sábado, 17 de mayo de 2025

Destrozos playos...

Nortes | Centraes na periferia ActualidáTemesCulturesMemoriaOpiniónGaleríesXenteHazte socia de Nortes ActualidáDestacaesTemes El derribo de “El Jazmín” como síntoma La piqueta amenaza con llevarse más edificios históricos, advierten los defensores del patrimonio arquitectónico gijonés. Por Diego Díaz Alonso 16 mayo 2025 Demolición de El Jazmín. Foto: David Aguilar Sánchez Recomendados Diego Díaz Alonso Diego Díaz Alonso Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes. Eurovisión y Auschwitz 17 mayo 2025 Regina García, “La Asturianita” que dio el pie a Roosevelt en la Casa Blanca 16 mayo 2025 “Otres Miraes”: martes de cine social en Embajadores Foncalada 16 mayo 2025 Así será la reforma de la fiscalidad asturiana 16 mayo 2025 Una pala excavadora destrozando un edificio del siglo XIX remite más a los tiempos de la dictadura franquista que al siglo XXI, pero contra todo pronóstico es algo que está sucediendo a día de hoy en pleno centro de Xixón, y con el consentimiento de Ayuntamiento y Principado. “Se está desguazando el patrimonio de Gijón con derribos y recrecidos de dudosa estética”. Así de contundente se muestra Pedro Roldán, presidente de la Sociedad Cultural Gijonesa, sobre las obras de demolición de la manzana de la plaza de Europa, más conocida como El Jazmín, y donde vivió durante años el pintor Nicanor Piñole. Un edificio de principios de 1889 que está siendo derribado para dar paso a una réplica no exacta, sino con dos pisos más y una escala y estética bastante diferente a la del original. Se trata de una práctica habitual, pero “difícil de entender”, según el geógrafo David Alonso, apasionado del patrimonio gijonés, y que señala la responsabilidad del Ayuntamiento en permitir a los propietarios el abandono de edificios catalogados. “Se permite que se conviertan en ruinas para que luego se puedan derribar y especular con ellos” explica Alonso, que considera “una locura” que se “desfigure un patrimonio de todos” a través de recrecidos pensados para el beneficio de una minoría. El Jazmín, antes de su derribo. Foto: David Aguilar Sánchez El Jazmín durante su derribo. Foto: David Aguilar Sánchez Infografía del proyecto. El geógrafo, que lleva tiempo organizando rutas urbanas para dar a conocer el patrimonio arquitectónico de la ciudad y sensibilizar a los gijoneses sobre su cuidado, advierte que los edificios históricos de la ciudad pueden terminar convirtiéndose en un conjunto de réplicas y “carcasas con recrecidos”. Para Alonso un edificio no es solo su fachada, sino también su interior, y señala el peligro de que la remodelación de la antigua Telefónica, adquirida por una gran cadena comercial, se lleve por delante todo lo que contiene de valor el edificio. “Se permite que se conviertan en ruinas para que luego se puedan derribar y especular con ellos” La Telefónica no es el único edificio que está en la lista roja del patrimonio gijonés. Alonso cita asimismo la antigua comisaría de la policía local, la antigua autoridad portuaria, el Monte de Piedad o un edificio más humilde, pero que considera representativo de su época, en la Avenida de Portugal. Edificio de Telefónica. Foto: David Alonso Antigua comisaría de la policía local. Monte de Piedad de Xixón. Edificio de la antigua autoridad portuaria de Xixón. Foto: Alisa Guerrero La piqueta que no cesa Alonso llama a estar vigilantes y organizados para “impedir más barbaridades”. Sin embargo, en algunos casos ya se llega a tarde. Por ejemplo en la calle Cabrales, donde ya se ha consumado el derribo del edificio de la esquina de Los Moros. El derribo, que contó con la autorización del Principado, dará paso a un edificio mucho más denso, obra de Patxi Mangado, y que solo parcialmente recreará el original. Incorporará un anexo de nueva planta en el solar adyacente, y, por supuesto, tendrá más altura, y con ello más viviendas y beneficios para la empresa constructora. Proyecto de Patxi Manfado. El desarrollismo de los 60 y 70 se llevó por delante gran parte de la trama y los paisajes urbanos de Xixón, y dejó solo algunos edificios históricos generalmente aislados y descontextualizados. A pesar de casos modélicos como la recuperación de la Ciudadela de Celestino Solar, las corporaciones municipales de la democracia también consintieron o incluso realizaron sus propias aberraciones urbanas. Una tendencia que puede estar intensificándose con la turistificación de la ciudad, que ha convertido a la principal ciudad asturiana en un bocado apetitoso para el sector inmobiliario. Para Héctor Blanco, doctor en historia y especialista en arquitectura gijonesa, la nueva situación no es comparable al desarrollismo, pero tampoco resulta deseable, y cita casos que considera “auténticas barbaridades”, como el proyecto de pisos de lujo previsto para San Bernardo. Infografía del proyecto de San Bernardo. “Hay una desproporción absoluta y una edificación excesiva en una zona ya suficientemente densificada” explica el historiador, para el que se está poniendo alfombra roja a la especulación urbanística. “Estuvimos peor de lo que estamos, porque al menos ahora existe un catálogo urbanístico y se conservan o recrean las fachadas, pero no son prácticas nada ejemplares como ciudad” sentencia Blanco. El lucro se ha puesto muy por encima del interés público y la calidad del paisaje urbano, ya muy degradado por los grandes e irreversibles destrozos cometidos en la segunda mitad del siglo XX, puede todavía empeorar más en una ciudad que vive un nuevo boom turístico. Y es que como señalaba recientemente David Alonso en sus redes: “Cuando nuestra ciudad sea una franquicia turística más y no quede nada de lo que fue, entonces, en ese momento, será tarde”.

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