miércoles, 10 de enero de 2018

Rato, cazado....

¡No mienta, 

señor

 Rato!

Rodrigo Rato, en la Comisión de investigación de la crisis financiera.
Rodrigo Rato, en la Comisión de investigación de la crisis financiera. EFE
Aquella mañana del 14 de abril de 2015, nadie, ni los políticos amigos, los conocidos e incluso los enemigos, se atrevieron a blasfemia alguna contra Rodrigo Rato. Los compañeros de las radios buscaban el corte de todo político ‘viviente’ por los pasillos del Congreso de los Diputados ante la información desvelada por Vozpópuli: ‘El Sepblac investiga si Rato cometió blanqueo de capitales tras acogerse a la amnistía fiscal’. Pero nadie tiró piedra alguna. Y pocos fueron los que dudaron del ex de tantas grandes instituciones en el mundo económico. La mayoría se parapetó en esa frontera de los interrogantes hacia el mensajero (en este caso un servidor) para no querer creerse la mayor pica en la caída del mito del milagro económico español. “Si se confirma que es cierto, pues…” fue la coletilla más escuchada aquella mañana en el Congreso. La pleitesía hacia Rato, pese a su salida por la puerta de atrás de Bankia o el escándalo mayúsculo de las tarjetas Black, mantenía su mácula en aquella Cámara por las que tantos días se había paseado como vicepresidente económico del Gobierno de José María Aznar.
Durante muchas horas, hasta bien entrada la tarde, ningún medio logró confirmar la exclusiva de Vozpópuli. Aquellos a los que este martes acusó Rato de armar un complot contra su persona, en definitiva, a su gente del PP y del Gobierno, sorteaban ese 14 de abril de 2015 las preguntas sobre la presencia del ex gerente del Fondo Monetario Internacional en la lista de 705 contribuyentes que estaban siendo investigados por Hacienda. Todos temían decir un sí ante la magnitud del personaje. Incluso algún miembro del Gobierno, así como destacados dirigentes del PP, preguntaron durante ese día a distintos profesionales de este periódico sobre la veracidad de la exclusiva. Pese a lo que Rato quiso mostrar este martes en su comparecencia en el Congreso, no existió boicot por parte de los suyos. Ni tampoco una orden interna en el PP para derribar a Rodrigo Rato. Reitero, la pleitesía era máxima en aquellos tiempos hacia el ex presidente de Bankia. Pleitesía por parte de muchos que meses después, tras la detención en su vivienda, comenzaron a referirse a Rato como el “proscrito”. Así es el cambio de chaqueta ante el ángel caído.
Para la desilusión del señor Rato, aquella noticia no se forjó en ninguna reunión con el ministro Luis de Guindos una semana antes de su publicación. La acusación cuadra perfectamente con el hilo argumental de su comparecencia de este martes en el Congreso. Guindos como muñidor de una caza de brujas contra Rato. Guindos como el pérfido personaje del descenso a los infiernos del ex director general del FMI. Pero, repito, para su desilusión, no fue así. ¡No mienta, señor Rato!... o cambie de fuentes. Cierto es que meses después de aquella exclusiva sí mantuve, junto a otros cuatro periodistas, una reunión con el ministro de Economía en donde cada uno de los presentes –salvo quien suscribe- hizo sus propias cábalas sobre la procedencia de esta información. Quinielas que también se hicieron en el Gobierno de Mariano Rajoy en los días posteriores a la publicación de la investigación del Sepblac a Rato.
Aquella información fue el resultado de una investigación periodística sobre Rodrigo Rato de la que 'Vozpópuli' ya había mostrado alguna que otra píldora previa"
Aquella información fue el resultado de una investigación periodística sobre Rodrigo Rato de la que Vozpópuli ya había mostrado alguna que otra píldora previa. El 21 de octubre de 2014, este medio publicó que no sólo existieron tarjetas opacas durante la presidencia de Rato en Caja Madrid y Bankia. El ex director gerente del FMI se convirtió, en marzo de 2010, en asesor internacional de Akbank, el gran competidor de BBVA en el mercado bancario turco. Este fichaje, mantenido en secreto para la entidad y el Banco de España, vulneraba las incompatibilidades recogidas en la Ley de Cajas de 2003. La pertenencia de Rato al consejo asesor internacional del Akbank también vulneraba el reglamento de conducta interna de los consejeros de Bankia, reflejado en el informe de retribuciones de 2012.
Unos meses antes, el 3 de julio de 2014, Vozpópuli desvelaba que el exministro de Economía estableció una sociedad de comercio internacional, con sede en Wembley (Inglaterra), pero con claras conexiones con dos paraísos fiscales, según consta en la documentación a la que tuvo acceso este medio. Poco más de un año después de ser imputado por el caso Bankia, Rato inscribió en la Companies House (registro mercantil de Reino Unido) la sociedad Lilac Trading Limited. Para gestionar esta operación, el economista contrató a Finsbury Trust&Corporate Services Limited, una empresa de servicios fiduciarios de Gibraltar, una de las geografías opacas fiscalmente, que se dedica a la formalización para terceros de sociedades de inversión e inmobiliarias.
Exclusivas sobre Rato que continuaron después de que se destapara la investigación del Sepblac. Un simple ejemplo. El 19 de agosto de 2015, este medio destapó que Rato cedió en exclusiva la publicidad de Bankia a dos empresas (Zenith Media y Publicis Comunicaciones España) a cambio de una comisión de 834.000 euros.

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