Este elevado porcentaje de empleados accionistas es una rara avis en la banca española, y se explica por varios factores. En primer lugar, la plantilla del Popular es la más veterana de la banca española, y los trabajadores que llevan más años han invertido en acciones en algún momento de su vida. En segundo, están los empleados del antiguo Pastor, que también eran masivamente accionistas del banco gallego y pasaron a serlo del Popular con la fusión. En tercero, en las dos últimas ampliaciones de capital (2012 y 2016), ha comprado el grueso de los empleados no tan veteranos. Y, por último, detrás de estas compras está un compromiso con los valores y la forma de hacer banca que tradicionalmente ha representado la entidad, lo que ellos llaman "el ADN Popular".
Serias minusvalías
Manuel invirtió 10.000 euros en la ampliación de 2012 y acudió a la de 2016 pagando con la venta de derechos (lo que se conoce como 'operación blanca') sin poner más dinero. Hoy, sus acciones valen unos 1.600 euros. Obviamente, la casuística es enorme y también hay quienes vendieron sus acciones poco después de aquella operación y ganaron dinero; pero los que las mantienen sufrirán pérdidas de esa magnitud si venden ahora.Juan (también nombre ficticio), exdirector regional con más de 30 años de experiencia y prejubilado, asegura que "lo que ha sentado fatal a los empleados es que algún miembro del comité de dirección vendiese lo que invirtió en la primera ampliación cuando la acción estaba por encima de 5 euros. Sin embargo, los empleados aguantamos porque, si llegamos a vender como él nos habrían mirado con malos ojos, y por eso estamos como estamos".
Más agresiva todavía se muestra María, empleada de una sucursal desde hace 10 años: "Nos hemos dejado la piel para conseguir cumplir los objetivos de colocación de acciones de la ampliación entre los clientes, y ahora tenemos que dar la cara delante de ellos porque pierden hasta la camisa... y encima nosotros perdemos lo mismo que ellos. No sabemos cómo defendernos delante de los clientes que son accionistas, con el enfado que tienen. Reducen su operativa, no compran ningún producto o se van a otro banco". Como informó El Confidencial, de los 2.500 millones de la ampliación, 950 se colocaron en la red de oficinas.
Quejas por las condiciones del ERE
"Además, en vez de agradecerte estos esfuerzos, el banco va y te echa a la calle, y por si fuera poco con condiciones bastante peores que las ofrecidas en otras entidades", añade. La queja de María es generalizada, porque el Popular ha sido un banco de salarios contenidos, algo que, por otra parte, le había permitido ser históricamente la entidad más eficiente de España hasta el estallido de su crisis actual. Si se parte de un salario más bajo y se aplican unas condiciones inferiores a las ofrecidas por otras entidades, el resultado es que los 2.600 despedidos van a irse a la calle con unas compensaciones que consideran bastante escuetas."Los empleados nos hemos dejado la piel por colocar la ampliación y ahora damos la cara ante los clientes. En vez de agradecérnoslo, ahora nos echan en el ERE"
En concreto, las prejubilaciones pagan entre el 65% y el 75% del salario bruto —en función de la edad— que cobrarán hasta los 63 años, cuando accederán a los dos años de prestación por desempleo, como es habitual en estos casos, para jubilarse definitivamente a los 65. El banco ha endulzado la propuesta con una prima de 3.000 euros para los que se apunten voluntariamente. En cuanto a las bajas incentivadas, los afectados recibirán 35 días y 500 euros por año trabajado, pero con topes de entre 24 mensualidades y 110.000 euros, también en función de la edad. Aquí también se aplican primas de voluntariedad que van desde 3.500 hasta 25.000 euros según la antigüedad del trabajador. Gracias a estas condiciones, el banco ha anunciado que conseguirá un ahorro de 200 millones anuales, cuando inicialmente estimaba 175.
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