martes, 20 de mayo de 2025
Perón, algo más que un Mito....
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“Fidel tuvo algo de peronista caribeño”
Darío Adanti presentó en Asturies su último libro, "El peronismo explicado a los españoles", un ensayo ilustrado sobre un fenómeno político irrepetible.
Por
Diego Díaz Alonso
18 mayo 2025
Darío Adanti en Xixón. Foto: David Aguilar Sánchez
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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.
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Darío Adanti (Buenos Aires, 1971) es ilustrador, historietista y cofundador de la revista satírica Mongolia. Afincado desde 1997 en España, fue desde la distancia donde comenzó a desarrollar una fascinación por el peronismo que se ha terminado plasmando en el ensayo ilustrado “El peronismo explicado a los españoles” (Athenaica Ediciones, 2024), un libro en el que trata de hacer descifrable algo tan complejo como que un militar de simpatías fascistas, Juan Domingo Perón (1895-1974), terminara alumbrando en la segunda mitad del siglo XX uno de los movimientos progresistas más importantes de América Latina.
Adanti estuvo en Matadero Uno y Toma3 para tratar de explicar a los asturianos qué es el peronismo.
¿Qué hace un no peronista escribiendo con tanta pasión sobre el peronismo?
Cuando estaba en Argentina me la soplaba el peronismo. Me interesó a partir de que me vine a vivir en España y me di cuenta de que ahí estaba la gran novela argentina.
¿Hay algún fenómeno político comparable al peronismo?
Comparable quizá no, pero sí hay rasgos similares en otros populismos latinoamericanos, como el de Getúlio Vargas en Brasil, o en nacionalismos antiimperialistas de otras partes del mundo. Por ejemplo el movimiento de liberación nacional argelino, un frente en el que había de todo y que funcionó mientras a las distintas corrientes, de izquierdas y derechas, bereberes y arabistas, les unió la lucha contra Francia. Eso saltó por los aires después de la independencia, igual que la coalición entre derecha e izquierda peronista se rompe cuando muere el general y hay una pelea, literalmente a muerte, por heredar el movimiento.
“Cuando muere el general hay una pelea, literalmente a muerte, por heredar el movimiento”
¿El nacionalismo es la argamasa de esa unión en torno a la figura de Perón?
Sí, pero no es lo mismo el nacionalismo de las potencias y los antiguos imperios que el de las colonias y ex colonias, que es un nacionalismo de resistencia. El nacionalismo de Perón es un nacionalismo contra Gran Bretaña que después de la independencia de España es la que en la práctica se convierte en la dueña de Argentina, de los ferrocarriles, los mataderos industriales, los puertos… Perón quiere que todo eso vuelva a ser de control argentino y ahí coinciden una parte de la derecha y una parte de la izquierda. Además es un nacionalismo muy inclusivo con los nuevos emigrantes: puedes convertirte en argentino tanto si eres un judío superviviente del Holocausto como un antiguo nazi que escapa de Europa.
¿Por qué es Perón y no la izquierda la que se termina quedando con los sindicatos y con la clase trabajadora?
Los socialistas tendieron a ser un partido de señoritos intelectuales y los pactos que hicieron con la derecha corrupta les llevaron a perder el apoyo que tenían entre las clases trabajadoras. A los comunistas les pasó algo parecido. En la Segunda Guerra Mundial Stalin dijo que nada de huelgas a las empresas británicas que en la práctica era lo mismo que decir nada de huelgas, así que muchos trabajadores se fueron con Perón al que le daba igual si los británicos estaban en guerra con los nazis. El Partido Comunista de Argentina estaba dirigido por Victorio Codovilla, una persona que venía de Europa y que no supo captar ciertos folklores locales de las clases populares argentinas. Era un personaje que venía con esquemas muy europeos, y que aquí se vio como un bicho muy raro. Es verdad que hubo intelectuales comunistas muy importantes, pero el grueso de los sindicatos y la clase trabajadora se pasó en esos años al peronismo porque supo entenderla mucho mejor.
Darío Adanti en Xixón. Foto: David Aguilar Sánchez
Cuba en cambio entrenó y apoyó al peronismo de izquierdas cuando se pasó a la lucha armada
Fidel tuvo algo de peronista caribeño, sobre todo al principio de la revolución, cuando todavía no se había definido como comunista. Termina negociando con la URSS y haciéndose comunista porque fue una de las pocas fichas que pudo jugar para protegerse de EEUU, pero en un principio Castro era un nacionalista popular. Cuba apostó muy fuerte por exportar la lucha guerrillera a toda América Latina y para eso no se fijaban mucho en si los grupos eran de tal o cual ideología: entrenaron a tupamaros, trotskistas, montoneros… En el caso de Argentina Fidel sabía que si había una revolución vendría de las masas peronistas y no de los comunistas, que eran muy minoritarios.
