domingo, 29 de octubre de 2017

El Dilema del Barça....

Viabilidad económicaEsta fue la palabra que Josep María Bartomeumencionó en varias ocasiones en la reciente Asamblea General Ordinaria de socios compromisarios del Fútbol Club Barcelona, que aprobó un presupuesto de 897 millones de millones para la temporada en curso. Una cifra tan histórica como la declaración unilateral de independencia (DUI) aprobada por el Parlamento de Cataluña sobre la que la entidad deportiva se ha pronunciado en varias ocasiones, provocando el enfado de los catalanistas que consideraban que el club no se mojaba lo suficiente y de los millones de seguidores azulgranas del resto de España por la posición de la institución a favor del referéndum.
Al margen de las tendencias personales, cuando Bartomeu habló de viabilidad se refería a que el FC Barcelona no podría sobrevivir con la dimensión actual si formase parte de la república catalana y no pudiese jugar las competiciones oficiales, como la Liga española y la Champions League. El presidente, el mismo que permitió pancartas gigantescas en los primeros partidos de la temporada con lemas como ‘Welcome to Catalonian Republic” o ‘Sí’ poco antes del 1-O, es consciente de que la institución deportiva sufrirá lo mismo que Cataluña: una huída masiva de empresas. En este caso, una fuga masiva de estrellas, empezando por Leo Messi, ‘La Caixa’ del Barça.
Lo sabe porque hace unas semanas los responsables financieros del club se reunieron con los representantes de los bancos -Santander, Bankia, CaixaBank y Sabadell- a los que adeuda 247 millones de euros. Una cantidad que crecerá de forma significativa los próximos años por el gasto del nuevo Camp Nou, la remodelación del templo culé presupuestada en 630 millones.Enrique Tombás, tesorero del FC Barcelona, les explicó que necesitaría 100 millones para costear la obra, la mitad de lo previsto inicialmente porque la entidad contaba con una oferta de 300 millones de euros para bautizar el estadio, 100 millones más de lo estimado en un principio. El resto provendría de la explotación comercial.
Una buena noticia si no fuera porque la propuesta para poner el apellido al Camp Nou (levantado en 1957) es de una multinacional americana del mundo de la tecnología que no tiene nada que ver con Grifols, fabricante de plasma sanguíneo, con nulo atractivo comercial. Aunque Tombás, un experto en la compraventa de empresas, no identificó por confidencialidad el nombre de la compañía -Amazon ha estado entre las candidatas-, sí adelantó a la banca que el acuerdo estaba casi cerrado y que sería sometido a la aprobación de los socios en el primer trimestre de 2018.
El Barça dejaría de ingresar los 149 millones de la venta de derechos de televisión y los cerca de 60 millones que percibió por la pasada Champions
Pero, según aseguran fuentes próximas a las conversaciones, la alianza con la multinacional estadounidense incluye como punto esencial que el Barça participe en competiciones oficiales que tengan millones de seguidores garantizados, ya sea por asistencia al estadio o por televisión. Porque de los 897 millones de ingresos que el club espera obtener, un 25% de la facturación procede de la explotación del Camp Nou, otro 25% de los derechos de televisión y un 37% del marketing (venta de camisetas y del nombre del equipo).
Si la independencia de Cataluña tuviera efectos legales, el Barça dejaría de jugar de inmediato la liga española, amén de la Champions. Por tanto, dejaría de ingresar los 149 millones procedentes de la venta de los derechos de televisión y los cerca de 60 millones que percibió la temporada pasada por la Champions. En consecuencia, no podría hacer frente al pago de los salarios de sus iconos futbolísticos, cuyos sueldos suman en total 588 millones. Solo el nuevo contrato bruto de Messi -aún sin rubricar pese a que en dos meses se convierte en un jugador libre- ronda los 60 millones, casi el 10% de la masa salarial.

La banca y las garantías

Fuentes financieras muestran su preocupación por el impacto de la crisis política catalana en el FC Barcelona, que podría perder ese gran contrato de 300 millones por los ‘naming rights’ y, por tanto, necesitar de más apoyo financiero bancario. Pero la banca necesita garantías -habitualmente los ingresos por televisión- de que podrá cobrar a tiempo, para lo cual le urge saber dónde jugará el club los próximos años. Si no hay televisión, no hay financiación. El llamado Espai Barça o nuevo Camp Nou está pensado, al igual que el nuevo Santiago Bernabéu del Real Madrid, para conseguir una mayor explotación comercial con la venta de los espacios a empresas.
'Estelades' en el Camp Nou en el pasado encuentro entre el FC Barcelona y el Málaga el 21 de octubre. (Reuters)
'Estelades' en el Camp Nou en el pasado encuentro entre el FC Barcelona y el Málaga el 21 de octubre. (Reuters)
La institución, que pasó verdaderas dificultades en la última etapa de Joan Laporta, ha enderezado sus cuentas con beneficios recurrentes y ha incluso repagado la deuda de forma anticipada gracias a los 149 millones que cobra de la televisión. Una cantidad que podría incrementarse para el próximo ciclo si Javier Tebas, jefe de la Liga de Fútbol Profesional, consigue que algún operador pague los 2.200 millones (ahora son 1.600 millones) que pide por el próximo trienio 2018-2021. Un Tebas que ya ha anunciado que el Barça no jugará la liga española si Cataluña se independiza.
Por todo ello, Bartomeu, que en el último partido de Champions y el último de la Euroliga de baloncesto prohibió la entrada de pancartas en favor de laliberación de los ‘Jordis’ a los que, por contra, defendió ante los socios, insistió en la asamblea de compromisarios que "nunca pondremos en riesgo la viabilidad del club ni su presencia en las competiciones, con la ilusión de ganarlas todas”. El mandatario, criticado por su presunta tibieza con los independistas y con los españolistas, añadió que “la intención del club es continuar jugando la Liga, participación a día de hoy totalmente garantizada. La viabilidad de la Liga y el Barça pasa en gran parte con continuar con nuestro vínculo". Una relación que a día de hoy la ley no permite fuera de España, pese a sus esfuerzos por fomentar el "diálogo, respeto y deporte" en lugar de bendecir la república como hacía en los primeros partidos del campeonato.

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