lunes, 19 de febrero de 2018

Revolución digital....



Las compañías avanzan en la optimización de sus procesos y el diseño de nuevas fórmulas de interacción con el cliente. Los grandes retos pendientes continúan siendo la transformación de la cultura corporativa y de los modelos de negocio.
La transformación digital va tomando forma en las empresas españolas. Un estudio de Fujitsu afirma que el 50% de las grandes y medianas corporaciones nacionales ya está viendo resultados en sus proyectos de digitalización, y otro alto porcentaje los implementará de forma inmediata. La mayoría de estos proyectos abordan la mejora de la relación con el cliente, a través de la apertura de nuevos canales, la apuesta por nuevas fórmulas de márketing y el análisis de datos que optimice la labor comercial, así como la búsqueda de mayores eficiencias operativas.
Menos avanzadas están las organizaciones españolas en lo que respecta a la transformación de su cultura corporativa y la redefinición de su modelo de negocio. No es un proceso sencillo. El 36% de las firmas encuestadas por Fujitsu afirma haber cancelado su proyecto de transformación digital en los dos últimos años, con un coste cercano al medio millón de euros.

PASO A PASO

La mayoría de empresas arranca una variedad de pequeñas iniciativas de índole digital, inicialmente desconectadas de la estrategia corporativa y del resto de la organización. En muchas ocasiones, los proyectos son llevados a cabo por un pequeño equipo independiente, y la mayor parte de los escollos que encuentran tienen que ver con la atribución del presupuesto y con la adopción de las innovaciones por parte de las demás unidades de negocio. Con el paso del tiempo, un plan estratégico digital ejerce de orientación y de apoyo, dotando a algunas de las iniciativas de un recorrido en el tiempo. El apoyo de la alta dirección también resulta fundamental en la supervivencia de las iniciativas más innovadoras.
Para tener éxito en su aventura digital, una organización debe tener en cuenta no sólo el plano tecnológico sino, fundamentalmente, los necesarios cambios cultural y organizativo. El primero es el más complejo de todos, pues exige modificar sustancialmentela estructura organizativa, creando una pirámide más plana y equipos multidisciplinares, que combinen perfiles técnicos y creativos, séniors y Millennials. Se trata de crear un entorno donde se fomente que los empleados propongan ideas de mejora y donde se incentive la colaboración interdepartamental. La adopción de herramientas tecnológicas de colaboración puede ayudar a romper el hielo, pero será necesario el compromiso de toda la organización para hacer realidad ese cambiocultural.

ESPAÑA VS. UNIÓN EUROPEA

Si nos comparamos con los países de nuestro entorno, el ritmo de reconversión digital de las empresas españolas es relativamente bajo. Según la última edición del Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (Desi, por sus siglas en inglés) que publica la Comisión Europea, España se sitúa ligeramente por encima de la media comunitaria en digitalización. Para ser exactos, se sitúa en el puesto 14 de entre los 28 países que conforman la Unión Europea. Bruselas reconoce el fuerte despliegue de redes rápidas de banda ancha en nuestro país y el desarrollo de la e-administración, pero subraya el retraso en la formación digital de las empresas españolas, en especial de las pymes.

Las 8 claves de una transformación exitosa

  1. Apoyo de la alta dirección. Sin el apoyo expreso de la alta dirección resulta casi imposible sacar adelante los presupuestos y cambios organizativos que exige la revolución digital. En algunas organizaciones como Damm, el equipo de transformación digital cuenta además con un presupuesto propio que le otorga cierta independencia.
  2. Cultura abierta a nuevas ideas. Otro aspecto crítico para fomentar la generación de nuevas ideas es la creación de una cultura corporativa que no penalice el fracaso y que favorezca el intraemprendimiento. Ferrovial, por ejemplo, cuenta con un concurso de ideas; los ganadores participan en el desarrollo de su propuesta.
  3. Definición de una estrategia digital. Contar con unos objetivos de negocio claros que sirvan de marco de referencia es clave para asegurar que se seleccionan las iniciativas digitales idóneas, comprobar su evolución y garantizar que tengan una continuidad en el tiempo. La estrategia digital debe estar supeditada a la estrategia corporativa.
  4. Innovación abierta a terceros. Integrar a terceros en los procesos de innovación -ya sean clientes, 'partners', investigadores o 'start up'- puede ayudar a generar proyectos con mejor encaje en el mercado. Telefónica, por ejemplo, sólo invierte en 'start up' cuyas soluciones puedan ser implementadas por sus unidades de negocio.
  5. Plantilla multigeneracional. La diversidad en una organización contribuye a su enriquecimiento. Ésta empieza por la creación de equipos multigeneracionales, donde los veteranos trabajen codo con codo con los 'Millennials'. También surge mucho valor de la combinación de perfiles técnicos y creativos.
  6. Metodologías ágiles. En una organización ágil, como la que INGha implantado en su sede holandesa, pequeños equipos creados 'ad hoc' despliegan muy rápidamente distintos proyectos piloto. La desaparición de los silos y la mayor rotación interna contribuyen asimismo a la creatividad y la flexibilidad.
  7. Herramientas tecnológicas. La transformación digital exige la construcción de una arquitectura tecnológica ágil, sobre la que se puedan ir desplegando distintas aplicaciones. La familiaridad de la plantilla con las nuevas herramientas tecnológicas también ayuda. En Vodafone, los empleados realizan sus gestiones desde una 'app'.
  8. Nuevos modelos de negocio. Todos los modelos de negocio deben redefinirse pensando en los usos sociales. En el sector asegurador, por ejemplo, la venta de pólizas evolucionará con el tiempo hacia modelos de pago por uso y pago por riesgo, posibles gracias al análisis de los datos de los clientes.

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