sábado, 29 de diciembre de 2012

Mucho Lehman....


Los diez personajes más influyentes del año

Cristina Vallejo

Casi todos son políticos, pero también los hay técnicos y humanistas
Acaba un ejercicio muy, muy político, por lo que los principales protagonistas, los que han movido el mercado han sido, principalmente, profesionales de la política. Pero también los técnicos. Y los tecnócratas. No tenemos que dejar de lado tampoco a los estudiosos, los académicos. O a los que analizan la realidad desde una perspectiva económica, pero sin dejar de lado las consecuencias sociales de las decisiones económicas.
Alexis Tsipras. Ya casi no nos acordamos de él, pero este joven y carismático político nos tuvo en vilo entre mayo y junio. Es el líder de Syriza, una coalición griega de partidos de izquierda y estuvo a punto de ganar las elecciones helenas. Quizá lo único que evitó su victoria fue la fuerte propaganda en su contra que se desplegó por toda Europa. Su eventual triunfo se convirtió en sinónimo de ruptura del euro, aunque su formación política no lo llevara en su programa electoral. Pero sí cuestionaba el pago de toda la deuda y, también, las condiciones impuestas por la troika a cambio del rescate. Al final, ganaron los conservadores de Nueva Democracia, que ahora gobiernan con los socialdemócratas del PASOK.
Mario Monti. Los griegos se quitaron pronto a su particular tecnócrata, Lukas Papadimos. Gobernó entre el 11 de noviembre de 2011 y el 16 de mayo de 2012. Los italianos han aguantado bastante más con Mario Monti: desde el 16 de noviembre de 2011 hasta ahora mismo. Ha dimitido, pero las elecciones no tendrán lugar hasta finales del invierno. Si no hubiera decidido dejar su cargo, hubiera durado hasta el mes de abril. Si un eventual triunfo de Alexis Tsipras hubiera sido un desastre, dicen, la marcha de Mario Monti puede desembocar en algo parecido. De ahí que los mandatarios europeos estén pidiéndole que, de alguna manera, vuelva a convertirse en el salvador de la patria italiana.
Silvio Berlusconi. Il Cavaliere ha saltado de nuevo a la palestra después de ser defenestrado, creíamos que para siempre, para colocar al tecnócrata Mario Monti en su puesto. Su partido, con la retirada de su apoyo al Gobierno italiano, ha precipitado la convocatoria electoral. No sólo eso. Berlusconi, él mismo, se presenta a las elecciones. Quizás, para seguir esquivando a la justicia. O, quizás, porque puede verse con posibilidades de ganar. Y es lo segundo lo que más miedo da. Porque ya ha sacado el fantasma de la salida del euro como mejor modo de acabar con los problemas de Italia.
Ben Bernanke y Charles Evans. No nos decidimos y hemos concluido que lo más justo es incluir a los dos. Ben Bernanke es de sobra conocido: preside la Reserva Federal norteamericana y se ha asegurado el puesto gracias al triunfo de Barack Obama en las elecciones del 6 de noviembre frente a Mitt Romney. Charles Evans preside la Reserva Federal de Chicago. Evans es el más heterodoxo del banco central americano y, al final, ha conseguido imponer su criterio. Él es el cerebro de la última medida de la Fed: ligar la permanencia de los estímulos monetarios a la bajada de la tasa de paro hasta el 6,5% desde el 7,7% actual. Las inyecciones de liquidez realizadas por la Reserva Federal han funcionado. O, al menos, así lo parece, a la vista del crecimiento económico que, a diferencia de la eurozona, muestra la primera economía del mundo.