“Fidel tuvo algo de peronista caribeño”
La paradoja de Perón es que siendo un admirador de los fascismos europeos ganó las elecciones democráticamente
Es alucinante. El horror del antiperonismo convirtió a Perón en el presidente más democrático de Argentina. Era un admirador de Mussolini que en sus gobiernos logró sumar a fascistas con gente que venía del socialismo y del comunismo. En el fondo no es tan extraño, porque en esos momentos hay una política económica que comparte la Italia fascista y los EEUU del New Deal, hacer un capitalismo más social que combata la revolución integrando a las clases trabajadoras en el sistema a través de la extensión del bienestar.
Un personaje peronista que te fascine
William Cooke, que se volvió marxista, se exilió en Cuba y acabó siendo amigo del Che Guevara. Se encargó de organizar el peronismo en la clandestinidad después del golpe de Estado de 1955 y fue el inspirador de la izquierda peronista.
Darío Adanti. Foto: David Aguilar Sánchez
¿Cómo es ese pulso entre la izquierda y la derecha peronista durante el exilio de Perón en España?
La izquierda peronista llegó a ser un movimiento muy potente, 300.000 militantes, y entre 10.000 y 20.000 jóvenes armados en Montoneros. Gente de 25 años, algunos de clase trabajadora, otros de clase media, casi todos universitarios, que habían vivido los gobiernos de Perón siendo niños, así que se habían hecho peronistas sobre todo por rechazo al antiperonismo. Perón les dejó hacer para desestabilizar al régimen, pero a partir de cierto momento les cogió miedo porque empezaron a matar a gente de su entorno, muy próxima, y a chantajearlo reclamando más poder dentro del movimiento. Así que el general coge miedo y acude a la derecha peronista buscando auxilio porque llega a la conclusión de que Montoneros quiere heredar el peronismo antes de tiempo, sin esperar a que se muera.
Idealizaron al Perón del exilio
No me gusta el psicoanálisis pero la relación de la izquierda peronista con Perón tuvo algo de matar al padre, porque cuando Perón vuelve España el reencuentro es traumático. El 1 de Mayo de 1974 Perón los expulsa de la Plaza de Mayo, los llama “imberbes”, y ellos dicen lo de “Votamos a una muerta [por Evita], a una puta [Isabelita] y a un cornudo [Perón]”. A partir de ahí empieza una lucha a muerte por el control del movimiento, pero lo que los peronistas de izquierdas no contaban es con que la CIA y los militares iban a entrar en juego. Nadie imaginaba una represión tan salvaje.
Otra singularidad argentina es la fuerza del trotskismo, que en casi todo el mundo es algo muy minoritario, de intelectuales, pero que en los años 60 y 70 logra construir un movimiento muy fuerte
Es muy curioso, incluso con una guerrilla propia, el EPR, que llegó a ser muy fuerte en Tucumán. Supongo que tiene que ver con el fraude del PC. Hay mucho marxismo disidente se va a los partidos trotskistas, y luego un trabajo muy fuerte de proletarización. De jóvenes universitarios que se hacen obreros, entran en las fábricas, se van a los barrios populares… Al final ese trabajo de “pico y pala” tuvo resultados con muchos trabajadores enfrentados a las burocracias sindicales peronistas. Lo que pasa es que cuando luego entran en las casas obreras y ven que hay fotos de Evita y Perón terminan entendiendo que hay colaborar con el peronismo. Al menos una parte de trotskismo se hace consciente de la fuerza del mito de Perón. Otra no lo ve, y eso provoca una ruptura que llega hasta hoy sobre la cooperación o no con el movimiento peronista.
¿Por qué ese mito?
Por la personalidad de Perón y Evita, que supieron jugar con los grandes medios de masas y entender el país en un momento en el que Argentina se está definiendo como nación. Probablemente dieron con una clave identitaria casi sin querer. Venían de provincias y de origen popular y conectaron mucho más con la clase obrera que los socialistas y los comunistas. En Chile Carlos Ibáñez del Campo, que fue presidente en los años 50, intentó hacer algo parecido, pero sin el carisma ni la capacidad política de Perón.
Una de las imágenes del libro.
¿Cómo definirías a las dos grandes mujeres en la vida de Perón?
Evita es un animal político. Estaba más a la izquierda y le generó una empatía popular muy grande. Con ella además se consiguió el voto de la mujer. Isabelita es otra cosa, un personaje muy siniestro, que introdujo en la política argentina al doctor López Rega, que era brujo y ultraderechista. Dejar que ella heredase el Gobierno fue un gran error porque entregó todo el poder a la ultraderecha y la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina.
¿Hay Milei para rato?
No me animaría a arriesgar nada. Va a generar una reacción. Eso está claro. Pero la gente tiene tan mal recuerdo del último gobierno de Alberto Fernández que hasta que la gente reaccione va a pasar tiempo, y seguro que entre tanto tomará algunas medidas muy duras, irreversibles o casi irreversibles. El problema es que el último gobierno generó mucha pobreza, y cuando el partido de los pobres crea pobres… El psicópata de Milei se explica sobre todo por ese voto de castigo al último gobierno del peronismo de centro-izquierda.
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