toma de decisiones estratégicas. El resto de accionistas serán GDELS-Santa Bárbara Sistemas, SAPA y Escribano.
TESS, principal contratista del Ejército de Tierra, fabrica vehículos militares avanzados en las fábricas que el Santa Bárbara Sistemas tiene en Alcalá de Guadaira, Sevilla, y Trubia, Oviedo/Uviéu, ambas privatizadas en 2001, y gestionadas por la norteamericana General Dynamics.
Fuentes sindicales consultadas por NORTES señalan que la operación llega tras varios retrasos en la entrega de los pedidos comprometidos al Ministerio de Defensa, que impuso por ello una multa de 9 millones de euros al consorcio. El Estado querría por lo tanto, según estas mismas fuentes, ganar un mayor control en la industria militar terrestre apostando por el liderazgo de INDRA en TESS.
En un comunicado de prensa difundido por INDRA se señala que “esta nueva configuración de TESS da respuesta a la estrategia industrial española de ganar soberanía y autonomía estratégica en España y en Europa, y permite al Ministerio de Defensa contar con una figura que centralice el desarrollo de vehículos de defensa terrestre. Además, permite optimizar la operación de los programas que actualmente TESS tiene en cartera y asegurar de forma más ágil la tracción efectiva de proyectos nacionales estratégicos”.
Repercusiones en Asturies
La noticia podría suponer no sólo más empleo y carga de trabajo en la fábrica de Trubia, Oviedo/Uviéu, sino también una nueva fábrica en Asturies de ingeniería avanzada y diseño en el sector de la defensa.
El Gobierno asturiano ha trasladado a Tess Defence su satisfacción por la decisión de ubicar este nuevo centro en la comunidad, y considera que el nuevo proyecto actuará como tractor en la creación de empleo y empresas innovadoras, apunta el Ejecutivo en una nota.
Valle del Trubia
Keynesianismo armado
El nuevo protagonismo público en la industria militar no llega en un momento cualquiera. El fin de la hegemonía de los EEUU, y el llamado mundo multipolar, en el que China, Rusia o India despuntan como nuevas superpotencias, no es ajeno ni a la carrera armamentística ni al deseo de los estados de volver a estar muy presentes en el sector de la producción bélica.
Recientemente el llamado Informe Draghi invitaba a tomarse en serio la reindustrialización de la UE, así como la superación de la brecha tecnológica que a día de hoy tienen los europeos con respecto a los EEUU y China.
El sector armamentístico juega un papel estratégico en la propuesta del economista italiano, ex presidente del Banco Central Europeo. El ex paladín de las políticas de austeridad se apunta ahora a esta suerte de nuevo keynesianismo que flota en el ambiente económico del Viejo Continente tras la pandemia: emisión de deuda conjunta por parte de los estados, más inversión pública y más peso del Estado en una reindustrialización europea que no es abordable sólo desde el cortoplacismo de las empresas privadas.
Con respecto a la industria militar el italiano ha defendido una implicación directa del Banco Europeo de Inversiones, presidido por la ex ministra Nadia Calviño. También avanzar en la integración de la industria militar europea, hoy fragmentada entre los distintos países miembros, así como en una mayor autonomía con respecto a EEUU. Suenan tambores de guerra y los movimientos en la industria bélica española no son ajenos a este nuevo clima.
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