Mario Draghi. Lleva poco más de un año en el cargo y ya no nos acordamos de su predecesor, Jean-Claude Trichet. Mario Draghi no es un heterodoxo como Ben Bernanke, pero tampoco es tan halcón como Trichet. Es un pragmático y le debemos reconocer su valentía. Se ha enfrentado al Bundesbank y a la propia Angela Merkel. Y gracias a ese enfrentamiento, que vio la luz a finales del mes de julio, cuando presentó su programa de apoyo a los países que necesitaran ayuda, las Bolsas han subido y, lo que es más importante: se ha evitado el desastre. Aunque, claro, Draghi no es demasiado dadivoso y su ayuda, siempre insiste en ello, está sometida a condiciones muy duras para los países "beneficiarios".
François Hollande. El Partido Socialista Francés ganó las elecciones, pero no por ello se ha aflojado en la austeridad impuesta a los países del sur de Europa. Hollande representa, precisamente, la frustración y la decepción de quienes aspiraban a que la prioridad de Europa pasara a ser el crecimiento y no las medidas de ajuste para reducir el déficit. Ésa fue su promesa. Pero se ha sentido muy solo o apoyado sólo por líderes débiles, como Mariano Rajoy, o tecnócratas a sueldo de Bruselas, como Mario Monti. Además, los problemas de su país, también acosado por las agencias de calificación crediticia, le han quitado el tiempo que podía haberle dedicado a presionar en la Unión Europea.
Angela Merkel. Ha vuelto a imponer su ley en toda Europa. No sólo porque la austeridad sigue mandando en Europa, sino porque la unión bancaria se ha configurado de acuerdo con sus intereses. Y puede que en 2013 Merkel se endurezca todavía más, porque en septiembre se enfrenta a las urnas. Querrá ganar y, para ello, seguro que cree que se tiene que mostrar aún más inflexible con sus socios empobrecidos por las deudas.
Shinzo Abe, el nuevo primer ministro japonés. No es nuevo en la política: ya fue primer ministro en la década pasada. Tampoco su partido, el Liberal Demócrata, que ha gobernado casi siempre desde los años 50. Pero parece completamente renovado. O, al menos, así lo hace pensar su contundente discurso a favor del crecimiento económico, de la inflación, de las medidas de estímulo monetario para lograr la depreciación del yen y, así, dinamizar las exportaciones. Por el momento, su discurso ha calado en los mercados: el Nikkei está subiendo y su divisa se está depreciando.
Joseph Stiglitz. Podíamos haber escogido a Paul Krugman, porque ha acertado en que la recuperación económica dibujaría una W. No ha ocurrido en todo el mundo (aún), pero sí en la zona euro. Y si finalmente Estados Unidos cae en el abismo fiscal, también la primera economía del mundo estaría condenada. Pero nos hemos quedado con Joseph Stiglitz porque este año ha publicado "El precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita". En él habla, sobre todo, de EE.UU., pero con pasajes en los que los europeos cada vez nos vemos más reflejados. Como éste: "Nada más ilustra gráficamente lo que ha ocurrido que la situación de los que hoy tienen veinte años. En vez de empezar una nueva vida, cargada de entusiasmo y esperanza, muchos de ellos tienen que afrontar un mundo de ansiedad y temor (...) Si tienen la suerte de conseguir un empleo, sus salarios serán decepcionantes, a menudo tan bajos que tendrán que seguir viviendo con sus padres". O como éste: "Al mismo tiempo que los progenitores de cincuenta y tantos años se preocupan por sus hijos, también están preocupados por su propio futuro. ¿Acabarán perdiendo su vivienda? ¿Se verán obligados a jubilarse anticipadamente? ¿Conseguirán salir del paso con sus ahorros, enormemente reducidos por culpa de la Gran Recesión?".
Luis de Guindos. ha sido el personaje del año 2012 en España. Especialmente, por los decretos que diseñó para cubrir las previsibles pérdidas de la banca con provisiones multimillonarias. Y por ejecutar el mandato europeo para que se hiciera realidad el rescate de la banca con dinero europeo: los informes de Oliver Wyman y Roland Berger, los test de resistencia, el banco malo...

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