domingo, 17 de noviembre de 2019

Personajes Carbayones....

«Quiero mucho a Oviedo, siempre lo he querido»

Jaime Álvarez-Buylla, en su casa de Oviedo. / ALEX PIÑA
Jaime Álvarez-Buylla, en su casa de Oviedo. / ALEX PIÑA

El presidente de la Sociedad Filarmónica reivindicó, en su momento, una vía para Juan Antonio Cabezas, el primer biógrafo de Clarín | Un grupo de ciudadanos pide una calle en la ciudad para Jaime Álvarez Buylla

P. ALONSOOVIEDO.

«Quiero mucho a Oviedo, siempre lo he querido...» Jaime Álvarez-Buylla no oculta su pasión por la ciudad que lo vio nacer, en el año 1931, en una vivienda cercana a donde reside, en la calle Cabo Noval. Ahora, un grupo de ciudadanos ha querido que ese cariño que le sea devuelto y han iniciado una campaña en redes sociales para que una de las calles de Oviedo reciba el nombre de este ilustre ovetense.
«Me da rubor, yo no merezco nada», admite Jaime Álvarez-Buylla, para quien ese sentimiento por la ciudad le viene de herencia. «Siempre digo que era la ciudad de mis padres, ellos la querían mucho y lo que ellos querían también es mío», relata este gran conversador a quien más que de sí mismo, le gusta hablar de quienes conoció en su dilatada vida profesional y personal. De todos y cada uno de ellos recuerda un momento, una vivencia compartida. Y para todos tiene buenas palabras.
Por eso, el hecho de dedicar una calle a Jaime Álvarez-Buylla tiene algo especial. Porque quien atesora recuerdos merece ser recordado, formar parte de la memoria colectiva de una ciudad de la que apenas se separó, excepto cuando se trasladó a Valladolid a estudiar Medicina. «Al principio con tristeza», reconoce. Atrás dejaba su infancia y juventud en Oviedo. Sus estudios primarios en el Loyola con el maestro «don Casimiro, un hombre buenísimo, de paciencia enorme y un gran interés por nosotros», recuerda. De aquella época también aún tiene en mente «el cariño que Matutina, médico pediatra, desprendía hacia las personas; algo que no se puede definir, pero que daba una increíble sensación de bienestar». Y, cómo no, a su padrino Antonio Getino, fundador del sanatorio Getino. «Persona extraordinaria y un gran cirujano, muy querido», relata, mientras rememora el tiempo que pasaron juntos.
Quizá de ahí surgió su vocación por la Medicina. O «puede ser que sea algo que ya hubiese estado dentro...». El caso que es que siguiendo su vocación se trasladó a Valladolid, donde hizo un gran grupo de amigos con el que siguió reuniéndose, cada mes de junio, tras acabar la carrera. Uno de ellos fue Félix Rodríguez de la Fuente, quien «era entretenidísimo, te introducía dentro de la materia de la que hablaba». Más tarde, le invitaría a Oviedo a pronunciar una conferencia sobre el salmón. «Al despedirnos en la estación me dijo '¡ay, Buyllita, tenemos que vernos más!', y me regaló un bastón, como un callao, que aún guardo». Meses más tarde, Rodríguez de la Fuente falleció.
Más reciente está la pérdida de Jaime Martínez. «Me emociono», admite. «Era fantástico, un hombre de una calidad personal insustituible». Amigos desde que eran niños, compartían su pasión por la música, a la que Álvarez-Buylla siempre estuvo vinculado. «Estudié solfeo con las hijas de Lorenzo Abruñedo, el primero que cantó 'Un baile de máscaras' en Moscú y también ovetense», subraya, como Ángel Muñiz Toca, director del conservatorio donde estudió piano y quien «hizo mucho por Oviedo».
Y es que «si quieres a la ciudad y a las personas se pueden hacer muchas cosas», asegura. Y él hizo mucho por Oviedo. Desde el punto de vista profesional, con su trabajo al frente del centro de rehabilitación o con su iniciativa para traer a la ciudad la primera unidad móvil de donantes de sangre de Asturias. También en el ámbito cultural, como presidente desde 1999 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, una entidad que en 2007 recibió la Medalla de Plata de Asturias.
También fue miembro de la Tertulia de los puritanos, un grupo de aficionados a la ópera y que reconocía la labor de quienes más habían trabajado en beneficio del género operístico con el diploma Personaje de la temporada. «El primero se lo dimos a Severo Ocho», recuerda, con quien pasó muchas tardes conversando en el salón de casa y donde el Nobel tenía sillón propio. Ahora, la persona que en su momento pidió una calle para el escritor Juan Antonio Cabezas, porque «considero escandaloso que el primer biógrafo de Clarín no la tenga en Oviedo», se sitúa al otro lado. Y es la ciudadanía quien pide lo mismo para él.

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