viernes, 19 de enero de 2018

Pepe Alvarez al habla...

El pasado mes de octubre, cuando las movilizaciones paralizaban Cataluña, los expertos alertaron de que se avecinaba un gran impacto económico que podría terminar en recesión. Nada de eso ocurrió, en su lugar se convocaron nuevas elecciones y las empresas empiezan el año con un optimismo renovado. Sin embargo, esta calma no debe confundirse con normalidad, ya que la situación no ha vuelto a ser la misma desde el referéndum del primero de octubre. El desafío político y social llegó tan lejos que las empresas, los inversores y los consumidores tardarán en olvidarlo.
Para Pepe Álvarez, secretario general de UGT, el deterioro de la economía catalana acaba de empezar. “Las verdaderas consecuencias económicas para Cataluña todavía no han llegado”, advierte. La caída del turismo, el frenazo de la inversión, la ralentización del empleo… Todos estos indicadores amenazan la economía de la región y solo se dejarán sentir en el tiempo.
La inercia económica hasta el otoño era tan fuerte que el simple tirón de la economía ha permitido minimizar el impacto de la incertidumbre política y social, señala Álvarez. Sin embargo, si los diferentes indicadores empiezan a dañarse, al final los ciudadanos de Cataluña terminarán sintiéndolo, en forma de menores salarios reales, menos empleo, etc. A día de hoy, parece muy complicado que Cataluña aspire a crecer a tasas del 0,9% en los próximos años, algo que sí conseguía hasta el verano.
El deterioro económico dependerá de cuánto tiempo se mantenga la confrontación entre los dos bloques opuestos que se han creado en Cataluña. Álvarez confía en que al final los dos polos busquen una solución intermedia y se pueda volver a coser la sociedad catalana. “Cuando la sociedad se dé cuenta de que los dos bloques no tienen solución, alguien buscará una solución”, explica Álvarez.
La polarización de la sociedad catalana ha terminado con las posiciones intermedias. “Me parece un drama que el catalanismo haya desaparecido”, lamenta el secretario general de UGT. El sentimiento regionalista sirvió para unir fuerzas y hacer de Cataluña una de las regiones más prósperas de España. Ese sentimiento moderado ha derivado en dos posiciones contrapuestas que fragmentan la sociedad y dificultan el crecimiento económico de la región.
No vamos a renunciar a nuestra posición transversal, sería la peor noticia para los trabajadores de Cataluña y los de España
UGT tampoco pudo escapar de la brecha social tras el referéndum del 1-O y sufrió la baja de algunos de sus militantes. Sin embargo, la organización fue capaz de soportar las presiones internas y mantener una posición neutral que pudiese aglutinar a todos los trabajadores. “No vamos a renunciar a nuestra posición transversal, sería la peor noticia tanto para los trabajadores de Cataluña como para los de España”, explica Álvarez.
En su opinión, el sindicato ha conseguido mantenerse al margen de las consideraciones políticas, lo que es más necesario que nunca. Álvarez considera que es importante que las organizaciones de la sociedad civil sean quienes se encarguen de coser la brecha que crearon los partidos políticos. UGT es un sindicato, no hace política ni pide centralidad o independencia, sino que trabaja por los derechos de los trabajadores. Esta es la posición del secretario general y la que se mantiene a día de hoy en la organización.

Un salario mínimo de 1.000 euros

Los próximos meses serán fundamentales para UGT. Los agentes sociales se han puesto de plazo hasta marzo para alcanzar un acuerdo en la negociación colectiva para determinar la subida salarial y el resto de cuestiones laborales del país. Después del fracaso de las negociaciones en 2017, las reuniones de 2018 han adquirido una importancia capital. No solo está en juego la subida salarial, sino que los agentes sociales también se juegan su credibilidad. Si no son capaces de alcanzar un acuerdo tampoco este año, ¿qué sentido tiene que sigan controlando la negociación colectiva?
UGT fue el primero en lanzar una propuesta revolucionaria y que puede poner en serios aprietos la negociación: un salario mínimo por convenio de 1.000 euros. Álvarez defiende la medida, que se ha convertido en la prioridad del sindicato, porque servirá para ayudar a todos los sectores en los que UGT tiene menor presencia y que ofrecen unas condiciones más precarias a los asalariados. Este es un problema que sufre el sector servicios, ya que se caracteriza por tener un tejido productivo muy atomizado, con pequeñas empresas en las que no hay fuerza sindical. Es precisamente en este sector en el que quiere volcarse UGT este año.
Los peores salarios coinciden con los convenios en los que el sindicato tiene menos poder porque tenemos menos afiliación
“Coincide con los convenios en los que el sindicato tiene menos poder porque tenemos menos afiliación y menos delegados”, explica Álvarez. UGT se encuentra con la dificultad para ejercer presión en estos sectores y empresas, por eso quiere que se fije el salario mínimo de 1.000 euros en todos los convenios y así “llegar a todos ellos”. En su opinión, tiene que ser el “eslabón para tirar de todos estos oficios”.
Esta propuesta de UGT supondría un gran esfuerzo para las empresas que emplean a trabajadores menos productivos, lo que supone una exigencia muy fuerte para ellas. La propuesta no ha sentado bien en la CEOE, que la entiende como “fuera de lugar” después de que los agentes sociales hayan pactado con el Gobierno elevar el salario mínimo interprofesional hasta los 850 euros en 2020.
Álvarez considera que la demanda de 1.000 euros es solo el punto de partida de la negociación y que adoptará una “posición razonable” para favorecer un acuerdo en la negociación colectiva. “Estamos abiertos a negociar y la patronal es consciente”, explica el secretario general de UGT, “y estamos dispuestos a hablar de muchos temas, desde el absentismo hasta la igualdad salarial, la conciliación o las modalidades de contratación”. UGT y CCOO están ultimando una propuesta conjunta que enviarán a la patronal para dar el pistoletazo de salida a las negociaciones la próxima semana.

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