martes, 23 de febrero de 2010

Siempre dependió.....

España depende de los inversores extranjeros

@Jesús Sánchez-Quiñones - 23/02/2010 06:00h

La actual crisis económica no es exclusiva de España sino que afecta a toda la economía mundial. Un factor común a casi todas las economías desarrolladas ha sido el elevado aumento del apalancamiento (o endeudamiento) durante la última década.



En el caso español, tomando datos de 2008, el endeudamiento del Estado se mantenía en niveles bajos (47% del PIB) comparado con otros países industrializados (Japón 188%, Francia 73%, Italia 101%, Alemania 69%). No obstante, el apalancamiento del conjunto de la economía, incluyendo deudas de entidades financieras, familias, y empresas no financieras, alcanzaba el 343% del PIB, frente a EE.UU. 290%, Francia 308% o Italia 298%.



En el periodo 2000–2008, el incremento del total de la deuda de la economía española fue de 150 puntos porcentuales del PIB, pasando de 193% a 343% del PIB. Las familias duplicaron su endeudamiento, desde el 45% al 85% del PIB, fundamentalmente centrado en el sector inmobiliario. De esta forma, el nivel de deuda sobre los ingresos de las familias también se ha duplicado, siendo mucho más sensibles ahora a las oscilaciones de los tipos de interés. Gran parte de la deuda de las familias se ha contratado con entidades financieras. Éstas, a su vez, han aumentado su endeudamiento desde el 11% al 75% del PIB, acudiendo de forma masiva a los mercados internacionales.



En el caso de Japón, su nivel de endeudamiento total alcanzaba en 2008 el 450%, muy por encima del nivel español, pero el aumento entre 2000 y 2008 apenas fue de 19 puntos porcentuales. Una de las grandes diferencias entre Japón y España, entre otras, radica en la nacionalidad de los tenedores de la deuda de cada país. En el caso de Japón, el 93% del total de su deuda está en manos de ahorradores japoneses, mientras que apenas el 7% corresponde a inversores foráneos. Por el contrario, el 71% de la deuda de la economía española la poseen inversores extranjeros, mientras que apenas el 29% de la deuda está en manos de españoles.



El fuerte crecimiento de la economía española en la última década ha estado financiado principalmente por ahorro externo (inversores extranjeros). Así lo refleja el persistente déficit por cuenta corriente de nuestra economía, que en 2008 era el segundo más elevado del mundo tras el de EEUU, alcanzando el 10% del PIB. En 2009, el déficit de financiación de economía española, medido por el déficit por cuenta corriente, se ha reducido hasta el 4,6% del PIB. En otras palabras, la economía española no genera suficiente ahorro interno para financiar la economía, de tal forma que inversores extranjeros han tenido que prestar a España (Estado, familias, empresas y entidades financieras) en 2009 una cantidad equivalente al 4,6% del PIB.



Si los inversores y acreedores internacionales dejaran de confiar en España y no siguieran financiando nuestro déficit por cuenta corriente, el efecto inmediato sería una reducción brusca del PIB. Nuestra economía no tendría financiación suficiente. Una parte significativa de dicha financiación externa la conseguían los bancos en los mercados internacionales. Si la cuantía de su financiación internacional disminuye y el ahorro interno no es suficiente para compensar la caída de financiación externa, la resultante será menos crédito para empresas y familias.



Guste o no, para mantener el nivel actual de nuestra economía necesitamos la financiación proporcionada por inversores extranjeros a través de los mercados. No sólo han de comprar la deuda pública, sino también han de financiar al resto de la economía. Si queremos que nos sigan financiando cuidémosles.

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