La dirección facilitada en el registro del ministerio es la actual sede estatal de Podemos, situada en Princesa 2, y como portavoz de Unidos Podemos figura Pablo Manuel Fernández Alarcón, abogado a sueldo de la formación en el área legal. Fernández, próximo al sector pablista, pertenece asimismo a la comisión de garantías del partido, que preside su cónyuge Gloria Elizo, diputada y vicepresidenta en la Mesa del Congreso. El registro del nuevo partido se efectuó el pasado 29 de septiembre, y más allá del secretismo que ha rodeado a esta operación, es una declaración de intenciones sobre la hoja de ruta del secretario general de cara al próximo congreso estatal de Podemos, el denominado Vistalegre 2, que se celebrará a principios de 2017.
El nuevo partido busca convertirse en un bloque donde se integren todas las fuerzas del cambio, con mayor igualdad y dejando atrás sus identidades
El sector oficialista, en alianza con los anticapitalistas, defiende ir un paso más allá en la política de alianzas para construir un "bloque histórico". Una apuesta por la unidad popular que pasa por superar la mera alianza electoral para escalar hacia una relación más orgánica, dando cabida en las estructuras del partido a la nueva Izquierda Unida de Alberto Garzón, al resto de fuerzas del cambio y a movimientos sociales. Es decir, apuntalar orgánicamente la coalición electoral y parlamentaria Unidos Podemos, dejando atrás incluso la marca con la que nació la formación morada hace casi tres años.
La dicotomía entre más Unidos Podemos o más Podemos a secas centró una parte de los debates que enfrentaron a pablistas y errejonistas en los procesos de primarias internas celebrados en Madrid y en Andalucía. El sector errejonista, que ha salido debilitado por su derrota en ambas batallas autonómicas, apuesta en cambio por mantener las estructuras propias del partido, escuchando las demandas de los movimientos sociales y otras formaciones aliadas, pero sin integrarlas en el día a día de la organización. Más aún, varios de los dirigentes de este sector han cuestionado abiertamente la relación con Izquierda Unida por su marcado discurso izquierdista, contrario a la transversalidad que propugnan.
En Andalucía, el coordinador regional de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, ya trasladó a su homóloga en Podemos, Teresa Rodríguez, tras conocerse los resultados de las primarias, la necesidad de acelerar el proceso hacia la creación de un bloque único y preparar elecciones. Para Maíllo, esto no significa que IU vaya a ser “fagocitada” por Podemos, sino que, dejando atrás el debate sobre las identidades, supondría avanzar de forma definitiva hacia un bloque de izquierdas, porque por separado son “un partido indispensable pero no suficiente” para hacer frente a un PSOE que va camino de cumplir los 40 años en el Gobierno andaluz.
Los afines al número dos del partido fueron quienes más resistencia presentaron a la alianza con IU en las pasadas elecciones, al entender que no sumaba, e incluso achacaron la pérdida de votos a la confluencia. A día de hoy, prefieren marcar las diferencias con la formación liderada por Alberto Garzón y acotar sus nexos a la mera actividad parlamentaria, reconociéndose como "un matrimonio de conveniencia". Todo lo contrario a lo que pretende Pablo Iglesias, quien, con la colaboración del secretario de Organización, Pablo Echenique, sacó adelante la alianza electoral Unidos Podemos tras un empeño personal que posteriormente fue ratificado mediante consulta telemática por la gran mayoría de los inscritos.
IU aprieta a Podemos en Andalucía para avanzar más rápido en la confluencia
El nuevo sujeto político por el que apuestan los sectores pablista y anticapitalista tiende hacia una estructura más 'movimentística', basada en la idea de dejar de ser un partido tradicional, centralizado y jerárquico, para parecerse más a un movimiento-partido. Dos cuestiones en torno a las que girará el debate congresual de Vistalegre. La primera de ellas, la descentralización, es un proceso que ya se ha puesto en marcha en varias comunidades.
La voluntad de federalizar la organización es un reto compartido por todos los sectores del partido y que el propio Errejón ha definido como una "tarea fundamental". El secretario de Organización, por su parte, también ha manifestado su intención de mantener encuentros con todas las ejecutivas autonómicas para debatir sobre la implantación de este modelo organizativo, similar al de IU. Según el dirigente aragonés, existe un amplio consenso en la organización respecto a la necesidad de avanzar hacia un modelo de partido más descentralizado, “del mismo modo que se está de acuerdo en que tenemos que reconocer en nuestro ordenamiento jurídico la realidad plurinacional de España”.
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