domingo, 20 de noviembre de 2016

España vá bién....y Asturias aún mejor!


REDACCIÓN 20/11/2016 05:00
La economía asturiana crece a buen ritmo pero todavía habrá que esperar para recuperar los niveles de riqueza previos a la crisis. Miguel Cardoso, economista jefe en España de BBVA Research, analiza las fortalezas y debilidades de Asturias y la repercusión que pueden afectar situaciones como el Brexit o la victoria de Trump en el Principado. En su opinión, todos los esfuerzos de las administraciones públicas deberían ir encaminados a reducir la elevada tasa de paro.
-Asturias crece y lo hace a un ritmo fuerte, sin embargo, esa recuperación no tiene el efecto deseado en la creación de empleo. ¿A qué se debe?
-En el mercado laboral prevemos un cambio de tendencia, que cada vez se cree más empleo. Es cierto que los datos de afiliación no han sido muy positivos pero los de la EPA sí que dan un crecimiento, sobre todo durante los últimos trimestres. Esperamos que esto se consolide, pero hay que tener en cuenta que uno de los factores diferenciales de Asturias es que uno de los sectores que ha sustituido la creación de empleo intensivo es el turismo, que sustituye al de la vivienda, y esto en Asturias, aunque ha tenido un crecimiento importante, no tiene el peso que en otras comunidades autónomas. Cuando uno ve las diferencias en el empleo y el PIB con el resto, este es uno de los factores que lo explica. También en cuanto a las exportaciones de bienes, que es uno de los factores que más ha servido para contener la caída, y en Asturias básicamente el sector ha sido muy volátil. Mientras que en España las exportaciones están un 25% por encima de 2012, en Asturias apenas un 5%. Todo esto explica un menor crecimiento del empleo.
-¿Cuándo se recuperarán los niveles de riqueza previos a la crisis?
-En España ya se recuperaría el nivel de PIB de antes de crisis el año que viene. En Asturias, dado que la caída ha sido más fuerte y la recuperación ha sido menos intensa, todavía a finales de 2017 el PIB estaría un 5% por debajo de su nivel precrisis. Ese es también el caso del empleo, donde el ajuste ha sido todavía más importante. A pesar de este entorno de recuperación, vemos que incluso después de 4 años de crecimiento no será suficiente para recuperar los niveles de empleo, PIB y tasa de paro que se tenían antes de la crisis.
-¿Qué medidas deben tomarse para impulsar la creación de empleo?
-El principal problema de las familias es el desempleo, por lo que todas las políticas públicas deberían estar enfocadas a tratar de impulsar la creación de empleo y reducir la tasa de paro. El Gobierno autonómico tiene las políticas activas, las de formación de los parados. Es indispensable mejorar la eficiencia del uso de los recursos de este tipo de políticas tratando de que los cursos que reciben las personas en el paro les proporcionen la formación adecuada para encontrar empleo. Esto requiere un trabajo previo de identificación de los tipos de empleo que se crean y mucha colaboración con el sector privado. Además, hay que dar toda esta información a los parados para que sepan qué decisiones tomar sobre la formación a la que acceder. Hay que mejorar la eficiencia pero también aumentar las partidas. Tenemos una tasa de paro de tres veces el promedio de la UE y gastamos más o menos lo mismo en formar a los parados en términos de PIB. Deberíamos gastar 3 veces más.
-También defienden la necesidad de adoptar medidas que favorezcan la competencia.
-Hay otra política que es poco percibida como creadora de empleo, que es mejorar la competencia y reducir los márgenes en algunos sectores clave para la economía española y asturiana. No podemos querer que se cree empleo al mismo tiempo que se protege a pequeños comercios o profesiones. Cuando uno regula y protege crea oligopolios o monopolios y esto restringe la cantidad producida y la cantidad de empleo. Tenemos que tener una regulación que promueva una mayor competencia.
-Las regiones del noroeste crecen por debajo de la media. ¿Corre el riesgo Asturias de desengancharse de la recuperación?
-Creemos que parte de ese mayor crecimiento en las comunidades autónomas del este de la península está dado por factores que se corregirán los próximos años. Por ejemplo, el turismo. Muchas de estas autonomías han tenido que reducir más el gasto y ahora viven un efecto rebote. Han aplicado ajustes en el sector inmobiliario más potentes y en este sentido también la caída fue más intensa. En Asturias el problema es el sector exportador, y eso nos preocupa a medio-largo plazo en términos de la velocidad de la recuperación. Pero es cierto que si estas economías van sufriendo una reversión de flujo de turistas, o pueden tener una mayor exposición a los tipos de interés porque están más endeudadas, esto les afectará más y menos a Asturias. En cuanto se produzca una reversión de estos factores temporales, cambiará la situación.
-¿Cuáles son los puntos fuertes de la economía regional?
-Una menor exposición a los desequilibrios de la economía española. Un menor exceso inmobiliario, menor exposición al ladrillo y, por tanto, una menor sensibilidad al impacto del aumento de tipos. Esas son las fortalezas hacia futuro.
-¿Cómo afecta el Brexit a Asturias?
-Nuestra estimación es que el impacto negativo en el crecimiento de 2017, ocasionado por la menor demanda de bienes y servicios, sea de 4 décimas del PIB. Es una cifra relativamente moderada porque la exposición a la demanda británica no es mucha, aunque hay sectores con una mayor exposición y, por lo tanto, más afectados.
