domingo, 26 de marzo de 2017

El Nano brilla, pero ...se retira!

“Teníamos una oportunidad, pero ojalá funcione la siguiente vez”. Sebastian Vettel dejó un mensaje premonitorio en el Gran Premio de Australia de 2016. Un error estratégico le quitó la victoria, pero no perdía la esperanza de volver a ganar. 365 días después, el destino le ha devuelto al germano el baño de gloria con Ferrari que llevaba sin disfrutar desde el 2015. Y lo ha hecho con una victoria inteligente y trabajada en Albert Park, donde ha vencido a Lewis Hamilton tanto en ritmo de carrera como en la guerra psicológica. Así es la nuevaFórmula 1. Bienvenidos.
Hamilton mantuvo el liderato en la salida, pero nunca pudo escaparse al nivel de otros años. Vettel le ejercía presión a una distancia aproximada de 2 segundos, suficiente para inquietar al británico y acabar desbancándole de lo más alto. La estrategia de Ferrari fue la guinda definitiva: Hamilton entró en tráfico con Verstappen tras su primera parada, y Vettel alargó lo suficiente para salir por delante de ambos. El resto lo hizo el SF70-H, que ha demostrado los buenos credenciales de los test invernales. Puede no ser campeón a final de año, pero hoy ha sido el primer coche que desbanca a Mercedes de la victoria en circunstancias normales desde 2014. Casi nada.
El podio lo cerraba Valtteri Bottas en una actuación excelente, casi al nivel de Hamilton. Le intimidó con un ritmo constante a final de carrera y se ganó los aplausos de sus ingenieros. “Gran trabajo, Valtteri”, le decían por radio, un mensaje que suena escueto si atendemos la constancia en sus vueltas. Así como Bottas aguantaba el ritmo de Hamilton, Räikkönen ofreció la imagen contraria, muy lejos de Vettel y apenas más rápido que el Red Bull de Verstappen. El holandés alargó casi 30 vueltas su stint con los ultrablandos para intentar ganar al Ferrari con una parada, pero ni su talento maquilló los problemas del RB13, desdibujado todo el fin de semana.

"La mejor carrera de mi vida"

Tampoco pudo ocultar la realidad Fernando Alonso. Beneficiado por los abandonos ajenos, llegó a rodar más de la mitad de la carrera en 10º posición. Conseguir un punto era una utopía en Melbourne, pero sólo una rotura de suspensión a falta de cinco vueltas le ha impedido conseguir la gesta. Hasta entonces, mantenía a raya el Force India de Esteban Ocon y el Renault de Nico Hülkenberg, todos ellos más rápidos en recta, pero sin opciones de ganar hueco en las curvas. "La mejor carrera de mi vida", definía al bajarse del coche. Talento en su máxima expresión, sin posibilidad de brillar. Otro día de la marmota. ¿El último en Australia?
Carlos Sainz salvó la actuación española con la octava posición, aunque no salió satisfecho del coche. Mantuvo ese mismo lugar en la salida, rodó con buen ritmo e intimidó a Sergio Pérez en las últimas vueltas, sin margen de recuperar terreno en las rectas. La potencia del motor Renault es aún insuficiente para soñar con grandes resultados, y una cuestionable estrategia de Toro Rosso ha teñido la carrera de gris marengo. Carlos, a una parada, fue obligado a dejar pasar a Daniil Kvyat por llevar distintas estrategias y recuperó posteriormente el octavo puesto. No tuvo incidencia en su resultado, pero Toro Rosso mostró cierta inconsistencia en su planteamiento.
Kvyat y Ocon, noveno y décimo, cerraron la zona de puntos en un Gran Premio con siete abandonos. Entre ellos, destacan las averías mecánicas de Daniel Ricciardo, en una actuación aciaga ante su público nacional. Salió con dos vueltas de retraso por un problema detectado antes de la salida, y una vez en pista, aguantó 27 vueltas hasta parar su monoplaza. Kevin Magnussen, Lance Stroll, Marcus Ericsson, Jolyon Palmer y Romain Grosjean completaron la lista de retirados, mientras que Stoffel Vandoorne confirmó los problemas de McLaren con el último puesto de todos los clasificados. Por detrás, incluso, del Sauber de Antonio Giovinazzi. Ahonda la crisis.

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