La pandemia del coronavirus y el confinamiento al que nos obliga ha cambiado muchas cosas. No todo es negativo: también se ha incrementado el sentido de pertenencia y de colaboración, que puede traducirse, ahora y también cuando todo pase, en un mayor apoyo al comercio y la producción local.
La crisis causada por el coronavirus y las limitaciones que trae consigo (de movilidad, de acceso a determinados productos…) está modificando nuestros hábitos, también en los que respecta a compras y alimentación. Además, está pasando una grave factura a usuarios y productores.
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Juntos saldremos de esta, pero será necesaria la ayuda y el compromiso de todos: privilegiar los productos locales y de Km 0 o comprar en mercados, tiendas de proximidad y grupos de consumo son buenas formas de ayudar a revitalizar el tejido económico y social de nuestro entorno.

La alimentación es un sector esencial

El coronavirus, entre otras cosas, nos ha hecho ver lo que es realmente esencial: ha confirmado la importancia del sector alimentario, hemos sido conscientes de cuántos profesionales forman parte de la cadena de producción para que no falten los alimentos que necesitamos.
En una sociedad equilibrada, la producción y el comercio local deben coexistir con las grandes cadenas comerciales y el comercio online.
La economía local es imprescindible, porque genera empleo en la zona, ofrece alternativas de consumo, distribuye la riqueza entre más actores y contribuye a formar comunidades más fuertes y resilientes, disminuyendo la dependencia del comercio exterior. Apoyar la producción de Km cero o el comercio de proximidad, sectores que están sufriendo mucho durante esta crisis, ayudará a salir de ella.

Las tiendas de barrio, tus aliadas

El comercio de proximidad, es decir, las pequeñas carnicerías, pescaderías, panaderías, fruterías o ultramarinos que normalmente no forman parte de una cadena de supermercados, así como los mercados municipales, han sido para muchos la alternativa en estos momentos, frente a las colas en los grandes supermercados.
  • Algunas de estas tiendas de barrio han fortalecido su servicio de entrega a domicilio, algo muy apreciado especialmente por las personas mayores que tienen más dificultades para comprar online, pero que están acostumbradas a llamar por teléfono y hacer su pedido a sus tenderos de confianza.
  • También son numerosos los mercados que están recogiendo pedidos por teléfono u online, y que se ponen de acuerdo para entregar los pedidos a domicilio a los vecinos que no pueden salir a la compra, con o sin costes de envío. Iniciativas como el “Dia del mercado” de la Cámara agraria de Madrid, el Mercado Central de Zaragoza, o el Mercat Central de Valencia se multiplican por toda España poniéndoselo más fácil a los vecinos. 
Según diversos estudios, el dinero que se gasta en el pequeño comercio revierte hasta tres veces más en la comunidad que el gastado en una gran superficie. Esto se debe al efecto económico multiplicador local, por el que comprar local crea más riqueza y genera más trabajos en nuestras comunidades. 
Los consumidores quieren un tejido comercial rico y variado: con nuestro consumo podemos contribuir a sostener la tienda de barrio.

La producción local, imprescindible

Para garantizar el suministro de alimentos y otros bienes básicos no basta con tener comercio de proximidad, es necesario contar también con una producción local fuerte: ganaderos, agricultores y pescadores que puedan sacar a flote sus negocios y no pierdan la cosecha por falta de mano de obra o de dificultades para vender sus productos en las cadenas de supermercados. 
Conocer el origen de productos, saber si son de temporada, locales, es un reflejo común entre los consumidores más conscientes: desde OCU hemos apoyado iniciativas destinadas a conocer el origen de los alimentos, porque no siempre es sencillo saber de dónde viene lo que comemos.

Compra directa al productor, una alternativa

Hay también muchas posibilidades de venta directa del productor al consumidor, que en estos tiempos de coronavirus cobran nuevas fuerzas:
  • Las redes sociales se llenan de anuncios de productores que, online, pueden hacernos llegar a casa carne de cordero a buen precio, espárragos recién cultivados o cestas de frutas y verduras a medida. Recuerda que para que sea sostenible, lo ideal es comprar a productores de zonas cercanas, y que usen métodos de producción agroecológicos, así como productos de origen animal de pasto.
  • Hay mercados de productores, para compra directa. Estos mercados han sufrido también la prohibición de abrir para evitar aglomeraciones, aunque en algunos lugares, como en el País Vasco, ya se permite a los ciudadanos acceder a través de mercados y ferias a los agricultores, respetando, como todos, las medidas de seguridad para evitar contagios.
  • A raíz de la crisis motivada por el coronavirus se están poniendo en marcha campañas de apoyo a la producción agroecológica como Madrid agroecológico, la campaña de Opcions #TodasALaMesa o la Red de ciudades por la agroecología.
En Madrid, OCU participa en el proyecto Madrid KM región en el que aparecen una serie de fincas que se pueden visitar: muchas de ellas también admiten pedidos por teléfono, via Whatsapp o a través de Internet. Descúbrelas.

Soluciones locales a problemas globales

El consumo local, de proximidad y de temporada es parte de la solución para reactivar la economía desde el consumo y generar comunidades más sostenibles, que resistan mejor a las crisis. Esto pasa por el apoyo al comercio y la producción local.
En el estudio “Otro consumo para un futuro mejor”  detectamos que los consumidores  más comprometidos estaban  más sensibilizados con la subsistencia del pequeño comercio: esos usuarios optaban por que la compra de proximidad en mercados o tiendas pequeñas de barrio, adquirir productos locales o incluso la compra directa al productor
Los consumidores queremos un tejido comercial rico y variado, en el que tengan cabida todas las opciones. Con nuestro consumo podemos contribuir a sostener el comercio de cercanía, la tienda de siempre, y favorecer el desarrollo de una sociedad más autosuficiente y menos dependiente del comercio globalizado.