MADRID.- Mariano Rajoy no los conocía cuando llegaron y, aunque le han apagado cientos de fuegos en el partido, no han visto reconocido su trabajo con ningún ministerio. Los vicesecretarios del PP sonaron en las quinielas previas a la formación del Gobierno, especialmente el titular de Comunicación, Pablo Casado. Pero tanto él como sus homólogos en Estudios y Programas, Andrea Levy, y Sectorial, Javier Maroto, han sido castigados por el presidente.

Los tres son los nuevos 'cachorros' de la formación. Los tres salieron de Nuevas Generaciones y permanecieron en un segundo plano dentro del partido hasta que alguien -que no Rajoy- les aupó para que formaran parte del lavado de cara que el PP realizó a medidados de 2015. Son los jóvenes que llegaron para salvar la imagen del partido y darle un toque de la "regeneración" que se le exigía dentro y fuera de sus filas.

Pero pronto se volvieron rebeldes y se mostraron críticos con la vieja gestión comunicativa del partido. Ellos, que llegaron para suplir todas las carencias de los conservadores en tertulias, radios y televisiones, enseguida se vieron superados por la situación.

Eran ellos quienes tenían que dar la cara una y otra vez por cada caso de corrupción. Mientras, su jefa, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, desaparecía de la escena pública -ruedas de prensa de los lunes tras los Comités de Dirección, incluidas- y la portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se limitaba a decir los viernes desde Moncloa que el Ejecutivo respeta las decisiones judiciales y no se mete en las cosas del partido.

Los también llamados 'millenials' protestaron y hasta mostraron públicamente su firme convicción de que debía imponerse mano dura en el PP frente a la corrupción. "Sea quien sea y caiga quien caiga", decían. Eso les costó el tirón de orejas. Aunque muchos les veían premiados, se han quedado fuera del nuevo gabinete. 
Cospedal ha descartado dejar la Secretaría General del PP pese a ser ministra, pero Maillo todavía podría sustituirla como número dos en el próximo Congreso, previsto para febrero
El cuarto vicesecretario nuevo, Fernando Martínez Maillo (Organización) -el quinto es Javier Arenas, al frente del área territorial-, se encuentra en una situación diferente. Él sí conocía a Rajoy cuando fue nombrado -el presidente acudió a su boda en 2011- y, aunque ha hecho frente a crisis como la de Barberá, lo ha hecho desde una actitud más conservadora: tirando de argumentario. 
No obstante, pese a su lealtad a la tradición de partido, tampoco ha obtenido el ascenso que esperaba. Se daba por hecho que, una vez ascendida Cospedal a ministra de Defensa, ésta abandonaría el puesto número dos del partido para dejarlo en manos de Maillo. Pero según ella misma se encargó de desmentir durante su toma de posesión de la cartera, ese escenario aún no está abierto.

No obstante, todavía puede haber sorpresas en el Congreso del PP que, según fuentes de la formación, está previsto que se celebre como muy tarde en febrero de 2017. De haber renovación, también podría suponer la vuelta de otro ministrable, Alfonso Alonso -ahora ocupado en reconstruir el partido en Euskadi-, a Génova.

Otros de los decepcionados, a tenor de las quinielas previas, serían el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando; el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón; y el propio jefe de gabinete de Mariano Rajoy, su mano derecha Jorge Moragas. Aunque en este caso no se trata de ningún castigo, sino de la imperiosa necesidad del presidente de seguir contando con el 'poli malo' de la Cámara baja, en el primer caso, y sus fieles enlaces entre Gobierno y partido, en los dos segundos.