lunes, 2 de abril de 2018

Dejadez imperdonable....

La iglesia de La Cadellada, en ruina

Una vista general de la capilla de La Cadellada. / FOTOS: ALEX PIÑA
Una vista general de la capilla de La Cadellada. / FOTOS: ALEX PIÑA

Tiene las ventanas rotas, el tejado está lleno de maleza y la pintura de la fachada caída | La administración regional aún no ha encargado el proyecto para arreglar la capilla pese al avance evidente de su deterioro

ROSALÍA AGUDÍN OVIEDO.
El tiempo pasa y el deterioro de la iglesia de La Cadellada avanza a pasos agigantados. La entrada está llena de escombros, hay ventanas rotas por las que entran la lluvia y los pájaros, el tejado está lleno de maleza -tantas hierbas hay que el diputado regional Pedro de Rueda comparó la situación con un jardín botánico- y parte de la pintura de la fachada está caída.
Mientras, las consejerías de Sanidad, la de Cultura y el Ayuntamiento no se ponen de acuerdo para rehabilitar la capilla y salvar el conjunto de pinturas murales de Paulino Vicente sobre 'La última cena'. Tanto el Partido Popular como la asociación vecinal de la zona denuncian que no se sabe cómo pueder haber afectado el mal estado del edificio a esta obra. El acceso a la capilla lleva varios meses cerrado al público, a pesar de que en varias ocasiones los populares han pedido acceder al recinto para evaluar estos daños.
Los planes anunciados son que este año se encargará el proyecto de rehabilitación del edificio, tal y como aseguró el alcalde ante el Pleno de la Corporación. Sin embargo, la realidad es bien distinta. En el proyecto presupuestario que el gobierno regional presentó para 2018, no había ni un euro para el proyecto. Dio igual, las cuentas no fueron aprobadas y ahora, en prórroga presupuestaria, tampoco se esperan recursos para el contrato.
La iglesia de La Cadellada es también la puerta de acceso al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Por el camino contiguo transitan cada día los pacientes y familiares de los enfermos y además decenas de vehículos pasan por su vera. La mayoría no sabe de las fantásticas pinturas de su interior, casi ninguno del incierto futuro que le espera.

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