-¿Y la victoria de Trump en Estados Unidos?
-Es algo todavía muy reciente. Ha creado mucha incertidumbre pero no sabemos las políticas que van a implementarse. A corto plazo, si vemos un aumento del déficit público puede tener efecto sobre las expectativas de inflación y, en consecuencia, sobre tipos de interés. Nuestra previsión, dada la diferencia entre Europa y América, es que es poco probable ver aumentos de tipos de interés en Europa. En Estados Unidos tienen un paro del 4%, vienen de una recuperación prolongada y, por tanto, están en una situación diferente. Aquí estamos en un entorno de baja inflación y recuperación no débil pero tampoco fuerte y paro elevado. En lo único que puede afectar directamente es en el impulso del tratado comercial, pero eso afecta a medio-largo.
-¿En qué medida afecta la incertidumbre política, tanto a nivel nacional como regional, en el crecimiento del Principado?
La incertidumbre ha restado crecimiento. Este nivel de fragmentación en los parlamentos regionales y nacionales introduce dudas sobre las políticas de los próximo años. Pero es una incertidumbre moderada. La fragmentación sirve para impulsar la formación de consensos y para pactar reformas y esto permite que el coste político se asuma entre varias formaciones y que haya una mayor permanencia en el tiempo. En todo caso, en Asturias se refleja un aumento de la incertidumbre. En España, eso se ha trasladado en dejar de crecer un punto más en 2016 y 2017. Este aumento de incertidumbre nos habría costado unos 350.000 puestos de trabajo entre 2016-2017. 
-Hasta el momento la clase trabajadora es la que más ha sufrido las consecuencias de la crisis. ¿Volverán a recuperar los trabajadores los derechos perdidos o ya no hay marcha atrás?
-La tasa de paro es excesivamente alta y se espera que siga al 18% para el próximo año. La reducción es muy lenta, un punto porcentual por año, y deberíamos aspirar, por lo menos, a dos puntos al año. El problema es que cada vez aumenta más el número de parados de larga duración y cada vez es más difícil conseguirles un empleo. La gente se descapitaliza, pierde formación, y esto va haciendo más dramática la situación.
-Bruselas exige a España un nuevo recorte de unos 5.500 millones. ¿Todavía queda de dónde recortar?
-Realmente a Bruselas le interesa que recortemos el déficit, pero nos debería interesar a todos. Es una deuda con el resto del mundo que no debería verse como una imposición sino como una política de la que estar convencidos. El nivel de endeudamiento ha permitido que la recesión sea menos intensa de lo que podía haber sido, pero tenemos que avanzar hacia un entorno para reducir el endeudamiento porque si no vamos a ser dependientes de los mercados de financiación. El problema de España es el endeudamiento con el extranjero. Cuando el BCE deje de comprar deuda pública tendremos que financiar ese déficit con el de otros países y ellos no nos van a prestar si no están seguros de que lo podemos devolver . No hay mejor política social que tener un espacio para incrementar el déficit en tiempos de recesión o la de limitar el pago por intereses.
-La otra opción es aumentar la recaudación. ¿Debe España crear nuevos impuestos o modificar los existentes?
-Yo hablaba de la necesidad de reducir el déficit. Cómo se haga es una decisión política que debe tomarse teniendo en cuenta lo que decidan los españoles. Si perciben que el gasto publico es eficiente y que reciben un servicio adecuado a los impuestos que pagan o si prefieren tener unos servicios de mayor calidad hay que pagar más. Entonces habrá que subir impuestos. Si por el contrario se perciben ineficiencias y creen que se puede reducir el gasto, se debe avanzar en ese sentido. Esa es una decisión que debe tomar la sociedad en su conjunto. Sea como sea, el objetivo debe ser reducir el endeudamiento.
-Sobre la mesa está una nueva reforma del sistema de pensiones. ¿Pasa la solución por cubrir parte de esas pensiones con impuestos?
-El sistema en estos momentos tiene la reforma en vigor que hace que sea sostenible. Hay un desequilibrio cíclico que por definición tiene que financiarse por menor ahorro, esto significa que se toma de la hucha para financiar el déficit de las pensiones. Como después en los próximos años podemos tener superávit. El problema es a medio-largo plazo. Con las previsiones demográficas actuales, estaremos en mas situaciones de déficit que en equilibrio. El déficit será estructural en el sector. En segundo lugar, esto provocará que la reforma vaya haciendo que el gasto en pensiones aumente por debajo del salario medio. Esto es que las pensiones subirán pero no al ritmo del salario medio y esto hará que el sistema deje de ser de los que mejor tratan a los pensionistas, por ejemplo, la tasa de reemplazo (la pensión sobre el último salario medio de cotización) es del 80-85% aproximadamente y la media europea es del 60%. En estos momentos, lo que garantiza esa reforma es que en ausencia de que se generen más recursos tendremos una tasa de reemplazo más similar a la que existe en otros países. Esta referencia es solo eso, una referencia. La sociedad española puede decir que no quiere esta situación, que quiere mantenerlo como ahora, y entonces vamos a necesitar encontrar más recursos y decidir si queremos mantener esa tasa de reemplazo. Si se quiere eso, nos va a llevar a elevar la carga impositiva sobre las generaciones presentes. Veremos qué tanto se va a cargar a subir impuestos y qué tanto reduciendo esa tasa de reemplazo.

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